ESCRIBANO MONACAL

ESCRIBANO MONACAL
UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

lunes, 26 de diciembre de 2016

FLORENCE BAKER, LA AVENTURERA AFORTUNADA



Como este artículo va a salir publicado después del sorteo de Navidad de la Lotería Nacional, supongo que a la mayoría de la gente no le habrá tocado, como suele ocurrir siempre por estas fechas.
Desgraciadamente, a los pobres siempre nos pasa lo mismo. En mi tierra dicen que “El que juega por necesidad, pierde por obligación”. Así que hoy me he decidido a publicar una historia para que nunca perdamos  la esperanza.
Nuestro personaje de hoy se llamaba realmente María Bárbara von Sass y nació en 1841 en una población del antiguo Imperio Austro-Húngaro, en la región de Transilvania, que ahora es territorio rumano.
Parece ser que su familia era de origen alemán. Incluso, algunos autores afirman que su padre era noble y militar. Lo cierto es que, durante la revolución de 1848, en el Imperio Austro-Húngaro, se produjo una guerra de independencia en los distintos territorios que formaban el antiguo reino de Hungría.
Esto dio lugar a una escalada de violencia, que, en el caso de nuestro personaje, tuvo como consecuencia que asesinaran a toda su familia. Sólo pudieron escapar su padre y ella.
Hay que resaltar que estos acontecimientos fueron muy graves, pues tuvo que dimitir el famoso canciller Metternich y hasta el mismo emperador, que dio paso a Francisco José, el marido de la archifamosa Sissi.
María escapó con su padre hasta un campamento para refugiados en lo que hoy es Bulgaria. Parece ser que allí fue raptada y enviada a un comerciante de esclavos armenio, el cual, la mantuvo encerrada, posiblemente, en un  harén,  y 10 años más tarde, la llevó a un mercado de esclavos. Concretamente, en la ciudad de Vidin, al NW de la actual Bulgaria.


Parece ser que, durante todo ese tiempo,  la chica ya había pasado por todo tipo de vicisitudes y
ahora ya tenía 17 años.
Prácticamente, había perdido toda esperanza y ya veía que su único futuro en la vida sería acabar dentro de un harén o un serrallo turco.
Sin embargo, estaba a punto de tener un auténtico golpe de suerte, que cambiaría radicalmente su vida.
En este momento, voy a dar paso a un nuevo personaje, que también va a protagonizar esta extraordinaria historia.
Samuel White Baker había nacido en Londres en 1821. Su familia siempre fue muy acomodada, pues su padre era un importante hombre de negocios de la City y, como muchos otros, también poseía una plantación en Jamaica.
Evidentemente, Samuel, tuvo una educación muy esmerada. Sin embargo, como nunca tuvo ningún interés por los negocios, se graduó como ingeniero civil. No obstante, gracias a su desahogada posición económica,  casi nunca le hizo falta ejercer su carrera.
Durante su juventud, realizó frecuentes viajes, recorriendo todos los continentes y, sobre todo, practicando su afición preferida, la caza.
En 1844, se casó y de ese matrimonio nacieron 7 hijos, de los que sólo 4 hembras llegaron hasta una edad madura. Lo normal en esa época.
Por lo visto, fundó una plantación propia en la antigua Ceilán, hoy llamada Sri Lanka, donde, a causa de su afición cinegética,  tenía atemorizada a la fauna de toda la isla.
Desgraciadamente, en 1855, murió su esposa y se quedó viudo y con 4 hijas. Así que se las envió a una de sus hermanas, que estaba soltera, para que las cuidara.
En 1858, partió del Reino Unido, para realizar un viaje por Centroeuropa con un buen amigo suyo. Concretamente, se trataba de un maharajá hindú exiliado en Gran Bretaña. Está claro que el objetivo de ese viaje era, siguiendo su costumbre,  practicar la caza en esos territorios.
Parece ser que alquilaron un barco para navegar por el Danubio hacia el Mar Negro, para, más tarde, visitar Estambul, la capital del Imperio Turco Otomano.
Por una de estas casualidades de la vida, el barco, chocó contra un gran trozo de hielo y tuvieron que atracar en la ciudad de Vidin. Por entonces, esta ciudad, pertenecía a los turcos. Así que no les quedó más remedio que quedarse en ese puerto, hasta que repararan el barco.
Durante su visita, pasaron delante de un mercado de esclavos. No hará falta decir que él estaba radicalmente en contra de este tráfico de seres humanos.
De pronto, vio que iban a subastar a una joven blanca y con el pelo rubio. Así que no se lo pensó y pujó por ella, llevándosela por 7 libras.
Otras versiones dicen que la chica ya estaba vendida al pachá de la ciudad. Sin embargo, Samuel, sobornó a sus vigilantes y se la llevó.
Realmente, no sé cuál de las dos será la verdadera, sin embargo, ambas denotan un envidiable sabor a aventura.
Estamos en la época en que triunfan aventureros como Speke o Richard Burton, que buscan en África las fuentes del río Nilo. Estas historias apasionan a Baker y le hacen que se vaya, junto con su nueva compañera hasta los confines de ese continente, aún inexplorado, que, por entonces,  era África.

Por supuesto, Samuel, gracias a su notable fortuna, no necesitó buscarse un patrocinador, como tuvieron que hacer los demás aventureros.
Además, consiguió un pasaporte británico para su nueva compañera, donde figuraba su nuevo nombre Florence Bárbara María Finnian.
Esta vez, aparte de practicar la caza, Samuel y Florence, se iban a dedicar a explorar las llamadas “fuentes del Nilo”.
Desembarcaron en Egipto, para proseguir su viaje hacia Sudán, desviándose hacia la costa, para lo cual tuvieron que atravesar el desierto. Allí ella padeció la malaria, pero logró curarse de esa enfermedad.
Posteriormente, estuvieron en la capital, Jartum, donde, tras unos meses de estancia, lograron preparar su expedición. Para ello, contrataron a varias decenas de porteadores y un barco, más unos cuantos animales de carga.
A pesar de navegar por unas aguas cenagosas y repletas de peligros de todo tipo, consiguieron llegar a su puerto de destino a partir del cual no les quedaba más remedio que seguir andando.
De momento, levantaron un campamento en ese puerto, Gondokoro. Allí pasaron varias semanas hasta que aparecieron por esa aldea dos hombres con muy mal aspecto. Se trataba de los famosos exploradores Speke y Grant, que venían de regreso. Ellos les contaron sus descubrimientos, pero también les dijeron que no habían podido llegar hasta algunos sitios, donde también podrían estar las fuentes del Nilo.
En principio, nuestros personajes, habían conseguido su objetivo principal, que era encontrar  a esos exploradores perdidos.
No obstante, los hechos narrados por éstos,  animaron a nuestra pareja, que, por cierto, le iban diciendo a todo el mundo que estaban casados, para aventurarse por esos territorios inhóspitos, que no habían podido alcanzar los otros exploradores.
Consiguieron llegar al territorio de la actual Uganda, aunque, a causa de las picaduras de mosquitos de todo tipo y de la llamada mosca del sueño, los miembros de esa expedición, arribaron en pésimas condiciones a su destino.
Tras descansar unos días, para reponer fuerzas, se encaminaron hacia un lago, que no habían podido alcanzar aquellos exploradores.
La marcha también fue muy fatigosa. Tuvieron  que escalar altas montañas y bajar a los valles, donde tuvieron que atravesar ríos, en los cuales la gente se hundía con mucha facilidad. De hecho, Florence, estuvo a punto de ahogarse en uno de ellos.
No obstante, el 14/03/1864, consiguieron alcanzar su objetivo. Tras dos años de viaje, llegaron a un lago, al que llamaron Alberto, por el difunto marido de la reina Victoria, que es otra de las fuentes del Nilo. Actualmente, este lago está dividido en dos partes. La del oeste pertenece a la República Democrática del Congo. Mientras que la del este corresponde a Uganda.
Samuel se dio el gusto de navegar por el lago. No fue una ruta muy confortable, pues fueron atacados por cocodrilos e hipopótamos. Aparte de que sufrieron un vuelco en los rápidos que llevaban hacia una enorme catarata a la cual bautizaron como Murchinson, en honor del presidente de la Royal Geographical Society. Así que, tras este incidente,  tuvieron que ganar la costa a nado.
A la vuelta, estuvieron alojados en la casa del rey de aquella zona, donde consiguieron reponerse de todas las calamidades sufridas. Allí estuvieron 6 meses, hasta que, muy a su pesar, se unieron a una caravana de esclavos, que pasaba por allí.
A principios de 1865, consiguieron llegar a Gondokoro, donde habían tenido que dejar su nave. Allí se enteraron que les habían dado por muertos.
Desde ese punto, partieron hacia Jartum y, más tarde, en febrero de 1865, llegaron a la famosa ciudad de El Cairo.
En Londres tuvieron un recibimiento apoteósico. No obstante, lo primero que hicieron fue casarse en privado, para no dar pábulo a las murmuraciones propias de la muy conservadora sociedad victoriana.
Posteriormente, en noviembre de 1865, durante un banquete organizado por la Royal Geographical Society, Samuel, pudo elogiar la resistencia y el valor de su esposa a quien, según dijo, le debía su vida.
A partir de entonces, la vida les fue muy bien. De hecho, se hicieron muy populares, dentro de una alta sociedad tan cerrada como es la británica. Hasta la prensa la calificó a ella como una “heroína”, por su importante papel en esas exploraciones.
Además, según parece, Florence, hizo muy buenas migas con las hijas de Samuel. Casualmente, una de las mismas era de la misma edad que ella.
También les ayudó el hecho de que en 1866, Samuel, fuera nombrado caballero (sir) por la famosa reina Victoria.
Curiosamente, Florence, no pudo asistir a esa ceremonia, por haber sido vetada su entrada a palacio por la propia reina. Parece ser que a la monarca, por lo que había oído, no le satisfacía la conducta moral de nuestra exploradora.
Tras su vuelta a Londres, Samuel, publicó varias obras, donde se dedicaba a narrar detalladamente todos los viajes y aventuras que habían tenido. Parece ser que estas obras tuvieron un gran éxito de ventas.
En 1869, Samuel, fue designado por el Príncipe de Gales, para formar parte de la comitiva que le acompañaría a la inauguración del canal de Suez. La cual tuvo lugar en noviembre de ese mismo año.
Durante la inauguración, el jedive o gobernador de Egipto, que estaba a las órdenes del Imperio Otomano, aunque apoyado por los británicos, le propuso a Samuel que encabezara una expedición militar a fin de anexionarse Sudán y unirlo a Egipto.
Parece ser que Samuel le impuso como condiciones que le pudiera acompañar su esposa y que se pusiera fin al tráfico de esclavos en esa zona. Ambas condiciones fueron aceptadas por el gobernador.
Tras la llegada de su esposa a El Cairo, en febrero de 1870, la expedición militar se encaminó hacia Sudán.
No es de extrañar que unos exploradores se convirtieran en líderes militares, pues, por aquel entonces, el Gobierno del Reino Unido, utilizaba a esta gente para averiguar si había algo de interés, para el Imperio,  en las zonas descubiertas por ellos.
Desgraciadamente, la expedición militar fue un auténtico fracaso. Aquella flota, compuesta por unos 50 barcos de todo tipo, se vio frenada por la vegetación, que se pudría y flotaba en el agua. Por ello, tardaron más de un año en llegar a Gondokoro.
También sufrieron feroces ataques, por parte de las bandas de traficantes de esclavos, ya que, anteriormente, él había interceptado alguna de esas caravanas y liberado a los cautivos.
No obstante, a pesar de las continuas deserciones habidas entre sus fuerzas, consiguieron llegar a los reinos situados en la actual Uganda, donde ya no reinaba el monarca que les había acogido anteriormente, sino su hijo. A éste no le gustó la idea de someterse al hombre blanco y se declaró la guerra entre ambos.


Las escasas tropas que les quedaban a los Baker fueron derrotadas y tuvieron que retirarse desordenadamente. Siempre acosados por los hombres de esas tribus.
A pesar de ese hostigamiento, consiguieron llegar hasta un reino, que era enemigo del anterior y allí fueron bien acogidos. Tuvieron que pasar unos cinco meses para poder reponerse de sus múltiples heridas.
Al cabo de un tiempo, los supervivientes,  llegaron sanos y salvos hasta El Cairo. Desde esa ciudad, Samuel, mandó un mensaje, en 1873, donde, falsamente, afirmaba que todo ese territorio había quedado pacificado y anexionado a Egipto. Tal y como se le había encargado.Tras su vuelta al Reino Unido, los Baker, se dedicaron a viajar por todo el mundo, pero ya no volvieron nunca más a África.
Repentinamente, a finales de 1893, le llegó la muerte, cuando Samuel estaba realizando los preparativos para una cacería, que se iba a desarrollar en Somalia.
Ella siguió viviendo en el hogar que había creado con su marido en New Abbot (Devonshire, Inglaterra), hasta su muerte en 1926.
Ciertamente, se han escrito varias novelas sobre estos famosos personajes. En cambio, para este artículo, yo sólo he pretendido tomar datos contrastados, que es lo que hacemos, habitualmente,  los que nos dedicamos a la Historia.
Hay que decir que las expediciones de esta pareja aún tienen eco hoy en día. De hecho, el Gobierno de Uganda está señalizando la ruta por la que transcurrió  esta expedición hasta encontrar el lago Alberto. Todo ello, para atraer a esa gente a la que le gusta el turismo de aventura.
Parece ser que, junto al organizador, Julian M. Fisher, también ha colaborado en esta tarea David Baker, tataranieto de Samuel. El viaje saldría de la antigua Yuba o Juba, actual capital de Sudán del Sur, anteriormente, llamada Gondokoro.
Transcurriría por el Nilo Blanco hasta el lago Alberto y las cataratas Murchinson. Como ya he mencionado, anteriormente, ambas deben sus nombres a esta pareja de exploradores.

En fin, como ya habréis visto, no he escrito uno de esos cuentos de hadas con el acostumbrado final feliz. Simplemente, me he dedicado a narrar un hecho histórico con nombres y apellidos.
Una vez más, se demuestra que la realidad puede ser igual o aún más interesante que cualquier obra de ficción.
Así que os deseo que el año próximo tengáis un golpe de suerte como el que tuvieron nuestros personajes cuando se encontraron, frente a frente, en aquel repugnante mercado de esclavos, en Vidin. Se puede afirmar que los dos tuvieron la misma suerte de encontrarse ese día y no separarse nunca más.
Lamento no haber podido publicar antes este artículo, pero he tenido una avería en mi PC. Así que ahora os deseo

¡¡UNA FELIZ NAVIDAD Y UN EXTRAORDINARIO AÑO 2017!!

4 comentarios:

  1. Una historia fascinante. Lo que no tengo claro es qué clase de chismes le llegarían a la reina Victoria para que ella vetara a Florence. Supongo que sería algún envidioso o envidiosa que no tuvo la suerte que tuvo esta mujer.

    También entiendo que en la época el tráfico de esclavos blancos era algo casi tan normal como el de esclavos negros, aunque a menor escala.

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    1. Parece ser que Speke, cuando regresó a Londres, se fue de la lengua, según dicen algunos autores.
      Efectivamente, siempre hubo esclavos negros y blancos, como ya mencioné en mi artículo sobre los piratas berberiscos. Sin embargo, como verás, en los códigos penales y convenciones internacionales existe aún el delito de "trata de blancas". Desgraciadamente, no se menciona a la otra raza.
      Como siempre, muchas gracias por tu comentario y saludos.

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  2. Es curioso que en la Wiki ni los mencionan en la búsqueda de las fuentes del Nilo.

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    1. Como es sabido, el Nilo, tiene varias fuentes y ellos exploraron una de ellas.
      Saludos.

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