ESCRIBANO MONACAL

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UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

domingo, 22 de septiembre de 2024

ANDRÉS DE URDANETA, EL DESCUBRIDOR DEL TORNAVIAJE.

 

Hoy voy a dedicar este artículo a un personaje, que realizó un gran descubrimiento, pero al que apenas se le menciona en los libros de Historia. Seguro que, si hubiera sido anglosajón, ya le hubieran dedicado varias películas en Hollywood.

En el siglo XVI, tras pasar las islas Filipinas a formar parte del Imperio español, se desarrolló un importante comercio entre estas islas, China y América. 

Para ello, se utilizó el famoso Galeón de Manila, que siempre viajaba abarrotado de productos asiáticos, los cuales eran muy demandados, tanto en América como en Europa. Estos productos eran pagados con las monedas acuñadas con la plata obtenida en las minas americanas.

Hasta el siglo XVIII, las únicas naves europeas, que se atrevían a navegar, desde América, por el Pacífico eran las españolas. Por eso se le denominó “el lago español”.

Magallanes y Elcano hicieron ese viaje, pero regresaron bordeando el sur de África. El mismo recorrido que solían efectuar los portugueses.

Hay que decir que un importante incentivo, para realizar esas travesías tan arriesgadas era el comercio de las especias, que se pagaban en Europa a un precio superior al del oro.

La causa de este encarecimiento se debió a que, a mediados del siglo XV, los turcos habían conquistado el Imperio Bizantino y habían cortado el paso  hacia Europa de la famosa Ruta de la Seda.

Es posible que a algunos les parezca raro que se pagase tanto por las especias. La explicación está en que, en aquella época, no había frigoríficos, ni congeladores y las especias y la sal eran las únicas formas de conservar la carne de las matanzas. Así que era algo muy demandado.

Después de esta amplia introducción, me voy a centrar en el personaje de hoy. Andrés de Urdaneta y Cerain, que así era cómo se llamaba, nació en 1508, en Villafranca de Ordizia (Guipúzcoa).

Se supone que su familia se podría decir que era hidalga y acomodada.

Su padre llegó a ser alcalde de su pueblo. Mientras que su madre era familiar del navegante Miguel López de Legazpi.

Parece ser que se trataba de un joven estudioso, que no quería seguir viviendo en su pueblo y tampoco quería ingresar en un convento, como deseaban sus padres.

Por eso, su padre habló con el famoso Juan Sebastián Elcano, también vasco, y así enrolaron al joven, como secretario, en la expedición de Frey García Jofre de Loaysa rumbo a las Molucas, la cual zarpó desde el puerto de La Coruña en julio de 1525.

Ya dediqué otro de mis artículos a hablar de esa desdichada expedición, donde murieron casi todos los miembros de la tripulación.

Sin embargo, Urdaneta tuvo mejor suerte. Fue apresado por los portugueses y pasó 8 años como cautivo. Parece ser que no perdió el tiempo, porque llegó a aprender varias lenguas habladas en esas islas.

En 1536, regresó a la Península Ibérica, a bordo de un barco portugués. En Lisboa le requisaron la mayoría de su equipaje, que consistía en notas sobre esas islas y cartas de navegación. Sin embargo, parece ser que tenía una gran memoria y, en poco tiempo, consiguió reconstruir todo lo que le habían robado.

Parece ser que, durante su etapa de cautivo en aquellas islas, tuvo una gran libertad de movimientos. Así que se casó con una nativa isleña y tuvieron una hija.

Cuando regresó a la Península sólo le acompañó su hija, pues su mujer había muerto poco antes del viaje.

Como allí no tenía oficio ni beneficio, dejó a su hija con su familia en Ordizia y él regresó a América.

Estuvo navegando a las órdenes de Pedro de Alvarado, uno de los hombres de confianza de Hernán Cortés.

Tras unos años entre estos conquistadores, se enteró de que su hija se había casado y, como estaba un poco harto de esa vida, a los 45 años, profesó como agustino en un convento de Ciudad de México.

Parece ser que su buena fama como navegante llegó hasta los oídos de Felipe II. Así que el monarca, que estaba empeñado en encontrar un camino en el Pacífico para regresar navegando desde las Filipinas hasta América, encargó al virrey de Nueva España que se pusiera en contacto con él para intentar conseguirlo.

Por ello, encargaron una misión, al mando de Miguel López de Legazpi, pariente de su madre y alcalde de Ciudad de México. Esta expedición partió de las costas mexicanas del Pacífico a finales de 1564.

Esta expedición, formada por 5 naves, tardó nada menos que 6 meses en atravesar el Océano Pacífico y atracar en las Filipinas.

Parece ser que permitieron que Urdaneta eligiese a los miembros de las tripulaciones. Ese sería el motivo por el que un tercio de los más de 300 marineros eran vascos, igual que él. También le acompañaron 4 frailes agustinos.

Al mismo tiempo, tuvo mucho cuidado al elegir los víveres, al objeto de prevenir la aparición del escorbuto, cuyos efectos ya había contemplado en sus anteriores expediciones.

En julio de 1565, la expedición tomó el camino de regreso, al mando de Felipe de Salcedo, un nieto de Legazpi.

Urdaneta, que viajaba en la nao San Pedro, aconsejó navegar hacia el norte hasta casi llegar a Japón y luego seguir hacia el norte hasta las costas de California, para luego virar hacia el sur y regresar a México. Concretamente, desembarcaron en Acapulco.

Ese viaje se hizo aprovechando la corriente del Kuro Siwo o Kuroshio y sólo les llevó tres meses de navegación. De esa manera, descubrieron la forma de regresar de Asia hacia América. Algo que se conservó en secreto durante varios siglos.

Curiosamente, tras haber conseguido esta gesta, Urdaneta se limitó a llevar un informe al rey y regresó a su convento mexicano, donde murió sólo 3 años después, en junio de 1568.

Por el contrario, Legazpi fue nombrado nuevo gobernador de las Islas Filipinas y fue el que creó la ruta del célebre galeón de Manila.

Parece ser que Urdaneta se reunió con Felipe II en 1566 en la ciudad de Salamanca. Fue acompañado por un hijo de Legazpi, el cual presentó al rey un informe sobre las necesidades de su padre en Filipinas.

Por lo visto, el Consejo de Indias no quería dejar marchar a Urdaneta y hasta le ofrecieron un puesto de director de una escuela de navegación. Sin embargo, él recurrió al rey, el cual le notó muy envejecido, a pesar de que todavía no había cumplido los 60 años, y autorizó su regreso a su convento en México.

Hasta esas islas llegaban muchos productos chinos, que se compraban para embarcarlos rumbo a Nueva España (México) y desde allí hacia la Península Ibérica. Incluso, con el tiempo, emigraron miles de chinos para residir en las Islas Filipinas.

Por ello, esos productos se pagaban con la plata de los yacimientos de América. Incluso, se cree que nada menos que un tercio de la plata obtenida en América acabó en manos chinas. Parece ser que, en Asia, la plata tenía una cotización superior a la que le daban en Europa.


Así que algunos la califican como la primera globalización mundial.

Parece ser que este comercio tuvo tanto éxito, que los comerciantes sevillanos, que era donde atracaban estos barcos venidos de América, se quejaron y las autoridades tuvieron que reducir el número de viajes anuales de 6 a 2.

El viaje de vuelta comenzaba en el puerto filipino de Cavite y terminaba en el puerto mexicano de Acapulco. Allí se desembarcaba la mercancía, atravesaba México y era de nuevo embarcada en Veracruz, con destino a Sevilla. Al galeón de Manila también se le conoció como la Nao de la China.

Ni siquiera se molestaban en ir escoltados por otros barcos militares y hasta eliminaban algunos cañones al objeto de poder embarcar más kg. de mercancía.

Aunque parezca mentira, a lo largo de los siglos, los piratas sólo consiguieron capturar 4 convoyes llegados desde América.

Ya se sabe que las victorias tienen muchos padres, mientras que las derrotas suelen ser huérfanas.

Por eso mismo, Alonso de Arellano, hijo ilegítimo de un noble, que era el capitán del San Lucas, otro de los barcos de aquella flota, que era más rápido que el de Urdaneta, cuando ya casi habían llegado a su destino, dejó atrás al resto de la flota y atracó en un puerto mexicano, llamado la Barra de Navidad, situado en el Estado de Jalisco, reivindicando para él la consecución de ese logro.

Eso dio lugar a varios pleitos entre Legazpi y Arellano, que terminaron con el reconocimiento oficial de Urdaneta como descubridor de esta importante vía marítima.

Desgraciadamente, cuando se produjeron las guerras de independencia de las provincias de Hispanoamérica, las Cortes de Cádiz decretaron, en 1813, la supresión del Galeón de Manila.

No obstante, éste se mantuvo en servicio hasta 1815, año en el que un galeón denominado San Fernando, hizo su último viaje, ya que las nuevas autoridades mexicanas requisaron todo su cargamento, que había sido embarcado en las Filipinas.

 

TODAS LAS IMÁGENES PROCEDEN DE WWW.GOOGLE.ES

10 comentarios:

  1. Gracias por compartir está lección de historia.
    Me ha encantado.
    Saludos

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    1. Muchas gracias por tu amable comentario. Si te gusta la Historia, aquí tienes otros 610 artículos sobre diferentes temas. Saludos.

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  2. Buen artículo. Es interesante ver cómo el comercio entre continentes fue configurando las sociedades de uno y otro lado.

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    1. Sin embargo, los españoles tratamos a los indígenas en igual de condiciones. No como hicieron los franceses, portugueses, británicos y mucho menos los belgas o los holandeses.

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  3. Enhorabuena por tu artículo e informarnos de la importancia del tornaviaje

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    1. Ha sido un placer. Gracias por tu amable comentario. Saludos.

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  4. Me ha encantado, he aprendido mucho, gracias por compartir lo que sabes. Un abrazo Alberto Antonio "Ávalon".

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    1. Ha sido un placer. Gracias por tu amable comentarios. Saludos.

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  5. Una publicación muy enriquecedora, como siempre Juan, mis felicitaciones.

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  6. Siempre busco enseñar cosas nuevas y de una forma entretenida.
    Muchas gracias por tu comentario y saludos.

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