ESCRIBANO MONACAL

ESCRIBANO MONACAL
UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

domingo, 26 de febrero de 2012

LA CRISIS DE LOS TULIPANES


Ahora que estamos inmersos en una de esas crisis periódicas a las que nos tiene acostumbrado el sistema capitalista, me gustaría hablar de otras crisis, algunas de ellas absurdas, que se han dado a lo largo de la Historia.

Una de estas crisis, que podríamos calificar como absurdas, fue la de los tulipanes en Holanda.

El tulipán llegó a Holanda en 1559, procedente de Turquía, gracias a las buenas relaciones comerciales de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales. Su nombre viene de una palabra turca que significa turbante, teniendo un significado religioso. Además, su figura adornaba los trajes de los sultanes turcos.

Ogier, embajador austriaco en Turquía, era un gran aficionado a la jardinería y, cuando dejó la embajada, de regresó a su país, se llevó unos cuantos bulbos, algunos de los cuales se los regaló al emperador, para plantarlos en los Jardines Imperiales de Viena.

En 1593, el conocido botánico Clusius, dejó su cargo en esos jardines para tomar posesión de su plaza como profesor de botánica en Leiden (Holanda). Por supuesto, se llevó unos cuantos bulbos para intentar cultivarlos en su tierra.

Se comprobó que el suelo arenoso del país era idóneo para su cultivo y, tras robarle unos cuantos bulbos, su cultivo se extendió por toda Holanda.

Como, debido al cambio de suelo, algunas especies monocromas mutaron y se convirtieron en otras multicolores, pues empezaron a subir de precio, debido a que eran especies únicas.

Hacia 1620 se llegaron a hacer transacciones absurdas, como comprar un solo bulbo a cambio de una lujosa mansión o la paga de 15 años.

En 1623 ya un solo bulbo llegó a valer unos 1.000 florines holandeses, cuando un sueldo medio anual solía llegar sólo a 150 florines.

En la década de 1630 la gente invirtió todo lo que poseía a cambio de unos beneficios que llegaron al 500%.

En 1635 se llegaron a vender 40 bulbos por unos 100.000 florines. En cambio, una tonelada de mantequilla valía 100 y 8 cerdos, 240.

Incluso, un bulbo llegó a venderse por un precio equivalente a 24 toneladas de trigo. El récord lo marcó un bulbo llamado “Semper Augustus”, que fue vendido por 6.000 florines.

En 1636 aumentaron más los precios, pues se declaró una epidemia de peste y, debido a la mortandad, se redujo la mano de obra.

Se inició un mercado tremendamente alcista y llegaron a cotizarse en el mercado de futuros. Incluso, se compraba y vendían en las tabernas.

La gente empezó a hipotecarse y a pedir créditos para pagar más bulbos. Todas las clases sociales se dedicaron a este negocio. Hasta se cotizaron en la Bolsa de valores.

Se cuenta que un rico mercader había pagado una importante suma por uno de ellos, el cual desapareció de su depósito. Una vez denunciado el hecho, se capturó a un marinero que lo había cogido, pensando que era una cebolla. Fue condenado a 6 meses de prisión.

En 1637 se vendió el último lote por una suma importante: 99 tulipanes por 90.000 florines. Al día siguiente se intentó poner a la venta otro lote, pero ya no se ofreció nadie a comprarlo.

A partir de ahí, los precios cayeron en picado, sin posibilidad de control y muchísima gente quedó arruinada. Las bancarrotas se dieron por todas partes y la economía de Holanda quedó arruinada durante varias generaciones.

Los únicos que consiguieron ganar algo fueron los que vendieron en primer lugar. Luego, ya no hubo posibilidad por falta de compradores.

El Gobierno Holandés que había en ese momento, intentó parar esta vorágine a base de normas muy estrictas, pero no consiguió nada positivo

7 comentarios:

  1. Hace años, cuando estuve en los Países Bajos, tuve la suerte de visitar un sitio que era algo así como una lonja donde se hacía la compraventa de flores. No llegué a ver el momento de la subasta, pero viendo cómo funcionaba aquello, cuesta creer que en algún momento hubo una crisis como la que cuentas.

    ResponderEliminar
  2. He traído este tema como ejemplo de cómo puede arruinarse la gente invirtiendo en cosas que no son más que "humo".

    Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Estas son las consecuencias de la avaricia desmesurada, que cuando llega a la masa se convierte en locura.
    La economía mezclada con las emociones es una pésima combinación. Y teniendo en cuenta que el tulipán se vendía porque las clases altas lo requerían, por el glamour y como sinónimo de estatus social, al final se vió que no era un elemento de primera necesidad y se apreció su verdadera dimensión que no era otra cosa que lo que ha dicho ALIADO...¡¡¡humo!!!

    P.S:Lo del marinero zampándose el bulbo-cebolla, genial.

    ResponderEliminar
  4. Lo que no sé es si se moriría el marinero al comerse el bulbo, porque tengo entendido que es muy venenoso.

    Me da la impresión de que fue un capricho de nuevos ricos. Ya se sabe esta gente se dedica a presumir de tener lo que nadie tiene, sin reparar ni en estética ni en precio. Supongo que, cuando encontraron otra cosa para sustituirle, pues dejaron de comprarlos y ya está.

    De todas formas, no me dan ninguna pena, porque, en aquella época, esta gente no eran otra cosa que simples piratas disfrazados de comerciantes y especializados en robar y hundir barcos españoles.

    Saludos.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  5. Acabo de escribir un drama histórico en cuatro actos sobre ese tema: "Después de las flores". Facilito mi enlace por si os puede interesar. Muchas gracias.
    http://asieraparicio.wix.com/asieraparicio#!despus-de-las-flores/c1duc

    ResponderEliminar
  6. A mi lo que me hubiera encantado conocer es cuando la gente empezó a dejar de ofertar por los tulipanes... me habría encantado ver la cara del ofertador cuando nadie quiso comprarle el lote... y también de la gente a su alrededor... cayendo en cuenta de que todo había sido una locura... ha de haber sido la misma sensación de ruina que sintieron los especuladores en Wall Street en octubre de 1929...

    ResponderEliminar
  7. O más recientemente con las viviendas. En España hay ahora mismo mucha gente que va a pagar más por la hipoteca que el importe que vaya a cobrar el día que quiera vender su vivienda.

    Esto es como una patata caliente que se la van pasando unos a otros y el último siempre se quema.

    Saludos.

    ResponderEliminar