Nuestro personaje de hoy se
llamaba Sergei Mirónovich Kostrikov y nació en 1886, en una pequeña localidad
del centro de la Rusia europea.
La verdad es que no tuvo mucha
suerte con su familia, aunque, según parece, era bastante acomodada. Su padre
era muy aficionado a la bebida y un día abandonó a su familia. Su madre los
estuvo criando a él y a sus dos hermanas supervivientes, pues sus cuatro
primeros hijos habían muerto muy pronto.
Desgraciadamente, la madre murió
poco tiempo después. Así que no tuvieron más remedio que irse a vivir con su abuela,
hasta los 7 años, edad en la que a Sergei lo mandaron a un orfanato.
Parece ser que fue muy buen
estudiante. En un principio se hizo mecánico y luego trabajó como delineante. Pero
muy pronto asimiló la ideología marxista, convirtiéndose en un activista muy
radical. Durante la fallida revolución de 1905, se dedicó a repartir armas
entre todos sus compañeros. A causa de ello fue detenido y estuvo poco tiempo
en prisión.
Más adelante, fue detenido en
varias ocasiones, pasando varios años en prisión. Así que tomó la decisión de
mudarse al Cáucaso, donde se puso el apodo de Kirov y se casó. Allí practicó
muy a menudo el montañismo.
En 1917, participó en la
Revolución Rusa y, posteriormente, en la guerra civil que duró tres años más.
Luego fue nombrado responsable del
PC en la zona del Cáucaso, con el fin de insertar la ideología revolucionaria
en las mentes de los habitantes de esa región.
También estuvo en Georgia, donde
le encargaron aumentar la influencia de los bolcheviques en esa región, donde
se habían hecho fuertes sus tradicionales enemigos, los mencheviques.
En 1921, participó en las
conversaciones de paz en Riga, tras la cruenta guerra polaco-soviética, que
había comenzado el año anterior.
En abril de 1923, pasó a formar
parte del comité central del Partido Comunista de la Unión Soviética. Desde
entonces, le unió una gran amistad con Stalin y siempre respaldó su política.
Parece ser que en lo que nunca
estuvieron de acuerdo fue en asesinar a todo el que se opusiera a la política
del partido. Kirov pensaba que esa gente podría ser recuperable para realizar
otra actividad.
Parecía que Kirov podría ser un
líder con mucho futuro, pues en 1934, con motivo de uno de los congresos del
PCUS, fue uno de los que obtuvo más votos, pero él rechazó la propuesta de ser
nuevo secretario general. Prefirió seguir como delegado del partido en la
antigua Leningrado, donde había sido nombrado en 1926 primer secretario del
comité regional de esa zona.
No se sabe si Stalin buscaba
tenerlo cerca para poder controlarlo, lo cierto es que, en diversas ocasiones,
le propuso ir a trabajar a Moscú, pero Kirov declinó todas esas ofertas.
Parece ser que algunos miembros
del comité de Leningrado se habían mostrado disconformes con la postura de
Kirov de negociar con otros miembros del PC, encabezados por Zinoviev, que se
mostraban opuestos a la política llevada por Stalin. Sin embargo, en esta
ocasión, Kirov, salió airoso gracias al apoyo de su amigo Stalin. Precisamente,
a Kirov lo habían destinado a Leningrado para que intentara atraerse a las
masas obreras, que estaban siendo cautivadas por los mensajes de Zinoviev y
Kamenev y, según parece, lo consiguió, porque siempre fue muy respetado.
En 1934, fue condecorado con la
Orden de Lenin por su gran labor para reorganizar la industria petrolífera.
Desde 1930 ya era miembro del
Politburo del PCUS y en 1934 ascendió a secretario del Comité Central del PCUS.
Lo cierto es que el 1 de
diciembre de 1934, Kirov, fue asesinado en su despacho del Soviet de Leningrado
por un joven llamado Leonid Nikolaev. Un tipo que, sospechosamente,
había sido puesto en libertad unos días antes y que, increíblemente, al salir
de la cárcel se le había devuelto el revolver que siempre llevaba consigo. Eso
es muy extraño, porque en la antigua URSS era muy raro permitir que la gente
fuera armada por la calle.
Parece ser que al NKVD tampoco se
le ocurrió aumentar las medidas de seguridad en torno a Kirov, aunque a
Nikolaev se le había detenido armado en la puerta del Soviet de Leningrado.
Incluso, algunos autores afirman que se redujo su escolta por orden directa de
Stalin. También es verdad que Kirov siempre fue muy reacio a llevar escolta.
Lo cierto es que este individuo
penetró ese día en las oficinas del Soviet de Leningrado. Fue hasta la tercera
planta, donde se hallaba el despacho de Kirov y le disparó en la nuca con su
revolver de marca Nagant, matándole en el acto. Una forma de matar a la gente
muy habitual entre los miembros de la NKVD.
Parece ser que el asesino fue
detenido muy pronto, gracias a la ayuda de dos empleados de ese centro. No sé
si el asesino estaría borracho o drogado, porque le dio una especie de colapso
y afirmó que no recordaba nada y tampoco conocía a nadie.
Lo cierto es que no se conoce el motivo
de este asesinato. Algunos autores dicen que Nikolaev pudo sospechar que su
mujer, que trabajaba en ese edificio, pudiera tener alguna relación amorosa con
Kirov, pero tampoco se ha demostrado que fuera cierto, aunque hubo muchos rumores al respecto.
Ciertamente, tampoco habría que
descartarlo, porque Kirov se había quedado viudo y, según parece, se había
vuelto muy mujeriego.
Parece ser que Nikolaev había tenido
un pequeño cargo en el partido. Sin embargo, le habían dado un nuevo cargo en
otra localidad y él no se quiso ir. Eso se consideraba una falta grave y, por
ello, fue expulsado del partido y del trabajo. Así que gracias al sueldo de su
mujer pudieron malvivir él y sus dos hijos.
Parece ser que la primera vez que
lo detuvieron tramaba asesinar a Kirov en su propia casa, pero fue detenido por
la Policía. Posteriormente, le dejaron en libertad al enseñar su carnet del partido
y su licencia de armas.
Por eso, mes y medio después, lo
volvió a intentar. Entró en el edificio del Soviet de Leningrado gracias a un
pase de escolta. No se sabe cómo se habría hecho con él, porque además era un
tipo que había padecido raquitismo y, desde luego, no tenía pinta de ser
escolta de nadie.
Así que subió al tercer piso y
allí se encontró en un pasillo con Kirov, al que disparó por detrás y luego se
desmayó. Eso tuvo lugar sobre las 16.30. Fue detenido e ingresado en un
Psiquiátrico, donde despertó sobre las 21.00 de esa misma noche.
En verdad, parece que fuera un
fallo estrepitoso de la NKVD, una agencia que disponía, sólo en Leningrado, de
unos 21.000 informantes habituales y otros 2.000 para casos más especializados.
Por supuesto, enseguida empezó la
campaña en la prensa. El diario Pravda publicó que Nikolaev pertenecía a una
célula de oposición dentro del PC, liderada por Zinoviev y Kamenev, cuya
intención era “restablecer el régimen capitalista”.
A partir de ese momento,
comenzaron las infames purgas de Stalin. Ese mismo día se aprobó una reforma en
el Código Penal para que las condenas a muerte se ejecutaran de manera
inmediata. También se dio la orden de que no se admitieran testigos para acelerar
los juicios. Incluso, se ordenó que no se admitieran recursos, ni indultos, porque
se iban a rechazar todos.
Esta labor fue encomendada a
Zakovsky, en Leningrado, y a Molchanov, en la capital. El primero de ellos se jactaba
de obtener cualquier confesión, diciendo: “Dejen en mis manos a Marx y ya verán
que pronto reconocería que fue un agente de Bismark”.
Evidentemente, ambos sujetos
tampoco se escaparon de su ejecución, unos años después. Sólo el primer año enviaron
al Gulag a unas 40.000 personas de la zona de Leningrado.
El primero fue el responsable del
NKVD en Leningrado, del cual se dijo que murió al caer desde un camión, tras
haber sido detenido por la Policía.
A finales de 1934, un grupo de 14
personas, entre las que se encontraba Nikolaev, fueron sometidas a una especie
de juicio, donde todos fueron condenados a muerte y ejecutados inmediatamente.
Incluso, todos los miembros de la
familia y hasta los amigos de Nikolaev fueron detenidos y asesinados, sin
juicio previo. Su mujer, que alegó que su marido padecía una fuerte depresión,
fue inmediatamente expulsada del PCUS, detenida y asesinada 3 meses después y
sus hijos fueron enviados a un orfanato.
La purga continuó con los agentes
de la NKVD, antecesora del KGB, que se hallaban destinados en Leningrado, los
cuales fueron enviados a los campos del Gulag.
Hasta un grupo de 104 presos, que
ya estaban en la cárcel, cuando se produjo el asesinato, fueron culpabilizados
y asesinados.
El mismo Stalin quiso hacerse
cargo de la investigación del asesinato de Kirov y, en una ocasión, se presentó
en la cárcel para interrogar a Nikolaev, el cual ni siquiera le reconoció a
causa del colapso que había sufrido. Stalin, salió de allí diciendo que la
oposición comunista a su gobierno era la que había tramado ese crimen, con la
ayuda de los cónsules de varios países.
Así que esa excusa le vino de
perlas para quitarse del medio a todo el que se hubiera opuesto a sus ideas en
el Comité Central del PCUS, donde nunca había sido muy popular. De esa manera,
ordenó las detenciones de Zinoviev, Kamenev, Prigozhin y muchos más.
Obviamente, a todos ellos se les realizó un simulacro de juicio para luego
ejecutarlos.
La verdad es que no se sabe si el
asesinato de Kirov fue ordenado por Stalin, pero lo cierto es que fue el que
más se aprovechó de ello.
Se han hecho múltiples
investigaciones sobre este crimen y siempre se ha sospechado que Stalin pudiera
haber estado detrás de esta trama, pero nunca se le ha podido demostrar su
culpabilidad.
Sin embargo, no hay que olvidar
que Stalin se llevó por delante a todos los políticos comunistas seguidores de
Kirov y los envió a los campos del Gulag de Siberia.
Desgraciadamente, con la
desaparición de Kirov se perdió el espíritu de reconciliación en la URSS, que
defendía este político, y empezaron en ese país las matanzas a gran escala.
El primer gran juicio tuvo lugar
en agosto de 1936 contra los líderes comunistas Zinoviev, Kamenev y 14 acusados
más, imputándoles haber organizado un grupo terrorista para matar a Kirov y a
Stalin. Todos ellos fueron condenados a muerte y ejecutados.
En enero de 1937, hubo otro gran
juicio contra 17 líderes del PCUS. En esta ocasión, 13 de ellos fueron
condenados a muerte y el resto enviados a Siberia, donde murieron muy pronto.
En marzo de 1938, tuvo lugar otro
gran juicio contra 21 personas acusadas de ser trotskistas. Entre ellos,
Yagoda, el antiguo jefe de la NKVD que inició la Gran Purga. En esta ocasión,
todos ellos fueron condenados a muerte e inmediatamente ejecutados.
Desgraciadamente, en el caso de
los condenados por estos tres grandes juicios, tampoco se libraron de esta pena
algunos de sus familiares más cercanos.
La verdad es que en estos juicios
no se libró casi nadie. Hasta el mismo Karl Pauker, jefe de los escoltas de
Stalin y que había colaborado ampliamente con éste en la detención y ejecución
de los condenados, también fue condenado a muerte y ejecutado en agosto de
1937.
Como ya indiqué en mi artículo dedicado
al mariscal Tujachevski, los nazis, que estaban estudiando muy de cerca a
Stalin, se dieron cuenta de que era una persona con un gran miedo a caer por
culpa de un golpe de Estado o algo parecido. Por eso, se dedicaba, periódicamente,
a hacer purgas entre sus colaboradores. Algo que también hizo Mao, en la China
comunista.
Así que los nazis le hicieron creer,
a través del presidente checoslovaco, que los militares soviéticos estaban preparando
un golpe contra Stalin. Para ello, prepararon unos documentos falsos, donde se
podía leer que había cierta complicidad entre los mandos nazis y los soviéticos
para sublevarse contra los gobiernos de sus respectivos países.
Lógicamente, esto hizo que a
Stalin se le pusieran los pelos de punta. Así que, sin demora, se llevó por
delante a toda la cúpula militar, matando a casi todos los militares de
comandante hacia arriba.
Supongo que esto lo harían los
nazis para ir preparando su futura invasión del territorio de la URSS. Seguramente,
por eso mismo, avanzaron tanto en tan poco tiempo, ya que la mayoría de los
puestos de los ejecutados habían sido ocupados por personajes del partido sin
ninguna formación militar.
Tampoco fue ajeno a estas purgas
el Politburó o máximo órgano de gobierno del PCUS. Casi todos sus miembros históricos,
a excepción de Stalin, fueron ejecutados o se suicidaron antes de que los
mataran.
Igual ocurrió en el caso de los
casi 2.000 participantes en el XVII Congreso del PCUS de los que más de la
mitad fueron ejecutados. Os recuerdo que en ese congreso fue en el que se
propuso a Kirov para secretario general y se rechazó la candidatura de Stalin
para ese puesto.
En esta época fue donde
ocurrieron las purgas a los miembros del espionaje soviético en el extranjero,
que ya mencioné en mi artículo dedicado a Reiss. Incluso, como ya dije, en esta
labor de búsqueda de esos agentes, colaboraron miembros de los PC de los países
donde éstos se hallaban escondidos.
Incluso, tras el Pacto
Ribentrop-Molotov, supongo que, para estrechar la amistad con el Gobierno nazi,
Stalin, les envió a todos los comunistas alemanes, que habían huido de la
Alemania de Hitler, buscando refugio en la URSS.
En 1938, el Gobierno soviético se
dio cuenta de que se habían pasado mucho con las purgas, pues se cree que entre
1937 y 1938 habían ejecutado a más de 300.000 personas cada año. Así que
cesaron a Yezhov de su cargo de jefe de la NKVD y pusieron a Lavrenti Beria. Éste
redujo la represión, pero antes purgó a toda la antigua dirección de la NKVD, empezando
por Yezhov.
A partir de entonces, las purgas
se hicieron más selectivas y se redujo el número de condenados y ejecutados. Aunque
esta etapa no terminó hasta la muerte de Stalin, en 1953.
En cuanto a los familiares de los
condenados, se construyeron unos campos de concentración especialmente dedicados
a este tipo de presos. Los que no habían sido condenados a muerte, solían ser
condenados a una pena entre 5 y 8 años.
Incluso, si los niños eran
calificados como “socialmente peligrosos” podrían ser condenados a realizar
trabajos forzados de por vida. En aquella época, los orfanatos no daban abasto,
por la gran cantidad de huérfanos, originados por las purgas. Aumentó mucho la delincuencia
juvenil.
En resumen, siempre se ha
sospechado que Stalin estaba detrás del asesinato de Kirov. Aunque siempre
habían sido muy buenos amigos, se volvió mucho más popular que Stalin y así, en
el XVII Congreso, hubo muchos votos en contra de la política de Stalin.
A mí me parece que Stalin no
dejaba de ser otra cosa que un mediocre y como tantos otros, continuamente, tienen
que quitarse del medio a todo aquel que le pudiera hacer sombra. Como Kirov se estaba
haciendo demasiado popular, como ya he dicho, le quisieron hacer secretario
general, aunque no accedió a ello, pues era un estorbo para Stalin.
Con esa excusa, se pudo quitar
del medio tanto a su oponente como a todos sus seguidores, que habían votado
contra él en el XVII Congreso.
No obstante, también es preciso
decir que Kruschev, que, tras la muerte de Stalin, acusó de todo a su
antecesor, nunca dijo que tuviera algún tipo de responsabilidad en el asesinato
de Kirov.
Sin animo de polemizar, hay personajes de la historia muy cuestionables pero muy cuestionables como Stalin, pero de ahí a calificarlo de mediocre........
ResponderEliminarQue el asesinato de Kirov es el inicio del llamado gran terror, si lo es. Pero la característica del asesinato lo hace improbable que fuera una cuestión personal, la erradicación de toda oposición e incluso potencial oposición era llevada de una manera impersonal, el aparato represivo montado por Stalin no distinguía personas sino ideas opositoras que había que extirparlas, por ende eliminaban no solo el sospechoso sino a todo su entorno. Que si era justificado, ese es otro cantar, solo quería centrarme específicamente en los móviles del asesinato de Kirov.
Saludos
No es que yo sea el único que lo considere un mediocre, sino que sus mismos colegas en el Soviet Supremo decían lo mismo de él. Por lo visto, en Rusia, cuando hay dos personas sobresalientes, suelen poner al mando a un mediocre para que sirva de árbitro entre los dos y ese era su papel.
EliminarPor otra parte, en tiempos se rumoreó y cuando se han abierto los archivos soviéticos se ha podido confirmar, que, en su juventud, Stalin, había trabajado para la Policía zarista, la Ojrana. Dicen que cuando Stalin se enteró de que había gente que lo sabía se buscó la excusa de las purgas para eliminarlos a fin de que no dijeran nada. Incluso, se habló de que, al saber esto los militares, pretendían dar un golpe para echarle. Igual por eso mató a tantos militares.
Saludos.