Luis Antonio Enrique de
Borbón-Condé nació en Chantilly en 1772 y era el único hijo de Luis Enrique,
duque de Enghien, príncipe de Condé y duque de Borbón y el último descendiente
de la rama familiar de los Borbón-Condé.
Tras
la caída de la Bastilla, huyó con su padre a Holanda, donde, ya con 17 años se alistó
en el Ejército de los Emigrados, bajo el mando de su abuelo y su padre. El objetivo
de esta tropa era restaurar el Antiguo Régimen en Francia
Ya
en 1792, nuestro personaje se convierte en el jefe del Ejército Real francés,
el cual intentó la invasión del territorio francés, junto a los ejércitos de
Austria y Prusia. A pesar de haber sido derrotados, fue condecorado en 1794 con
la Cruz de San Luis por su valor en el combate.
En
1801, tras la firma del Tratado de Luneville, se disolvió el ejército y él se
instaló en una localidad de Baden, Alemania. Allí se casó secretamente con
Carlota de Rohan-Rochefort, sobrina del cardenal de Rohan.
Un
poco más tarde, Napoleón fue informado de que había un complot para asesinarlo.
Los principales integrantes del mismo eran el mariscal Cadoudal y el ex general
Pichegru.
Como
se creyó que nuestro personaje estaba dentro de la conspiración, Napoleón dio
orden de capturarle. Así, las tropas francesas al mando del general Ordiner, lo
secuestraron la noche del 15 al 16 de marzo de 1804, junto a varias personas
más.
Primero
fue llevado a Estrasburgo y luego encerrado en el castillo der Vincennes.
Al
poco tiempo, fue juzgado ante un consejo de guerra, presidido por el general
Hilin, el cual le condenó a muerte.
Fue
un juicio muy extraño, pues no dispuso de un abogado para su defensa y sólo fue
preguntado por sus actividades durante la anterior guerra. También dijo no conocer
a los responsables del complot contra Napoleón.
Se
le encontró culpable de los siguientes cargos:
-de haber portado las armas en contra de la República francesa.
- de ofrecer sus servicios al gobierno inglés, nación enemiga de Francia.
- de recibir y acreditar ante su persona a agentes del gobierno inglés, el cual le procuró los medios de practicar el espionaje en Francia y de haber conspirado con ellos en contra de la seguridad interior y exterior del Estado.
- de haberse puesto a la cabeza de una agrupación de emigrados y demás, pagados por Inglaterra, junto a las fronteras de Francia, en los países de Friburgo y Baden.
- de haber practicado la conspiración en la ciudad de Estrasburgo, con el propósito de provocar el levantamiento en departamentos cercanos para hacer operar allí una revuelta favorable a Inglaterra.
- de ser uno de los promotores y cómplice de la conspiración tramada por los ingleses en contra de la vida del Primer Cónsul, y que debía, en caso de haber tenido éxito , llevar a cabo la invasión de Francia.”
- de ofrecer sus servicios al gobierno inglés, nación enemiga de Francia.
- de recibir y acreditar ante su persona a agentes del gobierno inglés, el cual le procuró los medios de practicar el espionaje en Francia y de haber conspirado con ellos en contra de la seguridad interior y exterior del Estado.
- de haberse puesto a la cabeza de una agrupación de emigrados y demás, pagados por Inglaterra, junto a las fronteras de Francia, en los países de Friburgo y Baden.
- de haber practicado la conspiración en la ciudad de Estrasburgo, con el propósito de provocar el levantamiento en departamentos cercanos para hacer operar allí una revuelta favorable a Inglaterra.
- de ser uno de los promotores y cómplice de la conspiración tramada por los ingleses en contra de la vida del Primer Cónsul, y que debía, en caso de haber tenido éxito , llevar a cabo la invasión de Francia.”
A
pesar de haber intentado convencerles de su inocencia, fue fusilado el
21/03/1804 y su cadáver fue enterrado en una fosa común.
Nuestro
personaje era sucesor al trono de Francia, tras el asesinato de los reyes,
durante la Revolución Francesa.
Se
cuenta que entregó el perro que iba a regalar a su amada a uno de los
gendarmes, para que se lo entregara junto con un sobre, donde había metido un
mechón de sus cabellos, pero este individuo nunca se lo entregó a Charlotte y
ella le guardó luto durante toda su vida. En fin, todo muy del gusto de la
época romántica.
Esta
ejecución provocó un escándalo internacional, pues, para empezar, los franceses
habían capturado al duque fuera de Francia.
Tampoco
le salió bien la jugada a Napoleón, pues entonces era sólo primer cónsul y
buscaba dar una buena impresión. Dos meses después dio el golpe de Estado que
le convirtió en emperador.
Ninguno
de los participantes en este asunto quiso ser responsable del hecho.
Talleyrand,
entonces ministro de Asuntos Exteriores dijo: “Ha sido peor que un crimen, ha
sido un error”.
El
general Savary, jefe de la policía secreta, no quiso ser el único responsable
del asunto.
Fouché,
el ministro del Interior, que fue el que entregó a Bonaparte la información errónea,
dijo que a última hora había intentado convencer a Bonaparte de que no lo
fusilara.
El
único que asumió sus responsabilidades en sus memorias fue el propio Napoleón. En
ellas venía a decir que en aquella época estaban nerviosos, porque el conde de
Artois, futuro Carlos X, había publicado que tenía preparados un grupo de
matones en Francia para asesinarle.
Los
cargos contra el duque no pudieron ser probados, así que cambiaron la
calificación de conspiración a alta traición, por haber tomado las armas contra
su país.
Es
posible que Napoleón quisiera mandar un mensaje a los realistas, indicando que
podría frenar cualquier tipo de complot que se hiciera contra la República.
El
duque fue considerado como un héroe por sus partidarios y, tras la restauración
de la monarquía, Luis XVIII ordenó el traslado de su cuerpo para ser enterrado
en la Saint Chapelle de Vincennes.
Este
episodio fue objeto de varias obras de narración y de teatro. Hasta el célebre
Tolstoi lo menciona en su conocida obra “Guerra y Paz”. Incluso el gran Alejandro
Dumas, padre, cita este episodio en su novela “El caballero Héctor de
Sainte-Hermine”.