ESCRIBANO MONACAL

ESCRIBANO MONACAL
UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

domingo, 29 de agosto de 2021

MI ARTÍCULO NÚMERO 500

 

Como ya dije en el título, hoy voy a escribir mi artículo número 500. A primera vista, podrían parecer muchos, pero no es así si vemos que este blog cumplirá 10 años el próximo mes de noviembre. Por tanto, la media anual no es muy elevada. Es más, yo diría que es muy baja.

Así que me gustaría recapitular sobre todos estos años y es lo que voy a hacer a lo largo de este artículo.

El blog surgió en un momento en que tenía muchos problemas cotidianos y la verdad es que me ayudó a superarlos.

Cada uno tiene su forma de hacerlo. Unos se ponen a rezar, otros juegan al fútbol con sus amigos y a mí se me ocurrió ésta y me dio resultado.

Sé que algunos piensan que esto es una labor de equipo. Pues no. Esto es como se dice de Juan Palomo: “yo me lo guiso y yo me lo como”.

Si nos detenemos a mirar la repercusión del blog, yo diría que es penosa. Sólo tengo 97 seguidores. Lo más curioso es que no he visto el nombre de ninguno de mis amigos entre ellos. Salvo que alguno de ellos utilice un apodo, lo cual me parecería una chiquillada.

De todas formas, estoy inmensamente agradecido a mis seguidores. Muchos de ellos son de Hispanoamérica. Lo sé, porque algunos me han escrito. Por eso, veréis que, en muchas ocasiones, explico cosas que son obvias para un español, como lo es el BOE o las Cortes, pero no para una persona de otro país.

He de decir que yo también soy seguidor de varios blogs de algunos amigos, aunque se refieran a temas que no me interesan nada, como la Medicina. Simplemente, por solidaridad con ellos. Pero allá cada cual.

Volviendo al tema de los seguidores, me parece muy extraño que tenga tan pocos, ya que escribo mis artículos en español, que es uno de los idiomas más hablados del mundo. Quizás, eso lo vería más lógico, si escribiera en checo u otro idioma con pocos hablantes.

Es cierto que, más de una vez, he estado a punto de dejar mi blog, dado el poco éxito obtenido. Sin embargo, he llegado a la conclusión de que me gusta hacerlo, porque me evade de la realidad y, además, me sirve para ampliar mis conocimientos.

De hecho, se aprende mucho, cuando estás buscando documentación para algo y encuentras multitud de cosas que desconocías.

Es más, en muchas ocasiones, cuando he estado buscando documentación para un artículo, me he encontrado con otro tema que me ha atraído más y he dejado postergado el anterior para centrarme en el nuevo. También he de decir que tengo muchos temas archivados para escribir nuevos artículos.

Algunos me han preguntado de dónde saco las ideas. Las fuentes que utilizo son mis conocimientos adquiridos de cuando estudié Historia. Aparte de ello, artículos de revistas especializadas, vídeos, programas de radio, películas y, por supuesto, Internet.

Mi método habitual es que, cuando encuentro un tema que me guste, me envío un correo a mí mismo, poniendo en el título el nombre del tema. Luego, los voy archivando para utilizarlos cuando me parezca oportuno.

Realmente, no tardo mucho en escribir un artículo. Hoy en día, se tarda más en encontrar unas imágenes que se puedan utilizar y que me gusten. También veréis que, en algunos artículos, han desaparecido ciertas imágenes. Eso es porque yo no copio imágenes, sino enlaces a las mismas. Por tanto, si desaparece o se modifica el sitio a donde apuntaba ese enlace, pues la imagen se borra.

Otra de las cosas que me han dicho es que mis últimos artículos no están bien editados, porque se ven muchos espacios libres.

Lamentablemente, eso ocurre desde que Blogger, que es quien administra estos blogs, cambió su software y no hay manera de editarlos correctamente. Somos muchos los que nos hemos quejado, pero, hasta la fecha, no nos han hecho caso.

También he de decir que el blog me ha servido para hacer algunas amistades. Gente que me ha escrito, después de haber leído algunos de mis artículos. Incluso, parientes de algunos personajes sobre los que he escrito y que me han felicitado por mi trabajo.

Por otro lado, he de decir que he recibido muchas felicitaciones, algunas críticas y casi ningún insulto. Algo de lo que pueden presumir muy poca gente de los que se dedican a esto.

Volviendo a los datos, la verdad es que me choca mucho que casi no reciba comentarios a mis artículos, porque veo que se leen. No tanto como yo quisiera. Desde luego, no como el artículo que escribí en 2012, sobre el Expediente Picasso, que ya pasa de las 10.000 lecturas, pero sí que se leen.

Por otra parte, también he recibido mensajes de algunos estudiantes, los cuales me han dicho que estos artículos les han servido para realizar los trabajos que les habían encargado. Cosa que me ha gustado mucho. Por lo menos, han sido útiles para alguien.

Ciertamente, no gano nada, pero tampoco me importa. Sólo se trata de un hobby, que tampoco me cuesta nada. Además, sirve para usar la mente, que es algo que recomiendan los médicos a ciertas edades.

Yo diría que esto de escribir un artículo es algo parecido a una necesidad vital. Lo comparo como a las embarazadas, cuando se hallan en el último mes de gestación y están deseando parir cuanto antes.

No sé si os habréis fijado que en Navidades suelo escribir sobre un tema que me parezca agradable, porque, en un mundo lleno de problemas y de inseguridades, me parece bueno dar esperanza a la gente. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde.

En mi primer artículo traté sobre el tema de los libros electrónicos. Un tema que, poco a poco, se ha ido viendo que tiene mucho futuro. Sobre todo, ahora, con la pandemia, donde se han multiplicado exponencialmente las ventas de todo tipo de artículos por Internet.

Estos libros son más baratos, no cogen polvo, no precisan un sitio en casa y los recibes al instante, sin tener que ir a una librería o esperar a que un mensajero te los traiga.

Realmente, aunque mi especialidad sea la Contemporánea, escribo sobre todas las etapas de la Historia, si me gusta el tema a tratar y también si creo que a los demás les podría parecer interesante.

He de confesar que algunos temas me han interesado más que otros, como el del artículo sobre un periodista francés, hoy casi olvidado, llamado Louis Delaprée.

Por lo visto, su periódico envió a este hombre a España para que hiciera un reportaje muy de rutina sobre la guerra civil. En cambio, se encontraron con que este periodista se identificó con el sufrimiento de los españoles ante los bombardeos y, en varias ocasiones, se negaron a publicar sus artículos. Hasta que un día alguien ordenó su muerte.

Así que espero que, en esta nueva etapa, tenga más seguidores y más comentarios en el blog. Algo que echo mucho de menos.

Ya sé que el tema de la Historia no está muy de moda. No hay más que ver esos blog o foros de cocina, de Ufología o de moda, que tienen miles o hasta millones de seguidores.

Hay una frase que se suele repetir y que algunos atribuyen a Napoleón, pero es anterior a él: “El pueblo que no conoce su Historia está obligado a repetirla”.

Sin embargo, a mí me gusta más una de Cicerón, que dice: “El que no conoce la Historia, toda su vida será un niño”.

Hay quien dice que la Historia no se repite, pero yo creo que no es así. Esto es como cuando uno mezcla dos partes de hidrógeno con una de oxígeno, que siempre le saldrá agua. Pues aquí pasa igual.

No hay más que ver la situación actual. Todo el mundo estará de acuerdo en que ahora se está produciendo un auge de los partidos radicales de uno u otro signo. Eso suele ocurrir tras una gran crisis, en la que los partidos tradicionales no han sabido qué hacer para solucionarla. Es entonces cuando los ciudadanos escuchan los cantos de sirena de esos partidos, que siempre han estado ahí, pero que, normalmente, no los vota casi nadie.

Eso es exactamente lo mismo que ocurrió tras la gran Crisis de 1929, con el surgimiento del fascismo, el nazismo y el afianzamiento del comunismo.

Por tanto, en muchas ocasiones, conociendo la Historia, se puede predecir lo que podría ocurrir en el futuro. Así que yo lo veo mucho más útil que, por ejemplo, saberse de memoria la Tabla Periódica.

Tampoco me ha interesado nunca la investigación para escribir ensayos muy sesudos sobre algunos temas. Prefiero divulgar el conocimiento entre la gente. No le veo ningún sentido ni a la Ciencia, ni a las Humanidades, si no está al servicio de la gente. Ya lo dijeron los primeros humanistas, el Arte ha de hacerse a la medida del hombre.

En fin, no quiero enrollarme más. Como ya he dicho, espero que a partir de ahora tenga más seguidores y, sobre todo, más comentarios. Aunque yo voy a seguir escribiendo los tenga o no.

lunes, 23 de agosto de 2021

MELQUIADES ÁLVAREZ, UN FAMOSO REPUBLICANO ASESINADO POR LOS PROPIOS REPUBLICANOS.

 

Recientemente, ahora se está viendo cómo está resurgiendo eso que llaman la memoria histórica, donde cada bando apoya a los suyos, denigrando a los contrarios. Sin embargo, hoy voy a traer al blog la vida de un hombre ejemplar que sólo buscó siempre lo mejor para España, pero que nunca ha sido reivindicado por ninguno de los dos bandos.

Melquiades Álvarez González-Posada nació a mediados de mayo de 1864 en Gijón (Asturias). Vino al mundo en el seno de una familia numerosa muy humilde, que muy pronto perdió a su padre, el cual era funcionario del Ayuntamiento de Mieres (Asturias).

Así que, para poder sobrevivir, se mudaron a Oviedo, donde su madre alquilaba habitaciones para huéspedes y Melquiades, al ser el hijo mayor, tomó una serie de responsabilidades, que no eran habituales para su edad.

No obstante, a base de becas, consiguió estudiar Derecho, en la Universidad de Oviedo. Por lo visto, uno de sus profesores fue Leopoldo Alas “Clarín”, el famoso autor de La Regenta. Una obra que no gustó nada a la alta sociedad ovetense.

Melquiades, al mismo tiempo que estudiaba, compaginaba esa actividad con el periodismo. Llegó a fundar un periódico y a colaborar con un diario local. Así y todo, acabó la carrera con 19 años y el doctorado con 20.

Parece ser que, al principio, no tuvo mucha clientela en su despacho de abogado. Así que se preparó para una cátedra en su Universidad, logrando la de Derecho Romano con sólo 25 años.

Cinco años después, fue elegido Decano del Colegio de Abogados de Oviedo. Sería su primer decanato.

En 1898, fue elegido diputado a Cortes por Oviedo, representando al Partido Liberal. Ahí se labró una gran reputación como uno de los mejores oradores del momento.

En 1901, repetiría su escaño, pero esta vez se presentó dentro del Partido Republicano. Ciertamente, sus discursos fueron muy celebrados, tanto entre los periodistas como entre los políticos, por su gran manejo de la oratoria. Algo que se valoraba mucho en aquellas Cortes. Le llegaron a apodar “el tribuno”.

En sus discursos, solía defender el derecho de huelga, una instrucción pública que llegara a todos y una intervención del Estado en la sociedad para que las clases más desfavorecidas no escucharan los cantos de sirena de los revolucionarios. Por lo visto, no tuvo mucho éxito.

Sin embargo, parece ser que esta vez sí que triunfó como abogado en Madrid. No le faltaron casos en su despacho de la plaza de Colón.

También se codeó con lo más granado del republicanismo español, como Nicolás Salmerón, que fue uno de los presidentes de la I República; el novelista Vicente Blasco Ibáñez; el político Joaquín Costa o el prestigioso jurista Gumersindo de Azcárate. Todos ellos se pusieron de acuerdo para fusionar los numerosos partidos republicanos, que existían en aquel momento.

En 1909, se unió a Canalejas y al conde de Romanones para fundar el llamado Bloque Liberal, que pretendía reformar la Constitución de 1876 y reducir el poder de los militares en la sociedad española.

Curiosamente, uno de los impulsores de la Ley de Jurisdicciones, promulgada en 1906, fue el conde de Romanones, cuando fue ministro de Gobernación en el Gobierno de Segismundo Moret.

Esa norma legal restringía la libertad de expresión y permitía que los civiles fueran juzgados ante consejos de guerra formados por militares.

Ese mismo año, consiguió la primera unión entre republicanos y socialistas para manifestarse contra la política represiva del Gobierno ante los hechos de la Semana Trágica de Barcelona. Algo que dio lugar a varias condenas a muerte, como la del pedagogo Ferrer i Guardia.

En 1912, fundó el Partido Reformista. Una formación de tendencia republicana, laica y que pretendía luchar contra el caciquismo imperante en ese momento. Hasta 1917, este partido fue presidido por Gumersindo de Azcárate. Tras la muerte de éste, ocurrida ese mismo año, pasó a presidirlo Melquiades Álvarez.

Muy pronto, se unieron a esa formación política personalidades tan importantes como Manuel Azaña, Ortega y Gasset, Fernando de los Ríos, Américo Castro, Augusto Barcia, Gustavo Pittaluga, Benito Pérez Galdós, etc.

En el programa de este partido estaban la secularización del Estado, aumento de la inversión en obras públicas y educación, aumento de los impuestos directos y disminución de los indirectos, etc. Por otro lado, no estaban en contra de la Monarquía, siempre que fuera constitucional.

En 1917, acudió a la reunión de parlamentarios celebrada en Barcelona, a la que ya me referí en otro de mis artículos, y firmó el documento, redactado por los asistentes, en el que se pedían unas Cortes Constituyentes.

En 1922, un miembro de este partido llegó a ocupar una cartera ministerial en uno de los gobiernos de Manuel García Prieto, mientras que Melquiades fue elegido presidente del Congreso de los Diputados.

Ciertamente, llegó en un momento clave a la presidencia de esa cámara, pues se acababa de aprobar la creación de una comisión para investigar lo ocurrido en el infame Desastre de Annual.

Como ya dije en uno de mis primeros artículos, la responsabilidad de realizar un informe sobre lo ocurrido le fue encargada al general Picasso, un militar procedente del Estado Mayor y tío del genial pintor. Hay quien dice que lo relatado por este militar en su informe no le hizo ninguna gracia al rey.

Desgraciadamente, en septiembre de 1923, el general Primo de Rivera, capitán general de Cataluña, dio un golpe de Estado, imponiéndose como dictador y suspendiendo la vigencia de la Constitución de 1876. Obviamente, ese informe se “perdió” hasta la llegada de la II República.

Unos meses después del golpe de Estado, los presidentes del Congreso de los Diputados y del Senado, que eran, respectivamente, Melquiades Álvarez y el conde de Romanones, fueron recibidos en audiencia por el rey y le pidieron que convocara a las Cortes, para continuar siendo un monarca constitucional. Parece ser que el rey les escuchó, pero no les hizo mucho caso. Por ello, nuestro personaje, ya dejó de apoyar a la Monarquía.

En 1926, un complot, formado por civiles y militares, pretendió derrocar al dictador. Sin embargo, fueron descubiertos a tiempo y a ese intento le llamaron la “sanjuanada”, porque estaba previsto que se llevase a cabo el día de San Juan.

Uno de los organizadores de este complot fue Melquiades Álvarez. Entre los implicados había nombres muy conocidos. Podemos destacar al conde de Romanones, el capitán general Valeriano Weyler, el teniente general Aguilera, Gregorio Marañón, el general Batet, el coronel Segundo García, etc.

Curiosamente, el dictador, no quiso hacerles mucho daño. Así que sólo les impuso fuertes multas y algunos de los militares, tras ser juzgados ante un Consejo de guerra, fueron expulsados del Ejército.

No obstante, nuestro personaje, que era un hombre muy optimista, exclamó: “La República es obra de muy poco tiempo”.

Por lo que respecta al Partido Reformista, antes de la llegada de la Dictadura, ya se habían ido de esa formación algunos de sus afiliados más conocidos. Así que el dictador lo disolvió mediante un Real Decreto promulgado en mayo de 1924.

En 1930, nuestro personaje, se declaró partidario de convocar unas Cortes Constituyentes, que decidieran el futuro régimen de España. Pero ya era demasiado tarde para intentar levantar una Monarquía que había caído con la Dictadura.



En 1931, se cumplió el pronóstico de Melquiades Álvarez y se proclamó la II República. Una de las primeras cosas que hizo fue refundar su partido con el nombre de Partido Republicano Liberal y Demócrata.

Parece ser que sus apelaciones a la moderación no fueron muy del agrado del Gobierno entrante. En cambio, él siempre fue partidario del Krausismo, el cual se basa en transformar a la sociedad y al Estado desde dentro y no creando revoluciones para derribarlo.

Ciertamente, no era una época muy propicia para el conservadurismo. La gente esperaba muchos cambios y cuanto antes mejor. Eso lo supo ver muy bien la izquierda y así consiguió muchos votos.

También fue partidario de la libertad de enseñanza, de la independencia de la Justicia y hasta de las autonomías. Incluso, a pesar de ser un conocido republicano, llegó a afirmar que respetaría la voluntad del pueblo, si éste prefería seguir con una monarquía parlamentaria.

De hecho, siempre fue partidario de que los políticos escucharan la voz del pueblo y estuvieran siempre en contacto con él. No como algunos de los que, en la actualidad, no saben ni lo que vale un café.

En 1933, apoyó al Gobierno de derechas de Alejandro Lerroux y también afirman que fue partidario de utilizar la mano dura para castigar a los implicados en la llamada Revolución de Asturias, que afectó a toda España, pero, a esa región, con mayor intensidad.

En una de sus intervenciones en las Cortes dijo lo siguiente: “Democracia sin orden, no es democracia. Es demagogia. Y la demagogia es la peor de las tiranías, porque es la tiranía anónima de las multitudes empujadas por la propia ley de la impunidad, hacia los horrores del crimen”.

Otra de sus intervenciones más aplaudidas fue un discurso que impartió en la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. En él criticaba la forma de gobierno de las izquierdas, diciendo: “En el espíritu de estos nuevos Licurgos, que han aparecido en la escena de la política, que nos prometen de buena fe todo linaje de bienandanzas, ha surgido la idea, a mi juicio errónea, de que, para gobernar con acierto, es forzoso hacer tabla rasa del pasado, sin escrúpulo alguno y con la fuerza ciega de los iconoclastas; que se puede moldear una legislación a capricho, seducidos muchas veces por un falso ideal, prescindiendo completamente del bagaje histórico de un pueblo, y que esa legislación artificiosa elaborada con tales perjuicios, puede tener desde luego, eficacia y consistencia. Es un dislate enorme, que solo acogen los espíritus simplistas y obcecados…”.

Desde luego, se ve que siempre se opuso a las revoluciones, porque son casi imposibles de controlar.

En 1936, había cumplido 72 años. Ya era un hombre muy mayor para esa época y se hallaba alejado de la política, aunque seguía trabajando en su bufete de abogado. Además, era el decano del Colegio de Abogados de Madrid.

Paradójicamente, aunque nuestro personaje siempre se llevó muy mal con el dictador, aceptó la defensa de su hijo, José Antonio Primo de Rivera, porque era un compañero de profesión, aunque manifestaba no participar en las ideas de su defendido.

Por lo visto, antes del golpe del 18/07/1936, alguien le aconsejó que se marchara de Madrid. A lo que él le respondió que “sería una gran cobardía”. El caso es que él solía pasar los veranos en Oviedo, pero ese año no se fue, porque estaba pendiente del proceso contra José Antonio.

Tras la derrota del golpe en Madrid, permaneció en la capital. Algunos le aconsejaron que se refugiase en alguna Embajada, sin embargo, él se trasladó a la casa de una de sus hijas.

Por lo visto, no tenía miedo, pensando que el pueblo todavía le apreciaba por ser uno de los pioneros del republicanismo español. Supongo que soñaría con fundar una República al estilo de Francia, donde conviven la izquierda y la derecha. Ciertamente, en aquella época, también existía un Frente Nacional y otro Popular en Francia.

El problema es que no vio que las cosas habían cambiado. Ya no había sitio para republicanos de derechas. En el bando republicano sólo admitían a los de izquierdas.

Siguió interesándose por los asuntos de su bufete y, en cierta ocasión, llamó al presidente del Supremo para preguntarle sobre un recurso que había presentado ante ese Tribunal. Su interlocutor le advirtió sobre el peligro que corría por defender a José Antonio, que era un personaje muy impopular en ese momento.

Su particular calvario comenzó cuando, a principios de agosto de ese año, una sirvienta lo delató. Poco después, unos milicianos se presentaron en el domicilio de su hija, con la intención de llevárselo.

Parece ser que le habían puesto dos escoltas de la Policía, los cuales se enfrentaron verbalmente a los milicianos y estos tuvieron que irse de vacío.

No obstante, esa misma tarde, unos guardias de asalto se presentaron en esa vivienda, con una orden de detención contra nuestro personaje, firmada por el propio director general de Seguridad.

Parece ser que, cuando compareció ante el mencionado cargo público, éste le propuso que le escoltarían hasta Portugal, a lo que él se opuso, pensando que los milicianos pagarían con su familia.

Por lo visto, luego llamó a un amigo suyo, el cual le ofreció quedarse en su casa. Sin embargo, los cargos policiales le dijeron que estaría más seguro encerrado en la Cárcel Modelo de Madrid.

Curiosamente, él y algunos presos pensaban que allí podrían estar a salvo. Dado que la cárcel seguía vigilada por guardias de asalto y funcionarios de prisiones.

Sin embargo, el 17 de agosto, llegó una orden por la que se permitía entrar a un grupo de milicianos en el recinto,  para registrar a los presos políticos. Esos milicianos procedían de algunas de las numerosas checas que había en Madrid.

Sólo 3 días después, volvieron los milicianos para liberar a todos los presos comunes con el fin de que se unieran a su causa.

Como el día 21 todavía quedaban algunos presos comunes en la cárcel, estos provocaron un incendio, que dio lugar a que muchos presos políticos tuvieran que salir al patio.

En ese momento, un grupo de milicianos, que se hallaban apostados en los tejados próximos, comenzaron a disparar contra los presos y de esa forma, asesinaron a unos 30 militares, que se hallaban en el patio.

Como el Gobierno se lavó las manos, en lugar de cumplir su función y solucionar este asunto, los milicianos entraron en la cárcel y echaron a los funcionarios.

A partir de entonces, el grupo de milicianos, hizo lo que le dio la gana con los presos políticos. Por lo visto, eligieron un grupo de 32 a los que les dijeron que los iban a juzgar. En ese grupo estaba nuestro personaje, junto con varios exministros del Gobierno de Lerroux.

Ese juicio sólo fue un simulacro, porque ya habían decidido que los iban a matar. Parece ser que Melquiades les increpó varias veces diciendo: “Matáis de la peor manera toda idea de libertad y de democracia” y les llamó cobardes y canallas.

Por lo visto, uno de los milicianos no quiso aguantar más y le hizo un corte con su bayoneta en la garganta, para que no pudiera seguir hablando.

Eso me recuerda al arresto del famoso Maximilien Robespierre, al que le rompieron la mandíbula a fin de que no pudiera hablar para defenderse.

Durante la madrugada, los llevaron al sótano de la cárcel y allí los ametrallaron a todos. Una escena que me recuerda mucho a la de los asesinatos del último zar de Rusia, su familia y sus empleados.

Por la mañana, sacaron los cadáveres de la cárcel y los lanzaron al interior de un camión. Posteriormente, los depositaron en el interior del Cementerio de la Almudena, en Madrid.

Estos asesinatos y, sobre todo, el de nuestro personaje afectaron mucho a varios políticos y miembros del Gobierno, como Azaña, que era íntimo amigo suyo, o Indalecio Prieto, que algunos dicen que exclamó: “Hoy hemos perdido la guerra”.

Hay quien afirma que su ingreso en la cárcel no fue algo casual, sino debido a un complot contra él, ya que no existía ningún motivo para que estuviera encerrado y así se aseguraban que muriera.

Yo no lo sé, pero tampoco es descartable, porque se produjo en un momento donde muchos aprovecharon para saldar cuentas debidas a viejas enemistades, envidias, deudas impagadas, etc.

No sé si ya lo he contado en este blog, pero existe una anécdota que explica muy bien todo esto.

Durante la guerra civil, en Barcelona,  unos milicianos anarquistas, fueron a detener a un empresario, con el fin de fusilarlo en cualquier parte. Por supuesto, sin un juicio previo.

Cuando él ya se vio perdido, le dio un documento al jefe del grupo, con el ruego de que se lo diera a su mujer, para que pudiera ir viviendo, tras su muerte. Afortunadamente, el jefe, sabía leer y vio que ese era un documento relativo a un préstamo, que le había dado el detenido a otra persona. Curiosamente, esa otra persona era quien lo había denunciado, acusándolo de ser un quintacolumnista.

Así que el pelotón dejó en libertad al detenido y fueron a buscar al denunciante, al que luego fusilaron.

 

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martes, 10 de agosto de 2021

EL AVENTURERO CARL GUSTAF VON ROSEN

 

Hoy voy a narrar la vida de un aventurero, tal y como ya se menciona en el título. Pero no sólo era eso, sino todo un luchador a favor de causas perdidas.

La verdad es que la biografía de este hombre me recuerda una conocida película, “Caballero sin espada” (1939). Dirigida por Frank Capra y protagonizada por James Stewart.

Esa película recibió nada menos que 11 nominaciones a los premios Óscar de 1940. Sin embargo, sólo ganó uno, al mejor guion.

No es de extrañar, pues en esa ocasión le tocó competir con 3 pesos pesados: “Lo que el viento se llevó”, “La diligencia” y “El mago de Oz”. Bueno, no quiero enrollarme mucho. Así que iré al grano.

Nuestro personaje de hoy se llamó Carl Gustaf von Rosen y nació en 1909 en una localidad al sur de Suecia.

Nació en el seno de una familia de la aristocracia sueca originaria de Bohemia, con la que, según parece, nunca se llevó muy bien a causa de sus opiniones políticas.

Me voy a detener a definir su familia para que sea más fácil comprender la biografía de nuestro personaje.

Su padre fue el conde y terrateniente sueco Eric von Rosen. El padre de éste fue el conde Carl Gustav von Rosen y la madre fue Ella Carlton Moore, una ciudadana de USA, hija de un importante industrial del sector de la papelería.

Por tanto, los padres de Eric, que ya poseían una buena fortuna, la ampliaron cuando Ella heredó los bienes de su padre.

Eso le dio mucha libertad a Eric, el cual dedicó su vida a los viajes de exploración por todo el mundo y a financiar algunos asuntos.

Por ejemplo, el general finlandés, Mannerheim, le pidió que les ayudara donándoles un avión para poder luchar contra los invasores soviéticos en la guerra civil rusa.

Curiosamente, Eric von Rosen, era muy aficionado a las antiguas tradiciones nórdicas. Por ello, adoptó el símbolo de la esvástica, que aparece en algunos grabados antiguos. Ese símbolo lo utilizaba para marcar muchas de sus pertenencias. Así que el avión que les regaló llevaba pintada una esvástica azul sobre fondo blanco.

Parece ser que así comenzó a funcionar la Fuerza Aérea Finlandesa y esa es la razón por la que, aún, hoy en día, los miembros de esas unidades, siguen desfilando con esvásticas en su bandera.

Eric contrajo matrimonio con la baronesa sueca Mary Fock y de ese matrimonio nacieron 6 hijos. Siendo el tercero de ellos nuestro personaje de hoy.

Es preciso decir que Eric siempre tuvo amistad con los líderes nazis. De hecho, se le considera como uno de los fundadores del Bloque Nacionalsocialista sueco.


Clarence, uno de los hermanos de Eric, siempre fue un buen deportista y luego pasó a ser miembro del Comité Olímpico sueco.

Así que en uno de los viajes del futuro mariscal Goering a Suecia, éste conoció a una de las cuñadas de Eric. Se trataba de Carin, hermana menor de Mary Fock, la cual, en ese momento, estaba casada con un oficial sueco.

La historia es muy curiosa. Parece ser que Eric von Rosen regresaba de uno de sus viajes, que realizaba por todo el mundo. Llegó a Alemania y tenía prisa por volver a Suecia. Por lo visto, ningún piloto lo quiso llevar a causa de las pésimas condiciones meteorológicas, que había ese día. Sólo uno se atrevió a hacerlo: el propio Goering. Un piloto que había pertenecido a la célebre escuadrilla del Barón Rojo, pero que ahora se hallaba sin trabajo.

Así que lo llevó, en un viaje muy arriesgado, hasta Suecia y, cuando llegaron a su palacio, Eric, le presentó a su familia. Carin era una de las allí presentes.

En 1922, ella consiguió el divorcio y, al año siguiente, se casó con el famoso líder nazi Hermann Goering. Fue la primera esposa de éste. Es posible que lo hayáis visto escrito como Göring, pero también se puede escribir Goering. Se pronuncia igual de ambas formas.

Desgraciadamente, Carin, murió en 1931 a causa de la tuberculosis. No obstante, Goering, siguió acudiendo varios años después, a visitar a su familia política en Suecia.

Algunos autores dicen que, del contacto con su tío, le surgió a nuestro personaje de hoy su afición por la aviación. De hecho, le montó algunas veces en su avión.

Así que, en 1929, tras acabar sus estudios, se matriculó en la escuela de vuelo AB Aeromateriel, en Suecia, obteniendo, 5 años después, el título de piloto comercial.

Empezó trabajando en espectáculos aéreos, pero parece que eso no le atraía mucho. No me extraña. Debe de ser muy frustrante para un piloto hacer algo parecido a un número de circo.

En 1935, se enteró de que pedían voluntarios para trabajar en la Cruz Roja a fin de auxiliar a las víctimas en la guerra de Abisinia o, lo que es lo mismo, la invasión de Etiopía por parte de los italianos.

Allí le entregaron un avión para que ejerciera la labor de ambulancia aérea a fin de evacuar a los heridos al hospital más cercano. La aeronave era propiedad de la Cruz Roja y la Sociedad de Naciones, antecesora de la ONU.


A pesar de que Italia fue derrotada en su primer intento de invadir Etiopía, a finales del siglo XIX, esta vez consiguió la victoria a base de utilizar armas químicas,
prohibidas por varios tratados internacionales.

De hecho, nuestro personaje, resultó herido, en una de esas operaciones de evacuación de heridos a causa del gas mostaza, que lanzaban las tropas italianas.

Posteriormente, aceptó un trabajo como piloto comercial en la compañía holandesa KLM. Lógicamente, no era el trabajo más adecuado para una persona tan inquieta. Así que, en cuanto empezó la II Guerra Mundial y la URSS atacó Finlandia, se puso a las órdenes de las autoridades militares finlandesas para bombardear la URSS con un avión de transporte DC-2, que compró a KLM.

Por lo visto, fracasó en su primera misión de bombardeo sobre el territorio soviético, porque se congeló el mecanismo, que debía soltar las bombas y no pudieron lanzarlas.

En 1940, cuando Alemania invadió Holanda, se fue al Reino Unido, llevando documentos oficiales del Gobierno holandés, y se puso a disposición de la RAF. Sin embargo, no fue aceptado por los británicos, debido a que no se fiaron de él, ya que en su familia había varios filonazis y hasta uno de sus tíos era el mismísimo mariscal Goering.

Por otra parte, también es verdad que Suecia estuvo durante toda la guerra abasteciendo de metales a la Alemania de Hitler.

Así que no tuvo más remedio que seguir trabajando para la KLM. Concretamente, solía hacer el peligroso vuelo entre Londres y Lisboa.

Precisamente, en otro de estos vuelos, entre Lisboa y Bristol, falleció el famoso actor Leslie Howard, que hacía uno de los principales personajes de la ya mencionada película, “Lo que el viento se llevó”.

Hace tiempo, le dediqué otro de mis artículos, donde expliqué que el avión en el que volaba había sido derribado por varios cazas alemanes con base en Francia.

En la posguerra, Carl Gustaf, también fue investigado por ser un familiar de Goering. Concretamente, se le acusó de haber participado en el pase de contrabando de bienes incautados por Goering a Suecia. Luego se demostró que todo era falso.

En la posguerra, volvió a Etiopía para entrenar a los pilotos que iban a formar las Fuerzas Aéreas de ese país.

En 1956, volvió a Suecia, donde encontró trabajo como piloto comercial en la compañía aérea Transair Sweden AB, que se había fundado pocos años antes.

En 1960, su compañía fue contratada por la ONU para el traslado de su personal, durante la crisis del Congo. De hecho, fue designado piloto personal del secretario general. En ese momento, ostentaba ese cargo el político

sueco Dag Hammarskjöld, al que, en su momento, dediqué otro de mis artículos.

Lo cierto es que, en septiembre de 1961, nuestro personaje se hallaba enfermo, por lo que no pudo llevar al secretario general a su destino. No obstante, un colega suyo, tomó los mandos.

Poco después, el aparato se estrelló contra el suelo, en una localidad de la actual Zambia. Murieron todos. Los 5 tripulantes y los 11 pasajeros. Todavía se siguen nombrando comisiones en la ONU, para investigar las causas de ese suceso. Parece ser que hay muchos indicios de que fuera derribado por un misil, lanzado desde tierra.

En 1967 estalló la cruel guerra de Biafra. Se trataba de un territorio, que quiso independizarse de Nigeria y donde murieron miles de personas de hambre, más que de la propia guerra.

En un principio, utilizó su avión para llevar ayuda humanitaria a la población. Por lo visto, llevaban la ayuda, en forma de alimentos y medicinas, desde la isla portuguesa de Santo Tomé y la española de Fernando Poo. Territorio de la antigua Guinea española.

Sin embargo, cuando, poco después, España le dio la independencia a Guinea Ecuatorial, el presidente Macías, tomó partido por Nigeria y bloqueó esos envíos de material humanitario.

Más tarde, al ver cómo la aviación nigeriana bombardeaba salvajemente a la población civil de Biafra, se le ocurrió una brillante idea. Parece ser que llevaba tiempo haciéndose la misma pregunta: “¿De qué sirve alimentar a los niños para que luego los maten?”

Reclutó a unos cuantos amigos y compraron 5 avionetas civiles MFI-9B de fabricación sueca. Las armaron con lanzacohetes y cohetes franceses. Así que utilizaron estas avionetas para atacar las bases nigerianas y destruir los cazas Mig-17, que había comprado Nigeria en la URSS y lo consiguieron.

A su escuadrilla la llamaron los “Biafran babies”. Toda una aventura para una persona que ya tenía más de 60 años.

Parece ser que recibió cierta ayuda de Francia y Portugal, que apoyaban a Biafra. En cambio, la URSS y el Reino Unido apoyaron a Nigeria, ya que habían descubierto muchos yacimientos petrolíferos en esa zona. Llama poderosamente la atención que, en plena Guerra Fría, se unieran rusos y británicos por una causa en común.

No sé si la ONU se decidió a tomar cartas en el asunto de Biafra, cuando, posteriormente, la Fuerza Aérea de Nigeria derribó un avión de esa Organización Internacional.

Desafortunadamente, en 1970, Nigeria ganó esa guerra y von Rosen y sus amigos tuvieron que salir huyendo del país.

Parece ser que al Gobierno sueco no le hizo mucha gracia la intervención de von Rosen en esa guerra, ya que recibió presiones tanto de Londres como de Moscú. Sin embargo, él se defendió diciendo que, durante su tiempo libre, podía hacer lo que le diera la gana y le dejaron en paz.

Entre 1975 y 1977, regresó a Etiopía para participar en labores humanitarias. En este caso, se trataba de lanzar víveres a la población, pues este país se hallaba en guerra con Somalia y la gente se estaba muriendo de hambre.

Desgraciadamente, Carl Gustaf von Rosen, murió en 1977, mientras se hallaba descansando en una casa, que fue alcanzada por fuego de morteros.

Su cadáver fue enterrado en un cementerio de Addis Abeba, la capital de Etiopía. Un triste final para un hombre que decía que “no podía soportar la injusticia”.

Para terminar, he de decir que se casó en 3 ocasiones y tuvo 6 hijos, en total. En el caso de su segunda mujer, se trataba de una azafata holandesa, que luchó en la Resistencia. Fue apresada por la Gestapo y enviada a Dachau. Sobrevivió al mismo, pero no a la tortura psicológica recibida. Por lo que se suicidó en 1949.

 

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domingo, 1 de agosto de 2021

JULIO ÁLVAREZ DEL VAYO

 

Hoy voy a referirme a una figura, que muchos han tratado como a un personaje secundario de la Historia de España. En cambio, a mí me parece que siempre estuvo, como se suele
decir en el lugar y en el momento adecuados.

Julio Álvarez del Vayo y Olloqui, que ese era su nombre, nació en 1891 en la localidad madrileña de Villaviciosa de Odón. Creció en el seno de una familia repleta de militares. De hecho, su padre fue el general Juan Álvarez del Vayo y Navarro. En tanto que su madre fue Vidonia Olloqui y Ladrón de Cegama, nieta del general Santos Ladrón de Cegama, que combatió en la Guerra de la Independencia y luego en las guerras carlistas, en el bando de D. Carlos. Por tanto, ambas familias eran originarias de Navarra.

Sin embargo, nuestro personaje no se decidió por la carrera militar, sino por el mundo del Derecho. No sé si por propia convicción o porque, según se puede ver en las fotos de la época, era bastante miope.

Así que su familia le envió a estudiar a El Escorial. No creo que coincidiera allí con Azaña, que también realizó sus estudios en ese centro, porque éste era mayor que Álvarez del Vayo.

Realizó sus estudios de Derecho en las Universidades de Madrid y Valladolid. Doctorándose en esta última.

En 1911, la Junta de Ampliación de Estudios, le otorgó una beca de postdoctorado en la famosa London School of Economics. Parece ser que allí fue donde tuvo su primer contacto con el socialismo y, ese mismo año, se afilió al PSOE.

En 1913, consiguió otra beca para estudiar en la Universidad de Leipzig. Parece ser que allí conoció a personajes importantes, como Rosa Luxemburgo o Karl Liebknecht y se involucró en movilizaciones contra la guerra y en protestas por el asesinato de Jean Jaurès, cometido a finales de julio de 1914.


Por ello, fue detenido, fichado y expulsado por las autoridades alemanas. Dado que ya se había iniciado la I Guerra Mundial.

Posteriormente, se dedicó al periodismo, ejerciendo como corresponsal para algunos periódicos españoles en varios países, como USA y Suiza. Precisamente, en Berna, conoció al propio Lenin, que se hallaba allí exiliado.
 

En 1918 ingresó, como otros muchos intelectuales y políticos de la época, en la Masonería. Concretamente, en una logia de Madrid.

En 1919, quiso dar el salto a la política, presentándose como candidato del PSOE a las elecciones generales de ese año. Sin embargo, no resultó elegido.

En 1920, fundó la Editorial España, en la que figuraban como socios nada menos que Juan Negrín y Luis Araquistain.

No sé si conoció a Negrín en Leipzig, porque ambos estuvieron estudiando, en la misma época en la Universidad de Leipzig. Aunque uno se dedicaba a la Medicina y otro al Derecho.

Precisamente, Negrín conoció a su esposa, la pianista María Mijailova Fidelman, cuando ambos estudiaban en esa Universidad.

Curiosamente, Álvarez del Vayo y Araquistain eran cuñados. El primero se casó con Erika Cra y el segundo con su hermana Trudy. Una tercera hermana, llamada Luisa, se casó con Agustín Viñuales Pardo, catedrático de Economía Política, que llegó a ser ministro de Hacienda.

Posteriormente, fue consejero del Banco de España y como tal se opuso al decreto de Juan Negrín para que el oro de las cajas fuertes del Banco de España fuera llevado a Moscú. A causa de ello, tuvo que exiliarse en plena guerra civil. Luego regresó en los años 40.

Estas hermanas eran de nacionalidad suiza y trabajaban en la Embajada de su país en Madrid. Algunos autores dicen que, como nuestro personaje sospechaba que le habían puesto micrófonos en su casa, solía hablar con su mujer en el dialecto de su cantón para que no les entendieran los escuchantes.

En cambio, otros autores dicen que las hermanas eran de origen ruso y, posiblemente, también judías. En un interrogatorio realizado, en la posguerra, a Ángel Pedrero, que fue jefe del sangriento SIM republicano, parece ser que éste afirmó que Erika era una agente del GPU (servicio de Inteligencia militar de la URSS), aunque me parece un dato poco fiable.

En 1922, viajó por primera vez a la URSS. Quedó tan impresionado, que repitió ese viaje en años posteriores. De hecho, escribió un par de libros, donde elogiaba a la URSS.

En 1923, se produjo el golpe de Estado del general Primo de Rivera. Lógicamente, la mayoría de los partidos políticos pasaron a la clandestinidad. Sin embargo, el PSOE, dirigido entonces por el moderado Julián Besteiro, llegó a un acuerdo con el general.

Parece ser que la idea era crear una especie de alternancia de poder entre la Unión Patriótica (partido de derechas fundado por el general) y el PSOE. También aceptaron algunos nombramientos. Por ejemplo, Largo Caballero fue nombrado consejero de Estado. Por eso, cuando cayó la Dictadura, el PSOE, se mostraba intacto, mientras que la CNT estaba casi destrozada.

Por lo visto, Álvarez del Vayo, se mostró en contra de la colaboración de su partido con la Dictadura y le reprochó a Largo Caballero haber aceptado ese cargo público. Así que se enturbiaron las relaciones entre ambos personajes, aunque luego recuperaron su amistad.

Por el contrario, en 1926, nuestro personaje fue detenido y encarcelado, durante unos meses, por haber pronunciado, durante un banquete, unas palabras muy elogiosas hacia Miguel de Unamuno, que había sido desterrado a Canarias por la Dictadura.

Tras la llegada de la II República, fue nombrado embajador de España en México. Posteriormente, fue nombrado embajador en Moscú.

Hubiera sido el primer embajador de España en la URSS, ya que, hasta entonces, España no había reconocido diplomáticamente a ese país. Sin embargo, en 1933, el nuevo Gobierno de derechas salido de las urnas, paralizó ese reconocimiento, que se hizo más adelante. Ya en la época del gobierno del Frente Popular.

No obstante, intervino en otras misiones diplomáticas, como la 
comisión para paralizar la guerra del Chaco, entre Bolivia y Paraguay.

Fue elegido diputado por Madrid, tanto en las elecciones de 1933, como en las de 1936. El comienzo de la guerra civil le pilló en Londres, donde asistía al Congreso de la Federación Sindical Internacional.

Durante la guerra, fue nombrado, dos veces, ministro de Estado (lo que ahora se llama Asuntos Exteriores), en sendos gabinetes presididos por Largo Caballero. También fue nombrado Comisario general del Ejército republicano.  

Parece ser que cada vez se fue radicalizando más y eso hizo que se uniera al grupo de Juan Negrín, que propugnaba resistir hasta que se declarase la II Guerra Mundial. ¡Cómo se nota que Negrín no sufría igual que el pueblo español! De hecho, se decía que Negrín se hartaba de comer y luego lo vomitaba para comer aún más. Cosa que no podían hacer el resto de los españoles.

Así que, al final de la guerra, cuando Negrín ascendió a la presidencia del Consejo de Ministros, nuestro personaje volvió a ocupar la cartera de Estado. Desde ese puesto, denunció en varias ocasiones, la intervención de Italia y Alemania en la guerra civil, ante la Sociedad de Naciones.

Evidentemente, se cuidó muy mucho de mencionar la intervención soviética en el mismo conflicto.

Otra de las cosas que se le achacan es que, desde su puesto como Comisario General, nombró a muchos comunistas para el cargo de comisarios políticos de unidades militares, sin ni siquiera contar con Largo Caballero, que era quien tenía esa competencia. Así que muchos acusaron a Álvarez del Vayo de haberse pasado al PCE o ser un agente de la URSS, porque desde Moscú querían controlar al Ejército republicano.

A finales de 1938, tras la caída de Cataluña, acompañó a Azaña y Negrín a Francia. Sin embargo, regresó con Negrín a la Península. Esta vez montaron su puesto de mando en la llamada Posición Yuste, una discreta mansión en el campo situada en la provincia de Alicante.

Nuestro personaje fue también uno de los organizadores de la evacuación de las obras de arte del Museo del Prado, con destino a Ginebra (Suiza).

Parece ser que nunca se llevó demasiado bien con Julián Besteiro. Lo que menos gracia le hacía era la decisión de éste de permanecer, a toda costa, en Madrid. A pesar de que el Gobierno republicano había huido a Valencia al principio de la guerra. Así que hasta le tentó con nombrarle embajador en Argentina, pero Besteiro rechazó el puesto.

Obviamente, Besteiro, al querer compartir su suerte con la del pueblo de Madrid, les estaba dejando a todos los demás políticos en evidencia.

En marzo de 1939, tras el golpe del coronel Casado, el Gobierno de Negrín, dio por perdida la guerra. Así que él junto con varios de sus ministros, incluido Álvarez del Vayo, huyeron en un avión hacia Argelia y luego a  Francia. Curiosamente, aunque la guerra estaba perdida, nuestro personaje seguía empecinado en continuarla, aunque se rindiera Madrid. Sólo a base de organizar guerrillas, que cubrieran todo el territorio nacional.

Al principio, residió en Francia, pero, tras la invasión alemana, se exilió en México, donde sus ideas se radicalizaron aún más. Por ello, en 1946, fue expulsado del PSOE.


Posteriormente, fue presidente de un grupo llamado Unión Socialista Española. Hasta 1964, año en el que fundó el Frente Español de Liberación Nacional.

En 1968, un grupo de afiliados del PCE se escindió de su partido, al desaprobar la política conciliadora que estaba llevando a cabo para una transición pacífica hacia el fin del franquismo.

Así que, en 1971, el grupo de Álvarez del Vayo, se fusionó con el denominado PCE (m-l) para formar el FRAP, ya que ambos eran partidarios de luchar contra el franquismo, por medio de la llamada lucha revolucionaria. Evidentemente, los líderes, no suelen participar en esas luchas.

El FRAP inició su andadura en 1973, presidido por Álvarez del Vayo, el cual ocupó ese puesto hasta su muerte. En aquella época, nuestro personaje, ya admiraba la China de Mao.

Parece ser que la idea de este grupo era expulsar violentamente el franquismo, a base de provocar movilizaciones por todo el país. Sin embargo, como el pueblo no se levantó, pues fracasaron estrepitosamente.

Por otro lado, tras realizar varios atentados, once militantes del FRAP fueron detenidos y juzgados junto a varios miembros de ETA.

Tras un juicio celebrado en 1975, tres miembros del FRAP y dos de ETA, fueron condenados a muerte y ejecutados.

Nuestro personaje no llegó a ver el final del franquismo, porque murió en Ginebra en mayo de 1975. Unos meses antes que Franco.

En 2009, cuando Zapatero lideraba el partido, fue readmitido en el PSOE, a título póstumo, junto a otros compañeros suyos, expulsados por diferentes motivos. Como el mismo Negrín.

En 2020, el secretario de Estado para la Memoria Democrática del Gobierno de España, anunció la aprobación de una partida por la que el Estado español se haría cargo de la conservación de la tumba de Álvarez del Vayo y su segunda esposa. Enterrados juntos en un cementerio de Ginebra. Ya que iba a caducar la concesión de esa sepultura y sus restos irían a parar a un osario. Esta petición procedía de la Asociación de exguerrilleros españoles en Francia.

 

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