Mi anterior artículo lo dediqué a
un militar soviético que se pasó al bando alemán. Esta vez, vamos a ver la otra
cara de la moneda.
Nuestro personaje de hoy se
llamaba Friedrich Wilhelm Paulus y nació en 1890 en una pequeña localidad del
actual Estado de Hesse. En el centro de Alemania.
Su familia no era noble. En
cambio, su padre fue tesorero del Gran Ducado de Hesse, al frente del cual se
hallaba el gran duque Ernesto Luis de Hesse-Darmstadt, nieto de la reina
Victoria de Inglaterra.
Nuestro personaje, primero estudió
en Kassel. Luego intentó ingresar en la Armada Imperial, pero no fue admitido,
porque era un cuerpo donde solían entrar, casi exclusivamente, los hijos de las
familias nobles.
Así que se matriculó en la
Facultad de Derecho de la Universidad de Marburgo, situada también en Hesse.
Se ve que no le gustaba esa
carrera, porque la dejó a medias. Así que se alistó como cadete para hacer
prácticas en un regimiento de Infantería.
Al comienzo de la I Guerra
Mundial, combatió en el frente occidental. Concretamente, en varios sectores
del frente francés.
Posteriormente, fue destinado a
las tropas alpinas, que operaban en Serbia, Rumania y Macedonia. Terminando la
guerra como capitán.
Permaneció en el Ejército durante
el período de entreguerras y, como muchos otros militares, tuvo que enfrentarse
a los llamados “Espartaquistas”. Unos revolucionarios de izquierdas, que
pretendían instalar un régimen al estilo bolchevique en Alemania. No olvidemos
que Marx era alemán.
Durante esos años, estuvo destinado
en varias guarniciones, hasta que se especializó en el manejo de los carros de
combate.
Estuvo a las órdenes del famoso
mariscal Guderian, el cual lo definió como listo, muy
trabajador, pero con poca
capacidad de decisión.
En 1939, al comienzo de la II
Guerra Mundial, ya era general y estaba destinado en el Estado Mayor del X Ejército
alemán. Una de las unidades que participaron en la invasión de Polonia.
Posteriormente, ya como teniente
general, estuvo presente en la invasión de Bélgica, Holanda y Luxemburgo.
Parece ser que, al término de esa
campaña, le encargaron realizar los planes para la invasión de la antigua URSS.
También se dice que aconsejó llevar uniformes adecuados para temperaturas muy
frías. Sin embargo, Hitler, no le hizo caso, confiando en que Moscú caería antes
de la llegada del duro invierno ruso.
En 1941, estuvo a las órdenes de
von Reichenau, participando en la invasión de la antigua URSS. Cuando su jefe
ascendió a jefe de todo el Grupo de Ejércitos del Sur, a él le dieron el mando
del Sexto Ejército.
Desgraciadamente, su jefe, que también
había sido su gran valedor, sufrió un accidente, mientras estaba corriendo por
el campo y, además, el avión que lo evacuaba a un hospital, se estrelló,
mientras intentaba aterrizar en una pista helada. Así que no se sabe si murió
del primer accidente o del segundo.
Todo ello, se me hace muy
sospechoso, porque, en un principio, von Reichenau, nunca estuvo por la labor
de reírle las gracias a Hitler y, según algunos autores, se había unido a un
grupo de militares dispuestos a derrocarle. Seguramente, todo ello fue debido
al miedo, que siempre ha tenido el Ejército alemán, por tener dos frentes
abiertos al mismo tiempo.
A pesar de ello, era un miembro
convencido del Partido Nazi y siempre fue un ferviente antisemita. Hasta el
punto de que suyas fueron las instrucciones para asesinar a miles de judíos en
las zonas conquistadas de la URSS.
Volviendo a Paulus, la verdad es
que ese nombramiento le venía muy grande, porque, durante la mayor parte de su
carrera, había sido un oficial de Estado Mayor y casi nunca había tenido mando
directo sobre tropas.
La verdad es que Hitler tenía
sobre Paulus un concepto muy parecido al que Stalin tenía sobre Vlasov. Ambos
militares habían salido de la clase media o hasta del proletariado y ahora les
habían llevado a codearse con los miembros del Alto Mando que, en el caso
alemán, casi todos pertenecían a la aristocracia a la que ambos dirigentes
siempre habían odiado.
Supongo que dar publicidad a
estos generales era una forma de demostrar, antes sus respectivos pueblos, que
las cosas estaban cambiando desde la llegada de ellos al poder.
Algo parecido a
la famosa frase de Napoleón: “Cada uno de mis soldados lleva en su mochila el
bastón de mariscal”.
También ambos líderes comprendieron
que la toma de Stalingrado sería una gran victoria publicitaria para cualquiera
de los bandos. Por ello, no les importó sacrificar allí a sus mejores tropas.
Aparte de muchos miles de víctimas civiles.
Se cree que, durante la Batalla
de Stalingrado murieron entre 1.250.000 y 1.800.000 personas. Entre civiles y
militares.
Así que nuestro personaje recibió
órdenes de llevar su unidad hasta esa ciudad sitiada. A la que los alemanes empezaron
a atacar a finales de agosto de 1942.
Iniciaron el asedio con una serie de
cruentos bombardeos, lo que dio lugar a que conquistaran el 80% de la ciudad.
En noviembre de ese año, el porcentaje llegó hasta el 90% y, como es lógico, en
Berlín, ya daban esa ciudad por ganada.
Sin embargo, a mediados de
noviembre de ese mismo año, el Alto Mando soviético, organizó la exitosa
Operación Urano. Consistió en atacar al Ejército alemán por los dos flancos, ya
que sabían que en ellos tenían las unidades peor preparadas, compuestas por
rumanos, húngaros, etc.
De esa manera, sin demasiada
dificultad, las tropas soviéticas de Zukov y Vassilievski lograron rodear al 6º
Ejército de Paulus.
No obstante, Hitler, envió a von
Manstein, uno de sus generales preferidos, al mando del 4º Ejército, para
intentar romper el cerco soviético y sacar de ahí a Paulus y a sus tropas. Lo
cierto es que no pudieron hacer nada e, incluso, algunas de las tropas de von
Manstein, quedaron también atrapadas dentro del cerco, donde ya había 300.000
soldados alemanes, que se defendían como podían, pues ya escaseaban los víveres
y las municiones.
Es muy posible que los soviéticos
no atacaran antes, porque, seguramente, tenían reservadas esas tropas en prevención
de un posible ataque japonés, por la costa del Pacífico. Sin embargo, cuando su
célebre espía Sorge les informó de que los japoneses no tenían intención de
atacar la URSS, desplazaron esas tropas hacia la zona occidental de su país.
A finales de noviembre, Paulus,
envió un mensaje a Hitler, donde le informaba de su situación desesperada y le
pedía ayuda. Parece ser que ese mensaje fue captado por los soviéticos.
Yo me inclino a pensar que, seguramente,
sería sido captado por los británicos, que controlaban las claves de la máquina
Enigma y luego se lo contarían a los soviéticos.
Parece ser que el mariscal Goering
se pasó de listo al asegurar a Hitler que su Luftwaffe podría abastecer sin problemas a
las tropas de Paulus. Seguramente, no tuvo en cuenta el duro clima ruso y la
falta de pistas de aterrizaje en buen estado. Así que no se les pudo abastecer
por ninguna vía.
Parece ser que, a finales de
enero, Hitler, ascendió a Paulus a mariscal y le hizo la observación de que
ningún mariscal alemán se había rendido ante el enemigo.
Por lo visto, Hitler, que no
sabía nada de temas militares, pero conocía bastante bien a la gente, se dio
cuenta de que Paulus tenía intención de rendirse y de esa manera intentó
coaccionarle u obligarle al suicidio.
Paulus, siempre había sido el
perfecto militar. O sea, un hombre que siempre cumplía con todas las órdenes
sin hacer ningún tipo de preguntas. Sin embargo, esta vez vio que no tenía
ninguna posibilidad y que sus tropas se habían reducido a los 100.000 soldados,
estando muchos de ellos heridos.
De hecho, a primeros de enero de
1943, el Alto Mando soviético, había sondeado a Paulus, ofreciéndole una
rendición honrosa y un buen trato para sus hombres.
Así que el 31 de enero, Paulus y
sus hombres, fueron hechos prisioneros por los soviéticos. Parece ser que lo
detuvieron en su cuartel general, que estaba en el sótano de un centro
comercial.
Parece ser que el aspecto de
Paulus y sus hombres era penoso, en contraste con el de los militares
soviéticos bien alimentados y abrigados.
Por lo visto, Paulus, era un
católico convencido y nunca se le pasó por la cabeza pegarse un tiro, tal y
como deseaba Hitler, que se pilló un cabreo impresionante, cuando le notificaron
la rendición del 6º Ejército al completo.
Tras su rendición, parece ser que, en un principio, Paulus,
se negó a colaborar con los soviéticos. Sin embargo, tras el atentado fallido,
que protagonizó von Stauffenberg, contra Hitler, empezó a cambiar de opinión.
Hasta entonces, muchos
prisioneros alemanes en manos de los soviéticos se habían negado a colaborar con
el Comité Nacional para una Alemania libre, liderado por comunistas alemanes.
Como el Ejército alemán era
enormemente clasista, tuvieron que organizar la Liga de Oficiales Alemanes, para
que no tuvieran que codearse con los soldados. De entre los oficiales
pertenecientes a esa organización, el de mayor graduación era Paulus. Lo cierto
es que eran tan conservadores que tomaron como suya la anterior bandera del
Imperio Alemán.
Los objetivos de esta organización
eran conseguir la paz a toda costa, la vuelta a las fronteras anteriores a 1937
y el derrocamiento de todos los líderes nazis.
También lanzaron, desde aviones rusos,
miles de octavillas sobre las unidades alemanas a fin de que depusieran sus
armas, pero no tuvieron ningún éxito.
Incluso, los oficiales alemanes
prisioneros, llegaron a proponer al Alto Mando soviético la creación de un
Ejército con sus hombres para luchar contra los nazis. Lo que no sabían estos
oficiales es que la mayoría de sus hombres habían muerto a causa del frío, el
hambre y el maltrato dado por los soviéticos.
De hecho, de los 100.000 hombres
de Paulus, que se rindieron a los soviéticos, sólo 6.000 volvieron a Alemania.
No sé si os suena haber leído esa
propuesta anteriormente. Lo cierto es que estos tampoco se fiaron de ellos y no
dieron su permiso para la creación de esa unidad.
En cambio, les permitieron unirse
a las pequeñas unidades de partisanos soviéticos, que luchaban contra las
tropas de Hitler. También ejercieron la labor de traductores en los interrogatorios
a los prisioneros.
Parece ser que los soviéticos
fueron más diabólicos en sus planes. Por lo visto, al final de la guerra,
permitieron que los prisioneros alemanes cruzaran el frente a fin de mezclarse
con los defensores alemanes y crear pánico dentro del Alto Mando alemán.
Sin embargo, los soviéticos, no tuvieron
mucho éxito, pues buena parte de esos alemanes liberados se dedicaron a
defender su país, mientras que muy pocos obedecieron las órdenes emanadas desde
Moscú.
Muchos de estos últimos fueron
descubiertos por las tropas alemanas y ejecutados de inmediato.
No obstante, ya en la posguerra,
la URSS, premió a los que habían formado ese Comité con puestos relevantes en
la Administración Pública de la zona de ocupación soviética. Lo que luego dio
lugar a la República Democrática Alemana.
Paulus se mostró tan colaborador
con los soviéticos, que llegó a testificar en contra de los líderes nazis en
los famosos Juicios de Nürenberg. Luego, se le permitió volver a la zona de
Alemania ocupada por la URSS, donde residió el resto de su vida.
No sé si los soviéticos no le
dejaron trasladarse a la República Federal Alemana o quizás temió caer en manos
de la Justicia de su país, como les ocurrió a otros famosos líderes militares
que habían colaborado con el enemigo.
Allí trabajó en el Instituto de
Investigación de Historia Militar hasta que cayó enfermo. Padeció la terrible
enfermedad de la ELA, la cual le llevó a la tumba en 1957.
Su última voluntad fue que su
cadáver fuera enterrado en el Cementerio de Baden-Baden, en la Alemania
Occidental, junto a la tumba de su esposa, que había muerto varios años antes y
no se habían vuelto a ver desde que lo destinaron al frente ruso.
Me parece que la conclusión que
debemos sacar es que hay que tener suerte hasta para elegir el bando.
Nuestro
anterior personaje, Vlasov, era un soviético que optó por adherirse al bando
alemán. Al terminar la guerra, fue entregado a los soviéticos, los cuales le
juzgaron y ejecutaron.
En cambio, en el caso que nos ocupa,
Paulus, era un alemán que acabó la guerra dentro del bando vencedor. Así que al
terminar la misma no le ocurrió absolutamente nada y, además, nunca fue
entregado a la Justicia alemana.
También existe otra posibilidad,
que es lo que suelen hacer los italianos, que siempre han sido unos grandes
diplomáticos. No sé si os habéis dado cuenta de que siempre han salido victoriosos
en las dos guerras mundiales, aunque hayan empezado la guerra en el bando
perdedor.
No sé si habrá tenido algo que
ver que, dentro de su península, tienen al Estado Vaticano, al que se le
considera que posee el mejor servicio diplomático del mundo.
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Muy buena, no me había dado cuenta que Italia en las dos guerras comenzó en el bando perdedor y termino en el vencedor.
ResponderEliminarItalia siempre supo, en esa época, seguir la táctica más adecuada.
EliminarHan tenido muy buenos maestros, los diplomáticos de la Iglesia Católica, que están en el Vaticano. Siempre se ha considerado a la diplomacia vaticana como la mejor del mundo.
EliminarSiento no haberle contestado antes, pero un problema en el sistema de Blogger, ha provocado que llevara meses sin recibir comentarios en mi blog.
Muchas gracias por su comentario y saludos.
Hola Juan, te felicito por tu arituclo y el lenguaje que usaste, permitiendo que sea facil de comprender para todo tipo de lector.
ResponderEliminarRespecto al tema, me llama la atención que lo hayan destinado cuando jamas comando un ejercito ni unidades, más bien era un general de apoyo en decisiones militares. Siempre que veo sus fotos, llama la atención su aspecto. Supongo que su decisión fue la más sensata, pensando tanto en él como en sus hombres. Tristemente, la guerra no resulto beneficiosa para nadie en terminos de humanitarismo, más bien economicos hasta el dia de hoy para la definición de los polos politicos opuestos en la economia e ideologia.
Espero seguir leyendo tus notas,
Saludos
Recuerdo que, cuando empecé a trabajar, un compañero me dijo que allí no quería listos, sino adictos a su causa. O sea, pelotas o gente manejable.
EliminarEn ese caso, creo que Hitler pensó en él por ser un hombre muy manejable y porque le servía de propaganda sobre la bondad de su régimen. Ya que Hitler odiaba a la mayoría de los altos mandos militares por ser casi todos unos aristócratas.
Paulus siempre fue un hombre muy obediente a Hitler y nunca le gustó destacar demasiado. Así que era el hombre perfecto para hacer todas las locuras que se le ocurrieran a Hitler.
Incluso, le ascendió a mariscal y le dijo que nunca se había rendido ningún mariscal de Alemania, para que él tampoco lo hiciera. Así que aguantó todo lo que pudo y no le quedó otra que hacerlo.
Estoy seguro de que, si le hubieran dejado retirarse hacia Alemania, a los soviéticos les hubiera sido mucho más difícil llegar hasta Berlin.
Muchas gracias por tu comentario y saludos.
El grado máximo alcaanzador Guderian fue el de coronel general, jamás llegóa mariscal como se dice en la nota. Hay que documentarse más.
ResponderEliminarPues tiene Vd razón. Ha sido un lapsus. De todas formas, le invito a leer otros artículos de mi blog y, si le gusta, hacerse seguidor del mismo.
EliminarMuchas gracias por su comentario y saludos.