Hoy traigo al blog un personaje
con una vida y una actuación durante la II Guerra Mundial, que sigue siendo muy
controvertida.
Kurt Gerstein, que era cómo se llamaba, vino al mundo en 1905 en la bonita ciudad de Münster, célebre por su famosa Universidad, fundada en 1780 y una de las más prestigiosas de Alemania. Hoy en día, esa ciudad pertenece al Estado de Renania del Norte-Westfalia.
Su padre era juez de ese
distrito. Por tanto, supongo que en su casa habría un buen nivel cultural del
que disfrutarían tanto él como sus 6 hermanos. Aunque también dicen algunos que
era muy autoritario, debido a su formación militar prusiana.
Parece ser que también se trataba
de una familia bastante nacionalista. Cosa que inculcó el padre a sus hijos.
Por otro lado, Kurt, fue una persona
muy religiosa. Por ello, participó en asociaciones para fomentar el estudio de
la Biblia y contra el alcoholismo. Incluso, fue miembro de la famosa YMCA.
Posteriormente, se fue a estudiar Ingeniería de Minas al centro de estudios técnicos más importante que había en Alemania sobre esta materia y que se encuentra en Aquisgrán.
Después estudió en la Universidad
de Marburgo, donde también había estudiado su padre. Sin embargo, parece ser
que allí tuvo un problema, porque lo echaron de una fraternidad de estudiantes
por su oposición al consumo de alcohol.
Así que se trasladó a la
Universidad Técnica de Berlín, donde completó su formación como ingeniero de
minas. Graduándose en 1931.
Parece ser que se convirtió en seguidor del pastor Martin Niemöller en su lucha contra el ascenso al poder de los nazis.
Este pastor fue el autor de esa
frase tan célebre, que seguro que ya habréis oído más de una vez y que algunos
han atribuido, erróneamente, a otros personajes:
"Primero vinieron a por los comunistas, pero yo no hablé, porque no era comunista. Luego vinieron a por los sindicalistas, pero yo no hablé, porque no era sindicalista. Luego vinieron a por los judíos, pero no dije nada, porque no era judío. Luego vinieron a por mí, pero no quedaba nadie que hablara por mí"
Así que
eso le causó algunos problemas a Gerstein y llegó a ser detenido, pero no por
mucho tiempo.
No se
si habrían influido sobre él las ideas de su padre o la formación nacionalista,
que se impartía en las escuelas alemanas, lo cierto es que en 1933 se alistó en
las SA.
Sin embargo, seguía siendo una persona influida por dos ideologías antitéticas. En 1935, cuando se hallaba viendo una obra de teatro, de pronto, se levantó de su asiento para protestar por el mensaje anticristiano, que se estaba representando en esa obra.
Lógicamente,
se llevó una buena paliza, porque aquel local estaba repleto de nazis y no les
gustó nada su ocurrencia.
Dado
que seguía repartiendo propaganda cristiana, a mediados de 1936, fue detenido,
expulsado del Partido Nazi y encerrado unos meses en un campo de concentración.
Posteriormente,
se casó con la hija de un pastor protestante luterano y tuvieron una hija.
Siguió militando en la llamada Iglesia Confesante, un movimiento religioso que
se oponía a que el régimen nazi se hiciera con el control de la Iglesia Protestante
de Alemania.
Evidentemente,
eso le hizo tener problemas a la hora de encontrar trabajo. Así que, desde
1936, empezó a estudiar Medicina en la Universidad de Tubinga. Ciudad en la que
vivió junto a su mujer y su hija.
En 1938, volvió a ser arrestado por unas presuntas actividades antinazis y llevado a otro campo de concentración. No obstante, fue liberado a los pocos días, por falta de pruebas.
No
obstante, como su padre debía de conocer a personajes muy influyentes, en 1939,
fue readmitido en el Partido Nazi y eso le permitió ejercer como ingeniero de
minas en varias canteras del Estado.
Contra
todo pronóstico, en 1941, fue admitido como miembro de las temidas SS. La
verdad que no se sabe cuál fue el motivo para que decidiera dar ese paso.
Hay quien dice que lo hizo, tras haberse enterado de la muerte de su cuñada, que había sido ingresada en una clínica psiquiátrica y fue otra de las víctimas de la operación Aktion T4. Por la que los nazis exterminaron a miles de enfermos mentales.
Su
esposa decía que le escribió una carta, donde le contaba que había decidido
unirse a la SS para ver las cosas desde dentro. Como una especie de agente
infiltrado, que seguía siendo leal a la Iglesia.
Gracias
a sus conocimientos técnicos, muy pronto le encargaron que consiguiera productos
para desinfectar los campos de concentración.
Posteriormente, fue el encargado de comprar, en grandes cantidades, el infame Zyklon B, con el que asesinaron a millones de prisioneros en las cámaras de gas. No sólo judíos, sino también prisioneros de otros orígenes.
Por
ello, pudo ver cómo metían a esos desdichados en las cámaras de gas y cómo
aprovechaban, no sólo sus ropas, sino también sus gafas, su pelo y hasta sus
dientes de oro.
Parece ser que hizo amistad con un diplomático sueco y le contó todo aquello con el ruego de que su Gobierno se lo comunicara a los Aliados. Sin embargo, parece ser que el Gobierno sueco no querría tener problemas con los alemanes o es posible que no quisiera perder los negocios que estaban haciendo con ellos.
También
intentó ponerse en contacto con la Nunciatura del Vaticano en Berlín, pero no
quisieron recibir a un oficial de las SS. Lo mismo le ocurrió en la Embajada de
Suiza en Berlín. Por otra parte, ni siquiera pudo convencer a su padre de lo
que estaba ocurriendo.
Incluso, hizo un informe para un miembro de la Resistencia holandesa a fin de que lo hiciera llegar al Gobierno holandés, que se hallaba exiliado en Londres. Parece ser que esta vez sí que llegó, pero nadie hizo nada con él.
A
finales de abril de 1945, se entregó a las tropas francesas en una ciudad al
suroeste de Alemania, perteneciente al actual Estado de Baden-Württemberg. Fue
detenido y entregado a las tropas USA.
Allí fue sometido a varios interrogatorios y se ofreció como testigo para acusar a los criminales nazis. También escribió el llamado Informe Gerstein, que detalla fielmente lo que ocurría en esos campos y cuyo contenido fue muy utilizado en los juicios de Nürenberg contra los jerarcas nazis.
En un
principio, las autoridades aliadas, le trataron bien y lo alojaron en un hotel,
aunque estaba bajo arresto domiciliario. Sin embargo, más tarde, fue enviado a
París y encarcelado en calidad de acusado.
Hay que decir que, antes de terminar la guerra, ya mostraba unos síntomas claros de depresión. Por tanto, no resultó extraño que, a finales de julio de 1945, fuera encontrado ahorcado en su celda.
No se
sabe si lo que le llevó al suicidio fue el temor a ser condenado como criminal
de guerra o, tal vez, que fuera asesinado por otros nazis, presos en esa misma
cárcel, a los que no les interesaba que diera más detalles sobre lo que hacían
en los campos.
Posteriormente,
su cadáver fue enterrado en una tumba sin nombre en un cementerio del sur de
París.
Su esposa estuvo, durante muchos años, recurriendo ante la Justicia para que el nombre de Kurt Gerstein fuera rehabilitado.
Curiosamente,
en 1950, los jueces de Tubinga fallaron en su contra, al considerarlo un
criminal de guerra nazi, por haber suministrado el Zyklon B. Por ello, también
se le negó una pensión.
Posteriormente,
el presidente del Estado de Baden-Württemberg, pidió el indulto, pero no lo
consiguió, aunque sí que se eximiera a la esposa de Gerstein del pago de las
costas del anterior juicio, que era una cantidad muy elevada.
Sin
embargo, a partir de 1963, intervinieron una serie de personalidades con el fin
de que se le rehabilitase. Incluso, le hizo un homenaje el Consejo Central
Judío. Es más, rodaron una película
sobre su vida y así se hizo una figura más popular.
Finalmente,
en 1965, el canciller federal Kiesinger decretó su perdón y su viuda pudo
cobrar la cantidad que le correspondía como pensión.
Parece ser que uno de los que ayudaron a su viuda a conseguirlo fue aquel diplomático sueco, que se hizo amigo de Kurt.
En
2002, el famoso cineasta Costa Gavras, estrenó su película “Amén”, basada en la
vida de Kurt Gerstein. En ella, este director criticaba abiertamente la actitud
del Papa Pío XII de mirar hacia otro lado, aunque sabía perfectamente lo que
estaba ocurriendo en esos campos de exterminio.
De
hecho, la Iglesia Católica, no dio permiso para filmar algunas escenas de esta
película en el Vaticano y, en su lugar, lo hicieron en un palacio de Bucarest
(Rumania).
Bueno,
a ver si alguno se decide y consigo tener, al menos 100 seguidores, antes de
que acabe el año.
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Citare algunos autores que se tomaron MUY EN SERIO VERIFICAR CRITICAMENTE LA FIABILIDAD DEL TESTIMONIO DE GERSTEIN :
ResponderEliminar"el llamado "informe Gerstein" constituye un testimonio atestado de inverosimilitudes y contradicciones, en su mayor parte debidas al carácter manifiestamente erróneo de las precisiones numéricas y la calidad mediocre de las publicaciones originales" - Pierre Vidal-Naquet
"Las indicaciones de Gerstein, tanto sobre el número de víctimas asesinadas en Belzec, como los cálculos y las medidas de las cámaras, son tan inverosímiles que hasta un profano que coja los datos y los someta a una prueba aritmética, puede darse cuenta de ello inmediatamente." - Arthur Butz
"Los testimonios que directa o indirectamente intentaban confirmar el testimonio de Gerstein en el punto central de la existencia de las cámaras de gas (tales como Rudolf Höss, los sonnderkomandos y otros), aduciendo que tales testimonios, o bien no encuentran confirmación documental ni forense, o bien se contradicen entre sí (las cámaras de gas de éstos testimonios funcionan con gas de Zyklon B, no con gas de motores Diesel cómo menciona Gerstein), o bien son indignos de crédito por los intereses de su autor." - Claudio Mattogno.
"De las diversas confesiones escritas por Kurt Gerstein se desprenden serias inconsistencias de redacción y traducción que trascienden a que los académicos de postguerra falsificaron deliberadamente partes claves del testimonio de Gerstein, obtenido a su vez mediante la más cruenta tortura." - Conclusión de la Tesis "Las confesiones de Kurt Gerstein" defendida por Henri Roques