Confieso que no tenía ni idea de
estema hasta que hace un rato alguien me ha pasado un correo con fotos de
edificios actualmente abandonados.
Bueno,
pues el nombre exacto de estas pequeñas fortificaciones es el de “Fortalezas marinas
Maunsell” y deben su nombre al del ingeniero que las diseñó.
Si
ya es agobiante encerrarse en una fortaleza en tierra, hacerlo en una de éstas
en medio del mar y con los frecuentes temporales que sacuden las Islas
Británicas, debe ser, a mi modo de ver, sólo para gente que esté un poco loca.
Como
el Reino Unido, tras la caída de Francia, quedó prácticamente solo en su lucha
contra Alemania, los ingleses tuvieron que tomar muchas medidas de protección
como éstas.
Realmente,
se trataba de una serie de fortificaciones, cuya misión, en el caso de las 4
que operaban para la Royal Navy, eran controlar que los alemanes no pusieran
minas en los estuarios de los ríos Támesis (zona cercana a Londres) y Mersey
(zona cercana a Liverpool).
Eran
construcciones de hormigón, compuestas por una barcaza y una torre cilíndrica a
cada lado. En la parte superior se instalaban dos cañones de artillería y otros
dos antiaéreos.
Se
fabricaban en un dique seco y luego se remolcaron para colocarlos sobre bancos
de arena, donde están desde 1942.
También
avisaban a los barcos sobre la
situación de las minas y así poder desviarse de
ellas.
El
mismo ingeniero construyó para el Ejército británico 7 fortificaciones marinas,
realizadas en acero, parecidas a las actuales plataformas petrolíferas.
Estaban
interconectadas y cada una tenía una misión. Fueron colocadas en semicírculo
para su mejor defensa.
Se repartieron
entre los estuarios de los ríos Támesis y Mersey y su función fue la defensa
antiaérea. Para ello, disponían de 4 cañones cada uno.
Según parece,
durante la II GM, lograron derribar 22 aviones y 30 bombas volantes. Fueron retirados
de servicio a finales de los 50.
Una de estas
fortificaciones fue remolcada hasta tierra, porque en 1953 fue el causante de
un accidente y de varias muertes, al chocar un buque noruego contra ella.
Otra de estas
torres fue utilizada por la Autoridad del Puerto de Londres para informar de
las mareas y los vientos en el mar.
Como en el
Reino Unido había en los años 60 una legislación muy severa acerca de las
emisiones de radio, las cuales eran monopolio absoluto de la BBC, varias
personas ocuparon estos fortines abandonados para instalar en ellos emisoras de
radio, pues, por aquel entonces, no estaban teóricamente en aguas inglesas. Allí
se dieron cita emisoras de todo tipo, sobre todo, musicales.
Incluso, un
tipo avispado ocupó otra de estas edificaciones y creó allí un país inventado
llamado Sealand.
Otra de las
torres fue volada por los ingenieros militares británicos, en el transcurso de
una de sus maniobras.
Parece ser
que, en 2005, a un artista llamado Stephen Turner, se le antojó ir a pasar allí
unos días para comprobar cómo se vive en soledad.
Bueno, espero
que os haya gustado, porque, como habréis visto, he intentado cambiar
totalmente de “tercio”.
Ni loca me meto en una de esas fortalezas, con el miedo que me da a mí el mar... Hay una película protagonizada por Roger Moore titulada "Rescate en el Mar del Norte", como si fuera una de James Bond pero sin James Bond. Unos terroristas secuestran una plataforma (o plataformas, ya no me acuerdo) clavada en medio del mar y el personaje de Roger Moore se encarga de organizar el rescate. No es para Oscar pero es entretenida.
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