Quizás muchos, por lo menos, los más maduritos,
hemos oído hablar de los contubernios, durante la época franquista. Yo creo que todo lo que no le gustaba al
régimen o le parecía peligroso y no era capaz de manejar, pues lo calificaba como
un contubernio.
Realmente, la palabra “contubernio” no tiene nada
que ver con todo eso. En la época romana, se consideraba contubernio a la
relación entre dos personas entre las que no había un matrimonio de por medio. Esto
solía ocurrir, habitualmente, en el caso de los esclavos, a los que no se les
permitía casarse, por no reconocerlos como personas con derechos, al contrario
que a los ciudadanos romanos.
Entre la sociedad romana no estaba muy bien vista
y, si un ciudadano romano tenía relaciones conyugales con un esclavo, es muy
posible que perdiera su condición de ciudadano.
Hasta hace poco, cuando no era habitual que dos
personas cohabitaran sin estar casadas, se llamaba contubernio a ese tipo de
relación, recalcando su forma peyorativa.
Hoy día, afortunadamente, ya hay miles y miles de
personas que cohabitan en este país sin estar casadas y ya no tienen por qué
tener que soportar insultos de ningún tipo.
Bueno, pues voy a intentar centrarme en lo que
quería explicar. Resulta que en 1962 a un organismo totalmente desconocido en
la España de entonces, y sospecho que también en la de ahora, se le ocurrió que
podría mediar entre los españoles, después de haber dejado pasar un plazo más
que considerable tras la Guerra Civil.
Creo que sería conveniente hablar primero sobre
este Movimiento Europeo. Surge en 1947, sólo dos años después de la atroz II
Guerra Mundial, que destrozó medio mundo.
Por lo visto, en varios países se habían formado
diversos comités para intentar unir a Europa y que no se volvieran a dar
conflictos de ese tipo. Tomaron como modelo un movimiento llamado MUE, que existía ya en el Reino Unido.
En 1948 se organizó en La Haya el llamado “Congreso
de Europa”, presidido por el popular político Churchill.
Allí se dieron cita algunos “pesos pesados”, que
luego aparecieron en la fundación del Mercado Común Europeo. Entre ellos,
podemos destacar a Adenauer, MacMillan, Mitterrand, Spaak, etc.
Así, el 25/10/1948, se fundó este Movimiento
Europeo, siendo su primer presidente Duncan Sandys, mientras que León Blum,
Churchill, De gaspieri y Spaak, lo fueron en calidad de presidentes honorarios.
En 1949 consiguieron crear el Consejo de Europa,
el cual propició todo tipo de movimientos para reflexionar sobre la unidad
europea.
Al IV Congreso del Movimiento Europeo fue invitada
una gran delegación española. Salvador de Madariaga fue uno de los organizadores, junto a Enric Adroher Gironella,
y consiguió que acudieran a Múnich gente de todos los partidos, excepto el PCE,
tanto del interior como del exilio. Hay que aclarar que los comunistas no
fueron invitados.
Nada menos que acudieron allí 118 delegados. Ya sabemos
que a estas cosas se apunta todo el mundo.
También hay que decir que algunos, como Tierno
Galván, también fueron invitados, pero declinaron la invitación argumentando
que no tenían vocación de exiliados.
Según indican los que asistieron, se crearon
varias comisiones, la cuales se reunieron en el hotel Regina de Múnich. Parece ser
que, al principio, hubo mucha desconfianza entre los que venían del exilio y
los del interior, produciéndose fuertes discusiones, pues los primeros pensaban
que los segundos eran todos franquistas. Madariaga puso un poco de paz y todo
transcurrió con normalidad.
Hubo algunas conversaciones muy interesantes como
las del monárquico Satrústegui y las del socialista, Rodolfo Llopis.
Parece ser que el monárquico le dijo que para él
prevalecía la democracia antes que la monarquía. No le valía un rey que no
fuera democrático y le lanzó “el balón” al otro.
Llopis acabó diciéndole que ellos siempre
lucharían por la reinstauración de la República, pero, si la Monarquía le
garantizara la democracia, ellos apoyarían al rey. Esto le fue transmitido inmediatamente
a D. Juan, que se hallaba, como siempre, en Estoril.
Para algunos, como Gil Robles, la asistencia a
esta reunión tuvo consecuencias muy negativas, pues D. Juan ya había pactado con Franco la vuelta de la
Monarquía a España e inmediatamente expulsó a Gil Robles de su consejo privado.
No fuera a ser que el residente en el palacio del Pardo cambiara de opinión,
cosa que solía hacer muy frecuentemente.
Parece ser que en esa reunión se lograron algunos
acuerdos, lo cual es muy importante, dada la frialdad con que habían comenzado
las reuniones.
Algunos dicen que ven este congreso como un
precedente de la tan cacareada transición española.
El régimen, incluso, mandó allí a alguno de sus
partidarios para intentar boicotear estas reuniones, pero no tuvo éxito.
Incluso, se dice que el PCE envió un par de emisarios
para llevar directamente un mensaje de Carrillo, donde les decía que les
apoyaba, pero no podía hacerlo de forma oficial para no enfrentarse a Moscú. No
olvidemos que estamos en plena Guerra Fría.
El régimen le dio a este asunto más importancia
que la que tenía e, incluso, organizó manifestaciones “espontáneas” con sonoros
discursos de Franco.
No hará falta
decir que, a la vuelta, las autoridades españolas estaban esperando a los
asistentes a este congreso y, en la misma frontera o aduanas de los
aeropuertos, les dieron la opción de exiliarse o, si entraban en España, serían
confinados lejos de sus domicilios.
Muchos conocidos nombres de la Transición, como
Satrústegui, Álvarez de Miranda, Íñigo Cavero, Félix Pons, etc, fueron
obligados a residir en las Canarias, cuando no eran aún un destino turístico.
Esta reacción del régimen hizo que la solicitud que
había presentado España, hacía pocos meses, para ser admitida en la CEE,
antecedente de la UE, fuera cancelada de inmediato por los mandatarios de Bruselas.
Realmente, se puede decir que a Franco no le hizo
ninguna gracia esta reunión, no por la gente que acudió allí, sino porque ellos
intentaron borrar las heridas de la guerra y eso era muy peligroso, pues su
régimen se basaba en haber ganado esa guerra.
Como ellos dijeron, no pensaban derrocar a la
Dictadura, pero sí pusieron las bases de entendimiento para que las diversas
fuerzas políticas lo tuvieran más fácil para realizar la Transición en España