ESCRIBANO MONACAL

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UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

jueves, 3 de mayo de 2018

EL ASESINATO DE SERGEI KIROV Y EL COMIENZO DE LAS PURGAS DE STALIN


Nuestro personaje de hoy se llamaba Sergei Mirónovich Kostrikov y nació en 1886, en una pequeña localidad del centro de la Rusia europea.
La verdad es que no tuvo mucha suerte con su familia, aunque, según parece, era bastante acomodada. Su padre era muy aficionado a la bebida y un día abandonó a su familia. Su madre los estuvo criando a él y a sus dos hermanas supervivientes, pues sus cuatro primeros hijos habían muerto muy pronto.
Desgraciadamente, la madre murió poco tiempo después. Así que no tuvieron más remedio que irse a vivir con su abuela, hasta los 7 años, edad en la que a Sergei lo mandaron a un orfanato.
Parece ser que fue muy buen estudiante. En un principio se hizo mecánico y luego trabajó como delineante. Pero muy pronto asimiló la ideología marxista, convirtiéndose en un activista muy radical. Durante la fallida revolución de 1905, se dedicó a repartir armas entre todos sus compañeros. A causa de ello fue detenido y estuvo poco tiempo en prisión.
Más adelante, fue detenido en varias ocasiones, pasando varios años en prisión. Así que tomó la decisión de mudarse al Cáucaso, donde se puso el apodo de Kirov y se casó. Allí practicó muy a menudo el montañismo.

En 1917, participó en la Revolución Rusa y, posteriormente, en la guerra civil que duró tres años más.
Luego fue nombrado responsable del PC en la zona del Cáucaso, con el fin de insertar la ideología revolucionaria en las mentes de los habitantes de esa región.
También estuvo en Georgia, donde le encargaron aumentar la influencia de los bolcheviques en esa región, donde se habían hecho fuertes sus tradicionales enemigos, los mencheviques.
En 1921, participó en las conversaciones de paz en Riga, tras la cruenta guerra polaco-soviética, que había comenzado el año anterior.
En abril de 1923, pasó a formar parte del comité central del Partido Comunista de la Unión Soviética. Desde entonces, le unió una gran amistad con Stalin y siempre respaldó su política.
Parece ser que en lo que nunca estuvieron de acuerdo fue en asesinar a todo el que se opusiera a la política del partido. Kirov pensaba que esa gente podría ser recuperable para realizar otra actividad.
Parecía que Kirov podría ser un líder con mucho futuro, pues en 1934, con motivo de uno de los congresos del PCUS, fue uno de los que obtuvo más votos, pero él rechazó la propuesta de ser nuevo secretario general. Prefirió seguir como delegado del partido en la antigua Leningrado, donde había sido nombrado en 1926 primer secretario del comité regional de esa zona.
No se sabe si Stalin buscaba tenerlo cerca para poder controlarlo, lo cierto es que, en diversas ocasiones, le propuso ir a trabajar a Moscú, pero Kirov declinó todas esas ofertas.
Parece ser que algunos miembros del comité de Leningrado se habían mostrado disconformes con la postura de Kirov de negociar con otros miembros del PC, encabezados por Zinoviev, que se mostraban opuestos a la política llevada por Stalin. Sin embargo, en esta ocasión, Kirov, salió airoso gracias al apoyo de su amigo Stalin. Precisamente, a Kirov lo habían destinado a Leningrado para que intentara atraerse a las masas obreras, que estaban siendo cautivadas por los mensajes de Zinoviev y Kamenev y, según parece, lo consiguió, porque siempre fue muy respetado.
En 1934, fue condecorado con la Orden de Lenin por su gran labor para reorganizar la industria petrolífera.
Desde 1930 ya era miembro del Politburo del PCUS y en 1934 ascendió a secretario del Comité Central del PCUS.
Lo cierto es que el 1 de diciembre de 1934, Kirov, fue asesinado en su despacho del Soviet de Leningrado por un joven llamado Leonid Nikolaev. Un tipo que, sospechosamente, había sido puesto en libertad unos días antes y que, increíblemente, al salir de la cárcel se le había devuelto el revolver que siempre llevaba consigo. Eso es muy extraño, porque en la antigua URSS era muy raro permitir que la gente fuera armada por la calle.
Parece ser que al NKVD tampoco se le ocurrió aumentar las medidas de seguridad en torno a Kirov, aunque a Nikolaev se le había detenido armado en la puerta del Soviet de Leningrado. Incluso, algunos autores afirman que se redujo su escolta por orden directa de Stalin. También es verdad que Kirov siempre fue muy reacio a llevar escolta.
Lo cierto es que este individuo penetró ese día en las oficinas del Soviet de Leningrado. Fue hasta la tercera planta, donde se hallaba el despacho de Kirov y le disparó en la nuca con su revolver de marca Nagant, matándole en el acto. Una forma de matar a la gente muy habitual entre los miembros de la NKVD.
Parece ser que el asesino fue detenido muy pronto, gracias a la ayuda de dos empleados de ese centro. No sé si el asesino estaría borracho o drogado, porque le dio una especie de colapso y afirmó que no recordaba nada y tampoco conocía a nadie.
Lo cierto es que no se conoce el motivo de este asesinato. Algunos autores dicen que Nikolaev pudo sospechar que su mujer, que trabajaba en ese edificio, pudiera tener alguna relación amorosa con Kirov, pero tampoco se ha demostrado que fuera cierto, aunque hubo muchos rumores al respecto.
Ciertamente, tampoco habría que descartarlo, porque Kirov se había quedado viudo y, según parece, se había vuelto muy mujeriego.
Parece ser que Nikolaev había tenido un pequeño cargo en el partido. Sin embargo, le habían dado un nuevo cargo en otra localidad y él no se quiso ir. Eso se consideraba una falta grave y, por ello, fue expulsado del partido y del trabajo. Así que gracias al sueldo de su mujer pudieron malvivir él y sus dos hijos.
Parece ser que la primera vez que lo detuvieron tramaba asesinar a Kirov en su propia casa, pero fue detenido por la Policía. Posteriormente, le dejaron en libertad al enseñar su carnet del partido y su licencia de armas.
Por eso, mes y medio después, lo volvió a intentar. Entró en el edificio del Soviet de Leningrado gracias a un pase de escolta. No se sabe cómo se habría hecho con él, porque además era un tipo que había padecido raquitismo y, desde luego, no tenía pinta de ser escolta de nadie.
Así que subió al tercer piso y allí se encontró en un pasillo con Kirov, al que disparó por detrás y luego se desmayó. Eso tuvo lugar sobre las 16.30. Fue detenido e ingresado en un Psiquiátrico, donde despertó sobre las 21.00 de esa misma noche.
En verdad, parece que fuera un fallo estrepitoso de la NKVD, una agencia que disponía, sólo en Leningrado, de unos 21.000 informantes habituales y otros 2.000 para casos más especializados.
Por supuesto, enseguida empezó la campaña en la prensa. El diario Pravda publicó que Nikolaev pertenecía a una célula de oposición dentro del PC, liderada por Zinoviev y Kamenev, cuya intención era “restablecer el régimen capitalista”.
A partir de ese momento, comenzaron las infames purgas de Stalin. Ese mismo día se aprobó una reforma en el Código Penal para que las condenas a muerte se ejecutaran de manera inmediata. También se dio la orden de que no se admitieran testigos para acelerar los juicios. Incluso, se ordenó que no se admitieran recursos, ni indultos, porque se iban a rechazar todos.
Esta labor fue encomendada a Zakovsky, en Leningrado, y a Molchanov, en la capital. El primero de ellos se jactaba de obtener cualquier confesión, diciendo: “Dejen en mis manos a Marx y ya verán que pronto reconocería que fue un agente de Bismark”.
Evidentemente, ambos sujetos tampoco se escaparon de su ejecución, unos años después. Sólo el primer año enviaron al Gulag a unas 40.000 personas de la zona de Leningrado.
El primero fue el responsable del NKVD en Leningrado, del cual se dijo que murió al caer desde un camión, tras haber sido detenido por la Policía.
A finales de 1934, un grupo de 14 personas, entre las que se encontraba Nikolaev, fueron sometidas a una especie de juicio, donde todos fueron condenados a muerte y ejecutados inmediatamente.
Incluso, todos los miembros de la familia y hasta los amigos de Nikolaev fueron detenidos y asesinados, sin juicio previo. Su mujer, que alegó que su marido padecía una fuerte depresión, fue inmediatamente expulsada del PCUS, detenida y asesinada 3 meses después y sus hijos fueron enviados a un orfanato.
La purga continuó con los agentes de la NKVD, antecesora del KGB, que se hallaban destinados en Leningrado, los cuales fueron enviados a los campos del Gulag.
Hasta un grupo de 104 presos, que ya estaban en la cárcel, cuando se produjo el asesinato, fueron culpabilizados y asesinados.
El mismo Stalin quiso hacerse cargo de la investigación del asesinato de Kirov y, en una ocasión, se presentó en la cárcel para interrogar a Nikolaev, el cual ni siquiera le reconoció a causa del colapso que había sufrido. Stalin, salió de allí diciendo que la oposición comunista a su gobierno era la que había tramado ese crimen, con la ayuda de los cónsules de varios países.
Así que esa excusa le vino de perlas para quitarse del medio a todo el que se hubiera opuesto a sus ideas en el Comité Central del PCUS, donde nunca había sido muy popular. De esa manera, ordenó las detenciones de Zinoviev, Kamenev, Prigozhin y muchos más. Obviamente, a todos ellos se les realizó un simulacro de juicio para luego ejecutarlos.
La verdad es que no se sabe si el asesinato de Kirov fue ordenado por Stalin, pero lo cierto es que fue el que más se aprovechó de ello.
Se han hecho múltiples investigaciones sobre este crimen y siempre se ha sospechado que Stalin pudiera haber estado detrás de esta trama, pero nunca se le ha podido demostrar su culpabilidad.
Sin embargo, no hay que olvidar que Stalin se llevó por delante a todos los políticos comunistas seguidores de Kirov y los envió a los campos del Gulag de Siberia.
Desgraciadamente, con la desaparición de Kirov se perdió el espíritu de reconciliación en la URSS, que defendía este político, y empezaron en ese país las matanzas a gran escala.
El primer gran juicio tuvo lugar en agosto de 1936 contra los líderes comunistas Zinoviev, Kamenev y 14 acusados más, imputándoles haber organizado un grupo terrorista para matar a Kirov y a Stalin. Todos ellos fueron condenados a muerte y ejecutados.
En enero de 1937, hubo otro gran juicio contra 17 líderes del PCUS. En esta ocasión, 13 de ellos fueron condenados a muerte y el resto enviados a Siberia, donde murieron muy pronto.
En marzo de 1938, tuvo lugar otro gran juicio contra 21 personas acusadas de ser trotskistas. Entre ellos, Yagoda, el antiguo jefe de la NKVD que inició la Gran Purga. En esta ocasión, todos ellos fueron condenados a muerte e inmediatamente ejecutados.
Desgraciadamente, en el caso de los condenados por estos tres grandes juicios, tampoco se libraron de esta pena algunos de sus familiares más cercanos.
La verdad es que en estos juicios no se libró casi nadie. Hasta el mismo Karl Pauker, jefe de los escoltas de Stalin y que había colaborado ampliamente con éste en la detención y ejecución de los condenados, también fue condenado a muerte y ejecutado en agosto de 1937.
Como ya indiqué en mi artículo dedicado al mariscal Tujachevski, los nazis, que estaban estudiando muy de cerca a Stalin, se dieron cuenta de que era una persona con un gran miedo a caer por culpa de un golpe de Estado o algo parecido. Por eso, se dedicaba, periódicamente, a hacer purgas entre sus colaboradores. Algo que también hizo Mao, en la China comunista.
Así que los nazis le hicieron creer, a través del presidente checoslovaco, que los militares soviéticos estaban preparando un golpe contra Stalin. Para ello, prepararon unos documentos falsos, donde se podía leer que había cierta complicidad entre los mandos nazis y los soviéticos para sublevarse contra los gobiernos de sus respectivos países.
Lógicamente, esto hizo que a Stalin se le pusieran los pelos de punta. Así que, sin demora, se llevó por delante a toda la cúpula militar, matando a casi todos los militares de comandante hacia arriba.
Supongo que esto lo harían los nazis para ir preparando su futura invasión del territorio de la URSS. Seguramente, por eso mismo, avanzaron tanto en tan poco tiempo, ya que la mayoría de los puestos de los ejecutados habían sido ocupados por personajes del partido sin ninguna formación militar.
Tampoco fue ajeno a estas purgas el Politburó o máximo órgano de gobierno del PCUS. Casi todos sus miembros históricos, a excepción de Stalin, fueron ejecutados o se suicidaron antes de que los mataran.
Igual ocurrió en el caso de los casi 2.000 participantes en el XVII Congreso del PCUS de los que más de la mitad fueron ejecutados. Os recuerdo que en ese congreso fue en el que se propuso a Kirov para secretario general y se rechazó la candidatura de Stalin para ese puesto.
En esta época fue donde ocurrieron las purgas a los miembros del espionaje soviético en el extranjero, que ya mencioné en mi artículo dedicado a Reiss. Incluso, como ya dije, en esta labor de búsqueda de esos agentes, colaboraron miembros de los PC de los países donde éstos se hallaban escondidos.
Incluso, tras el Pacto Ribentrop-Molotov, supongo que, para estrechar la amistad con el Gobierno nazi, Stalin, les envió a todos los comunistas alemanes, que habían huido de la Alemania de Hitler, buscando refugio en la URSS.
En 1938, el Gobierno soviético se dio cuenta de que se habían pasado mucho con las purgas, pues se cree que entre 1937 y 1938 habían ejecutado a más de 300.000 personas cada año. Así que cesaron a Yezhov de su cargo de jefe de la NKVD y pusieron a Lavrenti Beria. Éste redujo la represión, pero antes purgó a toda la antigua dirección de la NKVD, empezando por Yezhov.
A partir de entonces, las purgas se hicieron más selectivas y se redujo el número de condenados y ejecutados. Aunque esta etapa no terminó hasta la muerte de Stalin, en 1953.
En cuanto a los familiares de los condenados, se construyeron unos campos de concentración especialmente dedicados a este tipo de presos. Los que no habían sido condenados a muerte, solían ser condenados a una pena entre 5 y 8 años.
Incluso, si los niños eran calificados como “socialmente peligrosos” podrían ser condenados a realizar trabajos forzados de por vida. En aquella época, los orfanatos no daban abasto, por la gran cantidad de huérfanos, originados por  las purgas. Aumentó mucho la delincuencia juvenil.
En resumen, siempre se ha sospechado que Stalin estaba detrás del asesinato de Kirov. Aunque siempre habían sido muy buenos amigos, se volvió mucho más popular que Stalin y así, en el XVII Congreso, hubo muchos votos en contra de la política de Stalin.
A mí me parece que Stalin no dejaba de ser otra cosa que un mediocre y como tantos otros, continuamente, tienen que quitarse del medio a todo aquel que le pudiera hacer sombra. Como Kirov se estaba haciendo demasiado popular, como ya he dicho, le quisieron hacer secretario general, aunque no accedió a ello, pues era un estorbo para Stalin.
Con esa excusa, se pudo quitar del medio tanto a su oponente como a todos sus seguidores, que habían votado contra él en el XVII Congreso.
No obstante, también es preciso decir que Kruschev, que, tras la muerte de Stalin, acusó de todo a su antecesor, nunca dijo que tuviera algún tipo de responsabilidad en el asesinato de Kirov.

2 comentarios:

  1. Sin animo de polemizar, hay personajes de la historia muy cuestionables pero muy cuestionables como Stalin, pero de ahí a calificarlo de mediocre........
    Que el asesinato de Kirov es el inicio del llamado gran terror, si lo es. Pero la característica del asesinato lo hace improbable que fuera una cuestión personal, la erradicación de toda oposición e incluso potencial oposición era llevada de una manera impersonal, el aparato represivo montado por Stalin no distinguía personas sino ideas opositoras que había que extirparlas, por ende eliminaban no solo el sospechoso sino a todo su entorno. Que si era justificado, ese es otro cantar, solo quería centrarme específicamente en los móviles del asesinato de Kirov.
    Saludos

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    1. No es que yo sea el único que lo considere un mediocre, sino que sus mismos colegas en el Soviet Supremo decían lo mismo de él. Por lo visto, en Rusia, cuando hay dos personas sobresalientes, suelen poner al mando a un mediocre para que sirva de árbitro entre los dos y ese era su papel.
      Por otra parte, en tiempos se rumoreó y cuando se han abierto los archivos soviéticos se ha podido confirmar, que, en su juventud, Stalin, había trabajado para la Policía zarista, la Ojrana. Dicen que cuando Stalin se enteró de que había gente que lo sabía se buscó la excusa de las purgas para eliminarlos a fin de que no dijeran nada. Incluso, se habló de que, al saber esto los militares, pretendían dar un golpe para echarle. Igual por eso mató a tantos militares.
      Saludos.

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