Al día de hoy, se pueden
encontrar miles de libros que tratan sobre múltiples aspectos de la II Guerra
Mundial, pero, en mi opinión, todavía quedan muchas cosas por conocer, porque
esa no fue una guerra convencional, sino que tuvo demasiadas variables que aún
no se han estudiado.



Sin embargo, en la película se
puede ver que, a pesar de ser claramente

Bueno, pues, volviendo a nuestro tema de hoy, tenemos una URSS que empieza a enfrentarse a sus antiguos aliados occidentales y una USA que se quiere erigir como garante de esas libertades que gozan los países occidentales.
Evidentemente, lo primero que necesitan
los USA es un buen servicio de espionaje que les informe acerca de los movimientos
de los rusos y lo cierto es que ellos no lo tienen. Así que, como los anglosajones
siempre han sido gente muy práctica, pues enseguida se dieron cuenta de que les
interesaría más aprovecharse de la “organización” montada por los nazis, que eliminarla.
En este momento, es cuando surge en esta
narración un personaje llamado general Reinhard Gehlen. Se trataba de un gran
experto en espiar a la URSS y con una red de espionaje en funcionamiento.
Precisamente, lo que andaban buscando los USA.

Así que, parece ser que llevó esa
tarea excepcionalmente bien, aunque a Hitler nunca le gustaron sus informes por
parecerle demasiado pesimistas. De hecho, lo cesó de ese cargo en abril de
1945.
Ese mismo año, al ver que ya no
había ninguna posibilidad de ganar la guerra, se reunió con algunos de sus
colaboradores más cercanos y entre todos microfilmaron sus valiosos archivos,
antes de destruirlos. Luego, escondieron estas fotos en unos recipientes herméticos,
los cuales enterraron en diversos lugares.

Por el contrario, el mariscal
Göring, intentaba contactar por todos los medios posibles con los ingleses.

Desde luego, este tipo debía de ser
muy inteligente, pues llegó a participar en el complot contra Hitler, liderado
por von Stauffenberg, y logró escapar con vida, pues su papel secundario les
pasaría desapercibido a los represores.
Al conocer la noticia de que los
USA habían llegado a esa zona de Baviera, donde ellos se encontraban, se
quitaron sus uniformes de Estado Mayor y se pusieron unos normales de combate,
que solía utilizar el Ejército alemán. Así, se entregaron tranquilamente al
Ejército USA.

Por allí, pasaron, entre otros, personajes tan conocidos como Karl


Otros autores sostienen que no fue
el capitán Boker, el que descubrió la importancia de este detenido, sino su
adjunto, el sargento Víctor de Guinzbourg, después de habérselo enviado Boker.
También dicen que éste se dirigió
al jefe del G-2, el servicio de información del Ejército USA, coronel W. Quinn
y a Allen Dulles, jefe de la OSS en Suiza, que conocían muy bien a Gehlen.
De hecho, fue entrevistado por
Sibert personalmente, ya que Gehlen prefería hablar con militares con su misma
graduación. Precisamente, a este general fue a quien el alemán, que era un
ferviente anticomunista, le hizo llegar su plan para ofrecerse a luchar juntos
contra la URSS.
A mediados de 1945, Gehlen y su
gente de confianza, volaron hacia USA, para ponerse a las órdenes de la OSS, el
antecedente de la CIA. La razón de esta salida tan precipitada es que los rusos
ya se habían enterado de que los USA tenían a la plana del FHO y exigían que
les fuera entregada a ellos.


Al año siguiente, Gehlen, volvió
a su país para montar su organización. En principio, sólo utilizó unos 350 de
sus antiguos agentes. Cantidad que luego ascendió hasta los 4.000. Dentro de
esa cifra había numerosos miembros de las SS, SD y la Wehrmacht. Todos ellos
fueron infiltrados tras las fronteras de la URSS y sus países satélites. Gehlen
ponía los hombres y los USA, todos los
medios que fueran necesarios.
Tanto fue así que, durante muchos
años, esta organización fue considerada como los únicos “ojos y oídos” de USA en la antigua
URSS y su bloque comunista.
En un principio, su organización
radicó en un pueblo cercano a Frankfurt, pero luego se trasladaron a Pullach,
cerca de Múnich.

Otra de las cosas que hizo esta
organización fue preparar comandos para eliminar a todos los líderes de los PC
de los países occidentales, sólo en el caso de que se sufriera una invasión rusa en territorio
occidental y los soviéticos intentaran imponer un gobierno de tipo “títere”, para
manejar esos países occidentales, como ya había hecho en sus países satélites.

Como todas las organizaciones de
este tipo, tuvieron tanto éxitos como fracasos. En el primer caso, consiguieron
infiltrar miles de anticomunistas, formados en labores de espionaje, tras el
bloque soviético.
La mayoría de sus fracasos fueron
producidos porque en los servicios occidentales había algunos agentes comunistas
infiltrados, como Kim Philby y su grupo, los cuales informaban puntualmente a
Moscú sobre las actividades del espionaje occidental.
En los años 60, la organización fue
descubierta por periodistas occidentales, los cuales produjeron un escándalo en
la opinión pública, al publicar que en ella servían muchos antiguos nazis.
Lo curioso es que ellos trabajaban
directamente para la CIA, en cambio no les caían muy bien a los británicos del
MI6. A lo mejor, por eso, algunos periódicos británicos publicaron que se
estaba intentando acabar con una tiranía con gente procedente de la tiranía
nazi.
Sin embargo, otros periódicos de
USA publicaron que la organización de Gehlen había engañado a su país, porque
había incluido en sus filas a unos cuantos criminales de guerra, para que no
fueran castigados.
En 1956, se traspasó esta
organización al Gobierno de la República Federal Alemana, siendo el germen del
BND, el actual servicio de inteligencia alemán.
Como Gehlen era el espía más
preparado, se le otorgó la presidencia del BND. En ese cargo estuvo hasta 1968,
cuando se le acusó de que la eficacia de su servicio había bajado.
Se retiró con una pensión muy
importante y algunos dicen que también le pagaron otra procedente de sus
antiguos colegas de la CIA. Murió en 1979.
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