ESCRIBANO MONACAL

ESCRIBANO MONACAL
UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

sábado, 23 de marzo de 2013

EL GRAN JUEGO O EL TORNEO DE LAS SOMBRAS


Seguramente, casi todos hemos visto en nuestra niñez una película de aventuras muy entretenida, llamada “Kim de la India”. Fue estrenada en 1950 y protagonizada por Errol Flynn, como un oficial británico, y Dean Stockwell, en el papel de Kim.

En esta película se habla de algo llamado “El gran juego”, que no es ni más ni menos que la lucha, en el siglo XIX, de dos viejas potencias, como fueron el Imperio Británico y el Ruso, por tener la mayor influencia posible en Asia Central. Para ello, los ingleses reclutan al chico a fin de que espíe a favor de ellos, utilizando como “tapadera” su trabajo como sirviente y acompañante de un lama que peregrina por todo el país.

Ese término fue inventado por un agente británico llamado Arthur Conolly y luego fue popularizado por el famoso escritor Rudyard Kipling en su novela Kim, que fue publicada en 1901.

El “Torneo de las sombras” era la forma con que los rusos conocían este tipo de guerra.

Creo que podemos buscar un antecedente en la conocida Guerra de Crimea (1853-56). Como los rusos estaban buscando un afianzamiento para su salida al Mediterráneo, a través del Mar Negro, necesitaban eliminar el poder del renqueante Imperio Otomano. Así que, en un principio, buscaron la alianza con los británicos, para repartirse este Imperio. Estos últimos no se fiaron de los rusos e hicieron algo que no estaba previsto por éstos, que era aliarse con los franceses.

Los rusos se buscaron un motivo absolutamente intrascendente, muy metidos en su papel anterior de gendarmes del absolutismo en Europa y el nuevo de defensores de la Iglesia ortodoxa, y atacaron a los turcos, destrozando su armada.

Los aliados franco-británicos, no sólo intervinieron luchando contra los rusos, sino que buscaron más aliados en Europa. Así consiguieron romper, aunque nos parezca mentira, la alianza que existía entre Rusia con Prusia y Austria.

Al final de la guerra, los aliados vencieron y consiguieron que los rusos no pudieran navegar con sus barcos a través de los dos estrechos que comunican el Mar Negro con el Mediterráneo. Eso fue un duro golpe para la Rusia zarista.

Después los rusos ampliaron su territorio a base de invadir zonas de Siberia y otros territorios del Asia Central, que, algunos, incluso todavía forman parte de Rusia, así que los ingleses asentaron su presencia en la India, Pakistán, etc.

Más tarde, llegaron a un territorio llamado Afganistán (seguro que os suena a todos) y se pusieron a discutir a quién de los dos le pertenecía.

Como los británicos pensaron que los rusos iban a utilizar el territorio de Afganistán para hacerse posteriormente con la “Joya más preciada del Imperio”, o sea, la India, pues tomaron medidas. Una de ellas fue imponer un régimen en Afganistán a las órdenes de Londres. Eso causó la primera guerra anglo-afgana. Como veréis, todas las potencias han luchado en Afganistán… y todas han salido perdiendo.

Como ese país está poblado por unas tribus muy aguerridas, pues se dedicaron a hostigar a las tropas que envió allí su Graciosa Majestad británica. El resultado fue que a los ingleses “se les vio el plumero” y todos los militares enviados fueron muertos, menos un médico al que dejaron con vida para que fuera a la India a contarlo.

Los rusos aprovecharon la ocasión y se fueron acercando cada vez más a Afganistán. Así que en 1878 enviaron una misión diplomática a Kabul y, como a los ingleses les negaron mandar la suya, pues declararon otra guerra.

Aquí también les salió el tiro por la culata y fueron expulsados de la capital en 1881.

En 1884 los rusos se atrevieron a quedarse con un oasis afgano, lo cual provocó un conflicto con las tropas de ese país. Los británicos no intervinieron y respetaron este oasis como zona rusa. Así que los rusos firmaron un tratado para crear una frontera con Afganistán, donde este último país perdió varios territorios. Así quedó Afganistán como un estado tapón entre los territorios de ambos imperios.

No obstante, durante el siglo XIX se siguieron produciendo incidentes de menor consideración entre las tropas rusas y las británicas.

Algunos autores consideran este episodio de la Historia como un prólogo de la Guerra Fría. Se libró no sólo en los campos de batalla, sino también la prensa de ambos países.

Allí empezaron a operar de manera profesional los diferentes servicios de espionaje y contraespionaje.

Los dos países sostenían la teoría de que quien tuviera el control del interior de Eurasia, tendría el dominio sobre todo el mundo.

Había un gran temor de que ambas potencias entraran en conflicto abierto en la zona, pero eso nunca se produjo.

Las dos guerras afganas se dieron por la sospecha británica de que tras ellos estaban las ambiciones rusas.

Puede ser que, por ello, los ingleses amarraron más fuertemente Egipto a su Imperio y dividieron Persia en varias zonas de influencia.

En 1883 un autor británico llamado J.R.Seely, propuso la siguiente explicación sobre el tema: «Estamos obligados a observar con atención todo movimiento en Turquía, cada nuevo síntoma en Egipto, cualquier agitación en Persia o Transoxiana o Birmania o Afganistán. Ello se debe a que poseemos la India, y un interés especial por los asuntos de todos los países que se encuentran en a ruta hacia ella. Esto y sólo esto nos lleva a una permanente rivalidad con Rusia, que es para la Inglaterra del siglo xix lo que fue para ella la competencia con Francia por el Nuevo Mundo en el siglo XVIII».

Seguramente, para tener más amarrada la India al Imperio Británico, el famoso político Disraeli impuso la corona de la India a la reina Victoria.

La distancia entre las bases de ambos ejércitos se había reducido notablemente a causa de la expansión rusa. En 1800 la distancia entre las guarniciones de ambos ejércitos era de unos 3.500 km., mientras que a final del siglo XIX sólo era de 35 km.

En 1914 un conocido explorador de la época calculó que los rusos se habían expansionado a una velocidad de 142 km2 diarios, más o menos, unos 50.000 km2 anuales.

En Londres temían que los rusos estuvieran apoyando a los musulmanes de la India para rebelarse contra el Imperio Británico.

Los rusos se basaban en que ellos estaban haciendo en Asia lo mismo que los británicos en la India. Incluso, llevaban todo tipo de mapas y documentos donde defendía cada uno sus argumentos.

Aparte de ello, ambas potencias desplegaron gran cantidad de agentes por esa zona, desde Irán hasta Mongolia. Muchos de ellos, con el pretexto de hacer excavaciones arqueológicas o estudiar las lenguas de las tribus, se dedicaron a cartografiar el terreno y enviar informes a sus respectivos gobiernos.

Esta actividad exploratoria y cartográfica en el fondo fue muy positiva, pues casi nadie sabía nada en el mundo civilizado sobre el interior de Asia Central.

Realmente, esta actividad fue muy importante, pues anotaron con precisión los datos de los pasos de montaña, sirviéndose de espías hindúes y musulmanes, las alturas del Himalaya, el nacimiento de los ríos de la India y hasta redescubrieron la famosa y antigua Ruta de la Seda.

El nombre de estos exploradores, seguramente, no nos sonará siquiera, pero voy a pararme a mencionar algunos como Nikolai Przhevalski, Sven Hedin, sir Aurel Stein, Nichols Roerich, George Nathaniel Curzon, etc.

Además, ambas potencias se dedicaron a apoyar a diferentes bandos en las pequeñas guerras que se produjeron en toda esa zona. Más o menos, lo mismo que han hecho en la segunda mitad del siglo XX USA y URSS.

Aparte de ello, ambos bandos, como ya he mencionado anteriormente, supieron utilizar la prensa y la opinión pública a su favor. Como dijo lord Palmerston: «Las opiniones» son más poderosas que los ejércitos. Las opiniones, si se fundan en la verdad y la justicia, terminarán por imponerse a las bayonetas de la infantería, el fuego de artillería y las cargas de caballería».

Al principio de esta entrada cité el nombre de Arthur Conolly. Este fue un oficial, y luego agente, británico, el cual, al enterarse, en 1841, de que el emir de Bujala había detenido y torturado a otro oficial amigo suyo, el coronel Charles Stoddart, pidió permiso a sus mandos para ir a rescatarle. Así llegó a entrevistarse con este emir y lo convenció para que tomara partido por la causa británica y liberara a su amigo.

Actualmente, aunque no nos hayamos dado cuenta, esta zona vuelve a estar en el punto de mira de algunos países de alrededor, como la India y China, además de USA, Rusia y Europa, a causa de sus grandes reservas de petróleo y gas.

También Turquía, Irán y Pakistán tienen desde siempre ciertos intereses políticos y culturales entre esas repúblicas, que pertenecieron a la antigua URSS.

Algunos autores nos confirman que los USA tomaron el relevo de los británicos en esa zona y muchos aprendieron el arte del espionaje directamente con los maestros del MI5 y MI6. Entre ellos se encontraba una figura conocida, Allan Dulles, que, más tarde, sería el director de la CIA en tiempos de Eisenhower y Kennedy.

Peter Grose, uno de los biógrafos de Dulles dijo una vez que éste había leído por primera vez el libro Kim, de Rudyard Kipling, en 1914, durante su travesía en barco con destino a la India, y lo marcó tanto que hallaron ese libro en su mesita de noche cuando murió, en 1969.

Uno de sus amigos fue el famoso H.A.R. Philby, al que todos llamaban Kim por su carácter parecido al del chico del libro. Quizá, porque también nació en la India en 1912 y su padre, que era funcionario en la India, le impuso ese sobrenombre a los 6 años. Lo que no se figuraba nadie en Occidente es que este Kim era un espía soviético y por eso huyó a la URSS antes de que lo cogieran sus antiguos compañeros.

 

2 comentarios:

  1. Muy buen post, Aliado; has sabido estructurar adecuadamente algo realmente difícil. De la película no me fiaría mucho, me refiero al rigor histórico.

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  2. Bueno, lo de la película era una forma de introducir a la gente en este tema, porque, hoy en día, esta "pequeña guerra fría" está prácticamente olvidada, aunque yo creo que ha tenido más importancia de la que se le ha dado.

    El otro día, con ocasión del problema actual con Chipre, uno de los tertulianos decía que Rusia podría haber aprovechado el tema para intentar poner una base naval en esa isla para disminuir los problemas que ha tenido siempre para acceder al Mediterráneo.

    Saludos.

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