ESCRIBANO MONACAL

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UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

martes, 31 de julio de 2018

ANDREI VLASOV, UN MILITAR MUY CONTROVERTIDO


Esta vez voy a dedicar este artículo a la figura de un militar que nunca ha sido del agrado de los especialistas en la II Guerra Mundial. Unos lo critican por unas cosas y otros por otras. Así que dejo que cada uno, tras haber leído este artículo, saque sus propias conclusiones.
Nuestro protagonista de hoy se llamaba Andrei Andreyevich Vlasov y nació en 1901 en una localidad de la provincia de Nizhni Novgorod, que entonces pertenecía al antiguo Imperio Ruso.
Seguro que el nombre de esa ciudad le suena a más de uno por haberse desarrollado en esa localidad algunos partidos del Mundial de fútbol de Rusia 2018.
Nuestro protagonista era el hijo número 13 de una modesta familia de campesinos. Aunque su padre también trabajaba a veces como sastre.
Realizó sus estudios en un seminario de la Iglesia ortodoxa rusa, hasta la llegada de la famosa Revolución Rusa.

El caso es que, con sólo 16 años, fue obligado a alistarse en las filas del Ejército zarista, sin ni siquiera haber recibido, previamente, una mínima formación militar. Por cierto, era un tipo bastante alto. Medía 1,92m.
Posteriormente, se alistó en el Ejército Rojo, con el cual luchó en los frentes de Ucrania, el Cáucaso y Crimea. Destacó en su labor y fue haciendo su carrera dentro del Ejército, tras haber sido alumno de la prestigiosa academia militar de Frunze. Posteriormente, ejerció como profesor de táctica militar en la misma institución.
Parece ser que no se unió al PCUS hasta 1930. Se cree que unos años más tarde, formó parte de alguno de esos tribunales militares, encargados por Stalin, para realizar la gran purga militar de 1937-38. Hay quien dice que eso le benefició para ascender más rápidamente, pues esa purga se llevó por delante a casi todo el Alto Mando del Ejército Rojo.
Increíblemente, en 1938, fue enviado como asesor militar del dirigente nacionalista chino Chiang Kai-Shek, aquel que luchó contra el comunista Mao durante la guerra civil china, aunque, en esa época, luchaban juntos contra los japoneses.
Algunos dicen que en ese momento fue cuando empezó a desarrollarse su ideología política. Pues fue en China donde pudo contactar tanto con los nacionalistas como con los comunistas.
En 1940, siendo general de brigada, fue nombrado jefe de la 99 División
de fusileros, que era considerada una de las peores unidades del Ejército Rojo, a la que dio un vuelco considerable.
Parece ser que, tras una inspección del mariscal Timoshenko, jefe del Ejército soviético, fue ascendido a general de división, gracias a la gran labor realizada con esa unidad. Calificándola como la unidad mejor preparada del Ejército.
En 1941, cuando comenzó la invasión alemana de la URSS, Vlasov, tenía el mando del 4º Cuerpo de Ejército Mecanizado. Ya por entonces era teniente general.

Con su unidad, consiguió parar la ofensiva alemana y aguantar su posición durante una semana. También participó en la defensa de Kiev y consiguió que su unidad escapara al cerco germano.
Incluso, cuando participó en la defensa de Moscú, sus fuerzas consiguieron recuperar algunas localidades tomadas por el enemigo y fue objeto de merecidos elogios por parte del diario soviético Pravda, además de recibir varias condecoraciones.
Lo cierto es que se convirtió en un general muy popular. Stalin lo utilizó como un ejemplo de un alto mando surgido del proletariado. Incluso, el famoso escritor Ilya Ehrenburg, le dedicó uno de sus poemas.
En enero de 1942 fue enviado a Leningrado con la misión de intentar levantar el cerco alemán sobre esa ciudad. Lo cierto es que consiguió penetrar unos 70 km en territorio enemigo.
Desgraciadamente, el resto de las divisiones soviéticas no pudieron seguirle y se vio rodeado. El Alto Mando soviético no le permitió retirarse, así que se estrechó el cerco y gran parte de sus tropas fueron aniquiladas por el enemigo.
Precisamente, en ese sector combatió la famosa División Azul, incorporada dentro del Ejército alemán, formada por voluntarios españoles.
Parece ser que las tropas de Vlasov estaban desesperadas. Tuvieron que comerse sus propios caballos y hasta cortezas de árboles.
Sus superiores le ofrecieron a nuestro personaje un avión  para poder escapar.
Aquí hay diversidad de opiniones. Unos autores dicen que se negó a dejar a sus tropas abandonadas a su suerte. Mientras que otros afirman que se escondió en un granero y fue detenido tras una denuncia de un granjero.
Parece ser que fue apresado por las tropas del general alemán Lindemann, el cual, tras interrogarle, lo envió detenido a la retaguardia.
Dicen que Vlasov afirmó que, durante esos días que permaneció escondido, tuvo tiempo para meditar sobre la política de Stalin hacia su propio pueblo y se convirtió en anti-estalinista.

Sin embargo, varios de los generales soviéticos, que promovieron sus ascensos, opinaban que haría esas declaraciones por oportunismo o, simplemente, por salvar el pellejo ante los nazis. Es posible que esos generales opinaran públicamente de esa forma para salvar su propio pellejo ante Stalin, pues habían apoyado la carrera de Vlasov.
Durante su estancia en prisión, Vlasov, conoció al capitán Strik Strikfeldt, un alemán, que había combatido en el Ejército Blanco y que intentaba organizar una especie de movimiento anticomunista ruso para intentar echar del poder a Stalin.
Parece ser que lo convenció. Así que Vlasov escribió una especie de informe al Alto Mando
 alemán, donde se brindaba a cooperar para organizar una fuerza militar rusa que luchara en territorio soviético junto al Ejército alemán.
Así que lo trasladaron a Berlín y enseguida, se movilizó el aparato de propaganda de Goebbels. Siendo recibido personalmente por este ministro.
Posteriormente, Vlasov y sus colegas, estuvieron haciendo preparativos para organizar el llamado Ejército de Liberación de Rusia, también conocido por sus siglas ROA. Incluso, estuvieron contactando con una serie de políticos con el fin de tener preparado un gobierno provisional para el momento en que fuera derrocado Stalin.
Incluso, a comienzos de 1943, redactó un folleto anticomunista, llamado la Proclamación de Smolensk, del cual se imprimieron miles de ejemplares, que fueron lanzados desde aviones alemanes sobre las líneas soviéticas a fin de incitar a los soldados soviéticos a la deserción.
Parece ser que, entre los militares alemanes que apoyaron a Vlasov, se encontraba el famoso Klaus von Stauffenberg. Aquel que protagonizó el famoso atentado contra Hitler.
Curiosamente, en la época de ese famoso intento de golpe de Estado, el propio general Lindemann, que había capturado a Vlasov, era uno de los jefes del Ejército de Reserva, con el que los golpistas intentaron derrocar a Hitler. Lo cierto es que no parece que este general estuviera involucrado en ese célebre suceso.
El propio Himmler intentó convencer a Hitler para que diera su aprobación a un ejército de este tipo. Formado por 10 divisiones, unas fuerzas blindadas y una pequeña fuerza aérea. El reclutamiento de esas tropas comenzó en el otoño de 1944.
De hecho, nuestro personaje, visitó varios campos de concentración a fin de intentar convencer a los rusos, que se hallaban allí encarcelados, para que se unieran a sus filas. Algo en lo que tuvo mucho éxito.
Al principio no tuvo demasiado eco. Luego, se apuntaron en tromba, cuando se enteraron de que, lo más probable, es que no tuvieran que combatir en el frente del este. Supongo que sería porque ellos sabrían que a Stalin no le gustaba hacer prisioneros y menos aún, si se trataba de desertores rusos.
A los que se alistaron les dieron unos uniformes parecidos a los de las SS, pero con una cruz de San Andrés, en el cuello, en lugar de las infames SS.
Al final, sus tropas estuvieron compuestas por prisioneros de guerra soviéticos, obreros forzados rusos y otros rusos zaristas que habían combatido en el Ejército Blanco contra los bolcheviques.
Lo cierto es que Hitler nunca se fio de Vlasov. Incluso, las unidades alemanas formadas por desertores soviéticos fueron trasladadas al frente occidental y nunca estuvieron bajo el mando de Vlasov.

Aparte de que, posteriormente, el propio Hitler dio la orden de que estas unidades fueran desmanteladas y sus integrantes pasaran a engrosar otras unidades del Ejército alemán y sin mandos rusos.
Parece ser que ya había unos 900.000 rusos luchando en las filas alemanas. Muchos de ellos fueron utilizados para intentar repeler el famoso Desembarco de Normandía.
Allí ocurrió una cosa muy curiosa. Se vio que, mientras muchos de ellos no opusieron mucha resistencia, en cambio, otros se batieron con todas sus fuerzas.
Parece ser que la razón estuvo en que la propaganda aliada, que nunca estuvo muy al corriente de lo que ocurría en el territorio soviético, les prometió que, si se rendían, los 
devolverían muy pronto a sus lugares de origen. Lógicamente, allí les estaría esperando Stalin para eliminarlos a todos.
La verdad es que no se sabe si esa desconfianza de Hitler venía dada por su anti-eslavismo o porque nunca consideró a Vlasov una persona fiable. Tampoco lo consideraba fiable el principal asesor militar de Hitler, el mariscal Keitel.
Parece ser que siempre trataron a Vlasov como a una figura decorativa, que sólo les podría ser útil a efectos propagandísticos.
Incluso, en cierta ocasión en que nuestro personaje visitaba territorio ruso ocupado por los alemanes, pronunció uno de sus acostumbrados discursos. Según parece, en Berlín no hizo ninguna gracia que se refiriera a los alemanes como unos “simples invitados” de los rusos. Habría que ver el cabreo que se pillaría Hitler. De hecho, mandó que lo arrestaran, aunque no lo entregó a la Gestapo.
En diciembre de 1944, Vlasov, redactó el Manifiesto de Praga. En este documento se fijaban 14 puntos, donde se indicaba que el objetivo final del Ejército de Liberación Ruso era la plena democratización de Rusia.
Parece que Vlasov conocía perfectamente a Stalin, porque solía decir a los desertores rusos que no tenía sentido escapar, porque, aunque volvieran y ganaran la guerra, Stalin los enviaría a todos a Siberia. Cosa que sabemos que hizo con todos los soldados rusos, que habían caído prisioneros de los alemanes.
Además, Vlasov, nunca fue partidario del antisemitismo. Incluso, se sabe que ocultó entre su Estado Mayor a 9 oficiales rusos de origen judío para que no fueran capturados por las temidas tropas de las SS.
Solamente se le permitió luchar al frente de sus hombres, cuando el Ejército alemán ya se batía en retirada. Eso fue en febrero de 1945 y no hizo un gran papel, porque tuvo que enfrentarse a unas fuerzas soviéticas muy superiores, mientras que él sólo disponía de una división. A pesar de ello, consiguió contener el avance de las mismas durante 3 días.
Posteriormente, retiró sus fuerzas hasta una zona cercana a Praga. Allí, sus colaboradores, le pidieron unir sus fuerzas contra los SS alemanes, que estaban destrozando ese país. De hecho, los nazis, le habían ordenado bombardear el campo de concentración de Büchenwald con todos los prisioneros dentro.
No se sabe si fue por la rabia causada porque los alemanes nunca se fiaron de ellos o, simplemente, por apuntarse al bando vencedor, lo cierto es que lucharon junto a las guerrillas checas contra esas fuerzas alemanas. Así también protegieron el casco antiguo de la capital, durante el heroico Levantamiento de Praga, iniciado el 5 de mayo de 1945.
Sin embargo, también tuvieron que luchar contra los partisanos checos comunistas, los cuales, cada vez que detenían a uno de esos soldados rusos, lo entregaban a los soviéticos para que lo mataran en el acto.
Así que Vlasov tomó la iniciativa de replegar sus tropas hacia el oeste de Alemania, donde se rendirían a las tropas USA del célebre general Patton.
No está muy claro si los militares USA aceptaron la rendición de las tropas de Vlasov. Lo cierto es que todos acabaron en manos de los soviéticos. Alrededor de unos 100.000, entre hombres, mujeres y niños, acabaron en los campos de concentración soviéticos. La mayoría de ellos murieron en el llamado Gulag de Siberia.
Parece ser que a Vlasov lo metieron dentro de un tanque y lo llevaron hasta la retaguardia soviética. Desde allí, lo introdujeron en un avión hasta Moscú.
Se sabe que fue llevado a juicio el 30/07/1946, el cual se celebró a puerta cerrada. A los dos días, fue condenado a muerte. Fue, inmediatamente, ahorcado junto con otros 11 compañeros suyos, en el patio de la infame prisión de la Lubyanka, en Moscú, donde también estuvo la sede de la KGB.
Parece ser que algunos oficiales aliados dejaron escapar a miembros del ROA hacia la zona de ocupación USA. Incluso, Liechtenstein, se negó a entregar a los que se refugiaron en su pequeño país y consiguió que fueran admitidos en Argentina.
Al día de hoy, en su país, se le sigue considerando un traidor. Aunque también hay algunos que opinan que pudo ser uno de los portavoces del descontento de muchos ciudadanos rusos con el terrorífico régimen de Stalin.
No obstante, hace pocos años, se remitió una petición al Fiscal General del Estado de Rusia, al objeto de que fuera revisado su caso, pero no fue tenida en cuenta por este funcionario.
Como ya habéis visto, en su país, se le sigue considerando un traidor a efectos militares. Lo que no se sabe es si se equivocó al fiarse de los alemanes para intentar derrocar a Stalin y llevar la democracia a Rusia. Cada uno puede dar su opinión al respecto.
























5 comentarios:

  1. La cosa es simple: Los alemanes, mejor dicho los nazis, no invadieron la URSS para derrocar a Stalin o democratizarla, ellos fueron a exterminarlos, a desplazarlos, a esclavizarlos, así que cualquiera que los apoyara conscientes o engañados, no pueden haber tenido otro trato y muchos menos Vlasov que era privilegiado en saber el destino que los alemanes habían reservado a la URSS. Recuerda que los pecados pueden ser por acción u omisión.

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    1. Creo que Vlasov, en un principio, no se dio cuenta de las intenciones de Hitler. Prestó su apoyo al líder nazi para democratizar su país, pero el otro no se fió de él.
      Como se ha visto tras la Caída del Muro, los comunistas siempre fueron una minoría en la URSS y lo que quería la gente era vivir con una forma de vida más parecida a la europea.
      Es normal que mucha gente recibiera a los alemanes como liberadores, porque estaban siendo machacados por el régimen comunista. Es posible que, si los alemanes los hubieran tratado mejor, es posible que Stalin no hubiera ganado la II GM.
      Siento no haberle contestado antes, pero un problema en el sistema de Blogger, ha provocado que llevara meses sin recibir comentarios en mi blog.
      Muchas gracias por su comentario y saludos.

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  2. Te recomendaría analizar más a fondo la rebelión de kronsdtat o el caso de la Ucrania negra
    En realidad gran parte de la población rusa estaba a favor de ideas podríamos decir, comunistas, quizás lo que variaba era el medio a emplear para este fin
    También sería interesante que analizaras el caso de las rebeliones contra el derrumbe en la Urss, es muy loco lo poco que se estudia el tema
    Gran parte de la población se opuso a la disolución, por diversas razones
    Saludos

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  3. Ante todo gracias por traer un tema tan polémico,no soy crítico ni nada que se me parezca pero la historia es muy compleja.lo que hizo el general no fue más que aquella frase maquiavélica,el fin justifica los medios el sabía que caer en manos de Hitler y no cambiar su postura era una muerte anunciada por otro lado se enfrentaba a la exacerbación del comunismo que era la figura de Stalin en otras palabras se encontraba entre el Diablo y el demonio.

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    1. Por lo que yo tengo entendido, en los años 30hubo una gran hambruna en la antigua URSS. Ello unido a la política represiva del régimen comunista, hizo que muchos habitantes de ese país (tanto rusos como de otras etnias) vieran a los invasores alemanes como unos liberadores del yugo comunista.
      Desgraciadamente, pronto se dieron cuenta de que eran unos simples imperialistas, que planeaban hacer de Rusia su colonia y de los rusos sus esclavos.
      Para colmo, al final de la guerra, aunque los cosacos se entregaron a los aliados occidentales, estos los entregaron a Stalin, el cual los fue eliminando poco a poco. Tal y como se describe en la famosa novela Archipiélago Gulag.
      Muchas gracias por su comentario y saludos.

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