Hoy traigo al blog la historia de
una de esas mujeres, que consiguieron la fama haciéndose pasar por lo que no
eran. Al igual que le ocurrió a la famosa bailarina y espía Mata Hari.
Su madre fue Elizabeth Oliver,
que pertenecía a la aristocracia local, mientras que su padre fue el alférez
inglés Edward Gilbert.
Parece ser que la pareja se
conoció en 1818, cuando el militar llegó con su regimiento hasta esa ciudad. Se
casaron casi dos años después.
En 1823, su padre consiguió ir
destinado a la India, donde podría cobrar mucho más y ascender con mayor rapidez
en su carrera militar. Por ello, su esposa y su hija se trasladaron con él.
Desgraciadamente, Edward, murió a
los pocos meses de su llegada a la India a causa de una epidemia de cólera.
Parece ser que la niña nunca se
llevó muy bien con su padrastro, así que la pareja decidió enviarla a un
internado en Escocia, donde tampoco le fue muy bien.
Posteriormente, la enviaron a un
internado dirigido por una hermana de su padrastro y, por último, a otra escuela
para gente acomodada. En todas ellas dio muestras de su carácter rebelde e
indisciplinado.
En 1837, se fugó con otro
oficial, el cual también fue destinado a la India. El matrimonio sólo duró 5
años y no tuvieron hijos.
La verdad es que su historia
coincide en muchos puntos con la de Mata Hari. Con la diferencia de que ésta se
casó con un oficial holandés, al que destinaron a la isla de Java (Indonesia).
Supongo que su pelo moreno y su
belleza le ayudarían a triunfar en varios países. Hay quien dice que muchos de
los irlandeses de pelo moreno, son descendientes de los marinos y soldados
españoles, que venían con la Armada Invencible y que naufragaron en aquellas costas.
Por lo visto, Lola debutó en París.
Aunque no alcanzó el éxito, sí que consiguió hacer muy buenas amistades. Como
Franz Liszt, Alejandro Dumas (padre), George Sand, etc.
En 1846, se trasladó a Múnich,
donde estaba la corte del reino de Baviera. No olvidemos que todavía no se
había producido la unificación de Alemania.
Parece ser que su amante, el
barón de Maltzahn, la presentó al rey Luis I de Baviera y éste quedó prendado
de ella.
Curiosamente, Lola había pedido
esa audiencia con el monarca bávaro para reclamar justicia, porque un
empresario teatral se había negado a pagarle lo estipulado en el contrato.
Así que se convirtió en la amante
del rey y, no sólo eso, sino que, en muchas ocasiones, le dijo cómo tenía que
gobernar.
Se dice que eso la hizo muy
impopular entre los bávaros, pero yo creo que no es del todo cierto. Parece ser
que el rey había estado gobernando como un monarca absoluto, de acuerdo con la
nobleza.
Sin embargo, ella le condujo hacia el liberalismo, con lo cual le
enemistó con los nobles y el clero, especialmente con los jesuitas, que tenían mucho poder en ese país.Para colmo, el monarca se empeñó
y consiguió darle un título nobiliario a Lola. Concretamente, el de condesa de Landsfeld,
que le regaló con motivo de sus cumpleaños, junto con una buena pensión, un palacete
a su nombre en el centro de Múnich y el otorgamiento de la nacionalidad bávara.
Parece ser que esto provocó una
crisis, que dio lugar a la dimisión de todo el Gobierno del Reino de Baviera. Por
lo visto, hasta el mismo Papa Pío IX también le criticó su actitud.
Incluso, tras una serie de protestas
estudiantiles, Lola convenció al rey para que clausurara las clases en la Universidad
de Múnich.
Sin embargo, el estallido de las
revoluciones liberales en casi toda Europa, dio lugar a que el monarca abdicase
en 1848, sucediéndole su hijo mayor, Maximiliano II.
Lola consiguió huir a tiempo y
llegó a Suiza, donde esperó, en vano, la llegada del rey. Sin embargo, éste se
exilió en Francia y ya no se movió de ese país hasta su muerte, ocurrida en
1868.
Sin embargo, ella, que sólo tenía
27 años, se trasladó a Londres. Allí conoció a un joven oficial de Caballería
con el que se casó. Por lo visto, también era un rico heredero.
Parece ser que no se había
anulado el anterior matrimonio de Lola. Así que, tras haber sido denunciada por
bigamia, la pareja se trasladó a Francia y luego a España. Posteriormente,
regresaron a Gran Bretaña, donde él murió en 1856.
Supongo que no querría tener más
problemas en Europa, así que decidió trasladarse a USA. Ese era lo que hoy
llamaríamos un país emergente.
Debutó, con mucho éxito, como actriz
de comedia en varios teatros de la costa este para luego dirigirse a San
Francisco. Allí se casó con un periodista local, pero el matrimonio sólo duró
dos años.
Por lo visto, su erótica Danza de
la araña, en la que se iba quitando un velo tras otro, llamó mucho la atención.
Se dice que muchos políticos y empresarios aplazaron sus reuniones para ir a verla.
Por el contrario, las familias más conservadoras dejaron de asistir a los
teatros.
Se dice que, en cierta ocasión,
Lola se presentó en la oficina de un periodista local, que había criticado una
de sus representaciones y le atacó con un látigo. Se ve que era una mujer de
armas tomar.
En mayo de 1856 decidió regresar
a San Francisco. Por algún motivo desconocido, su representante cayó por la
borda del barco y nunca más se supo de él.
Desafortunadamente, no tuvo la
misma suerte, cuando reapareció en los teatros de San Francisco. Así que se
marchó a la costa este.
Parece ser que él también fue muy
amigo de Edgar Allan Poe. Incluso, escribió varios poemas con el mismo estilo
de este famoso escritor.
Así que Burr la animó a dar
conferencias a las mujeres, tanto en América como en el Reino Unido. Incluso,
en 1858, publicó un libro titulado “Las artes de la belleza”, donde daba
consejos a las mujeres de USA.
Desgraciadamente, a partir de
1860, empezó a sentirse mal. No me ha quedado muy claro cuál era la enfermedad que
padecía. En unos sitios dice que fue una embolia, que le paralizó el lado izquierdo
de su cuerpo. Mientras que en otros se dice que padecía sífilis.
Lo cierto es que unos amigos le
pagaron un apartamento en el centro de Nueva York. Allí se estuvo reponiendo.
En las Navidades de 1860 parecía encontrarse mejor y se fue a dar
un paseo por el centro de esa ciudad, que siempre le había gustado mucho.Ya sabemos que esa ciudad tiene
unos inviernos muy fríos. Supongo que se resfriaría y, cuando regresó a su
apartamento, la mujer que la atendía comprobó que tenía mucha fiebre.
La cosa se fue complicando con
una neumonía y, lamentablemente, a mediados de enero de 1861, murió, cuando ni
siquiera había cumplido los 40 años. Aunque en su lápida figure la edad de 42 años.
Su antiguo amante, el rey Luis I,
que seguía exiliado en Francia, fue informado del hecho por una amiga de Lola,
que le envió una carta, donde le contaba la triste noticia.
Curiosamente, este monarca, que
tenía casi 40 años más que ella, murió 7 años después, en 1868.
Lola fue enterrada en un
cementerio de Brooklyn (Nueva York). Curiosamente, en su lápida figura su
nombre real, Eliza Gilbert.
Se han hecho varias películas
sobre su vida, como la titulada “Lola Montes” (1955), dirigida por Max Ophüls,
que tuvo mucho éxito.
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