ESCRIBANO MONACAL

ESCRIBANO MONACAL
UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

jueves, 27 de abril de 2023

LA INCREÍBLE VIDA DE NELLIE BLY

 

A veces, surgen algunas personas con una mentalidad muy abierta y una capacidad para cambiar muchas cosas. No voy a decir que siempre lo consigan, pero sí que lo pueden conseguir a pesar de las frecuentes críticas de los que las rodean.

Después de esta pequeña introducción, voy a presentar a nuestro personaje de hoy.

Se llamaba Elizabeth Jane Cochran y nació en 1864 en una pequeña localidad del Estado de Pensilvania (USA).

Su padre era un modesto trabajador de un molino, que fue progresando hasta llegar a ser propietario de ese molino, de las tierras que lo rodeaban y hasta fue elegido juez de ese condado.

Tenía 10 hijos de su primer matrimonio y luego tuvo otros 5 del segundo. Precisamente, Nellie fue la decimotercera de esos 15 hijos.

Desgraciadamente, su padre se murió cuando ella sólo tenía 6 años. Eso dio lugar a que la familia tuviera que trasladarse, frecuentemente, a otras ciudades.

En 1879, se matriculó en la Escuela de Magisterio de Indiana, que se había inaugurado sólo 4 años antes. Desafortunadamente, no pudo completar esa carrera a causa de los problemas económicos que arrastraba su familia desde la muerte de su padre. 

En 1885, parece ser que se indignó al leer un artículo en el periódico Pittsburgh Dispatch, titulado “Para qué sirven las niñas”. En él se decía que sólo servían para tener hijos y cuidar la casa. Así que escribió una carta a ese periódico, contestando a ese artículo y firmándolo como “Una niña huérfana solitaria”.

Por lo visto, consiguió llamar la atención de George Madden, editor de ese periódico, el cual la llamó a su despacho y le ofreció trabajar en su empresa.

Su primer artículo, que firmó bajo el mismo seudónimo, se tituló algo así como El puzzle de las chicas. En él, defendía que se deberían de crear más puestos de trabajo para las mujeres, porque muchas de ellas suelen quedarse solteras.

Su segundo artículo se tituló Malos matrimonios. Éste lo firmó bajo el seudónimo de Nellie Bly. Parece ser que, en aquella época, las mujeres periodistas no solían firmar sus artículos con su propio nombre. Por eso, su director le sugirió éste, que era parecido al nombre de una canción muy popular en aquel momento.

En este segundo artículo mostraba los efectos de los divorcios en la vida de las mujeres y pedía que se modificara esa ley para que las mujeres no resultasen tan perjudicadas.

Parece ser que sus artículos, donde describía la mala vida de las mujeres, que trabajaban en las fábricas, levantó muchas ampollas entre los empresarios. Por ello, se quejaron a su director y éste la destinó a la sección de modas, sociedad, etc.

Con sólo 21 años, pidió ser enviada como corresponsal a México y, desde allí, fue relatando las míseras condiciones de vida de ese país.

Sin embargo, parece que chocó con el presidente Porfirio Díaz, al protestar por el encarcelamiento de un colega suyo, que había criticado al Gobierno mexicano.

Tras haber publicado su informe en su periódico, tuvo que salir huyendo, antes de la capturasen las autoridades mexicanas.

A su regreso, su director se empeñó en que volviera a las páginas de sociedad a lo que ella se negó. Así que, en 1887, abandonó su periódico.

Por lo visto, se trasladó para probar fortuna en Nueva York, pero allí lo pasó muy mal, porque no le daban trabajo en ningún periódico.

La necesidad le hizo acudir a las oficinas del New York World, un periódico dirigido por el famoso Joseph Pulitzer. Parece ser que le gustó su estilo, pero le encargó una misión bastante peligrosa. Se trataba de que la ingresaran en un manicomio para poder espiar lo que allí les hacían a los enfermos mentales. La verdad es que se asemeja a un ejercicio de supervivencia.

Parece ser que se fue a una pensión, donde no durmió en toda la noche y se dedicó a asustar a los demás huéspedes. Así que llamaron a la Policía y el juez ordenó su ingreso en un manicomio.

Allí estuvo durante 10 días, durante los cuales pudo comprobar lo mal que trataban a los enfermos y escribió un largo informe, que luego se convirtió en un libro.

Incluso, la sometieron a malos tratos y a duchas frías en mitad del invierno. Es más, contó que había varios internos que no tenían ninguna enfermedad. Su único problema es que eran unos inmigrantes, que no sabían hablar en inglés.

Al término de ese plazo, el director de su periódico consiguió 

sacarla del manicomio. Mientras que su informe sirvió a las autoridades para exigir amplias reformas en esos centros sanitarios.

Parece ser que le llamó mucho la atención el famoso libro “La vuelta al mundo en 80 días”, publicado en 1873 y cuyo autor es Julio Verne.

Así que, desde 1888, le estuvo dando la lata a su director para que le dejase hacer algo parecido e, incluso, en menos tiempo.

Por fin, consiguió convencerle y el 14/11/1889 embarcó en el puerto de Hoboken, en Nueva Jersey. A pesar de que muchos de sus colegas creían que todas las mujeres viajaban con mucho equipaje, ella sólo llevó el vestido que llevaba puesto, un abrigo, varias mudas de ropa interior, artículos de cosmética y algo de dinero.

Por otra parte, su periódico montó un concurso en el que sus lectores tenían que adivinar en qué fecha llegaría a cada etapa de ese viaje. Todo ello, para mantener el interés del público y aumentar sus ventas.

Su barco la dejó en el Reino Unido. Desde allí viajó a Francia. Estaba tan segura de batir el récord de la famosa novela, que se desvió hacia Amiens para entrevistarse con Julio Verne.

Desde allí, fue a Italia. Luego cruzó el canal de Suez, hasta su siguiente etapa en Colombo (actual Sri Lanka). Recalando posteriormente en Singapur, Hong Kong y Japón. Menos el último, todos esos territorios pertenecían al Imperio Británico.


Mientras tanto, el Cosmopolitan de Nueva York, un diario rival del suyo, les copió la idea y le encargó hacer ese viaje a su reportera, Elizabeth Bisland. Con la diferencia de que lo hizo en sentido contrario, o sea, hacia el oeste.

Por el contrario, Nellie, embarcó en Yokohama con destino a San Francisco. Su editor, el famoso Pulitzer, también colaboró. Alquiló un tren privado con el único objetivo de llevarla cuanto antes a Nueva York.  De esa forma, completó su viaje de unos 40.000 km alrededor del mundo en 72 días, 6 horas y 11 minutos. Sin embargo, su rival, Bisland, llegó 4 días más tarde.

Aunque también es cierto que ese récord fue batido, sólo unos meses después, por George Francis Train, dejándolo en 67 días, a Bly le sirvió para alcanzar fama mundial y fue todo un ejemplo para muchas mujeres.

Posteriormente, se dedicó a escribir novelas por entregas, que fueron publicadas en otro periódico.

En 1895, se casó con un multimillonario y empresario USA llamado Robert Seaman, que era mucho mayor que ella. Parece ser que él no tenía muy buena salud y falleció en 1904. Así que Bly no tuvo más remedio que hacerse cargo de su empresa, cuyo objeto era la fabricación de recipientes metálicos, como los bidones para el combustible.


Parece ser que obró con muy buena voluntad, haciendo grandes reformas para que el trabajo fuera más llevadero. Sin embargo, las cosas no salieron como suponía y tuvo que cerrar la empresa.

Por lo visto, quedó arruinada. Así que se volvió a dedicar al periodismo, trabajando para varios periódicos.

Fue una convencida sufragista y, al comenzar la I Guerra Mundial, trabajó como reportera de guerra en el frente oriental. Incluso, fue arrestada en Austria, al confundirla con una espía británica. Afortunadamente, todo se aclaró pronto y enseguida la dejaron en libertad.

Sus reportajes se caracterizaban por el énfasis que ponía en el sufrimiento de las viudas y de los huérfanos, provocados por ese conflicto bélico.

Parece ser que les gustó este tema, porque, unos años después, la ficharon para otro periódico, donde escribía una columna dedicada a buscar un hogar para los niños huérfanos.

Sabía llegar a la gente a través de sus artículos periodísticos y supongo que eso sería una especie de imán para que muchas mujeres también decidieran dedicarse al periodismo.

Incluso, muchos directores de periódicos, como Pulitzer, decidieron contratar a más mujeres periodistas, porque comprobaron que así vendían más periódicos.

Desgraciadamente, Nellie Bly, falleció el 27/01/1922, a causa de una neumonía, a la temprana edad de 58 años. Curiosamente, fue enterrada en el mismo cementerio que su competidora, Elizabeth Bisland.

 

TODAS LAS IMÁGENES PROCEDEN DE WWW.GOOGLE.ES

No hay comentarios:

Publicar un comentario