Esta vez, no me queda más remedio
que decir lo mismo que en el caso de Daladier. No obstante, cuando alguien pone
a una persona inadecuada en un cargo en el Gobierno, en un régimen democrático,
como el británico, la misma responsabilidad han tenido los de su partido y los
que le han votado, que son los que le han llevado hasta allí.

Yo no voy a decir que fuera un
inútil, sino una persona a la que le perdía su ansia por el pacifismo y era
capaz de ceder lo que fuera, ante la amenaza de una guerra. Claramente, Hitler,
se dio cuenta de ese defecto y se aprovechó varias veces de él.
Evidentemente, no fue la persona más
adecuada para manejar, en ese momento, las riendas del Reino Unido.
En el caso que nos ocupa, Arthur
Neville Chamberlain, nació en 1869, en la ciudad de Birmingham.
Su padre fue Joseph Chamberlain,
que llegó a ser Secretario de Estado para las Colonias y miembro del ala liberal
del partido Conservador británico.

Precisamente, cuando su
hermanastro fue ministro de Asuntos Exteriores, consiguió que varias potencias
firmaran el Pacto de Locarno, en 1925. Ese mismo año obtuvo el Premio Nobel de
la Paz.
Neville, no empezó muy joven en
la política, como solía ocurrir en aquella época, sino que estuvo durante 6
años dirigiendo una plantación familiar en las Bahamas.
Luego, también se dedicó a un
negocio de construcción de literas para barcos y parece que le fue algo mejor.
En 1915, ya de vuelta en Gran
Bretaña, consiguió primero ser elegido concejal de Urbanismo y luego alcalde su ciudad natal, Birminghan.
Como eran tiempos de guerra, tuvo
que trabajar mucho más, exigiendo a todos que hicieran lo mismo y recortó su
sueldo, como alcalde, por la mitad.

En 1918, consigue ser diputado
por el Partido Conservador. Fue nombrado
presidente del Comité para zonas poco
saludables y allí conoció la miseria que se vivía en los barrios bajos de las
grandes ciudades
En 1923 fue nombrado Ministro de
Hacienda, en el gabinete de Stanley Baldwin, el cual había ascendido a premier
por enfermedad grave de Bonar Law.
En 1924 pasó a ser Ministro de
Sanidad, tras las elecciones del año anterior, donde derrotó en su distrito sir
Oswald Mosley, que fue, posteriormente, el líder de la Unión británica de
fascistas. En esta labor estuvo hasta 1929. Consiguió que se aprobaran 21 de los
25 proyectos de ley, que había presentado al Parlamento.

No obstante, se debe a él la Ley
de Pobres, donde se basa el sistema del Estado del bienestar británico.
En 1937 ascendió a la jefatura
del Partido Conservador y al cargo de Primer Ministro, sucediendo a Stanley
Baldwin.

Incluso, se negó a criticar la
invasión de Abisinia, por parte de las fuerzas italianas o la anexión de
Austria, por parte de las fuerzas alemanas.
Tampoco quiso tomar partido en el
caso de la Guerra Civil española y promovió la No Intervención, aunque todo el
mundo sabía quiénes estaban interviniendo directa o indirectamente en nuestro conflicto
bélico.
Para ello, tuvo que enfrentarse
tanto al Partido Laborista como a buena parte de la opinión pública británica,
que era partidaria de los republicanos
españoles.



Esto fue seguido por una serie de
continuas críticas realizadas por Churchil. Entre otras cosas, dijo: “A nuestra
patria se le ofreció entre la humillación y la guerra. Ya
aceptamos la
humillación y ahora tendremos la guerra”. Es curioso que le criticara de esa forma,
porque los dos eran muy amigos.
Tras la invasión nazi de Checoslovaquia,
Chamberlain, dio la orden de preparar a la industria británica para una posible
guerra. Concretamente, a intentar reforzar su poderío aéreo, pues el Canal de
la Mancha ya no era un obstáculo para los aviones enemigos.
En marzo de 1939, llegó a un
acuerdo con Francia para ayudar a Polonia en el caso de una invasión alemana.
Efectivamente, la guerra comenzó
el 01/09/1939, pero ni el Reino Unido ni Francia movieron un dedo para salvar a
Polonia.


Su mal estado de salud, le hace
dimitir el 09/04/1940, justo un día antes de la invasión de Francia, por parte
de las tropas alemanas.
Chamberlain, no obstante, volvió
a ser ministro en el gabinete de Churchil, pero tuvo que dejarlo en agosto, a
causa del empeoramiento de su salud.

El 09/11/1940, Chamberlain murió
a causa de un cáncer intestinal, sólo 6 meses después de su renuncia como
primer ministro.


No obstante, en 1939, aunque los
británicos todavía estaban en franca desventaja en lo concerniente al poder
aéreo, la diferencia ya no era tan brutal entre ambos países.
Tampoco se fio mucho de los
franceses, pues ese país se hallaba
en una profunda crisis política. Los gobiernos
solían durar menos de un año y su capacidad de resistencia no la veía muy
fuerte. Como así sucedió posteriormente.
Yo creo que no se daba cuenta de
que tanto Alemania como Italia estaban gobernadas por personajes bravucones,
parecidos a los matones de barrio, a los que es muy difícil convencerles para
que dejaran de serlo. También se les podría calificar como unos jugadores de
farol a los que no hay otra forma de ganarles que replicar con otro farol o con
unas cartas mucho mejores que las suyas.
Me da la impresión que, si hubieran unido sus fuerzas, desde el
principio, los británicos y los franceses, y hubieran enviado un par de sus divisiones
a Polonia, a lo mejor Hitler se lo hubiera pensado un poco antes de invadir ese
país.
De hecho, dicen algunos autores
que Hitler no pensaba siquiera que le fueran a declarar la guerra y que él
tenía previsto comenzarla unos años después, porque tampoco tenía un gran
ejército, ni los medios suficientes para enfrentarse a una guerra de ese
calibre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario