Esta vez voy a hablar de la única
persona de la familia real francesa, que, a pesar de haber sido detenida por los
revolucionarios, consiguió salir con vida de Francia.
Nuestro personaje de hoy se
llamaba María Teresa Carlota de Borbón y Habsburgo-Lorena y fue la hija mayor
de los habidos en el matrimonio entre Luis XVI y María Antonieta. Sus
padres la
solían llamar cariñosamente Mousseline.
Nació en el Palacio de Versalles,
a mediados de diciembre de 1778. No hará falta decir que vivió en el seno de
una familia demasiado acomodada. Desde su nacimiento, como era costumbre, se le
llamó Madame Royal, y se le asignaron unos sirvientes exclusivamente para ella.
Tuvo varias personas dedicadas a
su cuidado. Creo que la más importante fue Yolande de Polastron, condesa de
Polignac. Una persona muy amiga de María Antonieta.
Desgraciadamente, llegó al mundo
en un contexto de una profunda crisis económica, que dio lugar a otra de tipo
político. Como casi siempre suele suceder.
En el país, la gente pasaba todo
tipo de calamidades, mientras en la corte cada vez se gastaba más y más. Esas
cortes tan lujosas son muy caras de mantener.

Al producirse la toma de la
Bastilla, el 14/07/1789, varios miembros de la familia real no se quedaron a
mirar qué había pasado, sino que emprendieron, inmediatamente, el camino del
exilio. Hasta la misma condesa de Polignac, partió raudamente hacia Suiza.
En octubre, una manifestación de
mujeres llegó hasta Versalles y obligaron a la familia real a regresar a París.
Nuestro personaje, aún no había cumplido los 11 años.
Fueron puestos bajo arresto
domiciliario en el palacio de las Tullerías. Sin embargo, como vieron que lo
mejor que podrían hacer era exiliarse, como habían hecho muchos otros, intentaron
huir hacia Austria.
Desgraciadamente, cuando les
faltaba muy poco para alcanzar la frontera, su carroza, tuvo que detenerse en
un control.


En enero de 1793, se produjo el
juicio y la condena a muerte del rey Luis XVI, lo que influyó mucho en el
carácter de la niña, porque siempre estuvo muy unida a su padre.
En julio del mismo año, separaron
a su hermano Luis, posteriormente Luis XVII, y lo llevaron a otra celda, donde
estaría completamente en soledad.
Poco a poco, María Teresa, se iba
quedando también sola. En octubre, juzgaron a María Antonieta y, poco después,
la guillotinaron.
A su tía, Madame Isabel, hermana
de su padre, que se encargaba de cuidarla, la juzgaron en mayo de 1794 y también la guillotinaron.
Finalmente, a mediados de 1795,
cuando iba a cumplir 17 años, fue liberada y enviada al exilio, tras la derrota
del régimen del Terror. Realmente, fue canjeada por otros prisioneros franceses
encarcelados en Austria.


Allí le propuso casarse con su
sobrino, el duque de Angulema, hijo del conde de Artois y primo hermano suyo.
Lo que ella aceptó casi de inmediato.
Posteriormente, Luis XVIII, junto
con su séquito, se trasladaron a Inglaterra, mientras que el conde de Artois,
se trasladaba a Escocia.

Parece ser que ella no se
encontraba demasiado a gusto en Francia, pues sabía que millones de franceses
habían apoyado a Napoleón y no parecía que apoyaran ahora tanto a la monarquía
borbónica como antes.
En enero de 1815, consiguió que
se trasladaran los restos de sus padres, que habían sido enterrados en el
cementerio de la Madeleine, hasta la Basílica de Saint Denis, tradicional lugar
de enterramiento de los monarcas franceses.
En marzo de 1815, se produjo el
regreso de Napoleón y los llamados “Cien días”, que culminaron en la derrota de
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En 1820, se produjo el asesinato
del duque de Berry, hijo menor del conde de Artois, por parte de un
bonapartista. Afortunadamente, su esposa, estaba embarazada y unos
meses
después dio a luz un niño, que, en el futuro, sería un pretendiente al trono de
Francia, con el título de conde de Chambord.
En 1824, murió Luis XVIII y, a
falta de herederos, le sucedió su hermano, con el título de Carlos X. Así que
el marido de nuestro personaje quedó como heredero al trono.
Lamentablemente, Carlos X, se
decantó por una política más radical, por lo que se refiere al régimen
monárquico. Eso no gustó ni a la nueva clase media, ni a las masas obreras.

En agosto de ese mismo año,
nuestro personaje, junto con toda la familia real, se fueron otra vez al
exilio. Esta vez, vivieron durante unos años en Edimburgo.
Unos años después, Carlos X, con
los demás, se trasladaron a Praga, por invitación de su pariente Francisco I y,
posteriormente, a una zona al norte de Italia. Allí murieron, Carlos X, en
1836, y su marido, en 1844.
Posteriormente, ella, acompañada
por el conde de Chambord y su hermana, se trasladaron a un palacio en las
afueras de Viena.
En 1848, tuvo lugar el final del
reinado de Luis Felipe de Orleans, a causa de otra revolución, que trajo la II República
Francesa.
Desgraciadamente, en 1851,
nuestro personaje murió a causa de una neumonía y fue enterrada en la cripta de
un monasterio franciscano, que se halla en la actual Eslovenia.

Como reconozco que este artículo
me está quedando un poco soso, vamos a aderezarle un poco.
Siempre hubo cotilleos sobre si
la chica que estuvo encerrada en el Temple era María Teresa o una doble suya.

Más tarde, cuando murió su madre,
los reyes la adoptaron, al igual que hicieron, más adelante, con otros tres
niños más.
Ella acompañó a la familia real
en Versalles, en las Tullerías y a la vuelta de su retorno de Varennes. Más
adelante, la reina, encargó a una persona de palacio que se hiciera cargo de
ella y vivió con su familia.
Posteriormente, en 1810, se casó
con un viudo residente en París y murió en 1813, sin hijos, a la edad de 35 años.

Incluso, se hablaba de que María
Teresa había desaparecido, tras haber sido violada por sus carceleros y querer
llevar una vida apartada de la sociedad.
Así, surgió la teoría de la
llamada “condesa oscura o tenebrosa”. Se trataba de una persona que vivía en un pueblo de
Alemania, concretamente, en la zona de Turingia.
Apenas salía de casa y, cuando lo
hacía, siempre llevaba un velo negro, para que no se le pudiera ver el rostro,
y un vestido del mismo color.
Vivía con un individuo llamado
Leonardus Cornelio Van der Valck, que había trabajado como diplomático holandés
en París y se hacía llamar conde Vavel de Versay. Entre ellos, sólo hablaban en
francés y él le mostraba un gran respeto protocolario.
Aparte de ello, se sabe que
gozaban de la protección de los gobernantes de ese Estado, el duque Federico I
de Sajonia y su esposa Charlotte. Éstos, incluso, contactaron con los nobles de
la zona para conseguir un alojamiento digno para esta pareja.
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Parece ser que la pareja había vivido
anteriormente en una zona de Holanda, cercana a la frontera francesa. Sin embargo,
tras el secuestro del duque de Enghien, se trasladaron a esta zona situada en
el interior de Alemania.

Fue enterrada en esa misma zona.
Su compañero murió en 1845 y fue enterrado en otro cementerio.
Posteriormente, se descubrió que
el conde Vavel de Versay estaba emparentado con los Hohenlohe-Bartenstein, una
dinastía que gobernaba un principado en la antigua Alemania, dentro del cual
estaba el ducado donde residían ellos.
También se comprobó que, a pesar
de ser holandés, había luchado en el Ejército francés, siendo hecho prisionero
por los británicos.

La sorpresa vino en 1891, cuando
se dio la orden de abrir la tumba de la condesa. El médico que intervino dijo
que se trataba del cuerpo de una mujer que, al morir, tendría unos 60 años y
que su rostro se parecía enormemente al de la reina María Antonieta.
Tras la muerte del conde, se
realizó una investigación entre sus documentos personales. Encontraron unos
papeles en los que se podía leer que el nombre de ella era Sophie Botta, de 58
años y originaria de Westfalia. Sin embargo, tras muchas indagaciones, no se
encontró ni rastro de ese nombre en toda Westfalia.
Curiosamente, la hermana menor de
María Teresa, que murió con sólo un año de vida, también se llamaba Sophie.

Parece ser que las
características físicas de esta mujer se asemejaban mucho a las de la reina
María Antonieta. Sin embargo, María
Teresa, se parecía más a su padre, Luis XVI.
Sin embargo, muchos grafólogos
estudiaron las cartas escritas por María Teresa, en la época en que estuvo
encerrada en el Temple, y las de la posterior duquesa de Angulema y creen que
están escritas por la misma persona, aunque hay diferencias en algunos
caracteres, que se han achacado a la evolución de la personalidad.
Se ha comprobado que esta condesa
oscura se escribía con miembros de las diferentes casas reinantes en Europa y
todos estaban convencidos de que ella era hija legítima de Luis XVI.

Según parece, muchos de estos
documentos fueron cuidadosamente destruidos. Esto es, claramente, un signo de
que esa correspondencia podría comprometer a algunas de esas familias. Parece ser
que, al recibir la herencia, el heredero del conde, le dieron un cofre, donde
había abundante documentación.
Una de las cláusulas de la
herencia ordenaba que, después de que hubiera leído esa documentación, se
procedería a la quema de esos papeles ante Notario y fue lo que hicieron.

Otro detalle que dio mucho qué
pensar es que María Teresa siempre despreció todo lo relativo a la corte
francesa. Tampoco rindió homenaje a su madre, ni siquiera quiso llevar un medallón con su imagen, y no quiso saber nada sobre los
nobles que solían ser habituales en Versalles.
Algunos dicen que la suplantación
se efectuó cuando María Teresa fue liberada del Temple y se intercambió con
esta condesa, en el camino entre Basilea y Viena. De esa forma, la verdadera
pasó a ser la condesa oscura y la impostora partió hacia Viena y luego casó con
el duque de Angulema. La impostora podría ser Ernestine Lambriquet. Algunos afirman que este dato fue conocido tanto por Luis XVIII como por su sucesor, su hermano, Carlos X.



Una dama de compañía de la reina María
de Hannover, nieta de Federico I de Sajonia y casada con Jorge V de Hannover,
primo de la reina Victoria, dijo que su reina pensaba que esta condesa
pertenecía a una rama menor de los Borbón, llamada Condé.

En 2004, la emisora de radio
alemana MDR, montó una campaña para intentar resolver este enigma. Sin embargo,
las autoridades de esa zona no estaban muy convencidas de su conveniencia,
quizás porque este tema atrae mucho turismo. No obstante, se llegó a un acuerdo
en 2012.

El resultado de estas investigaciones
fue publicado en julio de 2014. Conforme al cual, el ADN de la condesa no
estaba emparentado con el de la familia real francesa. También, en esa fecha, fueron trasladados los restos mortales del conde Vavel, para que reposaran en la misma tumba que los de la condesa.
No obstante, parece ser que su
secuencia de ADN no es muy común. Así que, según creen, podrían intentar buscar
el origen familiar de esta condesa. Sin embargo, no ha habido ningún otro
comunicado hasta la fecha.
Incluso, una especialista en
reconstrucción anatómica ha propuesto un rostro de la fallecida y no se le ve
parecido con María Teresa.
En fin, me ha quedado un poco
largo, pero creo que habréis comprobado que, en muchas ocasiones, la Historia
es tan interesante o más que muchas novelas de ficción. Espero que os haya
gustado y agradecería que alguien hiciera algún comentario.
Interesante relato!!
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarSaludos.
Soy fan de la revolución francesa, y me ha encantado el post!!
ResponderEliminarMe alegro que te haya gustado. No sé si habrás visto que he publicado más artículos sobre ese tema. Espero que también te gusten.
EliminarMuchas gracias por tu comentario y saludos.
Buen post :)
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario.
EliminarSaludos.
Me pareció muy interesante ya que me crié en Francia y ese periodo tiene algunas sombras....
ResponderEliminarMuchas gracias por su comentario. Le animo a que lea otros artículos de mi blog.
EliminarSaludos.