Para variar,
esta vez traigo al blog una figura nada digna de elogios, pues no he encontrado
nada positivo en su biografía, pero me parece que debe ser conocida.
Nació en 1902
en Francia de padres austriacos. No se sabe mucho de su vida antes de entrar en
nuestro país.
Según confesó
más tarde, llegó a España en 1921. Ingresó en la Legión en 1923 y luego viajó
como músico por varios países.
Al comenzar la
Guerra Civil ingresó en la Comisaría de Orden Público, por, según afirmó él,
aunque era falso, haber sido sargento de la Legión y se le asignó como escolta
a extranjeros, pues dominaba varios idiomas.
A partir del
37, por sus conocimientos sobre Arquitectura, se le encarga la construcción de
varias celdas de castigo. Las llamadas popularmente “checas”. Confesó haber
construido las de las calles Valmajor y Zaragoza, ambas en Barcelona.
Estas
constaban de un pequeño recinto, donde el encerrado tenía que cargar el peso
del cuerpo exclusivamente sobre sus rodillas, con lo cual, al cabo de 10
minutos, declaraba todo lo que se esperaba de él.
También
existían otras celdas con torturas psicológicas. Unas estaban pintadas de
colores vivos. Otras tenían un reloj con funcionamiento trucado. Otras eran
esféricas, para hacer perder el sentido de la orientación.
Las más
habituales solían tener 2 metros de alta, 1,5 m de ancha y 2 m de larga. La
cama estaba inclinada para que el cuerpo no pudiera descansar. Las paredes y el
techo estaban revestidos de alquitrán para que se calentase rápidamente y el
suelo tenía pegados trozos de ladrillo puestos de canto para no poder andar
bien. Las paredes eran curvas y estaban pintadas con motivos geométricos para
producir alucinaciones.
Una de sus
víctimas declaró que lo metieron en una especie de armario de hormigón, donde
no se podía estar de pie ni sentado. Muy cerca de la cara le pusieron un faro
potente y un timbre estridente. Así le tuvieron unas 3 horas. Este tipo de
tortura lo utilizaron con miles de personas.
Se calcula que
unas 8.300 personas fueron asesinadas durante ese período en Barcelona y la mayoría habían pasado antes por esas
checas. No se sabe si tenían el visto bueno de la Generalitat de Cataluña, pero
sí es cierto que no hicieron nada por impedirlo.
Las checas de Barcelona tuvieron 2 períodos.
Desde el inicio de la Guerra Civil hasta mayo del 37 estuvieron en manos de la
CNT-FAI y las patrullas de control estuvieron a las órdenes de los enviados de
Stalin, los cuales participaron en la represión del POUM.
Lógicamente,
esta gente se dedicó a capturar a todo el que le pareciese sospechoso. Lo más
normal es que miraran a ver si la persona no tenía callos en las manos. En caso
de que no se le vieran, era inmediatamente detenido y enviado a estas cárceles
secretas, que solían ubicarse en antiguos conventos.
Desde el 37
hasta el final de la guerra el SIM se hizo con el poder y administró el “orden
público” y estas prisiones. A partir de aquí las detenciones y asesinatos se
multiplicaron e, incluso, fueron a parar allí muchos militantes de izquierdas.
El sistema de
las checas fue copiado de las prisiones soviéticas, pero aquí lo empeoraron
para que el detenido sufriera aún más.
Durante la
visita que realizó Himmler, el jefe de las SS, a Barcelona, tras la Guerra
Civil, le enseñaron estas celdas y se quedó horrorizado.
Laurencic fue
capturado por las tropas nacionales en febrero de 1939 y juzgado por un Consejo
de Guerra en junio del mismo año. Tras haber admitido su culpabilidad y no
haberse arrepentido de ninguno de sus crímenes, aunque también alegó en su
defensa haber trabajado para el espionaje nacional, pero no pudo dar los nombres
de sus contactos, el Consejo de guerra le condenó a muerte.
Aparte de
ello, siempre reconoció que cumplía órdenes directas de Santiago Garcés, jefe
del SIM y que hubiera construido más checas si se lo hubieran pedido. Es un
dato curioso, porque, cuando te pones a consultar ciertos personajes, se
repiten sus nombres durante la Guerra Civil.
El SIM fue
creado el 09/08/1937 por el ministro Indalecio Prieto. Su primer jefe fue Ángel
Díaz Baza, socialista y amigo del citado ministro. Luego el cargo pasó a
Prudencio Sayagües, antiguo universitario militante de la FUE y de Izquierda
republicana. Posteriormente, fue nombrado Manuel Uribarri Barrutell, conocido
ya por nosotros, pues fue el segundo del comandante Bayo durante su fracasado
desembarco en Mallorca. Se trata del jefe del contingente llegado desde
Valencia y que reembarcó enseguida tras discusiones con Bayo. De hecho, fue el
que le denunció ante el Comité de Milicias. Tras éste, le llegó el turno a
Santiago Garcés Arroyo, como jefe del SIM. Si consultamos los datos de este
personaje en la red, veremos que fue un personaje muy activo, incluso antes de
la Guerra Civil. Estuvo encausado por multitud de disturbios y además fue
guardaespaldas de Prieto. Quizás es más conocido actualmente por ser uno de los
integrantes del grupo que asesinó a Calvo Sotelo.
Para terminar,
diremos que la ejecución de Laurencic se celebró en julio de 1939 en el campo
de la Bota, de Barcelona.
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