En España sabemos, desde hace
mucho, que a los británicos les gustan
las Baleares, pero no creíamos que les gustaran tanto hasta el punto de matar a
causa de perder una de esas islas. Más adelante, veréis por qué digo esto.

Fue el quinto hijo de una amplia
familia. Siguió la carrera naval, pues su padre fue un famoso almirante
británico.
Parece ser que su padre también
se ganó un título nobiliario por apoyar a Guillermo de Orange, para hacerse con
la corona de Inglaterra, durante la célebre Revolución Gloriosa. Más tarde,
pasó a ser Guillermo III de Inglaterra.
Como era costumbre en esa época,
ingresó en la Armada con sólo 13 años. Algo que nos parece muy extraño hoy en
día, pero que era lo más habitual, por entonces.
Durante varios años, estuvo
agregado a la escuadra que solía navegar a través del Mediterráneo.
En 1723, fue nombrado teniente y
cuatro años más tarde, ya era capitán de un barco llamado HMS Gibraltar, dotado
con 20 cañones.
En 1745, su carrera prosiguió,
siendo nombrado contralmirante y, sólo dos años después, vicealmirante.
En 1751, fue elegido miembro del
Parlamento británico, ocupando un escaño por Rochester hasta su muerte.
En 1754, encargó la construcción
de una mansión al célebre arquitecto Palladio, en Hertfordshire.

No hay que olvidar que todo el
reino de Mallorca se decantó por la causa de los Austrias. Poco antes, el
gobernador enviado por los Borbones, había ejercido una feroz represión contra
todos los partidarios de la causa de los Austrias, en esa isla.
Así que, se puede decir que, para
muchos de ellos, la llegada de los británicos fue una liberación, porque el
gobernador había ejecutado a muchos isleños.

Para ellos, siempre fue una base
muy estratégica, junto con Gibraltar, que servía para dar un apoyo efectivo a
su flota y les podría permitir, en un futuro,
su expansión por el Mediterráneo.

Durante este periodo, los
británicos, no se metieron para nada con las instituciones políticas de la
isla, las cuales dejaron seguir funcionando, salvo, en el caso de la
Inquisición, que fue abolida. Incluso, se dejó a los lugareños expresarse en
mallorquín y comerciar libremente.
En 1754, comenzó una guerra entre
Francia y el Reino Unido. En principio, sólo se refería a los dominios de ambos
países en el norte de América. Sin embargo, luego se amplió a sus dominios en
todo el mundo.

Mientras tanto, nuestro
personaje, que estaba navegando por el Canal de la Mancha, se le ordenó,
apresuradamente, que preparara una flota para ayudar a la guarnición británica
de Menorca.
Parece ser que no se le dio el
tiempo ni el dinero necesario para preparar adecuadamente una flota para
enfrentarse al enemigo. Ni siquiera pudo encontrar los marineros suficientes para
tripular sus naves.
Parece ser que la Armada
británica tenía suficientes naves y marinos, pero estaban concentrados en la
vigilancia del Canal de la Mancha, en previsión de un intento de invasión, por parte
de Francia.


Por todo ello, nuestro personaje
veía esta operación de una manera muy pesimista. Además, a los pocos días de
su estancia en la colonia, llegó hasta ese puerto una flotilla, procedente de
Menorca, la cual le informó sobre los efectivos que tenían allí los franceses.

Sin embargo, el 8 de mayo, consiguió
zarpar de Gibraltar, llegando a Menorca el 19 del mismo mes. Parece ser que el
estado de las naves no era el más adecuado y él había protestado por ello.
Le sorprendió la escuadra
francesa, al mando del marqués de la Galissonière, antes de que pudiera
realizar el desembarco de los soldados que llevaba a bordo. Parece ser que esa
flota transportaba nada menos que 24 batallones de Infantería.
Poco después, se entabló un
combate naval, cerca del puerto de Mahón, entre las dos escuadras.
Aunque, sobre el papel, el número
de barcos de cada bando era muy parecido, no así la calidad de los navíos. Por
ello, la mitad de la escuadra británica quedó dañada, porque los franceses
solían disparar a los palos, para inmovilizar las naves enemigas.
Así, tras comprobar que la isla
ya había sido completamente invadida por las

Entre todos, decidieron que no
podrían hacer nada más, pues las fuerzas francesas les quintuplicaban en
efectivos, y que, lo más prudente, sería
retirarse inmediatamente a Gibraltar. Cosa que hicieron.




De esa forma, el Almirantazgo británico,
posiblemente, presionado por la opinión pública, que había llegado a conocer el
contenido del informe, le ordenó que regresara
a Londres, acompañado de algunos oficiales, que habían navegado con él.
Se le formó un Consejo de guerra
en Greenwich, donde esos oficiales declararon contra él y fue declarado culpable y condenado a la pena
de muerte.

Evidentemente, eliminaron de ese
artículo cualquier cosa que comprometiera al Gobierno o al Almirantazgo.
Parece ser que en ese informe, el
marino, se defendía alegando que no pudieron desembarcar las tropas, porque toda
la isla de Menorca se encontraba ya bajo el dominio francés y el único sitio disponible,
que era el castillo de San Felipe, ya estaba siendo asediado por las tropas
francesas.

Desgraciadamente, nuestro
personaje, fue ejecutado el 14/03/1757, a bordo del barco HMS Monarch, que
había estado varios años a sus órdenes y se hallaba fondeado en el puerto de
Portsmouth.
Sus compañeros sólo consiguieron
que la ejecución tuviera lugar en un sitio no muy visible desde el resto de las
naves, que se hallaban fondeadas en ese puerto

Posteriormente, en 1771, los británicos,
fundaron una nueva ciudad en Menorca a la que llamaron Georgetown, construida
al modo inglés. Hoy en día, se llama Villacarlos y es el municipio situado más
al este de España.

En 1781, una escuadra combinada
franco-española, al mando del duque de Crillón, desembarcó en la isla, y, tras
un largo asedio, consiguieron que el castillo de San Felipe capitulara al año
siguiente. Precisamente, una de las primeras medidas tomadas por el Gobierno
español fue la destrucción de este estratégico castillo.
En 1798, tras la alianza entre
España y Francia, los británicos, al mando del general Charles Stuart,
conquistaron de nuevo esta isla. Incluso, el célebre almirante Nelson, estuvo
alojado durante un tiempo en la isla.
Sin embargo, en 1802, estas
potencias, firmaron el Tratado de Amiens, por el que España recuperó
definitivamente Menorca, dejando la isla de Trinidad en poder de los
británicos.

No obstante, cada año, sus
descendientes, se reúnen junto a su tumba, situada en el pueblo donde nació,
para llevarle flores y escuchar 52 campanadas. El mismo número de años que
tenía cuando fue fusilado.
Muy buena semblanza y analisis histórico
ResponderEliminar