Seguramente,
casi todos hemos visto en nuestra niñez una película de aventuras muy
entretenida, llamada “Kim de la India”. Fue estrenada en 1950 y protagonizada
por Errol Flynn, como un oficial británico, y Dean Stockwell, en el papel de
Kim.
En esta
película se habla de algo llamado “El gran juego”, que no es ni más ni menos
que la lucha, en el siglo XIX, de dos viejas potencias, como fueron el Imperio
Británico y el Ruso, por tener la mayor influencia posible en Asia Central.
Para ello, los ingleses reclutan al chico a fin de que espíe a favor de ellos, utilizando
como “tapadera” su trabajo como sirviente y acompañante de un lama que
peregrina por todo el país.
Ese término
fue inventado por un agente británico llamado Arthur Conolly y luego fue
popularizado por el famoso escritor Rudyard Kipling en su novela Kim, que fue
publicada en 1901.
El “Torneo de
las sombras” era la forma con que los rusos conocían este tipo de guerra.
Creo que
podemos buscar un antecedente en la conocida Guerra de Crimea (1853-56). Como
los rusos estaban buscando un afianzamiento para su salida al Mediterráneo, a
través del Mar Negro, necesitaban eliminar el poder del renqueante Imperio
Otomano. Así que, en un principio, buscaron la alianza con los británicos, para
repartirse este Imperio. Estos últimos no se fiaron de los rusos e hicieron
algo que no estaba previsto por éstos, que era aliarse con los franceses.
Los rusos se
buscaron un motivo absolutamente intrascendente, muy metidos en su papel
anterior de gendarmes del absolutismo en Europa y el nuevo de defensores de la
Iglesia ortodoxa, y atacaron a los turcos, destrozando su armada.
Los aliados
franco-británicos, no sólo intervinieron luchando contra los rusos, sino que
buscaron más aliados en Europa. Así consiguieron romper, aunque nos parezca
mentira, la alianza que existía entre Rusia con Prusia y Austria.
Al final de la
guerra, los aliados vencieron y consiguieron que los rusos no pudieran navegar
con sus barcos a través de los dos estrechos que comunican el Mar Negro con el
Mediterráneo. Eso fue un duro golpe para la Rusia zarista.
Después los
rusos ampliaron su territorio a base de invadir zonas de Siberia y otros
territorios del Asia Central, que, algunos, incluso todavía forman parte de
Rusia, así que los ingleses asentaron su presencia en la India, Pakistán, etc.
Más tarde,
llegaron a un territorio llamado Afganistán (seguro que os suena a todos) y se
pusieron a discutir a quién de los dos le pertenecía.
Como los
británicos pensaron que los rusos iban a utilizar el territorio de Afganistán
para hacerse posteriormente con la “Joya más preciada del Imperio”, o sea, la
India, pues tomaron medidas. Una de ellas fue imponer un régimen en Afganistán
a las órdenes de Londres. Eso causó la primera guerra anglo-afgana. Como
veréis, todas las potencias han luchado en Afganistán… y todas han salido
perdiendo.
Como ese país
está poblado por unas tribus muy aguerridas, pues se dedicaron a hostigar a las
tropas que envió allí su Graciosa Majestad británica. El resultado fue que a
los ingleses “se les vio el plumero” y todos los militares enviados fueron
muertos, menos un médico al que dejaron con vida para que fuera a la India a
contarlo.
Los rusos
aprovecharon la ocasión y se fueron acercando cada vez más a Afganistán. Así
que en 1878 enviaron una misión diplomática a Kabul y, como a los ingleses les
negaron mandar la suya, pues declararon otra guerra.
Aquí también
les salió el tiro por la culata y fueron expulsados de la capital en 1881.
En 1884 los
rusos se atrevieron a quedarse con un oasis afgano, lo cual provocó un
conflicto con las tropas de ese país. Los británicos no intervinieron y respetaron
este oasis como zona rusa. Así que los rusos firmaron un tratado para crear una
frontera con Afganistán, donde este último país perdió varios territorios. Así
quedó Afganistán como un estado tapón entre los territorios de ambos imperios.
No obstante,
durante el siglo XIX se siguieron produciendo incidentes de menor consideración
entre las tropas rusas y las británicas.
Algunos
autores consideran este episodio de la Historia como un prólogo de la Guerra
Fría. Se libró no sólo en los campos de batalla, sino también la prensa de
ambos países.
Allí empezaron
a operar de manera profesional los diferentes servicios de espionaje y
contraespionaje.
Los dos países
sostenían la teoría de que quien tuviera el control del interior de Eurasia,
tendría el dominio sobre todo el mundo.
Había un gran
temor de que ambas potencias entraran en conflicto abierto en la zona, pero eso
nunca se produjo.
Las dos guerras
afganas se dieron por la sospecha británica de que tras ellos estaban las
ambiciones rusas.
Puede ser que,
por ello, los ingleses amarraron más fuertemente Egipto a su Imperio y
dividieron Persia en varias zonas de influencia.
En 1883 un
autor británico llamado J.R.Seely, propuso la siguiente explicación sobre el
tema: «Estamos obligados a observar con
atención todo movimiento en Turquía, cada nuevo síntoma en Egipto, cualquier
agitación en Persia o Transoxiana o Birmania o Afganistán. Ello se debe a que
poseemos la India, y un interés especial por los asuntos de todos los países
que se encuentran en a ruta hacia ella. Esto y sólo esto nos lleva a una
permanente rivalidad con Rusia, que es para la Inglaterra del siglo xix lo que
fue para ella la competencia con Francia por el Nuevo Mundo en el siglo XVIII».
Seguramente,
para tener más amarrada la India al Imperio Británico, el famoso político
Disraeli impuso la corona de la India a la reina Victoria.
La distancia
entre las bases de ambos ejércitos se había reducido notablemente a causa de la
expansión rusa. En 1800 la distancia entre las guarniciones de ambos ejércitos
era de unos 3.500 km., mientras que a final del siglo XIX sólo era de 35 km.
En 1914 un
conocido explorador de la época calculó que los rusos se habían expansionado a
una velocidad de 142 km2 diarios, más o menos, unos 50.000 km2 anuales.
En Londres
temían que los rusos estuvieran apoyando a los musulmanes de la India para
rebelarse contra el Imperio Británico.
Los rusos se
basaban en que ellos estaban haciendo en Asia lo mismo que los británicos en la
India. Incluso, llevaban todo tipo de mapas y documentos donde defendía cada
uno sus argumentos.
Aparte de
ello, ambas potencias desplegaron gran cantidad de agentes por esa zona, desde
Irán hasta Mongolia. Muchos de ellos, con el pretexto de hacer excavaciones
arqueológicas o estudiar las lenguas de las tribus, se dedicaron a cartografiar
el terreno y enviar informes a sus respectivos gobiernos.
Esta actividad
exploratoria y cartográfica en el fondo fue muy positiva, pues casi nadie sabía
nada en el mundo civilizado sobre el interior de Asia Central.
Realmente,
esta actividad fue muy importante, pues anotaron con precisión los datos de los
pasos de montaña, sirviéndose de espías hindúes y musulmanes, las alturas del
Himalaya, el nacimiento de los ríos de la India y hasta redescubrieron la
famosa y antigua Ruta de la Seda.
El nombre de
estos exploradores, seguramente, no nos sonará siquiera, pero voy a pararme a
mencionar algunos como Nikolai Przhevalski, Sven Hedin, sir Aurel Stein,
Nichols Roerich, George Nathaniel Curzon, etc.
Además, ambas
potencias se dedicaron a apoyar a diferentes bandos en las pequeñas guerras que
se produjeron en toda esa zona. Más o menos, lo mismo que han hecho en la
segunda mitad del siglo XX USA y URSS.
Aparte de
ello, ambos bandos, como ya he mencionado anteriormente, supieron utilizar la
prensa y la opinión pública a su favor. Como dijo lord Palmerston: «Las
opiniones» son más poderosas que los ejércitos. Las opiniones, si se fundan en
la verdad y la justicia, terminarán por imponerse a las bayonetas de la
infantería, el fuego de artillería y las cargas de caballería».
Al principio
de esta entrada cité el nombre de Arthur Conolly. Este fue un oficial, y luego
agente, británico, el cual, al enterarse, en 1841, de que el emir de Bujala
había detenido y torturado a otro oficial amigo suyo, el coronel Charles Stoddart,
pidió permiso a sus mandos para ir a rescatarle. Así llegó a entrevistarse con
este emir y lo convenció para que tomara partido por la causa británica y
liberara a su amigo.
Actualmente,
aunque no nos hayamos dado cuenta, esta zona vuelve a estar en el punto de mira
de algunos países de alrededor, como la India y China, además de USA, Rusia y
Europa, a causa de sus grandes reservas de petróleo y gas.
También Turquía,
Irán y Pakistán tienen desde siempre ciertos intereses políticos y culturales
entre esas repúblicas, que pertenecieron a la antigua URSS.
Algunos autores
nos confirman que los USA tomaron el relevo de los británicos en esa zona y
muchos aprendieron el arte del espionaje directamente con los maestros del MI5
y MI6. Entre ellos se encontraba una figura conocida, Allan Dulles, que, más tarde,
sería el director de la CIA en tiempos de Eisenhower y Kennedy.
Peter Grose,
uno de los biógrafos de Dulles dijo una vez que éste había leído por primera
vez el libro Kim, de Rudyard Kipling, en 1914, durante su travesía en barco con
destino a la India, y lo marcó tanto que hallaron ese libro en su mesita de
noche cuando murió, en 1969.
Uno de sus
amigos fue el famoso H.A.R. Philby, al que todos llamaban Kim por su carácter parecido
al del chico del libro. Quizá, porque también nació en la India en 1912 y su
padre, que era funcionario en la India, le impuso ese sobrenombre a los 6 años.
Lo que no se figuraba nadie en Occidente es que este Kim era un espía soviético
y por eso huyó a la URSS antes de que lo cogieran sus antiguos compañeros.
Muy buen post, Aliado; has sabido estructurar adecuadamente algo realmente difícil. De la película no me fiaría mucho, me refiero al rigor histórico.
ResponderEliminarBueno, lo de la película era una forma de introducir a la gente en este tema, porque, hoy en día, esta "pequeña guerra fría" está prácticamente olvidada, aunque yo creo que ha tenido más importancia de la que se le ha dado.
ResponderEliminarEl otro día, con ocasión del problema actual con Chipre, uno de los tertulianos decía que Rusia podría haber aprovechado el tema para intentar poner una base naval en esa isla para disminuir los problemas que ha tenido siempre para acceder al Mediterráneo.
Saludos.