Aunque se está aproximando el fin
de año, no me gustaría que terminara el 2018 sin narrar esta historia.
Hoy voy a dedicar este artículo a
una gran autora, que nos dio un libro muy famoso y del que ahora se cumplen 200
años desde su primera publicación.
Mary Shelley, que es nuestro personaje
de hoy, nació en 1797, en Londres. Sus padres fueron el conocido filósofo
William Godwin y la famosa escritora, especializada en temas feministas, Mary
Wollstonecraft.
Desgraciadamente, como era muy
común en aquella época, su madre falleció pocos días después del nacimiento de
Mary, a causa de una infección sufrida tras el parto. Algo que siempre
mortificó a nuestro personaje, pues se sentía culpable de ello.
Parece ser que su viudo estuvo
muy enamorado de su mujer y, al año siguiente, publicó una especie de memorias
dedicada a ella.
Por lo visto, Godwin, era una
especie de filósofo libertario. Siempre estuvo en contra del matrimonio y de la
opresión que pudiera sufrir cualquier individuo. Sin embargo, se casó en
secreto con M. Wollstonecraft.
Según parece, la educación de
nuestro personaje fue muy superior a la que solían tener las mujeres de su
época. Algo que me parece admirable. Su casa siempre fue un
lugar de encuentro
para intelectuales de todo tipo que acudían a visitar a su padre. Así que tuvo
ocasión de conocer a las mentes más preclaras de su país y también del
extranjero.
Sin embargo, el padre de Mary se
vio incapaz de llevar una casa, donde vivía con ella y con Fanny, hija de
una relación anterior de su esposa. Así que decidió casarse con una vecina,
también viuda y con dos hijos.
Como suele ocurrir en estos
casos, las relaciones con su madrastra nunca fueron buenas. Así que Mary
deseaba fervientemente abandonar su hogar cuanto antes.
Uno de los que visitó a su padre
fue el poeta Percy Shelley. No es que tuvieran el mismo apellido, sino que ella
adoptó el de él, cuando se casaron. Tal y como suele ocurrir en el Reino Unido.
En aquella época, ella se llamaba Mary Godwin.
Lo cierto es que este poeta ya
estaba casado y además pertenecía a una familia de la aristocracia. Sin
embargo, se enamoró de Mary y pretendió divorciarse de su mujer. Cosa que nunca
consiguió. Por aquella época, él tenía 21 años, mientras que ella sólo tenía
17.
Como todos sabemos, una cosa es
la teoría y otra la práctica. Seguro que mis lectoras tienen muy claro de lo
que hablo.
Así que, cuando el padre de Mary
supo de las intenciones de Percy con su hija, se opuso, inmediatamente a esa
relación. Aunque fuera acorde con sus teorías sobre el amor libre. Así que,
en el verano de 1814, como el padre de Mary echó a Percy de su casa, optaron
por escaparse, llevándose también a una de las hermanastras de Mary.
Precisamente, una de las hijas de la última esposa de su padre.
Estuvieron viajando durante unos meses
por Francia y otros países limítrofes, hasta que se les acabó el dinero y se
vieron obligados a regresar a Gran Bretaña.
Tuvieron dos hijos. Uno de ellos
murió muy pronto y otro al cabo de pocos años, lo que llevó a Mary a una grave
depresión. También pasaron ciertas estrecheces económicas hasta que Percy cobró
una sustanciosa herencia.
En mayo de 1816, se citaron en
Ginebra con lord Byron, para pasar las vacaciones junto al lago Lemán. A ese
encuentro asistieron Mary y Percy con su hijo, la hermanastra de Mary, lord
Byron y su médico, el Dr Polidori.
Lo cierto es que les hizo un
tiempo infame. Casi no pudieron salir ningún día a la calle, pues no paró de
llover y hacer frío. Incluso, nevó en muchos sitios, en pleno verano.
Precisamente, les pilló allí el
llamado “Año sin verano”. No se sabe qué ocurrió con seguridad, lo cierto es
que hubo varias importantes erupciones volcánicas en distintos puntos del
planeta, que oscurecieron el cielo. La principal fue la del volcán Tambora, la
más importante y estudiada de la Historia.
Ello unido a una menor radiación
solar, lo cual hizo que bajara considerablemente la temperatura media. Se
calcula que la media bajó unos 4ºC, lo cual es mucho, aunque no lo parezca a
primera vista.
Para el que no lo sepa, se
calcula que la última glaciación hizo que la media mundial bajara unos 3ºC,
pero durante un tiempo más prolongado.
Curiosamente, fueron a parar a la
zona más castigada de Europa. O sea, Francia, Alemania, Suiza, Holanda,
Bélgica, etc.
Incluso, en algunos países se
produjeron disturbios violentos motivados por la escasez de suministros
alimenticios. Además, muchos de estos países se estaban intentando recuperar de
las guerras napoleónicas. Como le ocurrió a España.
Lo cierto es que este grupo,
donde estaba nuestro personaje, se hospedó en una mansión llamada “Villa
Diodati”, en una localidad cercana a Ginebra. Precisamente, en esa misma
mansión se había alojado, a mediados del siglo XVII, el famoso poeta británico
John Milton. Autor de la conocida obra “El paraíso perdido”. Así que lo veían
como un lugar muy a propósito para escribir sus propias obras.
Allí estuvieron días y días sin
poder salir. Tomando láudano y hablando de los temas más variopintos. Todo eso,
hizo que a lord Byron se le ocurriera hacer una especie de concurso de relatos
de terror.
Parece ser que Mary no acababa de
encontrar nada que le gustase. Sin embargo, al día siguiente, se despertó de
madrugada con una idea muy clara. Escribir la historia del monstruo del Dr
Frankenstein.
Curiosamente, los mejores relatos
procedieron no de Byron o de Shelley, sino de Mary y del Dr. Polidori, que
escribió una obra titulada “El vampiro”. Precursora de la famosa obra
“Drácula”.
Es preciso decir que Mary ya
había escrito varias obras antes de esa, aunque no había alcanzado aún el éxito
con ninguna de ellas.
A su vuelta al Reino Unido,
residieron en la ciudad de Bath. Es posible que lo hicieran para alejar las
miradas del embarazo de su hermanastra, Claire Clairmont, que había sido amante de
Byron.
Desgraciadamente, en aquella
época se produjeron dos suicidios que afectaron a la vida de Mary. Uno de ellos
fue el de su hermanastra mayor, Fanny Imlay. El otro fue el de Harriet, la
esposa de Shelley, cuyo cuerpo fue encontrado ahogado en Hyde Park.
Así que, ya, sin obstáculos de
ningún tipo, Percy y Mary se casaron el 30/12/1816 en una iglesia de Londres.
Esta vez, el padre y la madrastra de Mary, asistieron a su boda. No así la
familia de Percy.
Sin embargo, los familiares de
Harriet no le permitieron tener a Percy la custodia de los dos hijos tenidos
con ella, pues un tribunal dictaminó que la conducta de la familia de Mary era
claramente inmoral y los cedieron en adopción a la familia de un pastor
luterano.
Por fin, el 1 de enero de 1818,
se decidieron a publicar la primera edición de Frankenstein, que pasó de ser un
relato corto a una novela mucho más extensa.
Desgraciadamente, no indicaron
quién era su autora, porque decían que así se vendería mucho mejor. De hecho,
durante mucho tiempo se pensó que el autor era Percy, el cual sólo era el autor
del prólogo de la obra. Aun así, sólo tuvo una tirada de unos 500 ejemplares.
Por lo visto, en aquella época,
no era muy normal que las mujeres se dedicaran a la Literatura y eso les
ocurrió a muchas de ellas. Hasta la 3ª edición, publicada en 1831, no se atrevió
ella a reconocer la autoría de su obra.
Sólo tenéis que ver el artículo
que publiqué sobre María Lejárraga, una autora del siglo XX, la cual escribió
todas las obras, que luego serían publicadas a nombre de su marido, Gregorio
Martínez Sierra, el empresario del Teatro Eslava, de Madrid. Incluso, siguió
haciéndolo, después de haberse roto ese matrimonio
A finales de 1818, la pareja se
fue definitivamente a Italia. Allí fueron muy felices. Sin embargo, Mary, nunca
tuvo mucho éxito con sus hijos. En poco tiempo, los dos que tenía murieron,
víctimas del tifus. Afortunadamente, volvió a quedar embarazada y dio a luz
otro hijo, cuyo nombre fue Percy Florence. Fue el único que sobrevivió.
Fijaron su residencia en San
Terenzo, en pleno Golfo de Génova, donde, en 1822, Percy compró un velero junto con un
marino amigo suyo.
A mediados de julio de ese año,
viajaron con el velero hacia Livorno, donde vivía lord Byron, con el objetivo
de preparar la salida de un nuevo periódico especializado en política.
Lamentablemente, nunca volvieron.
Los cuerpos de Percy y los dos marineros que le acompañaban, fueron encontrados
unos diez días después. Los tres
cadáveres fueron incinerados por sus familiares en la playa. Algo contrario a las
costumbres de esa época.
Ya viuda, con sólo 25 años, Mary,
en un principio, vivió en la casa de unos amigos en Génova. Posteriormente, se
trasladó a Gran Bretaña, donde vivió gracias a una pensión que le dio el padre
de Percy y a la venta de sus nuevos libros. Sin embargo, su suegro siempre se
negó a conocerla.
Parece ser que luego tuvo varios
pretendientes, pero siempre se negó a casarse, alegando que ya había estado
casada con un genio y sólo podría casarse con otro que le igualara.
Aunque escribió bastantes obras,
la más conocida es “Frankenstein o el moderno Prometeo”. Algunos la definen
como la narración del castigo del Creador por la arrogancia de este científico,
que se atrevió a desafiar el poder divino.
El Dr. Frankenstein sólo buscaba
desterrar la enfermedad del cuerpo humano y hacer que el hombre fuera
invulnerable a todos los males que le aquejan. Hasta a una muerte violenta.
Se puede decir que aborda una
serie de temas muy recurrentes. Tales como la lucha entre el bien y el mal. El
conflicto entre el creador y su creación. También habla sobre la soledad y
defiende al que es diferente de los demás. Etimológicamente, se llama
“monstruo” al que se sale de la línea habitual de los de su especie.
Curiosamente, el monstruo de
Frankenstein que fue definido como una especie de criatura nacida sin necesidad
de una mujer, realmente, fue creado por una escritora.
También es cierto que Mary
critica, en parte a la Ciencia, porque dice que sus avances le ponen en
conflicto con el Gran Hacedor.
La verdad es que, aunque parezca mentira,
los primeros artistas de Romanticismo, nunca fueron progresistas, sino muy
conservadores. No hay más que ver cómo se pusieron a buscar como locos las
tradiciones de cada lugar para hacerlas resurgir en sus obras.
En cambio, los de la segunda
generación ya fueron más progresistas y no se conformaron con hacer lo que se
había hecho hasta ese momento. De hecho, sus héroes no eran gente sin mancha,
sino personajes fuera de la Ley, como los ladrones o los piratas.
Sin embargo, la pareja formada
por Percy y Mary pertenecieron a aquellos que hicieron del Romanticismo su
forma de vida y quisieron gozar de una libertad lo más amplia posible. Sin
importarles lo que dijeran los demás. Eso les hizo ganarse la antipatía de
mucha gente.
También, en aquella época, se puso
de moda la teoría del Galvanismo, por la cual se afirmaba que se podría dar vida
a un muerto a base de juntar de nuevo todas las partes de su cuerpo y aplicarle
una corriente eléctrica inducida. Galvani llegó a demostrar que podría mover
las patas de una rana muerta, si la conectaba a la corriente eléctrica.
Hay quien opina que, para
realizar esta obra, la autora pudo basarse en la educación recibida de su
padre, ya que en la novela se puede ver que el Dr. Frankenstein, tras crear al monstruo,
se ve que no le gusta y lo abandona a su suerte.
Curiosamente, en el libro se
puede apreciar la historia desde el punto de vista del científico y también
desde el de la criatura.
Mary nos dice en su obra que la
Ciencia podría llegar a generar monstruos. Incluso, cree que la Ciencia podría
llegar a ser la nueva religión. Por eso, denuncia que la Ciencia no se para a pensar
que podría perjudicar ciertos valores humanos, como puede ser la ética.
Incluso, hoy en día, se está
temiendo que la multiplicación de los robots en el interior de las empresas,
podría poner en peligro muchos miles de puestos de trabajo.
También nos dice que el monstruo
llegó a aprender muchas cosas. Sin embargo, algunas de ellas le perjudicaron,
porque se fue convirtiendo en una persona. Llegó a ser una especie de persona
aterrada por haberse quedado sola ante un mundo que no conocía.
Le pide una y otra vez a su creador
que le haga caso, pero, al final, se va hacia el Ártico y allí se pierde su
pista. Desgraciadamente, se ha convertido en un ser absolutamente desarraigado,
porque nadie le quiere.
En 1823, se representó, por vez
primera, en Londres, una obra basada en las andanzas de este personaje. Se
titulaba “La presunción o el destino de Frankenstein”. Lo cierto es que tuvo un
enorme éxito.
En 1910, tuvo lugar la primera
adaptación de la novela al cine. Era un simple cortometraje muy breve y en cine
mudo, pero que, debido al éxito obtenido, dio lugar a otras muchas películas
sobre ese personaje. De tal manera que, hoy en día, todo el mundo conoce al monstruo
de Frankenstein. En cambio, muy poca gente sabe quién escribió esa novela.
Cuando a la gente se le menciona
Frankenstein, casi todo el mundo lo relaciona con el personaje interpretado por
Boris Karloff, que fue el actor que mejor lo representó.
También se hizo muy popular,
gracias a la televisión, por la popular serie “La familia Adams”. Un poco más
tarde, llegó al cine “El jovencito Frankenstein”. Ambas fueron una nueva forma
de representar a este personaje en forma de comedia.
Desgraciadamente, Mary, falleció
en 1851. Muy probablemente, a causa de un tumor cerebral, que le venía ocasionando, desde 1839, parálisis temporales en diversas partes del cuerpo.
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