Siempre se ha dicho que “una
imagen vale más que mil palabras”. Así que, según parece, el personaje que
traigo hoy al blog se la tomó al pie de la letra y se puso a enseñar a la
sociedad lo que muchos no querían que se viera.
Lewis Wickes Hine, que así se
llamaba nuestro personaje de hoy, nació en 1874, en un pueblo del Estado de
Wisconsin, al norte de USA.
Desgraciadamente, su padre murió
en un accidente, cuando él era aún un niño, y no le quedó otra que ponerse a
trabajar en una fábrica para ayudar a su familia.
No obstante, nunca quiso
renunciar a tener una buena formación. Así que simultaneó su trabajo con la
asistencia al colegio, la enseñanza secundaria y luego la universitaria.
Se decidió por estudiar
Sociología, carrera que realizó en la Universidad de Chicago. Además, posteriormente,
hizo dos masters. Uno en la Universidad de Columbia y otro en la de Nueva York.
Centros donde también realizó estudios de Pedagogía.
Una vez acabados sus estudios, consiguió
un trabajo en la Escuela de Cultura Ética, fundada por el reformador social Félix
Adler y cuya sede se halla en Nueva York. Se trata de un centro, que aún continúa
existiendo y que fue creado para que los hijos de los pobres obtuvieran la mejor
formación con el fin de que pudieran ingresar en las universidades.
Es posible que le consiguiera
este trabajo un antiguo profesor suyo, Frank Addison Manny, que fue director
del colegio de su pueblo y, anteriormente, había sido profesor en la Escuela de
Cultura Ética.
Evidentemente, en ese centro, se
les dio prioridad a los chicos que procedían de minorías étnicas marginadas,
como los judíos o la gente de color. Seguramente, por ello, vemos a muchos de
esos antiguos alumnos en puestos muy destacados del Gobierno, la Administración
Pública o la cultura en USA.
Parece ser que, muy pronto, se observó
que la formación que allí se daba era muy superior a la habitual en otros centros
educativos. De esa forma, poco a poco, fueron ingresando en ella chicos
procedentes de estratos sociales cada vez más altos. Esto ha dado lugar a que,
hoy en día, su matrícula sea una de las más caras de USA.
Volviendo a nuestro personaje, por
lo visto, allí se dio cuenta de la importancia de la fotografía para probar una
serie de hechos. No olvidemos que esta técnica era muy pionera, porque, hasta 1888,
no empezó a pensarse en utilizar los rollos de películas para realizar fotos.
Un invento de George Eastman, el fundador de la famosa empresa Kodak.
En 1904, Hine, comenzó con su campaña haciendo
fotografías por todo el país. Empezando por las oleadas de inmigrantes que
llegaban al puerto de Nueva York. Por supuesto, tras haber pasado el filtro aduanero,
que había puesto el Gobierno USA en la famosa isla Ellis. Hasta allí fue, llevando
a cuestas una pesada cámara de la marca Graflex.
Curiosamente, en algunas de esas
fotos, como la de John Howell, un niño de 10 años, que vendía periódicos en una
calle de Indianápolis, se puede ver la sombra de Hine, cuando realiza esa foto.
El caso es que Hine no se
limitaba a hacer esas fotos, sino que, previamente, se entrevistaba con los
retratados para conocer directamente sus problemas.
En 1907, fue fichado por la, recién
creada, Fundación Russell Sage, cuyo lema es “mejorar las condiciones sociales
y de vida en USA”.
Esto no era nada extraño, pues,
desde la década de 1890 hasta 1920, durante la llamada “Era progresiva”, se
fundaron en USA muchas organizaciones de este tipo. En general, los objetivos
de las mismas eran el estudio de los nuevos problemas causados por la
industrialización, la inmigración constante, la desbocada urbanización y, sobre
todo, la lucha contra la corrupción entre los políticos.
Eso dio lugar a nuevas normales
legales contra la corrupción y la lucha contra los trusts y los monopolios de
todo tipo.
Aparte de ello, sus esfuerzos también
se enfocaron en la limitación o prohibición del consumo de alcohol, el reconocimiento
del voto femenino y los estudios para mejorar la eficiencia en el trabajo, a
fin de que no se necesitaran tantas horas para producir lo mismo.
Precisamente, en ese mismo año de
1907, la citada fundación apoyó financieramente la llamada “Encuesta de
Pittsburgh”, consistente en un estudio, dirigido por el periodista Paul
Kellogg, donde un grupo de expertos, entre los que estaba Lewis Hine, sacaron a
relucir los males de esa sociedad que todo lo confiaba a una industrialización
y a un desarrollismo exacerbado.
Parece ser que Hine había conocido tres
años antes a los hermanos Kellogg, los cuales dirigían varias revistas, que
tenían un marcado carácter social, donde también publicaron algunas de las
fotografías de Hine.
Supongo que elegirían esa ciudad,
porque era el prototipo de una ciudad con un gran desarrollo industrial, donde
varias empresas, como la US Steel, eran las verdaderas dueñas de esa urbe y sometían
a su voluntad a su Ayuntamiento. Parece ser que la publicación de este trabajo,
ya empezó a remover las conciencias de la gente que nunca había querido saber
nada de este tema.
Supongo que, debido a la fama que
obtuvo con esta investigación, en 1908, Hine, fue contratado por el llamado
Comité Nacional del Trabajo Infantil, del cual formaban parte gente muy
importante, incluidos algunos ex presidentes de USA.
En sus primeros estudios, este
Comité ya detectó que, en USA, alrededor de 1 de cada 6 niños, no estudiaban,
porque tenían que dedicar su tiempo a trabajar para ayudar a sus familias.
Por eso mismo, le encargaron a
Hine que realizara diversos reportajes, por todo el país, donde mostrara las
duras condiciones de vida en que se desenvolvían estos chicos. Desde luego,
siempre lo tuvo muy claro que su labor consistía en “mostrar cosas que tenían
que ser corregidas”.
Desgraciadamente, por entonces,
los empresarios buscaban mano de obra barata, para obtener grandes beneficios.
Por eso mismo, ponían sus ojos en los inmigrantes recién llegados y en los
niños, cuyas manos, al ser más pequeñas, eran idóneas para realizar ciertos
trabajos, donde no cabía una mano de un adulto.
Durante unos 10 años, estuvo
desarrollando este trabajo, el cual, sirvió como munición a los reformadores
sociales del momento para exigir que se mejoraran las condiciones sociales de
esos chicos y sus familias y, de paso, no se les robara su derecho a tener una
educación, ni a disfrutar de su infancia.
Parece ser que, en muchos sitios,
no fue bien recibido. En algunas empresas, llegó a ser maltratado tanto por el
personal directivo como por los vigilantes de las mismas.
Incluso, algunos agentes de Policía llegaron a amenazarlo de muerte, si no dejaba de hacer su trabajo.
Incluso, algunos agentes de Policía llegaron a amenazarlo de muerte, si no dejaba de hacer su trabajo.
De hecho, llegaron a prohibir que
se hicieran fotografías en fábricas, alegando un posible caso de espionaje
industrial. Así que, en muchos casos, a Hine no le quedó otra que hacerse pasar
por inspector de incendios, vendedor de biblias o fotógrafo de la marca que
había construido cualquiera de aquellas máquinas. Por lo visto, él llamaba a
ese trabajo “investigaciones fotográficas”.
Uno de sus frutos fue que, en
1907, un senador por Indiana, presentara un proyecto de ley, ante el Senado
USA, para limitar el trabajo infantil. Aunque no fue aprobado, no obstante, se
vio que esto dio que pensar a mucha gente, que antes no se había planteado nunca
este problema.
Sin embargo, ya en 1915, este
Comité consiguió que se aprobara una Ley, por la que se creó la agencia llamada
Oficina de niños de USA, donde se estudian las condiciones en que se desarrolla
la vida infantil y se lucha contra el abuso ejercido contra ellos.
No obstante, no todo fue un camino
de rosas. El Comité promovió diversas leyes, en el Congreso y el Senado.
Algunas de ellas llegaron a aprobarse, pero fueron luego obstaculizadas por el
presidente de turno o por la Corte Suprema, alegando que no se ajustaban a la Constitución.
Por eso mismo, en 1924, el Comité
promovió una nueva enmienda a la Constitución, relativa a la prohibición del
trabajo infantil. Paradójicamente, aunque esta norma fue pronto aprobada tanto
en el Congreso como en el Senado, para su puesta en vigor, necesitaba la ratificación
de los correspondientes Estados. Lo cierto es que, hoy en día, sigue sin ratificarse
por la mayoría de los Estados y, por tanto, esa enmienda no ha sido aún añadida
a la Constitución USA.
Afortunadamente, en 1938, este Comité
consiguió “colar” en la Ley de normas justas del trabajo, unas menciones sobre
el trabajo infantil. Mediante ellas, se prohíbe el comercio interestatal de bienes
producidos por mano de obra infantil. Como excepciones a esta prohibición, se citan
los niños que ayudan a las labores agrícolas o los que lo hacen en los negocios
familiares.
Tras la incorporación de USA a la
I Guerra Mundial, se dedicó a fotografiar la labor que realizaba la Cruz Roja de su país, tanto en el frente como en los hospitales de la retaguardia.
Parece ser que, en la posguerra,
intentó reconciliarse con el empresariado. De esa manera, consiguió que lo
contrataran en algunas importantes empresas a fin de publicar sus fotos en las
revistas de los empleados de las mismas.
A partir de 1930, fue contratado
para fotografiar el desarrollo de la construcción del emblemático edificio del
Empire State. En sus fotos, se podían apreciar claramente las arriesgadas
condiciones de trabajo en que los obreros realizaban, diariamente su labor. Él
mismo pudo comprobarlo, pues muchas veces tuvo que poner en juego su vida para
obtener el punto de vista más conveniente para realizar esas fotos. Parece ser
que realizó unas 1.000 fotos, relativas con la construcción de ese famoso edificio.
Durante la Gran Depresión de
1929, que, primeramente, golpeó con fuerza en USA y luego pasó a Europa, volvió
a trabajar para la Cruz Roja, describiendo en sus imágenes la labor social realizada por este famoso organismo.
Más adelante, fue contratado por una
agencia dedicada a la Administración del progreso de obras, la cual se dedicaba
a controlar la marcha de las obras públicas promovidas por el Gobierno a fin de
dar trabajo a los millones de personas que se habían quedado en el paro a causa
de la citada crisis.
Parece ser que, más tarde,
entabló amistad con Berenice Abott y otros fotógrafos famosos, los cuales le
introdujeron en la Photo League, una especie de cooperativa de artistas
dedicada a la denuncia social. O sea, que igual se encontraba como pez en el
agua. Desgraciadamente, esta institución hubo de cerrar en los años 50 a causa
de la encarnizada persecución del infame senador McCarthy.
Precisamente, en la Photo League,
coincidió con Paul Strand, otro de los grandes fotógrafos del momento, que fue
alumno suyo en la Escuela de Cultura Ética.
Posteriormente, intentó, por
todos los medios, entrar a formar parte del grupo de la agencia de la Administración
de seguridad agrícola. En aquel momento, esta agencia,
dirigida por el economista Roy Stryker, estaba realizando una gran labor a base de fotografiar las duras condiciones de vida del campesinado de ese país. Gracias a ellos, hoy en día, podemos ver muchas fotos, donde se aprecia lo duramente que vivieron esa crisis los campesinos de aquel país.
Desgraciadamente, por razones que se me escapan, Stryker, siempre se negó a admitir a Hine dentro de su grupo de fotógrafos.
dirigida por el economista Roy Stryker, estaba realizando una gran labor a base de fotografiar las duras condiciones de vida del campesinado de ese país. Gracias a ellos, hoy en día, podemos ver muchas fotos, donde se aprecia lo duramente que vivieron esa crisis los campesinos de aquel país.
Desgraciadamente, por razones que se me escapan, Stryker, siempre se negó a admitir a Hine dentro de su grupo de fotógrafos.
Parece ser que, en sus primeros
años, firmaba al dorso de sus obras y las definía como “fotografías
documentales”. Sin embargo, en sus últimos años las llamaba “fotografías
interpretativas”.
Supongo que la publicación de varias de sus miles fotos le acabó
granjeando muchas enemistades. Eso dio lugar a que nadie le contratara y a su
ruina. Parece ser que hasta tuvo que vender su casa y luego solicitar ayudas
sociales.
Por lo visto, antes de eso, solicitó
sendas becas en la Corporación Carnegie y en la Fundación Guggenheim, para
volver a realizar trabajos sobre la inmigración, pero ambas le fueron
denegadas.
Desgraciadamente, en 1940, se vio
sometido a una operación de la que no se recuperaría, muriendo en noviembre de
ese mismo año. Triste final para una persona a quien todos le debemos mucho, por haber conseguido unas mejores condiciones de vida, las cuales podemos disfrutar hoy en día.
Por lo visto, su hijo ofreció el legado
gráfico de su padre a varias entidades, pero no lo quisieron aceptar. Sin embargo,
sí lo hizo el museo dedicado a George Eastman, el fundador de Kodak, en
Rochester (Nueva York). Curiosamente, la casa donde se asienta ese museo, que
fue la residencia de Eastman, es, desde 1966, monumento nacional.
Otros lugares donde están depositadas
sus miles de fotografías son la famosa Biblioteca del Congreso, la Universidad
de Maryland, la Administración Nacional de Archivos y Registros y la Biblioteca
Pública de Nueva York.
Una de las frases de Hine era que
“el gran peligro social radica en la oscuridad y en la ignorancia. Se requiere
luz, luz y luz a raudales”.
Otra de ellas fue: “El objetivo
del trabajador social es ¡hágase la luz! y en esta campaña de iluminación
disponemos de un agente que escribe con luz: el fotógrafo”.
No obstante, durante toda su vida
dijo: “Quiero fotografiar lo que necesita ser apreciado, quiero fotografiar aquello
de necesita ser corregido”. Para él, siempre fue una forma de ampliar sus
conocimientos sociológicos e intentar cambiar la sociedad con esos medios. De hecho,
actualmente, se le considera como uno de los fundadores del periodismo de
reportaje gráfico.
TODAS LAS IMÁGENES PROCEDEN DE WWW.GOOGLE.ES
TODAS LAS IMÁGENES PROCEDEN DE WWW.GOOGLE.ES
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