ESCRIBANO MONACAL

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UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

jueves, 28 de marzo de 2013

EL PACTO DE NO AGRESIÓN GERMANO-POLACO







Tras la I GM, Francia, entre otros países, firmó tratados de mutua ayuda defensiva con varios países de la Europa Oriental. Es muy posible que lo hiciera para crearle, en un futuro más o menos próximo, un segundo frente a Alemania. No olvidemos que Francia poseía el ejército más numeroso de Europa, sin contar el de la URSS, claro está. Otra cosa es que tuviera buen material, que ahí perdía muchos enteros.
            Uno de los países que surgieron tras la I GM fue Polonia. Anteriormente,  la mayoría de su territorio había sido parte del Imperio Austro-Húngaro y el resto era de Rusia y de Alemania. Esto fue lo que se acordó en el último reparto de ese antiguo país.
            Aparte de que los alemanes nunca vieron con buenos ojos que, con el Tratado de Versalles, les impusieran este nuevo Estado, nunca lo aceptaron porque dificultaba el paso hacia la zona de Danzig, donde había una gran población de origen alemán. Eso lo explicó muy claramente el ministro alemán de Exteriores en 1927: “Mientras quede un alemán vivo, nunca aceptará las disposiciones del Tratado de Versalles relativas a Danzig y el «corredor»”.
            En 1933, Alemania seguía exigiendo la revisión del convenio sobre la ciudad libre de Danzig, el corredor polaco para acceder hasta esa ciudad y el reparto de Silesia, tierra con gran cantidad de riqueza minera. Por supuesto, Polonia siempre hizo oídos sordos al respecto.
            Anteriormente, habían tenido una disputa de tipo arancelario, por la que Alemania pretendía controlar la economía de Polonia. Más o menos, lo que pretenden hacer ahora los alemanes en la UE, pero sin aranceles.
            Cuando se agudizó la crisis en Alemania, aumentaron las voces que criticaban a Polonia. Acusaron a ésta de tener preparada la invasión de la ciudad libre de Danzig.
            En junio de 1932 el Gobierno polaco envió un destructor a Danzig para proclamar que no iban a violar las cláusulas del Tratado de Versalles.
            En 1933, la llegada de Hitler al poder hizo que el conflicto se calentase aún más, pues éste se dedicó a atizar más la situación a base de exaltados discursos nacionalistas.
            En febrero de 1933 el senado de Danzig comunicó a los dos países que iba a sustituir la policía portuaria, compuesta por miembros de ambos Estados, e instalar en su lugar una policía propia. El Gobierno polaco contestó enseguida aumentando su guarnición militar hasta que un mes después, la Sociedad de Naciones, publicó un acuerdo tomado entre todas las partes, y las tropas se volvieron a Polonia.
            Los polacos dieron a entender que estaban dispuestos a realizar una guerra preventiva contra Alemania, en alianza con Francia. Así, Hitler, que aún no tenía un ejército adecuado, estuvo interesado en pactar con los polacos. Aunque parezca mentira, los alemanes recibieron antes de la II GM amenazas de guerra por parte de Polonia, Francia e Italia.
            Francia nunca pudo dar el apoyo deseado, porque contaba con que le iba a respaldar en esa acción el Reino Unido. Sin embargo, los ingleses no estaban interesados en esas alianzas.
Los franceses optaron por intentar llevarse algo mejor con Alemania. Así intentaron por todos los medios disminuir sus compromisos con los Estados de Europa Oriental. También, como medida de buena voluntad, se retiraron de Renania, la cual habían ocupado tras la I GM para asegurarse el cobro de las indemnizaciones de guerra.
Además, construyeron una larga línea defensiva, llamada Maginot, donde asentaron una buena parte de sus tropas. Lo cual, indicaba muy claramente que no tenían intención de atacar a Alemania.
Todo esto no hizo ninguna gracia en Varsovia. Además, el Gobierno francés intentó animar al polaco para que le diera a Alemania una serie de territorios que reivindicaban éstos.
Incluso, junto al Reino Unido, le dieron una serie de concesiones, como el derecho a la igualdad de armamentos entre esas potencias y Alemania.
            Estaba muy claro que tanto ingleses como franceses apostaban por una buena relación con Alemania y que Polonia les importaba muy poco. Así se negaron a hacer cumplir por la fuerza a Alemania las cláusulas limitando su rearme.
            En noviembre de 1932 el viejo “zorro” del mariscal Pilsudski, presidente de Polonia, cambió el Gobierno y colocó a uno de sus hombres de confianza al frente del Ministerio de Asuntos Exteriores. Era el coronel Beck.
            Como sus aliados anglo-franceses cada vez le parecían menos de fiar, intentó acercarse a los alemanes y los rusos.
            Con la URSS ya había firmado un primer acuerdo en 1929, pero en 1932 se firmó otro pacto de no agresión.
            Con Alemania no hubo acuerdo, de momento, e, incluso, el primer ministro británico, Ramsay Mac Donald, se entrometió para intentar salvar esas conversaciones a base de autorizar mayor poderío militar a Alemania y a la URSS, algo que nunca quisieron aceptar en Varsovia.
            Incluso, el mismo Mussolini propuso hacer una especie de pacto entre 4 potencias, donde uno de los puntos era repartirse parte del territorio de Polonia, sin contar con ellos,  lo cual hizo que el Gobierno de Varsovia amenazara con irse de la Sociedad de Naciones.
            El acercamiento con Alemania fue debido a que Polonia cada vez tenía una peor situación económica, debido sobre todo a la falta de seguridad para los inversores, por las continuas amenazas alemanas. Además, le había pillado de lleno la Gran Depresión de 1929.
            Como Hitler llegó al poder diciendo que iba a intentar la anexión de Austria, esto hizo que se aliviara la presión sobre Polonia. Así que el viejo Pilsudski se dedicó a realizar una doble presión a base de amenazas públicas y conversaciones secretas con los germanos. Incluso se organizaron desfiles con tropas polacas vestidas ya con uniformes de combate, como si estuvieran dispuestas para atacar Alemania.
            La idea de los polacos era discutir el tema directamente con Hitler, pues les parecía más abierto que los miembros del Ministerio alemán de Asuntos Exteriores.
            Se tardó bastante en conseguir esa cita, hasta mayo de 1933, pero, tras ella, se publicó inmediatamente un comunicado donde los dos países se mostraban de acuerdo en no utilizar las armas para discutir sus problemas. Eso fue motivo de preocupación para los franceses, por la posible marcha de un aliado seguro.
            Poco a poco, la situación de esa zona fue mejorando, pues Polonia firmó en julio de ese año, con la URSS, junto a otros países, un tratado de amistad.
            Incluso, tras la victoria del partido nazi en las elecciones de Danzig, Hitler ordenó a sus partidarios que cesaran las provocaciones, por lo que se pudo arreglar el conflicto aduanero con Polonia.
            Aunque el ministro de AAEE alemán, von Neurath, era más partidario de pactar con la URSS, que con Polonia, Hitler estaba interesado en hacerlo para quitarse presión y asentar su posición dentro de Alemania.
            Por otra parte, Pilsudski, se dedicó a comprobar si los franceses estaban interesados en defender Polonia en caso de ataque y se dio cuenta de que no estaban por la labor. Así que se decidió por pactar con Hitler.
            Las conversaciones entre ambas partes comenzaron en noviembre de ese año. No obstante, los polacos hicieron correr el rumor de que habían organizado con los franceses un ataque preventivo contra Alemania, para meterles presión en las conversaciones.
            Como el Ministerio alemán de AAEE no estaba de acuerdo con Hitler, prescindió de su ayuda y pactó directamente con ellos mediante reuniones secretas en los siguientes meses.
            El 26/01/1934 el propio Hitler anunció en Berlín la firma de un pacto de no agresión con Polonia con una duración de 10 años. Firmaron el mismo el ministro, von Neurath y el embajador polaco, Lipski. Ambos gobiernos lo ratificaron en los siguientes 2 meses.
            Este pacto le dio un poco de oxígeno al régimen nazi, pues se encontraba aislado, tras abandonar las negociaciones de desarme y la Sociedad de Naciones.
            También consiguió resquebrajar el sistema de pactos que había hecho Francia con los países de la Europa oriental y, además, eliminó las suspicacias de la Sociedad de Naciones contra Alemania.
            Este tratado estaba basado en el de Briand-Kellog, firmado en 1928, por el cual las naciones se comprometían a no arreglar sus conflictos con las armas. El problema es que nunca se resolvió qué método habría que utilizar y el tratado fue papel mojado.
            Por otra parte, consiguió mantener tranquila su frontera oriental hasta que se fortaleciera el ejército alemán y protegió Danzig de los polacos. No obstante, nunca reconocieron los alemanes la validez de su frontera oriental surgida tras la I GM.
            En Polonia, la noticia de la firma dio un gran respiro al Gobierno y a la población, pues la alianza con Francia no parecía ya muy útil, ni la Sociedad de Naciones muy operativa.
            El problema es que los gobernantes polacos se fiaron demasiado de Hitler y no quisieron actuar contra el rearme alemán, para no cancelar este tratado.
             A Francia no le gustó nada este pacto, ni la manera tan secreta con que se había negociado, aunque Polonia le dio garantías de apoyar a Francia si había conflicto con Alemania.
            También en 1934, los nazis intentaron llegar al poder en Austria a través de un golpe de Estado. La operación fracasó, aunque llegaron a asesinar al presidente Dollfuss. El Gobierno alemán dijo no saber nada del tema y el italiano envió tropas a la frontera, pues Mussolini se oponía a la anexión de Austria por Alemania, porque pretendía que Austria fuera un Estado títere bajo influencia italiana.
            En los siguientes años, la situación comenzó a cambiar, pues, en 1935, se convocó un referéndum en el territorio del Sarre, provincia alemana ocupada desde la I GM por los franceses, y el resultado fue un 90% a favor de volver a Alemania. Esto fue visto por Hitler como una aprobación a su política de tipo nacionalista.
            También el mismo año, el Gobierno alemán, alegando que en Francia se había ampliado el servicio militar, ordenó el servicio militar obligatorio en su país.
            Por otra parte, los franceses iniciaron un acercamiento a Italia, que se tradujo en un acuerdo, que también fue firmado por el Reino Unido. Tras conocer la noticia del servicio militar en Alemania, los líderes de estos países leyeron un acuerdo donde se oponían a cualquier tipo de pérdida de independencia de Austria y a cualquier abandono del Tratado de Versalles, que pudiera poner en peligro la paz en Europa.
            También en 1935 se firmó un pacto entre Francia y la URSS, complementado por otro entre la URSS y Checoslovaquia, con los que pretendían tener más atada a Alemania, para no dejarla comenzar otra guerra.
            No obstante, como los ingleses siempre van por libre, pues acordaron permitir a Alemania que pudiera aumentar su flota de guerra, siempre que no superara el 35% de la británica.
            El 28/04/1939, Hitler, dio por cancelado este tratado en un discurso ante el parlamento alemán, pues ya no le era útil para sus intereses y utilizó como excusa el acuerdo de ayuda mutua que habían firmado el Reino Unido y Polonia unos días antes.

7 comentarios:

  1. una aclaración, en 1933 año de la llegada de Hitler a la cancillería, se estaban realizando las conferencias de desarme, pero al ver que no le concedían la paridad en armamento, consideró oportuno salirse de la conferencia y de la sociedad de naciones, hasta organizó un referéndum que lo ganó ampliamente con la ratificación de su salida de la SDN. Con esto quiero decir que la buena onda nunca fue tal, existía mucha desconfianza hacia los alemanes por parte francesa

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    1. Veo normal que los franceses no se fiaran de los alemanes, porque habían invadido su territorio en la I GM y provocaron muchas bajas entre la población francesa.
      De todas formas, es posible que los franceses fueran los que menos se beneficiaran del resurgir de Alemania. Los demás aliados estaban ganando mucho dinero con Hitler y nunca quisieron tocarle, hasta que surgió lo de Polonia.
      Saludos.

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  2. El abandono del tratado de Versalles ocurrió en el momento que Alemania abandona la conferencia de desarme, a los aliados les preocupó mucho la situación, pero ellos mismo dieron pie para que esto ocurriera al no desarmarse tal como lo habían anunciado en 1919, es decir habían pasado 14 años y no pudieron ponerse de acuerdo en esa materia, por lo cual los alemanes estuvieron todo ese tiempo con un ejército muy disminuido comparado a el de sus vecinos.

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    1. Por lo que tengo entendido, conservaron la estructura de su ejército, aunque tuvieran pocos soldados. Sin embargo, había más oficiales de los necesarios y sus unidades se entrenaron tranquilamente en el territorio de la URSS, junto con el Ejército Rojo.
      Saludos.

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  3. El abandono del tratado de Versalles ocurrió en el momento que Alemania abandona la conferencia de desarme, a los aliados les preocupó mucho la situación, pero ellos mismo dieron pie para que esto ocurriera al no desarmarse tal como lo habían anunciado en 1919, es decir habían pasado 14 años y no pudieron ponerse de acuerdo en esa materia, por lo cual los alemanes estuvieron todo ese tiempo con un ejército muy disminuido comparado a el de sus vecinos.

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  4. una aclaración, en 1933 año de la llegada de Hitler a la cancillería, se estaban realizando las conferencias de desarme, pero al ver que no le concedían la paridad en armamento, consideró oportuno salirse de la conferencia y de la sociedad de naciones, hasta organizó un referéndum que lo ganó ampliamente con la ratificación de su salida de la SDN. Con esto quiero decir que la buena onda nunca fue tal, existía mucha desconfianza hacia los alemanes por parte francesa

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    1. Creo que había muchas razones para desconfiar de Alemania. No era normal que un país que estaba en la más profunda miseria, se dedicara a rearmarse, porque no debía de ser una prioridad para ese Estado.
      Saludos.

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