No sé si le
pasará a todo el mundo, pero a mí me ocurre muchas veces. Cuando estoy buscando
una cosa en Internet, suelo tardar bastante, pero no porque mi ordenador sea
lento, ni porque tenga una línea con poca velocidad, sino porque me voy parando
a ver otras cosas igual o más interesantes, que la que estaba buscando.
Hoy estaba buscando
unas cuantas fotos para ilustrar mi anterior entrada, dedicada a los
falsificadores alemanes de libras esterlinas y me he encontrado de pronto con
una foto de un tipo con una cara de muy pocos amigos. Como reconozco que soy
muy curioso, pues no he podido resistir la tentación de ver quién era y me he encontrado
con una historia, que parece increíble, pero es totalmente cierta. En esta
ocasión también se ha cumplido el dicho de
que la realidad supera a la ficción.
Nuestro personaje
se llamaba Joseph R. Beyrle y nació en un pueblo de Michigan (USA), en 1923.
En 1942 se
graduó con buenas notas y la posibilidad de ingresar en la conocida Universidad
de Notre Dame, en Indiana. Sin embargo, como USA estaba en plena II GM, pues no
se le ocurrió otra cosa que alistarse en el cuerpo de paracaidistas.
Fue asignado a
una unidad de este cuerpo especializada en la comunicaciones y la demolición de
diferentes objetivos en tierra.
Su unidad fue
posteriormente destinada a Ramsbury, en el Reino Unido y allí estuvo
entrenándose para este tipo de operaciones.
Luego hizo dos
misiones para preparar el camino de las tropas antes del Desembarco de
Normandía. Por ello, fue ascendido a sargento.
El día de la
invasión fue llevado, con el resto de su grupo, a la costa normanda, pero su
avión fue alcanzado por los antiaéreos alemanes. Así que, ante la inminencia
del choque contra el suelo, tuvieron que efectuar un salto a muy baja altura.
El sargento
consiguió llegar al suelo en buen estado, a pesar de tener un problema con la
torre de una iglesia.
No pudo
contactar con el resto de su grupo, así que se las ingenió para efectuar el
sólo la misión encomendada, consistente en la voladura de una estación de distribución
eléctrica.
Le dio tiempo
a realizar otros sabotajes, hasta que a los pocos días fue capturado por una
patrulla alemana.
Por algún
motivo no aclarado, se encontraron sus chapas de identificación y parte de sus
ropas junto a un cadáver de un soldado alemán, por lo que le dieron por muerto.
Sin embargo,
fue enviado a Saint Lo e inspeccionado por el propio Rommel, junto a otros
prisioneros.
Más tarde, fue
obligado, junto a otros muchos prisioneros aliados, a desfilar por las calles
de París, para dar a entender que los alemanes habían vencido.
Es llevado a
varias prisiones alemanas, de donde siempre intenta huir, pero no lo consigue. Logra escapar
de una de ellas y toma un tren, que cree que va hacia el Este, pero,
lamentablemente, acaba en Berlín, donde unos civiles alemanes lo delatan a la
Gestapo.
Increíblemente,
los militares alemanes consiguen quitárselo a la Gestapo, alegando que no tiene
competencias sobre militares prisioneros de guerra.
Se dice que
los alemanes casi siempre trataron bien a los prisioneros de guerra aliados,
para que el otro bando tratara bien a
los suyos.
En enero de
1945 consiguió, por fin, escapar de un campo de prisioneros de guerra y huir con
la esperanza de llegar hasta donde estaban las tropas soviéticas.
A mediados de
enero consiguió encontrarse con un grupo de carros de combate soviéticos y atrajo su atención
gritándoles en un ruso macarrónico que era un amigo americano.
Lógicamente,
los rusos no sabían qué hacer con él, pero como no podían enviarle a ninguna
parte, lo aceptaron en su unidad y allí realizó los trabajos propios de su
especialidad, como la demolición de los obstáculos que impiden el paso a los
tanques.
Por azares del
destino, su unidad es la que se encarga de liberar el campo de prisioneros del
que había escapado.
Sigue combatiendo
en el ejército soviético, pero en febrero es herido a causa de ametrallamiento
por parte de unos aviones nazis.
Es llevado a
un hospital militar situado en la actual Polonia. Allí es visitado nada menos
que por el mariscal Zhukov, interesado en conocer el caso de este combatiente
extranjero.
Así que, tras
conocer su historia, le entrega un salvoconducto y unas órdenes para que pueda
volver a unirse a las fuerzas aliadas, que combaten en Francia.
Viaja en un
convoy militar soviético hasta Moscú y allí es capturado, acusándole de ser un
espía nazi, pero gracias a los papeles que le había dado Zhukov, es puesto en
libertad inmediatamente y trasladado a la embajada USA en Moscú en febrero de
1945.
Allí se entera
que había sido dado por muerto en Francia, se realizó un funeral en su honor y
se publicó su esquela en la prensa local.
Como no se
fiaron de su identidad, lo enviaron a un hotel del centro de Moscú, bajo la
custodia de los militares de la embajada. Allí estuvo hasta que su identidad
fue contrastada por las huellas dactilares.
Consiguió regresar
a su casa el 21/04/1945 y se casó al año siguiente. Para más morbo, fue en la
misma iglesia y con el mismo párroco que celebró su funeral.
En 1994, con
motivo de la celebración del 50 aniversario del Día D, fue condecorado en la
Casa Blanca nada menos que por los
presidentes Clinton y Yeltsin.
Murió en 2004,
durante un viaje para una reunión de veteranos en la sede de su unidad de
paracaidistas, en Georgia.
En 2005 fue
enterrado con honores militares en el cementerio nacional de héroes de
Arlington.
En 2008, su
hijo, John, fue nombrado embajador de USA en Moscú por el presidente Bush Jr. Ocupó
ese cargo hasta 2012.
Entre 2010 y
2012 tuvo lugar una exposición sobre su vida y sus peripecias en la guerra. La muestra
pasó por varias ciudades de Rusia y de USA.
La verdad es que es una historia digna de novela. Por cierto, ¿se sabe algo de cuál fue su postura durante la Guerra Fría?
ResponderEliminarPues, la verdad es que no he encontrado ningún dato al respecto. También estuve buscando si le había afectado la locura anticomunista de MacCarthy, pero tampoco se dice nada de ello.
ResponderEliminarA mi me parece que este hombre fue siempre muy patriota y sólo luchó a favor de los rusos, porque también combatían a los alemanes.
Era una alianza de circunstancias, como la de los aliados occidentales y la URSS.
Saludos.
Bueno, aquí ves que su hijo dice que durante esa época anticomunista se limitó a no decir nada, pero le gustaba ayudar a sus antiguos camaradas de los dos bandos.
ResponderEliminarhttp://www.1victory.org/joseph-beyrle-%E2%80%93-my-father-ambassador-john-beyrle
Saludos.