Hoy traigo al blog una de esas figuras, que son casi desconocidas, en la actualidad. Sin embargo, es un personaje muy interesante, porque a lo largo de su biografía podremos contemplar lo ocurrido en España en la primera mitad del siglo XX.
Antes de nada, he de reconocer
que, hasta el mes pasado, tampoco había oído hablar de este personaje. Sin
embargo, mi interés comenzó cuando, al asistir a una conferencia, el
conferenciante afirmó que ella había sido uno de los grandes amores de Federico
García Lorca.
Evidentemente, al principio,
pensé que se había equivocado, pues, más o menos, se conocen los amantes de
García Lorca y todos eran hombres.
Así que, como se suele decir, me
picó la curiosidad y me puse a indagar sobre la biografía de este personaje. He
de decir que no he encontrado muchos datos y, en la mayoría de los sitios donde
hablan de ella, casi todos suelen decir lo mismo.
Nuestro personaje de hoy se
llamaba Margarita Manso Robledo. Nació en Valladolid, en 1908. Pertenecía a una
familia de la clase media. Su padre, Luis Manso, era jefe de administración de
la empresa Fundición Gabilondo. Mientras que su madre, Carmen Robledo, era
modista.
Desgraciadamente, el padre murió
repentinamente en 1912, con sólo 30 años. Sin embargo, la madre, lejos de
acobardarse o de casarse de nuevo, como le aconsejaban algunos de sus
familiares, se trasladó, con sus hijas, a Madrid.
Algunos autores afirman que,
previamente, la madre había estado aprendiendo en los talleres de Coco Chanel,
en el sur de Francia. De hecho, su familia materna, procedía de esa zona.
Llama la atención que residieran
en ese barrio, porque, ya, por entonces, no debía de ser una zona muy barata.
Por poner un ejemplo, Eduardo Dato, presidente del Consejo de Ministros,
asesinado en 1921, vivía también en la calle Lagasca. Justamente, en la acera
de enfrente. A este personaje ya le dediqué otro de mis artículos.
Parece ser que la madre tuvo
mucho éxito, confeccionando en Madrid ropa al estilo de la gran modista
francesa Coco Chanel.
Por ello, las hijas pudieron
estudiar, en Madrid, sin problemas. Parece ser que Carmen acabó el bachiller y luego
estudió Farmacia.
Sin embargo, a Margarita le atraía más la pintura y, en 1923, con sólo 15 años, ingresó en la escuela que había dentro de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, que, por
entonces, dirigía el pintor malagueño José Blanco Coris.Por lo visto, uno de sus
profesores fue el pintor Julio Romero de Torres, aquel que conocimos todos los
españoles, porque aparecía en los antiguos billetes de 100 Ptas.
Allí conoció a varios personajes
que influyeron mucho en su vida. Concretamente, me refiero a los famosos
pintores Maruja Mallo y Salvador Dalí, los cuales habían ingresado un año
antes. Parece ser que Maruja fue la primera mujer, que logró ser admitida para
estudiar en ese centro.
Por lo visto, Margarita se
divirtió mucho con las ocurrencias de estos tres personajes. Sobre todo, con
Dalí, porque ya sabemos que lo que más le gustaba era llamar la atención.
Hay una anécdota que se ha hecho
algo famosa, contada por Maruja Mallo. Parece ser que un día, al salir de las
clases, estos cuatro personajes fueron hacia la Puerta del Sol.
Me parece una explicación
bastante ridícula, porque, en aquella época, no todo el mundo llevaba sombrero
y, menos aún, las mujeres. Por ejemplo, los obreros no solían llevar sombrero.
Si acaso, gorras. Eso se puede comprobar en las fotos de la época.
Aparte de que hay unas versiones
donde se dice que, en ese grupo, iba Dalí y otras donde se dice lo contrario.
De todas formas, eso de quitarse
el sombrero, parece ser que se popularizó entre las jóvenes del momento y
muchas pasaron a denominarse “las sin sombrero”. De hecho, creo que fue en
2016, cuando RTVE estrenó un documental dedicado a ese grupo de mujeres
feministas, que llegaron a ser muy influyentes en nuestra cultura.
Parece ser que muchos fines de
semana los dedicaban a hacer excursiones por los alrededores de Madrid.
Preferiblemente, solían ir a Toledo, donde se juntaban con otros estudiantes.
También comentaba Maruja Mallo que, en cierta ocasión, fueron a visitar el Monasterio de Silos. Por lo visto, no dejaban entrar a las mujeres. Así que no se les ocurrió otra cosa
que disfrazar a Maruja y a Margarita de hombres y así entraron en aquel recinto.En el caso de Margarita, no creo
que fuera muy difícil, pues era una mujer que siempre solía llevar el pelo
corto. A la moda francesa.
También, como es lógico en la
gente joven, hubo varios romances entre ellos. Uno fue el de Margarita y
Federico. Incluso, éste le dedicó un poema en el Romancero gitano.
Sin embargo, Maruja Mallo, fue,
durante bastante tiempo, la pareja de Rafael Alberti. Hasta que lo dejó y, tras
caer éste en una depresión, conoció a María Teresa León.
En 1927, poco antes de acabar sus
estudios, Margarita empezó a salir con otro compañero de estudios. Se trataba
del pintor Alfonso Ponce de León.
Otra de las cosas que llama mucho
la atención es que no se conoce o, al menos, yo no he visto ninguna obra de
Margarita.
Parece ser que lo que más atraía
a sus coetáneos de Margarita era, aparte de su belleza, su aspecto de mujer
moderna, sin estar sujeta a las represiones de las españolas de entonces y su
conversación siempre interesante. También se vestía de una forma muy
vanguardista, supongo que serían modelos confeccionados por su madre.
Por lo visto, Margarita y Alfonso, decidieron hacer vida en común, sin estar casados. Algo casi escandaloso para la época y que tampoco hizo ninguna gracia a una familia
tan conservadora como la de Alfonso, cuyo padre era registrador de la propiedad.Sin embargo, Alfonso empezó a ser
conocido, exponiendo dentro del grupo denominado “Artistas ibéricos”, en el que
también figuraba Maruja Mallo. Incluso, llegó a exponer en varias capitales
europeas, a donde acudía siempre acompañado por Margarita.
Posteriormente, Alfonso, llegó a
pintar algunos decorados, utilizados por el grupo La Barraca. Así que es muy
extraño que Margarita no hubiera colaborado también en ese proyecto.
Hasta entonces, la pareja había
tenido amistades de todas las ideologías. Tal y como ocurría en la Barraca. Sin
embargo, desde 1933, año en que Alfonso se afilió, como sus otros hermanos, a
la Falange, se empezaron a relacionar, exclusivamente, con gente de derechas.
Algo muy llamativo, porque la familia de Margarita se consideraba de
izquierdas.
Entre sus amistades podemos
destacar al mismísimo José Antonio, Dionisio Ridruejo, Edgar Neville, etc.
Lejos de ocultar su ideología,
Alfonso hacía alarde de ella. Incluso, pintó varios carteles de su partido y
hasta el escudo del SEU. Así que, muy pronto, estaría en el punto de mira de
los otros.
En cambio, la hermana menor,
María Luisa, estaba casada con el pintor mallorquín Francisco Maura, el cual
estaba emparentado con el político conservador Antonio Maura.
Tras las muchas presiones, que
ejerció la madre de Alfonso para que se casaran, acabaron celebrando su boda en
1933.
En 1936, Alfonso pintó una obra,
que resultó premonitoria. La tituló “El accidente” y en ella se puede observar
su autorretrato, donde se le ve moribundo en una cuneta, tras haber sido atropellado
por un vehículo. Actualmente, esta obra pertenece a la colección del Museo
Reina Sofía.
El comienzo de la guerra civil
les pilla muy de cerca. Parece ser que vivían en un piso en la calle Ferraz,
10, en Madrid. O sea, justamente frente al Cuartel de la Montaña. Así que,
debido a ello y a la proximidad del frente, se trasladaron a otra vivienda.
En agosto de 1936, los nacionales
asesinaron a Federico, lo cual la dejó asolada, debido a la gran amistad que
siempre había existido entre ambos, aunque él tuviera 10 años más que ella.
Madrid se va volviendo cada vez
más peligrosa para la gente de derechas y tienen que andarse con mucho cuidado.
Sin embargo, la noche del
20/09/1936, cuando la pareja paseaba por la Castellana de camino a su casa,
vieron que se paraba una furgoneta llena de milicianos junto a su domicilio.
Así que se sentaron en un banco, para esperar hasta que se fueran.
Margarita hizo lo imposible por
liberar a su marido. Recorrió varias checas en su busca. Incluso, contactó con
el marido de su hermana mayor para que intentaran liberarle, pero todo fue en
vano.
Por lo visto, fue llevado a la
checa del Círculo de Bellas Artes, que luego fue trasladada a la calle Fomento,
y, unos pocos días después, asesinado.
Su cadáver fue encontrado 9 días
más tarde en la cuneta de la carretera que unía Madrid con el antiguo pueblo de
Vicálvaro. También, su padre y dos de los 3 hermanos de Alfonso, fueron
asesinados de igual forma.
Parece ser que todos estos
acontecimientos afectaron mentalmente a Margarita. Así que se fue con su madre
a reunirse con su hermana, que residía en Barcelona. Posteriormente, se fueron
a Valencia.
Posiblemente, como ya dije en el
artículo que le dediqué a Clara Campoamor, fue por ello, por lo que esta
política se encontró en un barco, con varios falangistas, que la denunciaron, cuando también
viajaba hacia Italia.
Desde allí, Margarita, viajó a
través de Francia y regresó a España, entrando por la frontera con Guipúzcoa.
Evidentemente, iba provista de un salvoconducto para moverse por la zona
nacional, que le habrían facilitado en Italia.
Posteriormente, se trasladó a
Burgos, donde quedó bajo la protección de Dionisio Ridruejo, íntimo amigo de su
marido. Parece ser que allí trabajó pintando decorados para un grupo teatral.
Desafortunadamente, la familia de
Margarita quedó rota. Su hermana, María Luisa, había muerto dos años antes a
causa de unas fiebres. Por el contrario, su madre, su hermana Carmen y el
marido de ésta consiguieron exiliarse en México.
Parece ser que las antiguas
costumbres, que habían regresado con la dictadura le afectaron mucho y, según
sus familiares, siempre se la veía triste. Tuvo que esconder su pasado y no
hablar jamás de que fue muy amiga de famosos artistas republicanos. Había sido
considerada algo así como la musa de la famosa Generación del 27. Tal y como la
definió Lorca en el poema que le dedicó en su momento.
No sé si sería por eso. Lo cierto
es que le diagnosticaron un cáncer de pecho. Una enfermedad totalmente
incurable en aquella época. Eso le afectó también a los huesos y,
desgraciadamente, murió en 1960, con sólo 51 años.
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