Recuerdo, que, cuando estudié el Bachillerato, nos mandaron leer las greguerías de Gómez de la Serna. Una de ellas decía: “Esperanto, idioma universal que no se habla en ninguna parte del Universo”. Algo que siempre nos hizo mucha gracia.
Aunque también nos enseñaron
aquello de “el saber no ocupa lugar”. Algo que parecen haber olvidado los que han
redactado los actuales planes de estudio.
Es posible que a algunos les haya
parecido un poco extraña mi forma de comenzar este artículo. No obstante, luego
verán que tiene mucha relación con nuestro personaje de hoy.
Julio Mangada Rosenön, que era
cómo se llamaba nuestro personaje de hoy, nació en 1877 en la localidad cubana
de Sancti Spiritus, situada en el centro de esa isla. Cuando Cuba todavía era
una provincia española.
Su padre fue el capitán de Infantería, Ruperto Mangada Hijis, aunque en otros sitios aparece como Hijas y como Eijes, destinado en esa isla.
Mientras que su madre fue Luisa Rosenön Martínez, nacida en Cuba, aunque con un primer apellido de origen sueco. Supongo que su padre sería un emigrante de esa nacionalidad.No sé si sería, porque Julio
siempre tuvo muy mala salud o a causa de las frecuentes sublevaciones en la
isla de Cuba, lo cierto es que se crió con sus abuelos en la Península Ibérica.
Llama la atención que ingresara
con 19 años en la Academia de Infantería de Toledo, cuando la mayoría de los
alumnos solían ingresar con 15-16 años.
Sin embargo, la guerra con USA dio lugar a que hubiera mucha demanda de soldados y mandos. Así que muchas de esas promociones recibieron sus despachos antes de lo habitual, que eran 3 años, en el caso de la Infantería.
Por ello, en 1897, fue nombrado
segundo teniente y destinado a Cuba. Así que tomó un barco en Cádiz en abril de
1898. No pudo llegar a su destino a causa del bloqueo naval de algunos puertos
por la flota USA. Por ello, fue destinado a otra unidad, destinada en la misma
isla, que se dedicó a fortificar la capital para obstaculizar el avance de las tropas
USA. Por ello, tuvo muy poca participación en los combates habidos durante de
esa guerra.
Como ese mismo año terminó la
guerra, en el mes de septiembre tomó un barco, que le llevó hasta Vigo.
Si miramos el álbum de fotos de la Academia de Infantería de Toledo, nos encontramos con que, en su misma promoción, podemos ver los nombres de gente muy conocida, como Joaquín Fanjul, José Moscardó, Fernando Primo de Rivera y Orbaneja, etc.
En 1899, fue destinado a la guarnición
de Badajoz, cuando todavía había muchas tropas en esa ciudad, por ser
fronteriza y por no ser aliados de Portugal.
Posteriormente, casó con Josefa
Sanz. El matrimonio tuvo dos hijas y un hijo.
En junio de 1899 obtuvo su primer ascenso y ello dio lugar a que lo destinaran a una unidad en San Sebastián. Parece ser que allí tuvo su primer problema durante su carrera militar. Fue arrestado por orden de su coronel, al saber que había participado en una fiesta de un partido de izquierdas.
No sé si ese arresto daría lugar
a su traslado forzoso. Lo cierto es que, poco después, fue destinado a un regimiento
de Infantería en Melilla. Allí estuvo hasta 1905, año en que fue destinado a un
regimiento en Madrid.
Parece ser que ahí empezó a dar
muestras de mala salud, por lo que fue destinado a diversas cajas de reclutas. Un
destino más propio de militares a punto de retirarse y nada recomendable para
un joven militar con ganas de hacer carrera en el Ejército.
No sé si sería por eso lo que le
decidió a ingresar en la Masonería. Un sitio donde se apuntaban muchos con el
fin de tener acceso a gente muy influyente, que le pudiera servir para
progresar en sus respectivos trabajos.
También fue entonces cuando
aprendió el idioma esperanto y, en 1907, fundó la Asociación de militares
esperantistas y hasta fundó la revista Homaro para el fomento del esperanto.
Eso le sirvió para que le dieran permiso para asistir a varios congresos
internacionales dedicados a la enseñanza de este idioma. De ese modo, se convirtió en un esperantista muy conocido a nivel internacional.Parece ser que su padre también
fue hablante de otro idioma internacional, anterior al esperanto, llamado Volapük,
creado por un sacerdote alemán a finales del siglo XIX.
En 1919 obtuvo su ascenso a
comandante y lo destinaron a un regimiento en Jaca. No obstante, unos años
después, su unidad fue enviada al norte de África, donde participó en algunos
combates contra los rifeños.
En 1925 fue elegido presidente de
la Asociación Española de Esperanto y eso le valió para representar a España en
diversos congresos sobre esa lengua.
A finales de 1929 fue destinado, nuevamente, al regimiento de Infantería Galicia 19, con sede en Jaca (Huesca). Fue arrestado, aunque parece que no participó, directamente, en la sublevación encabezada por los capitanes Galán y García Hernández, porque se había desplazado a Madrid a causa del fallecimiento de una de sus hijas. La otra se suicidaría unos años después.
Sin embargo, la llegada de la II
República, hizo que fuera indultado y volviera a sus deberes militares, pero
fue destinado a un regimiento en Madrid.
No obstante, en 1932, tuvo lugar un grave incidente. La Primera División Orgánica, con sede en Madrid, organizó unas maniobras, donde participaron los alumnos de las academias militares y los 3 regimientos de Infantería destinados en la capital. El lugar elegido fue el antiguo campo de maniobras de Carabanchel.
Al término de las mismas, hubo
varios discursos, donde criticaron la política del Gobierno republicano y,
especialmente, el Estatuto de Cataluña.
El primero en dirigirse a los
presentes fue el general Caballero, jefe de la brigada de Infantería.
Posteriormente, lo hizo el general Villegas, jefe de la división, que terminó
su alocución con un ¡Viva España!, en lugar del obligado ¡Viva la República!
Por último, se dirigió a las
tropas el general Goded, jefe del Estado Mayor Central, el cual terminó su
alocución con un “¡Viva España y nada más!”. Algo que caldeó los ánimos a
muchos de los presentes e hizo que el teniente coronel Mangada permaneciera sentado
y no repitiese el grito de Goded. Éste se lo recriminó y empezó una discusión
entre ambos.
Parece ser que el coronel Carlos
Leret, jefe del regimiento de Infantería número 1 y padre de Virgilio Leret,
quiso separarlos. Sin embargo, el general Villegas ordenó el arresto de Mangada.
Éste se enfadó, se quitó la guerrera y la gorra y las tiró al suelo, diciendo a
sus soldados: “Mirad cómo tratan a un jefe vuestro”.
Posteriormente, Mangada fue absuelto por un consejo de guerra. Sin embargo, los tres generales presentes fueron cesados y sus cargos fueron ocupados por otros más afines al Gobierno republicano.
No está muy clara su
participación en los sucesos conocidos como Revolución de Asturias. Lo cierto
es que fue procesado por ello y luego pasó a la reserva. A partir de entonces,
aumentó su participación en la política, denunciando en varios folletos los
preparativos de la UME para dar el golpe de Estado de 1936.
Tras el fracaso del golpe de
Estado de 1936, se puso al mando de un grupo de milicianos con el que consiguió
que fracasara el golpe en Madrid.
Algunos autores dicen que creó una checa en la Casa de Campo, donde encerraron a varios militares partidarios del bando nacional a los que fusilaron sin haber sido juzgados.
Posteriormente, estuvo al mando
de la llamada Columna Mangada, una unidad que combatió en la Sierra de
Guadarrama y consiguió algunas importantes victorias. Fue la misma que mató en
una emboscada al líder falangista Onésimo Redondo.
Instaló su cuartel general en
Navalperal de Pinares (Ávila), donde todavía se pueden observar las
fortificaciones que ordenó construir para detener el avance del bando nacional.
Así que se hizo muy popular y fue apodado el general del pueblo, aunque sólo era coronel honorario. Luis, su único hijo, también estuvo con él en esa unidad.
Sin embargo, fue derrotado, en
diversas ocasiones, en el frente de Talavera de la Reina y eso dio lugar a que
lo destinasen a labores burocráticas. Ya sabemos que el Gobierno republicano
nunca se fió demasiado de sus militares y siempre prefirió a los mandos de
milicias y a los asesores soviéticos.
Al final de la guerra, como había
sido nombrado gobernador militar de Albacete, le costó muy poco llegar al
puerto de Alicante. Allí, junto con su mujer y su hijo, fueron de los pocos
afortunados que consiguieron montar en el barco británico Stanbrook, el cual
les dejó en el puerto de Orán, en la Argelia francesa.
Evidentemente, allí no los
recibieron con los brazos abiertos, ni los metieron en hoteles de lujo, sino
que los encerraron en campos de concentración. De allí solían enviarlos a
trabajar en el desierto, donde muchos españoles murieron a causa del clima y
las duras condiciones de trabajo.
Una organización de esperantistas
cubanos les consiguió unos pasaportes de ese país y otra de esperantistas
argentinos pagó sus billetes de barco hacia Argentina. No olvidemos que él y su
madre habían nacido en Cuba.
En 1941, se trasladaron a México
y allí residieron hasta 1946, año de la muerte de Julio Mangada. Curiosamente,
falleció el 14 de abril de ese año.
Escribió diversas obras para
fomentar el aprendizaje del esperanto, como manuales, gramáticas, impartió
conferencias y hasta tradujo El Quijote al esperanto. Hoy en día, se le sigue considerando,
a nivel internacional, como uno de los esperantistas más importantes del mundo.
También estuvo interesado en el
naturismo y en los movimientos espiritistas.
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Gracias por compartir esta información. Cada vida es una historia con sus vicisitudes y experiencias. Todas merecen la pena y nos ayudan a conocer mejor nuestra propia historia.
ResponderEliminarEfectivamente. Además, a base de leer biografías, puedes hacerte una idea de cómo se vivía en ciertas épocas.
EliminarMuchas gracias por su comentario y saludos.
Muchas gracias por este relato histórico de nuestro País de la Época, donde además de los importantes hechos acaecidos, demuestra lo útil que puede ser tener conocimientos de cualquier índole para conseguir un fin. En el caso del Coronel Mangada, bien se puede cumplir el dicho de, "el saber no ocupa lugar"... ya que fue su vinculación al esperanto, que no su carrera militar, lo que le salvó a él y a su familia, de una tormentosa vida en los Campos de Concentración de Orán, colonia francesa en esos años y donde posiblemente, no hubiera sobrevivido si no hubiera recibido la intermediación de la Asociación de Esperantistas para salir de ese País... Un saludo
ResponderEliminarEl problema no era Orán, sino que después te llevaban a trabajar para construir una vía férrea en medio del desierto y muchos españoles murieron a causa del calor y las malas condiciones de trabajo.
EliminarMuchas gracias por su comentario y saludos.