ESCRIBANO MONACAL

ESCRIBANO MONACAL
UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

lunes, 7 de julio de 2014

ANTONIO JOSÉ, UN GRAN MÚSICO TOTALMENTE OLVIDADO

Posiblemente, uno de los objetivos de la represión,  en los dos bandos, durante la guerra civil, fue eliminar todo vestigio de los asesinados. Era también una forma de encubrir esos crímenes y a los que los habían realizado.
Hubo muchos casos donde no lo consiguieron, como el muy conocido de García Lorca, del cual, aunque se ha aireado mucho, todavía no sabemos a ciencia cierta ni dónde está enterrado su cadáver, ni quienes perpetraron el hecho. Tal vez, porque ciertas organizaciones se dedicaron a publicarlo continuamente, durante los largos años del franquismo, y eso hizo que no se perdiera el recuerdo de ese personaje.
En el caso que presento hoy, por lo visto, no sucedió así, y, por ello, nuestro personaje está casi absolutamente olvidado hoy en día. Se puede decir que, esta vez,  sus asesinos, desgraciadamente, lograron sus objetivos.  
Voy a intentar presentar la vida de este personaje, aunque ya adelanto que no soy un entendido en cuestiones musicales.
Antonio José Martínez Palacios nació en Burgos un día de 1902, en el seno de una familia muy modesta, domiciliada en el número 15 de la calle de la Sombrerería de esa ciudad.
Como sus padres supieron apreciar su interés por la música, aún sin cumplir los 7 años, lo matricularon en las Escuelas de San Lorenzo, para que se iniciara en ese mundo. También dicen algunos autores que tomaron esta decisión, después de haber escuchado la opinión de José María Beobide, que era organista en la Iglesia de San Jerónimo, y de Julián García Blanco, director del Coro de los Jesuitas.
Fue todo un niño prodigio, de esos que sale uno cada siglo, pues con sólo 13 años compuso su primera obra “Cazadores de Chiclana”.
En 1920 fue becado por la Diputación Provincial de Burgos, para seguir sus estudios en Madrid y allí coincidió con el, posteriormente, famoso compositor Jacinto Guerrero, que también estaba dando sus primeros pasos en la Música. Entre sus profesores se citan a Bartolomé Pérez Casas y a Emilio Vega, los cuales elogiaron la capacidad del muchacho.
Allí compuso algunas de sus obras más conocidas, como la Sonata Castellana, que, más tarde se convertiría en parte de la “Sinfonía castellana”.
En Madrid llegó a conocer a mucha gente que luego se harían famosos, como Regino Sainz de la Maza, García Lorca o Salvador Dalí.
Empezaba a gozar de cierta popularidad e inició en 1924 la composición de  sus “Danzas burgalesas”, que le dieron mayor fama.
El mismo año firmó un contrato con la firma discográfica Unión Musical española, para grabar en exclusiva sus composiciones.
Parece ser que, durante esa estancia en Madrid, su paisano Regino le presentó a otros afamados compositores, como Falla, Arbós y Turina.
También pudo mantenerse económicamente gracias a un empleo como director musical en un teatro de revistas e, incluso, como pianista y compositor para las proyecciones de cine mudo.
En 1924 volvió a su Burgos natal para cumplir su servicio militar. No obstante, no perdió el tiempo, pues ese mismo año consiguió estrenar en Comillas (Cantabria) su “Danza burgalesa nº 3”, con una coral de más 100 voces. También fue estrenada el mismo año en Bilbao, por la Coral de esa ciudad. A partir de 1924, ya firmará todas sus obras únicamente como Antonio José, prescindiendo de sus apellidos.
Entre 1925-1929 dio clases en el Colegio San Estanislao de Málaga, perteneciente a los jesuitas. También aprovechó los veranos de 1925 y 1926 para ir a París a estudiar, becado por el Ayuntamiento de Burgos. Algunos dicen que fue su época más fructífera, gracias a que había conseguido, por fin, su estabilidad económica.
En 1927, se presentó a un concurso convocado por la Sociedad Filarmónica Coruñesa. El tema del concurso era presentar una Sonata sobre temas gallegos. Él presentó su “Sonata gallega” y el jurado, compuesto por Conrado del Campo, Larregla y Bordas, le otorgaron el primer premio por unanimidad.
Lo increíble del asunto es que, tras conocer en Galicia que era una obra realizada por un joven compositor burgalés, sin ninguna relación con Galicia y, además, residente en Málaga, todo se puso en su contra. Así que no se la quisieron publicar ni grabar.
A partir de 1929 volvió a su Burgos natal para dirigir y revitalizar el Orfeón Burgalés. Allí trabó amistad con Justo del Río y ambos se dedicaron a desplazarse por la provincia para recuperar su folklore tradicional.
Precisamente, este Orfeón tuvo su sede en las Escuelas de San Lorenzo, donde él recibió sus clases de Educación Primaria.
Una labor que ya había iniciado unos años antes el sacerdote Federico Olmeda, que también había sido director de ese Orfeón y que salió a la luz con la publicación de su obra “Cancionero popular de Burgos”.
En esta etapa, también dirigió nuestro personaje la Escuela Municipal de Música de Burgos y por esta época publicó el “Himno a Castilla”.
En 1932, su labor de investigación folklórica con Justo del Río, dio sus frutos con la publicación de la “Colección de cantos populares burgaleses”, con la que obtuvieron, ese mismo año, el Premio Nacional de Música.
Fue una época de una actividad febril, pues, por una parte, el Orfeón fue llamado a dar conciertos por todas partes y, por otra, en sus viajes, fue recopilando, con esas canciones, el sentir de su tierra. Quizás, esto le hizo ser identificado como un regionalista, algo que no era del gusto de los republicanos y, posteriormente, tampoco de los franquistas.
Aparte de sus actividades habituales, también se dedicó a fomentar el conocimiento de la música, dando conferencias, conciertos o publicando artículos en la prensa.
No olvidemos que esa provincia dio a España dos músicos insignes, en la época renacentista, Antonio de Cabezón y Francisco de Salinas. Ambos llegaron a ser organistas de palacio.

En 1933 compuso su “Romancillo infantil” y “Sonata para guitarra”, dedicadas ambas a su amigo Regio Sainz de la Maza. Parece ser que este gran concertista y el también mundialmente conocido, Andrés Segovia, intentaban que los compositores de la época hicieran crecer el repertorio para guitarra.
También se sabe que, por esa época, participó en la tertulia “El Ciprés” y colaboró en la revista “Burgos gráfico”.
Ese mismo año fue elegido miembro correspondiente de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid.
No obstante, algunos autores mencionan que iba creciendo, poco a poco, su interés por irse a vivir al extranjero, ya que se movía entre la incomprensión y la envidia generalizadas.
En 1936 ganó cierto prestigio internacional al participar en Barcelona en el Congreso de la Sociedad Internacional de Musicología, que se celebró en la sede del Institut d’Estudis Catalans, donde intervino, el día 23 de abril,  con una ponencia sobre sus investigaciones acerca de la canción popular burgalesa.
Parece ser que fue invitado a este Congreso por su presidente, el compositor y sacerdote catalán, Higinio Anglés, por entonces profesor de Historia de la Música en la Universidad de Barcelona. El presidente de honor de este Congreso fue el mismísimo Companys, presidente de la Generalitat de Cataluña en ese momento.
Su conferencia fue muy elogiada por la prensa y por los asistentes, entre los que podemos destacar el ya citado Anglés, Conrado del Campo, Pau Casals, Oscar Esplá, José Subirá, Falla, Turina, Robert Gerhardt, Curt Sachs, Heinrich Besseler, Ernst Krenek, etc.
Hasta aquí, podemos ver que nuestro personaje fue un hombre dedicado a la música y a fomentar su conocimiento. Sin embargo, es muy difícil llegar a comprender la razón, si es que hubo alguna, para que en 1936 fuera detenido y, posteriormente, fusilado.
No creo que fuera por el simple hecho de proponer a la presidencia de la II República su composición "Himno a Castilla" como futuro himno nacional de la misma, pero, conociendo las envidias que siempre ha habido y hay en este país, tampoco lo descarto.

A mí, francamente, no me han quedado claras las razones que algunos exponen para intentar explicar este asesinato.
Parece ser que, aunque nuestro músico, nunca fue miembro de ninguna agrupación política, sí que estuvo apoyado por algunas de ellas, concretamente, de la izquierda,  para el estudio del folklore popular. No olvidemos que organizó un coro de obreros y campesinos en la Casa del Pueblo, en Burgos.  Algo que no pasó desapercibido en una zona donde siempre ha triunfado la derecha y donde todo el mundo se conoce más o menos.
La verdad es que  se lo pensaron mucho, como no lo hicieron en el caso de García Lorca, quizás porque, aunque  su fama internacional no era tan grande como la del granadino, no se había significado políticamente. Sin embargo, en aquel momento, en una zona tan conservadora como era Burgos, una persona con ideas progresistas inmediatamente era identificada como de izquierdas.
Es posible que lo hicieran por su afán de llevar la cultura al pueblo, algo que siempre ha molestado a las clases dirigentes. Ya se sabe que un pueblo inculto es más fácil de manejar. También se dice que a los dirigentes caciquiles y eclesiásticos de la zona no les gustó nada su labor en la provincia, a pesar de haber compuesto, entre otras,  23 obras de tipo religioso.
También se sabe que algunas de sus amistades en el bando franquista hicieron gestiones para ponerlo en libertad, como el caso de algunos conocidos carlistas de esa provincia. Incluso, él mismo tenía cierta amistad con algunos de los dirigentes golpistas, pero no le sirvió de mucho.
Realmente, es muy lamentable, pero sus asesinos consiguieron borrar de la faz de la tierra las huellas de este músico. Casi como si nunca hubiera existido. Es increíble, pero, hasta hace pocas décadas, no aparecía en ningún diccionario musical editado en España.

En 1986, se conmemoró el cincuenta aniversario de su muerte y la Junta de Castilla y León organizó unos homenajes en varias ciudades de esa comunidad. También publicó un par de discos con sus obras, pero nada más.
Hoy en día, debido a su temprana muerte, desconocemos hasta dónde podría haber llegado. No obstante, según parece, el afamado músico francés Ravel dijo de él que “llegará a ser el gran músico español de nuestro siglo”.
A pesar de haber sido asesinado con sólo 33 años, fue un compositor muy prolífico, habiendo compuesto unas 150 obras musicales.
Entre sus obras más importantes, se pueden destacar: Sinfonía Castellana (1923), Himno a Castilla (1929). El mozo de mulas (ópera en 3 actos, inacabada), Sonata para guitarra (1933), Sonata gallega (1926) y la Colección de cantos populares burgaleses (1932). Este último, sólo pudo publicarse a partir de 1980.
Esta última obra, fruto de una perseverante labor investigadora, tuvo que ser escondida por sus familiares, durante toda la época franquista, para que no fuera destruida. En ella, nuestro personaje anotó en cada una de las tonadas, quién se la enseñó, dónde, cuándo y con qué motivo se cantaba. Hasta tomó fotografías de ese momento. No olvidemos que este compositor fue también un gran aficionado a la fotografía.
Algunos autores llegan a afirmar que su “Sonata para guitarra” fue una de las más importantes del siglo XX, comparables sólo a las de Turina o Ginastera.
Es muy curioso que esa obra, que le dedicó Antonio José a su amigo Regino Sainz de la Maza, nunca fuera grabada por éste.
Parece ser que, a la muerte de Regino, el manuscrito original fue encontrado en su casa y, posteriormente, grabado por un guitarrista venezolano llamado Ricardo Iznaola.
Así se grabó, por fin, en los años 80, pero nunca sabremos por qué Regino nunca quiso hacerlo. No creo que fuera, como dicen algunos, por ser una obra difícil de interpretar. Tal vez, por respeto a la memoria de su amigo o, quizás, para que nadie le pudiera acusar de ser amigo de un fusilado “por rojo”, algo muy grave en la inmediata posguerra y que hubiera arruinado su carrera en España.
También se desconoce si Regino, que era partidario de los franquistas, hizo alguna gestión para salvar la vida de su amigo.
Dejó varias obras inacabadas y otras que se quedaron, simplemente, en un proyecto, como la “Marcha para soldados de plomo”, un ballet inspirado en la línea de Ravel y Stravinsky, de la cual sólo compuso una parte. Parece ser que se inspiró para ella en la colección de soldaditos de plomo de su amigo Eduardo de Ontañón.
Realmente, su ideario creo que se puede sintetizar en estas
 palabras que recojo literalmente de una de sus conferencias: Es una necesaria obligación nuestra –dirá entonces- el conseguir que nuestra canción popular sea conocida en España. ¿No sienten ustedes un poquito de envidia cuando los vascos, los gallegos, los catalanes, los valencianos, los andaluces cantan su música, y la elogian por encima de todas las demás? ¿Qué hacemos nosotros cuando nos niegan la existencia indiscutible de nuestros hermosos cantos? Hasta hemos dudado de nuestro espíritu lírico, y cuando nos han dicho que Castilla no canta por no tener qué, nada hemos hecho por demostrar lo contrario. Castilla nunca fue muda, como ninguna región lo es. Castilla tiene su música característica y propia. Las canciones populares burgalesas no deben nada a nadie, y si alguno discute a ustedes esta verdad, afirmen rotundamente que de estas cosas no entiende una palabra”. 
También esta frase suya es muy elocuente: “Confieso sinceramente que de política no entiendo una palabra, - escribe cierta vez en que se hace cargo del Orfeón – sin embargo no puede sernos indiferente el descontento que sentimos ante este estilo de vida política”.
El 07/08/1936 fue detenido en su domicilio, al igual que ya había ocurrido el 19/07 con su hermano Julio, que era maestro de escuela y periodista, además de militante de la UGT,  por un pelotón de falangistas y llevados  ambos al penal de Burgos.
Algún autor comenta que nuestro músico, ya en la cárcel, recibió un mensaje anónimo amenazante. También algunos se atreven a afirmar que su autor pudo ser una persona que no fue admitida por él en el Orfeón, debido a su escasa preparación musical.
Se cree que fue fusilado en la zona de Estépar, a unos 20 km de Burgos,  el 11/10/1936, junto a otros 23 detenidos, uno de ellos era el director de la revista "Burgos Gráfico". Otros dicen que fue fusilado el 09/10.
Como su hermano Julio estaba ese día enfermo, no lo fusilaron con él, sino, más tarde, el 12/10/1936.
Para la despedida, he elegido un extracto de una conferencia que pronunció nuestro personaje de hoy el 24/06/1936 en el Teatro principal de Burgos:
“Aquí, ahora, no tengo un auditorio de músicos, sino de burgaleses que vienen a interesarse por su canto vernáculo. No sé el crédito que tendrán mis palabras para Vds. Sin embargo, tengan presente que llevo ocupado en estos estudios casi dos tercios de mi vida, unos veinte años... En este tiempo, he aprendido datos interesantísimos sobre el abolengo de nuestra música popular, hasta llegar a la conclusión de que la música española, y la música rusa también, son las más bellas de Europa. Y a esta afirmación añado que, dentro de España, quizás la canción popular más auténtica y de más sabrosa musicalidad es la burgalesa.
Porque el interés folklórico de una canción está principalmente en su vejez, y por eso también es tanto mejor una canción popular cuanto más cercana esté de su raíz originaria. En este sentido las canciones más interesantes de España son, por su auténtico arcaísmo, las burgalesas.
Hace más de doce años, cuando se publicaron mis danzas burgalesas, aquí mismo, en Burgos, con una lamentable falta de fe y de criterio, se decía que aquella música no podía ser de Burgos. De la Montaña, tal vez; de Burgos, de ningún modo. Y en Madrid mis amigos músicos (no todos, claro) decían muy serios que aquella música burgalesa me la inventaba yo, porque la tal música no existía”.

Es posible que, con estas palabras,  se refiriera a unos versos de Antonio Machado, que debieron de sentar muy mal en Castilla:
“Castilla miserable, ayer dominadora,
decrépitas ciudades, caminos sin mesones
y atónitos palurdos, sin danzas ni canciones.”

Espero que os haya gustado y que hayáis conocido a un personaje que, lamentablemente, hoy en día sigue siendo un completo desconocido en nuestro país.

2 comentarios:

  1. Aliado, debo felicitarte por contar una historia tan interesante, aunque tremendamente triste. Qué terrible debió ser vivir aquellos días y no poder decir en voz alta lo que piensas. He escuchado un par de pienzas de Antonio José y tiene una obra magnífica.

    ResponderEliminar
  2. Por lo que se ve, durante la Guerra Civil, mucha gente destapó ese tarro donde se van guardando los motivos de odio hacia los demás.

    Hubo algunos meses en los que se mató a más gente en la retaguardia que en el frente.

    Supongo que la razón estaría en que a algunos obreros milicianos que les dieron un arma, prefirieron darse la vuelta e ir a buscar a ese patrón que les había hecho la vida imposible, antes que cargarse en el frente a un joven soldado que no les había hecho nada.

    Realmente, es difícil saber por qué motivo, si es que lo hubo, mataron a este hombre. Lo cierto es que recibió un anónimo en la cárcel, donde le acusaban de muchas cosas y entonces se vio perdido, porque no pudo defenderse de esas acusaciones absurdas.

    A lo mejor, por eso, tuvieron tanto cuidado en tapar su asesinato, que casi borraron totalmente sus huellas. Como si no hubiera vivido nunca.

    Saludos.

    ResponderEliminar