ESCRIBANO MONACAL

ESCRIBANO MONACAL
UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

viernes, 24 de diciembre de 2021

EL ÁRBOL DE NAVIDAD

 

Como ya estamos en la época navideña, voy a hacer este artículo sobre uno de los objetos más comunes que, seguramente, tenemos ya todos en nuestras casas.

Evidentemente, me refiero al famoso árbol de Navidad, que puede ser un árbol real o hecho en plástico. Este último es el más utilizado, porque suele durar varios años.

Como todos estamos muy influidos por las películas que nos llegan desde USA, muy posiblemente, hayamos pensado que es una costumbre propia de los países anglosajones. ¡Nada más lejos de la realidad!

Empezaremos por hablar de la vida de un clérigo que tuvo mucho que ver en este tema. Me refiero a San Bonifacio de Maguncia.

Realmente, su nombre fue Winfrith o Wynfreth, según cada fuente. Nació alrededor del 672 en un pueblo llamado Crediton, situado en la zona de Devon, al suroeste de Inglaterra.

Parece ser que pertenecía a una rica familia. No obstante, algo le impulsó a ingresar en un monasterio benedictino.

En 716, cuando falleció el abad de su monasterio, fue propuesto para sustituirle. Sin embargo, él prefirió embarcar rumbo a Frisia, al norte de la actual Holanda, con el fin de ejercer de misionero en esas tierras.

Allí se reunió con un misionero llamado Willibrord, que llevaba algunos años intentando convertir al Cristianismo a los habitantes de esa zona y el sur de Alemania.

Sin embargo, parece ser que los misioneros eran vistos, por los
líderes germanos, como unos extranjeros enviados por el Sacro Imperio, con el que se hallaban en guerra, para debilitar la resistencia de esos pueblos.

Es posible que llevaran parte de razón, porque estos misioneros, entre los que se hallaba nuestro personaje, siempre gozaron de la protección de los reyes carolingios.

Por ello, viendo Bonifacio que no eran bien recibidos, tuvo que regresar a su monasterio del que fue elegido abad.

No obstante, en 718, parece ser que se lo pensó mejor y decidió volver para predicar entre los germanos.

Peregrinó hasta Roma, donde fue recibido por el propio Papa Gregorio II. Éste le nombró obispo y le encargó la misión de evangelizar a los pueblos germanos. Como lo hizo el día de San Bonifacio de Tarso, cambió su nombre por el de Bonifacio, en honor a ese mártir romano.

Como ya he dicho, también gozó de la protección de Carlos Martel, líder militar que fundó la dinastía carolingia. El mismo que derrotó y expulsó a los musulmanes de Francia, tras la batalla de Poitiers.

Por lo visto, este líder militar veía a la Iglesia como una institución muy importante para mantener unido el Imperio. De hecho, se ocupó, personalmente, de nombrar como obispos a gente en la que tenía plena confianza a pesar de que nadie le hubiera dado atribuciones para ello.

Lo cierto es que Bonifacio estuvo unos 12 años predicando el Evangelio y convirtiendo a los habitantes de los actuales Estados de Hesse, Turingia y Baviera. Así como fundando iglesias y conventos en esa zona.

Parece ser que, en 723, tuvo lugar una anécdota que se suele contar mucho de este santo y tiene relación con el título de este artículo.

Por lo visto, se enteró de que los habitantes de un pueblo llamado Geismar, situado en la Baja Sajonia, pretendían hacer un sacrificio humano, en la persona de un niño.

Según cuentan, esos germanos acostumbraban a hacer esos sacrificios bajo un árbol al que llamaban el “roble del trueno”.

Bonifacio llegó al lugar acompañado por un grupo de sus feligreses. Era la víspera de la Navidad y había mucha gente alrededor de ese árbol.

Afortunadamente, llegaron justo a tiempo de que se consumara ese infanticidio. Bonifacio se dirigió a los presentes y les dijo que su báculo “romperá el martillo del falso dios, Thor”.

Así fue, cuando el verdugo levantó su martillo de piedra para matar al niño, éste chocó con el báculo y se partió.

Aprovechó la ocasión para enseñarles que aquella noche se conmemoraba el nacimiento de Jesucristo, el cual era más poderoso que sus dioses Thor, Baldur, Odín o Freya.

Así que dijo que, desde ese momento, se habían acabado los sacrificios humanos y que iba a talar ese árbol tan sangriento.

Por lo visto, Bonifacio era un hombre muy corpulento y medía alrededor de 1,90m. Así que, según cuentan, tras darle el primer hachazo al árbol, comenzó una tempestad que lo arrancó con raíces y todo.

Más tarde, con la madera del mismo edificaron un altar en un oratorio dedicado a San Pedro en una localidad cercana a Geismar.

Tras haber sido derribado ese roble, San Bonifacio, vio más allá un pequeño abeto y dijo: “Este pequeño árbol. Este pequeño hijo del bosque, será su árbol esta noche. Esta es la madera de la paz. Es el signo de la vida sin fin, porque sus hojas siempre están verdes”.

“Miren cómo las puntas de sus hojas están dirigidas hacia el
Cielo. Hay que llamarlo el árbol del Niño Jesús. Reúnanse en torno a él. En sus casas y no el bosque. Allí no habrá actos sangrientos, sino regalos amorosos y ritos de bondad”.

Ese fue el comienzo de la tradición alemana de talar un abeto y llevarlo a casa para adornarlo durante la Navidad.

En el 754, cuando ya tenía 80 años, comenzó una nueva predicación entre los frisones. Él y los que lo acompañaban fueron sorprendidos por unos bandidos que los asesinaron. Así llegó a ser un mártir y el santo patrón de Alemania.

Hay que decir que, antes de su conversión al Cristianismo, los germanos estaban muy influidos por la mitología nórdica.

Creían en la existencia de un árbol, al que llamaban Yggdrasil, del que decían que sostenía al mundo. Parece ser que era un fresno, aunque en otros textos afirman que era un tejo.

La copa del árbol era la llamada Asgard, donde moraban los dioses y estaba gobernada por Odín. En el tronco estaba el llamado Midgard, que era donde vivían los hombres, los gigantes y los elfos. Por último, en las raíces está el mundo helado y el Helheimr, el mundo de los muertos.

Así que ya conocemos el origen de la tradición del árbol de Navidad. Ahora veremos cómo llegó a expandirse por todo el mundo.

Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha nació en 1819 en Baviera. Fue el segundo hijo de Ernesto III duque de Sajonia-Coburgo. Parece ser que muy pronto dominó el inglés al mismo nivel que su lengua materna, el alemán.

Como todos sabemos, los miembros de las casas reales europeas suelen estar emparentados. Así que la madre de la reina Victoria de Inglaterra era hermana del padre de Alberto y del rey Leopoldo I de Bélgica. Fue este último el que propuso a la madre de Victoria, que invitase a Ernesto III y sus dos hijos para que les hicieran una visita en Inglaterra. La visita tuvo lugar en mayo de 1836.

En 1837, con sólo 18 años, Victoria fue coronada como nueva reina del Reino Unido. Ya que el anterior monarca, que era su tío, había muerto sin descendencia.

Posteriormente, la pareja decidió casarse. La boda tuvo lugar en febrero de 1840 en la capilla real del palacio de Saint James, en Londres.

Hoy en día, después de las dos guerras mundiales, nos puede extrañar que hubiera una relación tan directa entre las casas reinantes en Inglaterra y algunos territorios de la actual Alemania. Sin embargo, es preciso recordar que siempre tuvieron una relación muy cercana.

En 1688, los británicos expulsaron de Gran Bretaña a su rey Jacobo II, acusándole de que quería restaurar el Catolicismo en ese reino. En su lugar colocaron en el trono a su hija María y a su esposo, Guillermo III, príncipe de Orange-Nassau.

A la muerte de estos, les sucedió la reina Ana, hermana de María y a ésta, Jorge I. Se trataba del duque de Hannover. Un territorio que, tras las guerras napoleónicas, fue convertido en reino. Por tanto, los reyes del Reino Unido fueron también reyes de Hannover hasta la llegada de la reina Victoria, la cual no pudo reinar, porque en ese territorio alemán estaba vigente la Ley Sálica.

Esa es la razón por la que los soberanos británicos proceden de Alemania y muchos de sus nobles tuvieron títulos alemanes hasta la I Guerra Mundial, en que el rey Jorge V ordenó que renunciasen a ellos.

Volviendo al tema de nuestro artículo, parece ser que los primeros que decoraron el Palacio Real británico con un árbol de Navidad fueron el rey Jorge III y su esposa Charlotte, que era de origen alemán. Curiosamente, esa es la reina que dicen que descendía de una mujer de raza negra.

Sin embargo, no fue hasta el reinado de la reina Victoria cuando se popularizó esa costumbre, que trajo su esposo Alberto de Sajonia-Coburgo.

Las familias aprovechaban las horas en que sus hijos dormían para colocar juguetes alrededor del árbol.

También los decoraban como el árbol que sostenía el mundo, siguiendo las costumbres germanas.

Por ello, le colocaban luces en sus ramas, simulando al Sol, la Luna y las estrellas. Además, ese abeto simbolizaba la vida, pues, aunque en invierno la mayoría de los árboles están sin hojas, los abetos siguen teniéndolas.

Por lo visto, la reina Victoria decía que aceptaba esas costumbres alemanas para hacer sentir a su esposo como “en su casa”.

De hecho, tras la muerte de su marido, la reina dijo: “Sin él, estas fiestas resultarán absolutamente distintas”.

Parece ser que la costumbre del árbol de Navidad se popularizó en el Reino Unido, porque la reina Victoria y su marido colocaron el suyo en uno de los salones a donde accedían los personajes de la Corte.

Como era costumbre imitar todo lo que hacían los monarcas, sus cortesanos colocaron también árboles de Navidad en sus casas.

Por otra parte, los monarcas acostumbraron montar árboles de Navidad en la calle para los niños que vivían cerca de su palacio de Windsor. Colgando en ellos infinidad de dulces y regalos.

A partir de 1845, varios periódicos británicos, solían comentar los detalles del árbol de Navidad, que habían instalado la reina Victoria y su marido en el palacio. Eso hizo que estos árboles se hicieran muy populares entre sus súbditos.

Evidentemente, la costumbre pasó a USA, un territorio donde la mayoría de sus colonizadores eran anglosajones y, posteriormente, desde ese país, fueron difundiendo esa costumbre por todo el mundo.

Para terminar, os deseo a todos ¡¡UNAS FELICES NAVIDADES Y UN FELIZ AÑO 2022!!

 

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domingo, 19 de diciembre de 2021

EL PLAN MORGENTHAU

 

Hoy voy a hablar de un plan, que me atrevería a calificar como diabólico, ideado por un político USA contra Alemania. Empezaremos por ver quién fue el tipo al que se le ocurrió este disparate.

Su nombre fue Henry Morgenthau jr. Nació en Nueva York, en 1891. En el seno de una rica familia de un empresario inmobiliario judío de origen alemán.

Estudió Arquitectura y Agricultura en la famosa Universidad de Cornell. Una de las más prestigiosas de USA.

Curiosamente, compró unan granja para explotación frutícola y tuvo como vecinos al futuro presidente Franklin D. Roosevelt y su esposa. Así que ahí fue cuando comenzaron a ser amigos.

Me parece que, si hubieran sido españoles no se hubieran hecho amigos, porque los españoles no suelen ser muy amigos de sus vecinos. Más bien, es al contrario.

Así que, en 1929, cuando Roosevelt fue elegido gobernador de Nueva York, fichó a nuestro personaje como presidente del Comité Asesor Agrícola de ese Estado.

En 1933, Roosevelt ganó las elecciones para presidente de los USA. Esta vez, se llevó a su amigo a presidir la Junta Federal de Agricultura. Un organismo que controlaba los precios agrícolas.

Posteriormente, en 1934, cuando el secretario del Tesoro dimitió, debido a problemas de salud, Roosevelt se acordó de nuestro personaje para adjudicarle ese importante Ministerio.

Como el país intentaba salir de la dura Crisis de 1929, el Gobierno mantuvo muy bajas las tasas de interés a fin de reactivar la economía. También, como ya veían en el horizonte la posibilidad de una nueva guerra, empezaron a rearmarse.

Parece ser que, como buen lacayo, obedeció a su presidente para encontrar algún resquicio en el pago de los impuestos de W. R. Hearst (el protagonista de Ciudadano Keane), ya que le habían llegado informes de que este empresario se proponía criticar e intentar destruir las reformas llevadas a cabo por el presidente.

También se dedicó a investigar la corrupción y el crimen organizado. Para ello, aprovechó las 5 agencias de investigación que había en el Tesoro. Evidentemente, eso no le gustó absolutamente nada al FBI.

Durante varios años, Roosevelt y Morgenthau, discutieron sobre temas presupuestarios. El primero quería, como fuera, aumentar el presupuesto, mientras que el segundo siempre fue partidario de no endeudarse demasiado.

Algunos le culpan de una nueva recesión, que tuvo lugar en 1937, por querer recortar excesivamente el gasto público.  

Él creía firmemente que el aumento del gasto no había hecho recuperar la economía, sino que había generado un mayor número de parados. Al aumentar también los impuestos. Sin embargo, también fue partidario de aumentar los impuestos a las grandes fortunas.

En 1943, apoyó los acuerdos tomados por el Congreso Judío Mundial, relativos a la evacuación de los judíos de Alemania y otros países. Por ello, el Gobierno USA creó la Junta de Refugiados de guerra, que también apoyó las iniciativas del famoso Raoul Wallenberg y, de esa manera, se calcula que consiguieron salvar la vida de unos 200.000 judíos.

Evidentemente, Morgenthau, también propuso que mataran a todos los nazis criminales de guerra que fueran capturados. Posteriormente, parece ser que se lo pensó más y ya fue partidario de hacerles un juicio previo, antes de ahorcarlos.

En 1944, propuso el Plan Morgenthau, al que me voy a referir, posteriormente, en este artículo. De momento, voy a terminar con su biografía para que tengamos una idea mejor de este personaje.

Ese mismo año, tuvo lugar la famosa Conferencia de Bretton Woods, donde se decidió el nuevo sistema de intercambio comercial entre países. También decidieron fundar el Fondo Monetario Internacional y el actual Banco Mundial.  

En 1945, comenzó a dejar de brillar su estrella. Tras el fallecimiento, en plena II Guerra Mundial, de su amigo, el presidente Franklin Delano Roosevelt, Harry S. Truman, que era su vicepresidente, pasó a ser el nuevo presidente de USA.

Parece que a éste no le debía caer nada bien, porque le obligó a renunciar. Así que pasó el resto de su vida ayudando a organizaciones judías y también como asesor financiero del nuevo Estado de Israel.

Falleció en 1967 en un pequeño pueblo del Estado de Nueva York.

Volviendo al tema de este artículo, en 1944, Morgenthau, presentó un informe denominado “Programa de post-entrega sugerido para Alemania”.

A grandes rasgos, lo que sugería era eliminar casi todas las fábricas de Alemania. Sobre todo, las que pudieran tener un aprovechamiento bélico y hacer de ese país un Estado agropecuario. Más o menos, hacerle regresar al siglo XVIII.

Como es lógico, un plan tan descabellado para Alemania le hizo granjearse muchas enemistades, no sólo entre los alemanes, sino también entre sus propios conciudadanos.

No hay que olvidar que en USA hay muchos ciudadanos, cuyos ancestros eran alemanes.

Por otro lado, también es preciso decir que la primera intención de los militares USA fue lanzar la primera bomba atómica sobre Alemania y no sobre Japón. Sin embargo, no lo llegaron a hacer, porque Alemania se rindió antes de que la tuvieran preparada.

Dado que este plan se presentó antes del final de la II Guerra Mundial, el Gobierno alemán tuvo conocimiento de ello, y lo publicó en la prensa.

Eso le sirvió al ministro nazi Goebbels para azuzar al pueblo alemán con el objetivo organizar una resistencia mucho mayor contra los Aliados. Una de sus frases fue: “El judío Morgenthau quiere convertir Alemania en una parcela gigante de patatas”. Otra de ellas fue: “¡Roosevelt y Churchill están de acuerdo con el plan de asesinato judío!”

Incluso, el propio Herbert Hoover, fundador del FBI, se la tenía guardada desde que le quitó el protagonismo, cuando Morgenthau utilizó las agencias del Tesoro para investigar el crimen organizado, sin contar con su agencia federal. Así que afirmó que ese plan llevaría a Alemania a la miseria y podría provocar una hambruna que mataría a unos 25.000.000 de alemanes.

Supongo que esa afirmación le haría meditar mucho a Roosevelt. Evidentemente, no pudo saltar del susto, porque el pobre hombre llevaba muchos años en una silla de ruedas.

El informe en cuestión desarrollaba varias áreas de trabajo. Una de ellas era la desmilitarización completa de Alemania. No sólo de su Ejército, Armada y Aviación, sino también la destrucción de todo su arsenal militar y de las industrias relacionadas con ese tema. Lo que ahora se denomina tecnología de doble uso.

Otra de las propuestas era la partición de Alemania, cediendo Silesia y Prusia Oriental a Polonia. El Sarre y sus zonas anexas a Francia. El resto se dividiría en dos países. Uno al sur, que lo formarían Baviera, Baden-Württemberg y otros Estados menos relevantes. El otro estaría al norte y lo formarían Prusia, Sajonia y otros Estados de menor importancia.

En el área del Ruhr serían desmanteladas o destruidas todas las fábricas y se convertiría en una zona bajo administración internacional de la ONU.

Curiosamente, esta vez, los vencedores no pretendían pedir indemnizaciones en ese informe. Por el contrario, las naciones que hubieran salido muy perjudicadas en ese conflicto, serían compensadas con el traspaso de toda esa maquinaria desmantelada en Alemania. Incluso, les compensarían cobrando patentes alemanas y también con la confiscación de activos alemanes en el extranjero.

A partir de la segunda conferencia de Quebec, Churchill y Roosevelt, acordaron que Alemania pasara a ser un país agropecuario, pero ya no decidieron dividirlo.

Por el contrario, los planes del Departamento de Estado USA consistían en hacer que Alemania se recuperase cuanto antes a fin de pagar indemnizaciones de guerra. Ante ello, Morgenthau, argumentó que era una invitación para que se rearmara y organizase pronto su revancha.

Así que nuestro personaje siguió presionando a fin de intentar conseguir que su propuesta fuera la aceptada por el presidente.

Uno de sus logros fue conseguir que se crease una comisión, formada por los secretarios del Tesoro, Estado y Guerra, con el fin de acordar cómo iba a ser el futuro de Alemania.

Paradójicamente, las mayores objeciones para el Plan Morgenthau vinieron de los empresarios USA. Es preciso decir que estos habían hecho fuertes inversiones en Alemania, desde antes de la llegada al poder de los nazis.

Como la compra de Opel por General Motors, realizada en 1928. Así que estos estaban muy interesados en que, cuanto antes, volviera a ponerse en marcha la industria alemana.

Así que la comisión no pudo lograr ningún acuerdo, ya que Morgenthau, secretario del Tesoro, y Corder Hull, secretario de Estado, tenían intereses contrapuestos.

Este último argumentó que, como ya he dicho, el Plan Morgenthau, aumentaría la resistencia de los alemanes contra las tropas aliadas y eso costaría muchas bajas. Esas duras discusiones llevaron a Hull a dimitir por razones de salud.

Parece ser que esa dimisión fue la que aprovechó Roosevelt para invitar a Morgenthau a la Conferencia de Quebec a fin de presentar su proyecto ante los grandes líderes mundiales.

Por lo visto, en principio, Churchill no fue partidario de castigar de esa manera tan dura a Alemania. Sin embargo, la cosa cambió cuando dejaron esa discusión a los ayudantes de ambos. O sea, Morgenthau y lord Cherwell. Este último odiaba a los alemanes mucho más de lo que lo hacía el primero.

Así que los consejos de lord Cherwell a Churchill y la necesidad del Reino Unido de obtener pronto unos préstamos procedentes de USA, hicieron cambiar de opinión al premier británico. No obstante, el Gobierno USA, le presionó al británico para que firmara el acuerdo sobre el Plan Morgenthau, antes de recibir esos préstamos.

Parece ser que Anthony Eden, ministro británico de Asuntos Exteriores, fue el primero que se opuso a ese plan y se movió mucho en el Parlamento para que no fuera aprobado.

Más tarde, Corder Hull, hizo otras declaraciones en las que dijo que esas explotaciones agropecuarias en Alemania sólo servirían para dar de comer al 60% de los alemanes. Lo cual llevaría a que el 40% restante se murieran de hambre. Más o menos, lo mismo que había dicho Hoover.

El famoso general Marshall le dijo a Morgenthau que sus tropas habían notado que los alemanes combatían más ferozmente, desde que se había publicado el contenido de su plan. Incluso, el yerno del presidente Roosevelt, que era el teniente coronel Boettiger, le dijo que el efecto de la publicación de su plan es como si les hubieran dado 30 nuevas divisiones a los alemanes.

Incluso, uno de los jefes de la OSS, el antecesor de la CIA, le comunicó a su Gobierno que, incluso, muchos destacados miembros de la oposición al nazismo, están luchando ahora contra las tropas aliadas, después de conocer las intenciones que tenían los Aliados para el futuro de Alemania.

El propio secretario de Guerra, Stimson, se mostró muy afectado por las posibles consecuencias que podría traer ese plan y le dijo al presidente que no lo había meditado bien antes de firmarlo.

No obstante, en mayo de 1945 el nuevo presidente Truman, firmó una directiva, la denominada JCS 1067, por la que sus fuerzas armadas de ocupación no tomarían ninguna iniciativa para reactivar la economía alemana. Incluso, enviaron a varios funcionarios del Departamento del Tesoro a fin de controlar, con ayuda de los militares, que la economía alemana no se estaba desarrollando por encima de lo ordenado por el Gobierno USA.

En agosto de 1945, la Conferencia de Potsdam acordó que el nivel de vida de los alemanes nunca podría superar el nivel medio de los países a los que hubieran invadido. Por lo visto, esa fue una exigencia de Francia. Esos que fueron invadidos, porque apenas opusieron resistencia.

En 1946, el Consejo de Control Aliado, puso un límite a la producción de acero en Alemania, que se cifraba en el 25% de la misma, en los años anteriores a la II Guerra Mundial.

No obstante, todos esos planes fracasaron, porque Alemania había sido, durante muchos años, el principal proveedor de productos industriales al resto de Europa.

Por otro lado, el resto de los Aliados, miraban de reojo a la URSS y, sobre todo, cuando comenzó la Guerra Fría. Por ello, cambiaron su política para prevenir que los alemanes cayeron en manos de los comunistas.

Como dijo el general Clay, jefe de las tropas de ocupación en Alemania: “No hay elección entre ser un comunista con 1.500 calorías al día o un creyente en la democracia, sólo con 1.000”. Posteriormente, este general se haría famoso por ordenar el Puente Aéreo sobre Berlín.

Lewis Douglas, uno de los asesores del general Clay, dijo: “Esta cosa fue montada por economistas idiotas. No tiene sentido prohibir a los trabajadores más calificados de Europa, producir tanto como puedan en un continente que está escaso de todo”.

Así que el Plan Marshall, aprobado en 1948, fue ampliado para que también favoreciera la recuperación de Alemania, que siempre había sido el motor económico de Europa.

Parece ser que no todos los funcionarios del Gobierno USA estuvieron de acuerdo en ayudar a Alemania. Antes de regresar a su país, los funcionarios del Tesoro, impusieron una serie de normas para limitar las operaciones entre Bancos alemanes. Así que, hasta finales de 1948, no se pudo empezar a recuperar la economía alemana.

Por lo visto, el propio Eisenhower, fue uno de los que cambió rápidamente de chaqueta, porque se cree que fue uno de los que les dieron una serie de ideas a Morgenthau, sobre cómo habría que tratar a los alemanes en la posguerra. Sin embargo, luego fue un ferviente partidario del plan de su jefe: el general Marshall.

No obstante, unos 4 millones de prisioneros de guerra alemanes fueron destinados a trabajos forzados en países aliados. Obviamente, la mayoría, unos 3 millones, fueron a la antigua URSS.

Incluso, las autoridades aliadas, obligaron a talar una gran cantidad de árboles de los bosques de Alemania a fin de que luego, la repoblación forestal, les diera mucho trabajo a los alemanes y no se dedicasen a la industria.

Aparte de ello, como es bien sabido, los aliados se llevaron, de grado o por fuerza, a miles de científicos alemanes para que trabajasen en sus países.

A partir de 1950, le permitieron a Alemania reconstruir algunas instalaciones, como astilleros a fin de poder disponer de una marina mercante para exportar sus productos.

De hecho, poco antes, el canciller Adenauer, había pedido que cesaran esas medidas contra Alemania, porque eran contradictorias. Mientras que unas daban ayudas al desarrollo, en cambio, otras seguían destruyendo o desmantelando instalaciones industriales.

Para finalizar, hay algunos que opinan que en el Plan Morgenthau tuvo mucha influencia un consejero de nuestro personaje, llamado Harry Dexter White, al que luego se ha acusado de que podría ser un espía soviético. O sea, que podría haber sido una idea diseñada en Moscú para intentar que los alemanes se rebelasen contra las fuerzas USA de ocupación y le dejasen toda Alemania a la URSS. Nunca lo sabremos, porque, en 1948, White fue llamado a declarar ante el Comité de Actividades Antiamericanas. A la salida, le dio un infarto, que le provocó, dos días después, la muerte.

 

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jueves, 16 de diciembre de 2021

EDUARDO DATO

 

Este año se cumple el centenario del asesinato de este famoso político español. Seguro que muchas veces habremos pensado que donde se habrán cometido más asesinatos de políticos será en USA. Pues no es así, ha habido muchos más en España.

Voy a empezar como de costumbre. Eduardo Dato Iradier nació en 1856 en La Coruña. Sus padres fueron el militar de origen murciano, Carlos Dato, y su madre, Rosa Lorenza Iradier, de origen alavés. Esta última, pariente del famoso explorador Manuel Iradier y del compositor Sebastián Iradier.

Muy pronto, la familia se trasladó a vivir en Madrid. Gracias a ello, Eduardo, estudió la carrera de Derecho en la Universidad Central, cuya Facultad estaba en la calle San Bernardo. Licenciándose en 1875.

Empezó ejerciendo el Derecho y parece que no se le dio nada mal
. No obstante, supongo que su amistad con el político Romero Robledo le sirvió para abrirle las puertas del Partido Conservador, aunque, también hay que decir que éste nunca se llevó demasiado bien con Cánovas a pesar de que ambos eran de la provincia de Málaga.

En 1884, Dato consiguió, por primera vez, su escaño de diputado y lo fue revalidando, en distintos distritos electorales, hasta el final de su vida.

Parece ser que nunca le gustó el llamado “turnismo”, por el que, tras la muerte de Alfonso XII, los partidos liberal y conservador se iban turnando en el poder.

En 1899, fue nombrado ministro de Gobernación en uno de los gobiernos presididos por Francisco Silvela. Ahí fue cuando empezó a diseñar su propuesta de legislación laboral. Desgraciadamente, no pudo llevarla a cabo, porque ese gabinete cesó al año siguiente.

En 1902, volvió ser ministro, pero esta vez de Gracia y Justicia y llevó a las Cortes el proyecto de Ley de Bases de la Administración Local. Sería un primer intento de dar cierta autonomía financiera a los ayuntamientos, aunque es preciso decir que la ley actual se basa en la que consiguió aprobar Calvo Sotelo. Otro político que también fue asesinado.

En 1913, tras el asesinato de José Canalejas, aceptó el encargo del rey para formar su propio Gobierno. Ese gabinete duró hasta finales de 1915.

No obstante, llevó a cabo uno de los proyectos del difunto Canalejas, que fue la fundación de la Mancomunidad de Cataluña.

Uno de sus aciertos fue el de declarar la neutralidad de España en la I Guerra Mundial. Parece ser que, en principio, eso no gustó a los muchos que se enriquecen con las guerras y, por lo visto, se la guardaron para más adelante. De hecho, su Gobierno cesó en diciembre de 1915. Luego seguido por otro del conde de Romanones y por otro de García Prieto.

Sin embargo, esa fue una decisión que atrajo mucha riqueza a España, pues le permitió vender suministros a ambos bandos. Lástima que, como de costumbre, sólo valió para que se enriquecieran los de siempre y no se repartió esa riqueza entre todos los españoles.

Desgraciadamente, lo único que vieron la mayoría de los españoles fue una inflación galopante, que no se compensó con una subida de los salarios. Lo cual dio lugar a un empobrecimiento generalizado y a la crisis de 1917, de la que ya hablé en otro de mis artículos.

Como la situación política y económica se volvió muy inestable, en junio de 1917, volvió a formar un nuevo Gobierno, que sólo duró hasta noviembre de ese año.

Supongo que querría atraerse a los militares, que seguían teniendo un gran poder fáctico, con la legalización de las llamadas Juntas de Defensa.

No obstante, debido al ambiente prerrevolucionario que había, en ese momento, en España, tuvo que decretar la suspensión de ciertas garantías constitucionales. Algo que no gustó a mucha gente, porque no iba a arreglar nada con eso. Era sólo una forma de ganar tiempo.

Aun así, se siguieron produciendo las protestas por toda España. Se produjo el intento de reunión de la Asamblea de parlamentarios, en Barcelona y la huelga general, convocada por los principales sindicatos.

A pesar de los intentos de acercamiento a los militares y de haberlos utilizado para reprimir las huelgas, las Juntas de Defensa, quisieron aprovechar esa disminución de poder del Gobierno para intentar sacarle más prerrogativas. Lo mismo que suelen hacer, habitualmente, los nacionalistas de algunas CCAA. Sin embargo, él se negó a ello y eso hizo que su Gobierno cayera en noviembre de ese año.

Tras un paréntesis en que el rey encargó el Gobierno a García Prieto, pero no resolvió nada, porque dimitió poco después, en marzo de 1918, se produjo un hecho muy singular.

Parece que Alfonso XIII ya estaba bastante harto de estos tejemanejes políticos. Así que un día reunió a los principales líderes de cada partido y les dijo que o formaban un gobierno allí mismo o él abdicaba en ese momento y se iba al exilio.

Supongo que a más de uno se le pondrían los pelos de punta, porque eso equivaldría a la llegada de otra República, donde no iban a contar con ellos.

Así que el propio monarca tomó lápiz y papel y se dedicó a preguntar qué ministerio quería cada uno.

Increíblemente, eso surtió efecto, porque de allí salió un gobierno presidido por Antonio Maura, uno de los políticos favoritos del rey, y en el que también participaban conservadores, liberales y hasta nacionalistas catalanes.

Dato fue nombrado, en ese Gobierno, ministro de Estado. Un cargo del que cesó con la caída del Gobierno, en noviembre de 1918.

En mayo de 1920, fue nombrado de nuevo presidente del Gobierno, siendo también presidente del Partido Conservador. Ese Gobierno fue el primero de la Historia de España, donde hubo un Ministerio de Trabajo.

Era la época del pistolerismo. Un fenómeno que produjo mucho
s asesinatos en poco tiempo en Barcelona.

Consistía en una especie de guerra entre los pistoleros de los sindicatos y los contratados por la patronal.

Por lo visto, en un principio, su idea fue nombrar personas moderadas para ciertos cargos a fin de ir encauzando esa situación hasta conseguir acabar con la violencia. Sin embargo, la cosa fue a peor y los anarquistas llegaron a asesinar a un antiguo gobernador civil de Barcelona.

Así que los industriales de esa ciudad presionaron a Dato para que pusiera a alguien más duro como gobernador. Nada menos que al general Severiano Martínez Anido: el más duro de entre los duros.

Como a este militar le dieron manga ancha, pues se tomó todas las libertades que quiso sin contar con el Gobierno. Optó por apoyar a los industriales y se dedicó a eliminar a los pistoleros y líderes anarquistas. Cosa que agradó mucho a los mencionados empresarios.

Incluso, los mismos agentes de la Policía, practicaron asiduamente la llamada ley de fugas, por la que podían disparar contra cualquier detenido que, según ellos, pretendiera escaparse.

Lógicamente, esto no gustó nada a los anarquistas y pensaron que el gobernador estaba siguiendo unas instrucciones que le hubiera dado Dato. Lo cual, según parece, era falso.

Desgraciadamente, la tarde del 08/03/1921, cuando Dato regresaba en coche desde el Senado a su casa, situada en la calle Lagasca, 4 de Madrid, tuvo lugar un atentado. Concretamente, a las 20.14.

En principio, hay que decir que, en aquella época, en Madrid se conducía por la izquierda. De hecho, hasta 1928, no se ordenó que se condujera por la derecha en toda España. Aunque en Madrid se empezó a conducir por la derecha a partir de 1924.

Así que, mientras él se dirigía en su coche oficial a su casa, solamente acompañado por su chófer y por un criado, tres jóvenes se acercaron a su vehículo en una moto con sidecar, cuando circulaban por la Plaza de la Independencia. Donde se halla la famosa Puerta de Alcalá.

El conductor del automóvil había reducido la velocidad para girar a la izquierda con el fin de entrar en Serrano, ya que, por entonces, era una calle de doble sentido.

Todavía se pueden apreciar los impactos en el coche de Dato, que está expuesto en el Museo del Ejército, hoy en el Alcázar de Toledo. Se ve que le dispararon desde atrás y desde la izquierda del vehículo. Por lo visto, ya sabían que aquel vehículo no estaba blindado.

Dispararon 20 veces y, aunque sólo impactaron 18 balas, fueron suficientes para matar a Dato. Posiblemente, la primera de ellas, que le atravesó el cráneo, fue la que le produjo la muerte. A la vista de sus heridas, ni siquiera se molestaron en realizarse la autopsia.

Curiosamente, no había ningún policía en esa plaza y nadie persiguió a los asesinos, que huyeron con su moto por calle Serrano, como si no hubiera ocurrido nada. Así que consiguieron llegar hasta un garaje, que habían alquilado en el barrio de Ciudad Lineal.

El caso es que la Policía ya había recibido alguna información sobre un posible atentado contra Dato. Incluso, él mismo, llegó a hacer testamento. Sin embargo, el ministro de Gobernación, sólo puso 5 policías en el trayecto entre el Senado y su casa.

Enseguida, llevaron a Dato a la casa de socorro más cercana, que estaba en la calle Castelló, 65. Allí, los doctores que le atendieron, vieron que se estaba muriendo y sólo le inyectaron aceite alcanforado. Poco después falleció.

Lógicamente, su familia se presentó enseguida, tras ser avisada y, posteriormente, también lo hicieron los miembros de su Gobierno y otras autoridades.

Su entierro fue impresionante y estuvo presidido por el propio Alfonso XIII. Incluso, al fallecido, las tropas le rindieron honores de capitán general.

Es muy llamativo que las organizaciones obreras quisieran asesinar a Dato. A pesar de ser un conservador, fue el primero que, en 1900, consiguió que se aprobase la Ley de Seguros de Trabajo. Limitó la edad laboral de los menores, para que no fueran explotados en el campo o en las fábricas. También protegió a las mujeres trabajadoras embarazadas. Decía que se basaba en la encíclica Rerum Novarum, del Papa León XIII.

Por otro lado, consiguió la aprobación de la Ley de descanso dominical y la fundación del Instituto Nacional de Previsión, que empezó administrando el llamado retiro obrero y el seguro de maternidad.

Hay que decir que Dato tuvo muchos enemigos. Como ya he dicho, chocó con los intereses de los aliadófilos y los germanófilos, al declarar a España neutral en la I Guerra Mundial.

A los militares tampoco les hizo ninguna gracia lo de otorgarles a los nacionalistas la Mancomunidad de Cataluña, aunque era una pequeña autonomía que no tenía nada que ver con la que hoy disfrutan.

También los tuvo, obviamente, entre los anarquistas. Curiosamente, los que lo mataron dijeron no tener nada contra él. Simplemente, no fueron capaces de matar a Martínez Anido, porque gozaba de una buena protección, hasta cuando paseaba tranquilamente por las Ramblas de Barcelona.

Por último, a los empresarios no les hicieron ninguna gracia sus medidas sociales, ya que así no podían explotar a los obreros a su antojo y, de paso, les subían sus costes laborales.

Digo todo esto, porque en este magnicidio hay muchas cosas que no concuerdan. Por ejemplo, estos asesinos se supone que fueron unos pistoleros contratados por una facción de la CNT.

Sin embargo, parece que estos tipos vivían a cuerpo de rey. Llegaron a Madrid en enero de ese año y se compraron esa moto, que costaba un dineral. Con la que todo el mundo les vio paseándose, durante varios días antes, por el lugar del crimen.

También utilizaron unas pistolas ametralladoras, que, según la sentencia judicial, eran de marca Star, copiadas del famoso modelo alemán Mauser C96 y que disponían de una culata, que también valía como estuche. Eso es improbable, pues esas copias empezaron a fabricarlas Astra en España a partir de 1927. Por lo cual, esas armas, que ahora están perdidas, eran de importación. O sea, que debían de ser muy caras, porque sólo se vendían a las fuerzas armadas.

No era nada barato alquilar un garaje en plena Ciudad Lineal, que era, por entonces, la zona más cara de Madrid. Lo mismo digo de las viviendas que alquilaron en plena calle de Alcalá.

Los autores materiales del atentado fueron los anarquistas catalanes Pedro Mateu, Luis Nicolau y Ramón Casanellas.

Nicolau estuvo siempre acompañado por su novia, que estaba embarazada. Ambos huyeron y consiguieron llegar a Alemania. No obstante, unos años después, fue extraditado y condenado a cadena perpetua. Sin embargo, fue puesto en libertad con la llegada de la II República. Curiosamente, fue fusilado, al final de la guerra, por las tropas republicanas, al considerarlo un desertor.

Casanellas llegó a la URSS y allí se hizo todo un revolucionario y un agente soviético.  Volvió a España, con su esposa rusa, antes de la guerra civil. Murió en 1933, en un accidente de tráfico, al chocar la moto que conducía con el vehículo que le precedía. Se sospechó que pudiera haber sido un atentado, porque, anteriormente, ya había sufrido otro.

Mateu fue detenido por la Policía, cuando regresó al piso que tenían alquilado en Madrid. En principio, fue condenado a muerte, pero luego le conmutaron la pena por la de cadena perpetua. Fue liberado, tras la llegada de la II República. Parece ser que, tras su liberación, sus compañeros lo sacaron a hombros por la puerta principal de la cárcel de Valencia. Como sacan a los toreros, cuando realizan una buena faena, por la puerta grande. Durante la guerra civil luchó en el frente con sus compañeros de la CNT y luego se exilió en Francia.

En fin, lo que quiero decir es que estos tres criminales gozaron de un nivel de vida, que no era acorde con sus ingresos. Por mucho que les pagasen por ser pistoleros. Así que me da la impresión de que en este atentado participó más gente, aparte de la CNT.

A modo de ejemplo, parece ser que, cuando la Policía detuvo a Mateu, le intervinieron varias cosas. Entre ellas, un billete de 1.000 Ptas., que llevaba en el bolsillo. Por lo visto, la moto les costó 5.100 Ptas. Algo absolutamente fuera del alcance de cualquier obrero de la época.

 

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