Hoy traigo al blog a un personaje
que intentó reformar pacíficamente la Iglesia y se encontró con la intolerancia
de Roma, la traición de su emperador y su muerte en la hoguera.
Jan Hus o Jan de Hussenitz, al
que llamaron así por el nombre del pueblo del reino de Bohemia, donde nació en
1370. Actualmente, ese territorio pertenece a la República checa.
Vino al mundo en el seno de una
familia de campesinos pobres en la que, además, su padre murió joven y su madre
tuvo que esforzarse mucho por sacarlo adelante.
Desde pequeño, tuvo mucha afición
por los asuntos religiosos, devorando todos los libros que cayeron en sus manos
sobre esta materia. También cantó en el coro de su parroquia.
Tras sacar el título de bachiller
en Teología, consiguió que lo aceptaran en la Universidad de Praga, sin tener
que pagar sus estudios, ya que no tenía recursos para ello.
Pronto destacó en Filosofía y
Teología, obteniendo el cotizado título de maestro en Artes en 1396.
En esa Universidad coincidían
alumnos de varias nacionalidades, como bávaros, sajones, polacos y bohemios.
Estos últimos se sentían diferentes del resto a los que consideraban,
despectivamente, alemanes.
En 1400, Hus fue ordenado
sacerdote y luego le dieron el cargo de decano en la Facultad de Arte y
Filosofía.
Posteriormente, le destinaron como
predicador en varias iglesias. La última de ellas fue la capilla de Belén en
Praga. Curiosamente, en esta última se oficiaba la misa exclusivamente en
checo, contraviniendo las normas de Roma, que exigía que fuera en latín.
Realmente, esta iglesia de Belén
era la capilla de la Universidad Carolina de Praga, llamada así, porque la
fundó el emperador Carlos IV, en 1348. Este monarca era una persona muy abierta
y tenía en su mente hacer muchas
reformas. De hecho, esta Universidad fue copiada de la de París.
Me gustaría hacer un inciso para
informaros que en esa Universidad estudió gente tan importante como Tesla, Kafka,
Rilke, M. Kundera, etc. También 3 de sus alumnos han obtenido el Premio Nobel
de Química. Entre sus profesores más distinguidos podemos destacar a Jesenius,
Doppler y Einstein, aparte de Hus, claro está.
Siguiendo por dónde íbamos,
podemos decir que de ahí salió una corriente reformista que pronto se adueñó de
las parroquias, predicando en checo y no en alemán, ni en latín.
Solían atacar la compra-venta de
los bienes espirituales, como se hacía habitualmente en Roma. También se metían
con los vicios de los clérigos y estaban por recuperar la Iglesia primitiva y
la pobreza como un valor propio de la misma.
Por aquel entonces, en la Universidad
de Praga, estaban muy de moda las ideas del teólogo inglés John Wycliffe, que
había sido acusado de hereje por la Iglesia, pero que se murió antes de que lo
pillaran. No obstante, tras su condena, lo desenterraron para quemarle.
Hus adoptó algunas de sus
teorías, pero no las más polémicas, como la negación de la transustanciación
del pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Cristo.
En 1403, el obispo de Praga,
preocupado por el alcance que habían logrado las ideas de Wycliffe en la
Universidad de Praga, pidió a un teólogo alemán que se dedicara a rebatirlas.
Este especialista dijo encontrar
45 posibles herejías en sus escritos. Los representantes de las 3 naciones
germánicas, que había en la Universidad, apoyaron esta condena. Sin embargo, la bohemia, encabezada por Hus, defendió las
ideas del pensador inglés.
Desde entonces, se le consideró
vinculado a este pensador inglés y a la pretendida reforma en Bohemia, que dio
lugar a un movimiento nacionalista antigermano, y, más adelante, al Decreto de
Kutná Hora.
Con esta norma, el rey Wenceslao
IV, hijo del emperador Carlos IV, modificó los estatutos de la Universidad y dio
al grupo checo 3 de los 4 votos posibles, a fin de que le apoyara en su maniobra
de llegar al trono del Imperio.
Además, nombró a Jan Hus rector
de esa Universidad, lo que provocó el inmediato abandono de la misma de casi
todos los profesores del grupo germano.
En 1412, llegó a Praga una
comitiva enviada por el Papa, con objeto de vender unas indulgencias para pagar
la guerra del Pontífice contra Nápoles.
Esta vez, Wenceslao, se puso del
lado del Papa, pues le habían prometido una jugosa comisión por permitir esta
práctica en su territorio.
Como no se podía esperar otra
cosa, los reformistas, encabezados por Hus criticaron esta práctica. Desde el
púlpito, nuestro personaje, encendió tanto los ánimos que algunos de sus feligreses
fueron a intentar bloquear esta operación.
Parece ser que los manifestantes
vistieron dos imágenes una con ricas ropas papales y otra como si fuera Cristo
y casi desnudo. Al Gobierno no se le ocurrió
otra cosa que detener a 3 personas, las cuales fueron luego ejecutadas. Estos
fueron los primeros mártires del husismo.
A mediados de ese año, Hus fue excomulgado
y tuvo que salir de Praga, exiliándose en el sur de Bohemia.
Sus predicaciones cada vez
resultaron más radicales. De esta época data su obra De Ecclesia, de donde,
posteriormente, sus acusadores buscaron motivos para condenarle en Constanza.
Hus ya empezó a negar que el Papa
fuera la piedra angular de la Iglesia y sólo reconocía en ese lugar a Cristo.
Realmente, siempre destacó más
como hombre de acción, en su puesto de predicador, que como un simple teólogo.
A su vuelta a Praga, sus sermones
congregaban al 10% de la población de la misma. Durante 12 años se calcula que
dio unos 3.000 sermones, todos ellos en checo y en todos criticó a la Iglesia
de Roma. Se puede decir que ya empezaba a ser un “grano” molesto para el Papa y
su corte.
Solía meterse desde su púlpito
con la corrupción moral de la Iglesia, los abusos que cometía a diario y su
deseo de acumular riquezas, que iba en contra de la esencia del Cristianismo.
Además, en ese momento, había
varios papas. Desde 1378 existía uno en Roma y otro en la localidad francesa de
Aviñón.
Algunos cardenales intentaron solucionar
el cisma deponiendo a la vez a los pontífices de Roma y Aviñón y eligiendo uno
nuevo en Pisa. Como los dos primeros no quisieron ceder, se dio la
circunstancia de que ahora había 3 Papas. Wenceslao fue partidario del Papa de
Pisa, por lo que en su territorio cada vez se hacía menos caso al de Roma.
Hus fue un paso más allá cuando
dijo que la Iglesia era un ente invisible y que estaba formada por todos sus
miembros, incluidos los fieles. Así, los clérigos eran partes de la misma, pero no eran ellos
solos la Iglesia. Ya estaba empezando a ponerse la cosa seria, porque estaba
jugando con el pan de mucha gente y no se lo iban a perdonar.
Además, se metió en un terreno
peligroso, cuando acentuó sus críticas contra el antipapa Juan XXIII, sucesor
de Alejandro V de Pisa, el cual era apoyado por el rey Wenceslao.
Al llegar el nuevo emperador,
Segismundo, lo primero que quiso hacer fue reunificar la Iglesia. Para eso,
convocó, en 1414, un concilio en Constanza, una localidad al sur de la actual
Alemania, justo al lado de la frontera con Suiza.
Consiguió que todos los Papas
acudieran a este concilio, del que tendría que salir sólo uno, bien uno de
ellos u otro nuevo.
Jan Hus quiso aprovechar esta
reunión para intentar explicar sus ideas a fin de que la Iglesia le perdonara.
El emperador le dio un
salvoconducto para acudir a esa importante cita. Consiguió llegar hasta allí,
pero tuvo una acogida muy negativa, por parte de los demás teólogos. Incluso,
algunos de sus compatriotas no habían hablado muy bien de él.
La excomunión contra él, que aún
estaba en vigor, le impedía oficiar misa y predicar, pero él se saltó esas prohibiciones
a la torera. Por ello, fue encarcelado.
Luego, fue interrogado, pero se
negó a retractarse por ser un seguidor de las doctrinas
heréticas de Wycliffe.
Así que fue juzgado y condenado por herejía. Posteriormente, sería entregado al
brazo secular paras su ejecución. Ya sabemos que la Iglesia condenaba, pero
nunca ejecutaba sus condenas.
El emperador también le acusó de traición
y le condenó a morir en la hoguera. Ejecutándose la sentencia el 06/07/1415.
Le llevaron a las afueras de la
ciudad y allí le ataron a un poste con una cadena muy oxidada. También le
acompañó una comisión del Concilio.
Antes de prender la leña, le
preguntaron si se retractaba de sus ideas. Él les respondió: “La intención
principal de mis predicaciones, de mis escritos y de todos mis actos fue la de
arrancar a las gentes del pecado, y hoy quiero morir en paz en esa verdad que
he enseñado”.
Dicen que antes de morir
abrasado, pronunció estas palabras: “Vas a asar a un ganso, pero dentro de un
siglo te encontrarás con un cisne al que no podrás asar”.
Justamente, 102 años después, Martín
Lutero clavó sus famosas 95 tesis en la puerta
de la iglesia del castillo de
Wittemberg. Acontecimiento que se identifica como el comienzo de la Reforma.
Precisamente, en el escudo de armas de Lutero había un cisne.
Curiosamente, Lutero no había leído
nada de Hus hasta que en una ocasión, en un debate con el teólogo Johann Eck,
éste le acusó de ser un husita. Precisamente, esto hizo que Lutero leyera la
obra de Hus, De Eclessia, a la cual dio su aprobación. Incluso, en 1520, Lutero
pronunció la frase “Todos somos husitas sin saberlo”.
La muerte de Jan Hus impactó a la
población de Bohemia, la cual se lo tomó como una gran ofensa contra su nación.
A primeros de septiembre, el
emperador, recibió una carta de repulsa para este acto, firmada por 452 nobles
de Bohemia y Moravia. Algo que nunca había ocurrido antes.
Los fieles bohemios llegaron a
expulsar de muchas parroquias a los clérigos que no estuvieran de acuerdo con
las ideas de Hus.
También se formó una liga de
nobles para proteger a los fieles husitas del poder de la Iglesia de Roma.
En la iglesia de Nuestra Señora de
las Nieves trabajaba un discípulo suyo llamado Jan de Zeliv, el cual, en sus
predicaciones, recurría con frecuencia al Apocalipsis y pedía a sus fieles que tomaran
cuanto antes la espada para matar a sus enemigos.
El 30/07/1419 un grupo armado fue
a su presencia y él les llevó hasta el Ayuntamiento. Allí desalojaron a todos
los funcionarios, lanzándolos por las ventanas. Así se inició la revolución
husita.
Luego se dividieron en dos
bandos. Por un lado, estaban los utraquistas, que eran más moderados, a pesar
de que su nombre haga pensar lo contrario. Estaba formado por miembros de la baja
nobleza y la burguesía y apoyados por la Universidad de Praga.
Luego estaban los taboritas. Se
trataba de un grupo mucho más radical, constituido en la fortaleza de Tábor, influenciado
por las corrientes milenaristas y con un pensamiento antinobiliario y
antigermánico.
Estos taboritas estaban bajo el mando
de un noble arruinado llamado Nicolás de Dresde, el cual reunió a unos 40.000
partidarios y con ellos atacaron un pueblo, expulsaron a las autoridades y al
clero y fundaron esta fortaleza, justo al lado de ese pueblo.
Tábor, siguiendo las ideas
milenaristas, se organizó sin clases sociales, ni propiedad privada y donde los
militares, funcionarios y hasta los mismos sacerdotes eran elegidos por el
pueblo.
A principios de 1420 llegó a
Tábor otro noble arruinado, llamado Jan Zizka de Trocnov. Como ya tenía amplia
experiencia militar, se le eligió el jefe del ejército y con él consiguieron su
primera victoria en Mlada Vozice.
Mientras tanto, Segismundo, había
puesto sus ojos en Praga, que, por entonces, era una ciudad caótica, donde
convivían husitas de todas las tendencias y que nunca se ponían de acuerdo para
nada. Cuando comenzó el sitio de la ciudad, increíblemente, se produjo la unión
de
todos sus ciudadanos para defenderla.
Segismundo había conseguido que
el Papa calificara de Cruzada su lucha contra los husitas y de esa manera
consiguió agrupar unos 100.000 soldados.
Así y todo, los husitas de Tábor,
fueron en ayuda de Praga y juntos consiguieron derrotar a los cruzados y
expulsarlos de allí.
Tras esa unión, se firmaron los
Cuatro artículos de Praga. Una especie de objetivos básicos de ese movimiento
popular. Demandaban la libre predicación en lengua checa, la comunión en ambas
especies, el castigo civil de los pecados públicos y la desaparición de las
propiedades de la Iglesia.
Segismundo lo intentó de nuevo en
varias ocasiones, pero siempre fue vencido por los aguerridos husitas.
Zizka supo tener bajo su mando a
ambos bandos husitas y consiguió organizar un buen ejército. Además, construyó
una especie de carros de combate hechos de madera y provistos de unos cañones
parta frenar a la caballería enemiga.
Lamentablemente, Zizka, murió en
1424 a causa de la peste negra y desde entonces los bandos se volvieron a separar.
Con su sucesor, Procopio, el
territorio husita se siguió expandiendo hasta llegar a Nuremberg. Así que el
Papa mandó a otro ejército, al mando del legado Cesarini, el cual huyó nada más
ver al enorme ejército husita.
Al cabo de 5 cruzadas, en Roma se
vio que la única manera de resolver este conflicto sería por la vía
diplomática.
Se reunieron ambos bandos husitas
con Cesarini en el concilio de Basilea y pusieron sobre la mesa sus Cuatro
Artículos.
Como el cardenal detectó que no
había unidad entre los husitas, les propuso negociar en Praga, allí ya sólo lo
hizo con los moderados utraquistas. Se llegó a un acuerdo solo con ellos,
aprobando una versión reducida de los Cuatro Artículos, permitiéndoles la
comunión con ambas formas y quedarse con los bienes arrebatados al clero, pero
luego tendrían que sostenerlo. A eso se les llamó Compactata.
Así, mientras los utraquistas se reconciliaron
con la Iglesia, Procopio y los taboristas siguieron con la guerra, hasta que
fueron derrotados en 1434, en Lipany, por una coalición formada por los católicos
y los utraquistas. De esa forma, consiguió Segismundo ocupar por fin el trono
de Bohemia.
No obstante, el movimiento husita
pervivió durante muchos años, porque, aparte de ser un movimiento religioso,
también lo fue político, económico y social.
Se puede decir que el husismo
fortaleció la idea del nacionalismo checo. El mismo Miguel Servet, casi un
siglo después, seguía diciendo que en Bohemia sólo había herejes.
Aunque parezca mentira, la postura
de la Iglesia católica ha cambiado radicalmente sobre este tema. Ya en el Concilio
Vaticano II se pidió la rehabilitación de la memoria de Jan Hus.
Incluso, en 1999, el Papa Juan
Pablo II pidió públicamente disculpas por “la cruel muerte infligida a Jan Hus”
y por los conflictos que surgieron posteriormente.
Espero que os haya gustado,
porque tengo pensado hacer más artículos sobre el tema de los husitas.
muy bueno si tienen el libro de eclesia de hus fenomenal
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