Ahora que todo el mundo pone a
parir, con razón, a la inmensa mayoría de los políticos, traigo un personaje
histórico que fue todo un ejemplo en su época y cuya fama ha llegado hasta
nosotros.
Lucio
Quincio Cincinato fue un patricio romano, nacido en el siglo VI a de C., el
cual dio durante toda su vida todo un ejemplo de honradez, la cual fue
reconocida hasta por el mismísimo y muy exigente Catón el Viejo.
Algunos
autores romano
s, entre ellos, quizás, el más conocido hoy en día sea Tito
Livio, nos han contado cómo fue su “cursus honorum”, o sea, su carrera política.
Se
cree que nació alrededor del 519 a
de C., en la época de la antigua monarquía
romana. Se le llamó así por sus largos cabellos rizados. Ya sabemos que los
romanos eran muy dados a poner apodos a todo el mundo.
Parece
ser que llegó al mundo de la política con el apoyo de su hermano Tito Quincio
Capitolino Barbado, que fue cónsul en varias ocasiones.
Tuvo
que sufrir toda su vida las luchas entre patricios y plebeyos. De hecho, su
hijo, Cesón, fue condenado a muerte por una conspiración de los plebeyos y hubo
de huir a Etruria que entonces no había sido todavía ocupada por Roma.
En
el 460 a de C., Cincinato, fue elegido
cónsul y llevó muy bien las riendas del gobierno a pesar de la oposición de los
plebeyos, que ansiaban llegar hasta las más altas magistraturas. Cuando acabó,
al cabo de un año, volvió a sus labores en el campo y no se preocupó más de la
política.
En
el 458 a de C., Roma, que estaba en medio de las guerras sociales, afrontó grandes peligros, pues su ejército
quedó totalmente rodeado por el enemigo. Así, buscaron enseguida a alguien que
pudiera tomar, de manera excepcional, las riendas del Gobierno. Para eso se
creó en Roma la figura de un dictador con poderes excepcionales para situaciones
de este tipo.
No
obstante, no debemos olvidar que, cuando dejaban el cargo, debían de rendir
cuentas al Senado
Según
la tradición, cuando una comisión del Senado fue a buscarle, le encontraron arando
sus tierras.
En
cuanto le contaron la situación, él dejó su trabajo y fue a ponerse su toga
para ponerse al frente de la situación. Dejó a su mujer encargada de la granja
familiar.
Cuando llegó a
Roma fue aclamado por el pueblo, pues aún recordaban su buena administración en
su año como cónsul.
A la mañana
siguiente, fue al foro y en cuanto pudo organizar un ejército, partió sin
demora hacia el frente de batalla. Consiguió liberar del asedio al cónsul
Minucio y hasta tomaron prisionero al jefe del ejército enemigo.
Sólo 16 días
después de haber asumido el cargo de dictador con plenos poderes, abandonó el
puesto y volvió a sus tierras para seguir con la faena que había dejado
inconclusa. Conviene recordar que el cargo de dictador se daba por un período
de 6 meses, prorrogables.
También se
dice que fue requerido de nuevo, en 439 a de C., cuando ya era un anciano
octogenario, para tomar de nuevo el cargo de dictador, pues Roma se hallaba en
un estado lamentable, causado por la violencia desatada entre los patricios y
los plebeyos. Parece ser que el tribuno de la plebe, Espurio Melio, amenazaba
con instaurar una auténtica tiranía, lo cual era totalmente ilegal en Roma, no
así la dictadura, que era algo que estaba previsto en la legislación romana. Ya
sé que a muchos les sonará raro, pero la cosa funcionaba así.
Hubo muchos
dictadores en la historia de Roma y nunca hubo ningún problema, salvo en el
caso de Sila, que se quedó 2 años con el cargo y Julio César que se nombró a sí
mismo pro un período ilimitado y lo ostentó hasta su asesinato.
Volviendo a
nuestro personaje, a partir de su muerte, en el 430 a de C., aproximadamente, llegó a ser muy famoso, como ya he dicho
anteriormente, su vida fue narrada por varios autores romanos, muy posteriores
a él.
También fue
mencionado varias veces, como uno de los más grandes hombres de a
Historia, en las obras de Dante y
Petrarca.
Incluso, su
fama llegó a los USA y el mismísimo Washington fue uno de sus más fervientes
admiradores.
Se dice que
este presidente de los USA renunció, en 1796, a su tercer e indiscutido
mandato, pues gozaba de una gran popularidad, para seguir el ejemplo de nuestro
personaje. Lo de limitar la presidencia USA a dos mandatos vino mucho después.
En ese país
siempre se le ha considerado como todo un ideal republicano a seguir y, por
ello, se le homenajeó dando su nombre a una ciudad en el estado de Nueva York y
otra en el de Ohio.
En USA se
constituyó la sociedad de los cincinatos, que aún existe, fundada en 1783 y con
sedes en varios países. En un principio la formaron los antiguos oficiales del
ejército USA durante la guerra de la Independencia contra el Reino Unido. Así intentaron
presionar a su Gobierno para reclamarle el cumplimiento de las promesas que les
habían hecho antes de la guerra.
Es posible que
todo esto sea porque los pueblos necesitan en momentos excepcionales, como el
que estamos viviendo, líderes que sepan captar la confianza de su pueblo y llevarles
de una forma segura hacia la salida del agujero donde se han metido. Como
aquellos capitanes, que, en situaciones apuradas, tomaban el timón del barco y
devolvían la nave al rumbo adecuado.
En fin, esperemos
que nuestro país encuentre pronto, por la vía democrática, lógicamente, al
líder que necesita para levantarlo y sacarlo del atolladero donde se encuentra
ahora.