sábado, 6 de julio de 2013

JOSEPH BEYRLE: ÚNICO MILITAR NORTEAMERICANO Y SOVIÉTICO



No sé si le pasará a todo el mundo, pero a mí me ocurre muchas veces. Cuando estoy buscando una cosa en Internet, suelo tardar bastante, pero no porque mi ordenador sea lento, ni porque tenga una línea con poca velocidad, sino porque me voy parando a ver otras cosas igual o más interesantes, que la que estaba buscando.
Hoy estaba buscando unas cuantas fotos para ilustrar mi anterior entrada, dedicada a los falsificadores alemanes de libras esterlinas y   me he encontrado de pronto con una foto de un tipo con una cara de muy pocos amigos. Como reconozco que soy muy curioso, pues no he podido resistir la tentación de ver quién era y me he encontrado con una historia, que parece increíble, pero es totalmente cierta. En esta ocasión también se ha cumplido el dicho de que  la realidad supera a la ficción.
Nuestro personaje se llamaba Joseph R. Beyrle y nació en un pueblo de Michigan (USA), en 1923.
En 1942 se graduó con buenas notas y la posibilidad de ingresar en la conocida Universidad de Notre Dame, en Indiana. Sin embargo, como USA estaba en plena II GM, pues no se le ocurrió otra cosa que alistarse en el cuerpo de paracaidistas.
Fue asignado a una unidad de este cuerpo especializada en la comunicaciones y la demolición de diferentes objetivos en tierra.
Su unidad fue posteriormente destinada a Ramsbury, en el Reino Unido y allí estuvo entrenándose para este tipo de operaciones.
Luego hizo dos misiones para preparar el camino de las tropas antes del Desembarco de Normandía. Por ello, fue ascendido a sargento.
El día de la invasión fue llevado, con el resto de su grupo, a la costa normanda, pero su avión fue alcanzado por los antiaéreos alemanes. Así que, ante la inminencia del choque contra el suelo, tuvieron que efectuar un salto a muy baja altura.
El sargento consiguió llegar al suelo en buen estado, a pesar de tener un problema con la torre de una iglesia.
No pudo contactar con el resto de su grupo, así que se las ingenió para efectuar el sólo la misión encomendada, consistente en la voladura de una estación de distribución eléctrica.
Le dio tiempo a realizar otros sabotajes, hasta que a los pocos días fue capturado por una patrulla alemana.
Por algún motivo no aclarado, se encontraron sus chapas de identificación y parte de sus ropas junto a un cadáver de un soldado alemán, por lo que le dieron por muerto.
Sin embargo, fue enviado a Saint Lo e inspeccionado por el propio Rommel, junto a otros prisioneros.
Más tarde, fue obligado, junto a otros muchos prisioneros aliados, a desfilar por las calles de París, para dar a entender que los alemanes habían vencido.
Es llevado a varias prisiones alemanas, de donde siempre intenta huir, pero no lo consigue. Logra escapar de una de ellas y toma un tren, que cree que va hacia el Este, pero, lamentablemente, acaba en Berlín, donde unos civiles alemanes lo delatan a la Gestapo.
Increíblemente, los militares alemanes consiguen quitárselo a la Gestapo, alegando que no tiene competencias sobre militares prisioneros de guerra.
Se dice que los alemanes casi siempre trataron bien a los prisioneros de guerra aliados, para que el otro bando tratara  bien a los suyos.
En enero de 1945 consiguió, por fin, escapar de un campo de prisioneros de guerra y huir con la esperanza de llegar hasta donde estaban las tropas soviéticas.
A mediados de enero consiguió encontrarse con un grupo de carros de combate soviéticos y atrajo su atención gritándoles en un ruso macarrónico que era un amigo americano.
Lógicamente, los rusos no sabían qué hacer con él, pero como no podían enviarle a ninguna parte, lo aceptaron en su unidad y allí realizó los trabajos propios de su especialidad, como la demolición de los obstáculos que impiden el paso a los tanques.
Por azares del destino, su unidad es la que se encarga de liberar el campo de prisioneros del que había escapado.
Sigue combatiendo en el ejército soviético, pero en febrero es herido a causa de ametrallamiento por parte de unos aviones nazis.
Es llevado a un hospital militar situado en la actual Polonia. Allí es visitado nada menos que por el mariscal Zhukov, interesado en conocer el caso de este combatiente extranjero.
Así que, tras conocer su historia, le entrega un salvoconducto y unas órdenes para que pueda volver a unirse a las fuerzas aliadas, que combaten en Francia.
Viaja en un convoy militar soviético hasta Moscú y allí es capturado, acusándole de ser un espía nazi, pero gracias a los papeles que le había dado Zhukov, es puesto en libertad inmediatamente y trasladado a la embajada USA en Moscú en febrero de 1945.
Allí se entera que había sido dado por muerto en Francia, se realizó un funeral en su honor y se publicó su esquela en la prensa local.
Como no se fiaron de su identidad, lo enviaron a un hotel del centro de Moscú, bajo la custodia de los militares de la embajada. Allí estuvo hasta que su identidad fue contrastada por las huellas dactilares.
Consiguió regresar a su casa el 21/04/1945 y se casó al año siguiente. Para más morbo, fue en la misma iglesia y con el mismo párroco que celebró su funeral.
En 1994, con motivo de la celebración del 50 aniversario del Día D, fue condecorado en la Casa Blanca nada menos  que por los presidentes Clinton y Yeltsin.
Murió en 2004, durante un viaje para una reunión de veteranos en la sede de su unidad de paracaidistas, en Georgia.
En 2005 fue enterrado con honores militares en el cementerio nacional de héroes de Arlington.
En 2008, su hijo, John, fue nombrado embajador de USA en Moscú por el presidente Bush Jr. Ocupó ese cargo hasta 2012.
Entre 2010 y 2012 tuvo lugar una exposición sobre su vida y sus peripecias en la guerra. La muestra pasó por varias ciudades de Rusia y de USA.


3 comentarios:

  1. La verdad es que es una historia digna de novela. Por cierto, ¿se sabe algo de cuál fue su postura durante la Guerra Fría?

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  2. Pues, la verdad es que no he encontrado ningún dato al respecto. También estuve buscando si le había afectado la locura anticomunista de MacCarthy, pero tampoco se dice nada de ello.

    A mi me parece que este hombre fue siempre muy patriota y sólo luchó a favor de los rusos, porque también combatían a los alemanes.

    Era una alianza de circunstancias, como la de los aliados occidentales y la URSS.

    Saludos.

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  3. Bueno, aquí ves que su hijo dice que durante esa época anticomunista se limitó a no decir nada, pero le gustaba ayudar a sus antiguos camaradas de los dos bandos.

    http://www.1victory.org/joseph-beyrle-%E2%80%93-my-father-ambassador-john-beyrle

    Saludos.

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