Está muy claro que es muy
complicado resumir en pocas líneas cómo era la situación de todo un país
europeo, donde, al igual que los demás, se daban todo tipo de circunstancias.
En mi opinión, Francia, salió muy
maltrecha tras las guerras de religión y de la Fronda. Sin embargo, en un
principio, el reinado de Luis XIV, que consiguió hacer funcionar
al país, hizo
que mejorara claramente su economía en un clima de paz. También aumentó mucho
su población. Ese es un dato muy importante.
Otro dato a tener en cuenta es que
Luis XIV no tuvo ningún problema en atraerse a personas preeminentes al
gobierno, aunque no pertenecieran a la nobleza. Así fue creando los llamados nobles
de toga. Algo que no sentó nada bien a los miembros de la nobleza tradicional.
Esa es una de las grandes
cualidades que, por lo general, han
tenido los Borbones. Pues siempre han tenido muy buen ojo para elegir a sus
ministros.
El problema es que, más tarde,
Francia, jugó a ser una primera potencia europea y, como todos los países que
aspiran a serlo, se metió en guerras de todo tipo que asfixiaron su economía.
Aparte de ello, la mudanza de la
corte a Versalles, donde no se reparaba en gastos y se vivía con un lujo
asiático, también hizo que hubiera un mayor contraste entre la forma de vivir
de los soberanos y el pueblo al que debían administrar.
Supongo que la decisión de Luis
XIV de tener siempre en Versalles a los gobernadores de todas sus provincias, para
tenerlos bien vigilados y que no le montaran otra Fronda, repercutiría en una
toma de decisiones más lenta, para resolver cualquier problema, por muy pequeño
que fuera.
También intentó hacer una jugada
maestra al poner a su nieto al frente de la monarquía española. Sin embargo,
eso sólo sirvió para enemistarse aún más con Inglaterra y provocar más guerras
entre ambos países, pues abrió la posibilidad de que el mismo monarca reinara
en los dos reinos.
Sin embargo, su sucesor, Luis XV,
fue una persona amante del lujo y al que no le interesaban en absoluto las
labores de gobierno.Desde muy joven, sólo se preocupó de sus fiestas y de acostarse con todas las mujeres que le dio la gana. Mientras tanto, Francia, se metió en la Guerra de Sucesión de Austria y salió escaldada. Los impuestos hubieron de multiplicarse para pagar este conflicto bélico y los grandes gastos de la corte, y eso le hizo ser muy impopular entre su pueblo.
Además, como no se preocuparon
por sus colonias ultramarinas, llegaron a perder casi todas ellas en guerras
contra Inglaterra.
Concretamente, la Guerra de los
Siete Años, que fue una especie de ensayo de guerra mundial, porque se combatió
en todos los frentes posibles. Aunque afectó gravemente a Inglaterra, lo cierto
es que llevó a la ruina a Francia.
En 1774, año de su muerte, las
autoridades, tuvieron que tomar amplias medidas de seguridad para que no
hubiera revueltas populares, celebrando el óbito. De hecho,
ni siquiera
hicieron un funeral público, para prevenir las posibles alteraciones del orden.
Luis XVI ocupó un trono, que era,
realmente, una herencia envenenada. Se encontró con un enorme déficit fiscal y
con una ciudadanía exhausta, que ya no podía pagar más impuestos.
El rey estaba a favor de que las
clases privilegiadas, o sea, el clero y la nobleza tradicional, también pagaran
impuestos, pero ellos se negaron. Incluso, los mismos nobles de toga, que eran
unos recién llegados a ese estamento, también se negaron a hacerlo.
En 1788, se dieron un conjunto de
elementos que aceleraron la llegada de la Revolución Francesa.
Entre junio de 1783 y febrero de
1784, se dio un fenómeno natural, que influyó muchísimo sobre la vida de los
europeos. A este tema le dediqué otro de mis artículos.
En Islandia, tuvo lugar la
erupción de uno de sus volcanes. Este país puede parecer muy lejano, sin embargo,
no hace muchos años, otro fenómeno similar, pero mucho más pequeño, provocó la
suspensión de miles de vuelos comerciales.
Como no hay que olvidar que
vivimos en el mismo planeta, la gran cantidad de cenizas, que expulsó el
volcán, fueron a parar a la atmósfera, provocando que, durante meses,
no se
pudiera ver el Sol.
Evidentemente, en una economía
como la del siglo XVIII, basada en la Agricultura y la Ganadería, esto era
realmente peligroso.
Así que la situación se tornó
cada vez peor. Hasta hubo un año, donde no existió el verano, pues las
temperaturas tuvieron un descenso considerable.
Además, en muchos sitios, como
Inglaterra, también Francia, muchos
campos de cultivos se contaminaron con estas cenizas volcánicas y, por tanto,
la cosecha fue muy mala. Especialmente, la de 1788.
No fue ninguna tontería. Se calcula que, de forma directa o indirecta, en todo el mundo, murieron unos 6.000.000 de personas a causa de la erupción de este volcán.
No fue ninguna tontería. Se calcula que, de forma directa o indirecta, en todo el mundo, murieron unos 6.000.000 de personas a causa de la erupción de este volcán.
Llegados a este punto. Como
siempre, al rey le hacía falta pasta y no se le ocurrió mejor forma de pedirla
que reunir a los Estados Generales, o sea, el parlamento, que no se reunía
desde hacía unos 80 años.
Previamente, había reunido a la
Asamblea de Notables, que se negaron, rotundamente a pagar ningún tipo de
impuesto. Luego, se puso en contacto con los Parlamentos regionales y éstos le
persuadieron para que convocara a los Estados Generales.
La corte necesitaba muchos
ingresos y no estaban dispuestos a vivir con menos lujo. Además, también se
había hecho un esfuerzo fiscal muy importante para ayudar a los revolucionarios
de USA en su guerra de independencia contra Inglaterra y las arcas del Estado estaban
vacías.
Los nobles presionaron a los
campesinos, subiéndoles los impuestos y los arrendamientos de sus tierras de
labor. Aparte de quitarles las tierras comunales.
Al mismo tiempo, algunos nobles
se confabularon con el clero para intentar recortar ciertos poderes que tenía
el rey, como monarca absoluto.
También, como cada vez había
menos grano, se corrió la voz de que los nobles los estaban acaparando y, en
algunos lugares, se asaltaron sus almacenes a fin de repartirlos entre la
gente.
El rey intentó ganar popularidad,
elevando el número de representantes del Tercer Estado y permitiendo que enviaran
unos “Cuadernos de quejas”, donde en cada zona le hacían una serie de
peticiones al monarca. Está claro que en la corte, ni se molestaron en leer
estos cuadernos.
También, algunos autores dicen
que una serie de nobles organizaron unas partidas de bandidos, que se dedicaron
a asaltar las propiedades y las tierras de los campesinos y así hacer que éstos
pidieran la protección de los nobles. A cambio de subir la tarifa, claro está.
A la vez, hicieron correr la voz
de que varias potencias extranjeras se estaban preparando para invadir Francia.
Supongo que esto lo inventarían para unir al país y que la gente no hiciera
caso al mensaje de los revolucionarios.
Del mismo modo, el fenómeno llamado
Gran Miedo, produjo que algunos campesinos se organizaran y asaltaran las
propiedades de los nobles, matando a algunos de ellos y quemando los
documentos, donde figuraban las deudas de los campesinos.
Evidentemente, si el monarca
hubiera dejado entrar a la burguesía en el gobierno, no se hubiera producido
ninguna revolución. La razón es muy simple. Esa era una sociedad muy
estamental y no se podía ascender de un estamento a otro. Los campesinos sólo producían, a veces, algunas revueltas, pero nunca
una revolución como tal.
Tradicionalmente, existían tres
estamentos. El primero era la Iglesia, formada por unos 120.000 clérigos.
El segundo, era la nobleza.
Formada nada menos que por unos 400.000, que no está nada mal para una
población total de unos 27.000.000 de habitantes.
Evidentemente, ninguno de esos
dos estamentos pagaba ningún tipo de impuesto. Los primeros se amparaban en que
ellos rezaban por el bienestar de Francia. Los segundos, se suponía que estaban
para defender al país de sus enemigos.
Obviamente, como estos dos
estamentos no generaban recursos, pues los del Tercer Estado, o sea, todos los
demás, tenían que sostenerlos a ellos y a toda Francia.En el Tercer Estado se hallaba la burguesía. Este era un grupo cada vez mayor de gente, que se había enriquecido con su trabajo o con los negocios y no entendía por qué tenía que estar en el mismo grupo que los campesinos. También pensaban que, ya que ellos eran el principal sostén del Estado, éste debería de darles un papel importante en la Administración del mismo. Algo a lo que los otros dos estamentos se negaban rotundamente.
En aquel momento, por mucho que
uno lo intentara, era totalmente imposible ascender en la escala social, aunque
se tuviera una buena fortuna o una amplia formación académica.
Claramente, como la burguesía era
poco numerosa, necesitaron la ayuda del resto de los miembros del Tercer
Estado. Es posible que se beneficiaran de las necesidades que estaba pasando la
población para atraérselos a su bando. Seguramente, a los burgueses les importaba un rábano lo mal que lo pasara el campesinado.
La verdad es que tuvo que ser muy
complicado hacerlo, porque, en Francia, buena parte de la población tenía al
monarca como una especie de semidiós. No es exagerada esa afirmación, pues,
desde la Edad Media, de cada monarca francés,
se decía que tenía el poder de curar ciertas enfermedades, con sólo
tocar al enfermo. Eso se practicó durante siglos y todavía, en el siglo XVIII, había mucha gente que se lo creía.
Por otra parte, ya se sabe que,
cuando a la gente le va bien, nadie suele mirar los gastos. En cambio, cuando
se pasan necesidades, la gente ha de apretarse el cinturón. Con la diferencia
de que la Administración del Estado no suele hacerlo y menos en esa época,
cuando el gobierno ni siquiera confeccionaba unos presupuestos. Ni la casa real
tenía una asignación fija. Así que los lujos de la corte eran sumamente
impopulares para el pueblo, que era quien los pagaba, aunque ellos no tuvieran
para comer.
Para colmo, los ministros de
Hacienda, intentaron establecer una especie de economía preliberal. Así que, en
vez de proteger los bolsillos de los ciudadanos, decretaron la libertad de
precios y los hundieron aún más en la ruina más absoluta.
Lo cierto es que, entre la
convocatoria de los estados Generales, realizada en agosto de 1788 y el
comienzo de las sesiones, en mayo de 1789, se dieron muchas luchas de poder.
Esencialmente, los nobles
confabulados con el clero, querían seguir con el procedimiento tradicional en
las sesiones, o sea, un voto por cada estamento. Así el Tercer Estado estaría
en inferioridad de condiciones y siempre perdería a pesar de ser el más numeroso
de todos. Por ello, pidieron el voto por cabeza.
Tras el inicio de las sesiones,
en los siguientes meses se formaron diferentes comisiones para tratar cada
tema. A la vez, se presentaron nada menos que unos 60.000 cuadernos de quejas.
La mayoría de esas peticiones solicitaban una amplia rebaja en los poderes
absolutos del monarca.
Probablemente, en un principio, lo que buscaba la mayoría de la burguesía era
redactar una constitución, para aclarar los derechos y obligaciones del Pueblo,
el Gobierno y la Corona. No creo que estuvieran a favor de hacer una
revolución. Es posible que decidieran hacerla cuando ya no vieran otra salida que esa.
La desproporción entre los
representantes de los tres Estados era realmente abismal. El clero envió 291 representantes,
mientras que la nobleza tenía 270 y el Tercer Estado nada menos que 578. Evidentemente,
cuando se unían la nobleza y el clero, ya no había tanta diferencia.
También es preciso decir que las
ideas de muchos de los diputados no coincidían con las de sus respectivos estamentos.
Así, hubo algunos clérigos y nobles que estaban a favor de otorgarle mayores
derechos a la burguesía. Es posible que fuera porque algunos estuvieran
emparentados con los miembros de ese estamento o porque seguían las nuevas
ideas que trajo la Ilustración.
También ocurrió que el Tercer
Estado se opuso, desde el principio, a que cada estamento tratara los asuntos
por separado. Así que en junio se reunieron en Asamblea Nacional, invitando a los
miembros de los otros estamentos a reunirse con ellos. Parece ser que muchos
clérigos acudieron a ese llamamiento, pero no ocurrió lo mismo en el caso de los
nobles.
Esta vez, el rey dio la razón a
los nobles y ordenó que expulsaran a los del Tercer Estado del lugar donde se
habían reunido.
Esto provocó que se trasladaran a
una especie de frontón, donde juraron no moverse de allí hasta que
redactaran una constitución para
Francia. Así se llegó al concepto de que la soberanía reside en el pueblo y no
en la voluntad absoluta del monarca de turno.
Así que, en julio, consiguieron convertir
esa reunión en una Asamblea Constituyente. O sea, un parlamento exclusivamente creado
para redactar una Constitución.
Poco a poco, también fueron
llegando los miembros del clero a ese local, para reunirse con los del Tercer
Estado, allí reunidos. Es más, el rey pidió a la nobleza que también se
desplazara hasta ese lugar y se reuniera con ellos.
Parece ser que el pueblo estaba
inquieto por la falta de noticias sobre esas reuniones. Además, necesitaba
soluciones rápidas para el hambre que estaba diezmando a la población.
La destitución, por el rey, del
ministro de Hacienda, Necker, hizo pensar que pensaban subir aún más los impuestos. Aparte
de que la gente pudo comprobar que se estaban reforzando las medidas de
seguridad, pues habían llegado nuevos efectivos militares a la capital.
Ese estado de cosas fue el ideal
para los demagogos radicales, como Camille Desmoulins, cuyos discursos hicieron
que el pueblo se pusiera en marcha y decidiera atacar la infame prisión de la
Bastilla, considerada como un símbolo de la represión del régimen monárquico.
Como todo el mundo sabe, esto
ocurrió el 14 de julio de 1789 y fue el comienzo de la revolución..
El rey se persona en París, para
ver lo ocurrido y allí se encuentra con que los revolucionarios querían
establecer una especie de alianza entre el Pueblo
y la Corona. No obstante, muchos nobles creen que el rey ha sido débil en sus
decisiones y empiezan a tomar el camino de exilio.
Como me está quedando este
artículo un poco largo, voy a cortarlo aquí y hacer una segunda parte.
En el libro: La revolución Francesa y el Imperio (1787- 1815) de Georges Lefebre, se toca extensamente este tema y en un lenguaje igual de ameno al que usas en tu articulo. Estimado Aliado, para haber condensado digamos en 20 párrafos lo que trata dicho libro en casi sus tres cuartas partes, lo haz hecho excelente. Nuevamente te felicito y a la vez te agradezco que nos permitas estas cosas gratas en internet.
ResponderEliminarCelebro que te haya gustado y de veras que agradezco mucho tus comentarios.
EliminarTampoco me importaría que cualquiera dijera que no le hubiera gustado. Cada uno tiene libertad de opinión.
Saludos.
esta forma de aprender historia , es el mejor método para las escuelas, y fomentar esas inquietudes, una pena que sigan metiendo tochos de lectura, gracias por su labor
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu amable comentario.
EliminarA mí también me han parecido siempre un rollo esos tochos, que no suelen servir para que la gente se aficione a la Historia.
Muchas gracias de nuevo y saludos.
esta obra de la ilustracuion del siglo 28 es una espedicion extratosferica iluminada por el autor rosseau
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