Hoy voy a hablar de un rey al
que, curiosamente, se le conoce más en el ámbito de la Literatura que en el de
la Historia.
Nació en Toledo en noviembre de
1221 y parece ser que tuvo una esmerada educación. Sus padres fueron Fernando
III el Santo y su madre Beatriz de Suabia.
Como todos sabemos, Fernando III,
fue el rey que consiguió la unión definitiva entre los reinos de Castilla y
León.Por lo que respecta a su madre, Beatriz, era una alemana, hija de Felipe de Suabia, rey de Alemania, hermano del emperador Enrique VI y elector del Sacro Imperio Romano-Germánico. Su madre fue Irene Ángelo, viuda de Roger III de Sicilia e hija del emperador bizantino Isaac II Ángelo.
Como el padre de Irene fue
depuesto por el hermano de éste, parece ser que ella convenció a su marido y al
emperador del Sacro Imperio, para que los miembros de la Cuarta Cruzada,
pasaran antes por Constantinopla a fin de reponer a su padre en el trono,
aunque lo hubieran dejado ciego. Como así hicieron en 1204.
Yo creo que no se pueden tener
mejores antecedentes familiares. Aparte de que su familia alemana era conocida
por su afición al mundo de la cultura. Parece ser que su pariente, el emperador
Federico II, sabía hablar 9 lenguas y escribió varios libros sobre diferentes
temas.
A la muerte de su padre, Alfonso,
fue proclamado rey, cuando ya había
cumplido 31 años. Se puede decir que ya gozaba de una buena experiencia bélica,
por haber capitaneado algunas incursiones contra el territorio musulmán.
También tenía una buena formación
diplomática. Concretamente, en 1244, fue el encargado de suscribir el célebre
Tratado de Almizra, donde se delimitaban los reinos de Castilla y Aragón.
También, para un mejor entendimiento entre ambos, se casó con Violante, hija de
Jaime I el Conquistador. También algunos autores la citan como Yolanda.
Posteriormente, como la reina no
parecía que pudiera darle ningún descendiente, pensó en repudiarla. Así que
pactó una nueva boda con Cristina, hija del rey de Noruega.
Casualmente, como antes se
tardaba tanto en realizar uno de estos viajes, cuando la chica llegó a
Castilla, Violante, había dado luz a una niña, llamada Berenguela. Más tarde,
vino al mundo el nuevo heredero, Fernando, llamado de la Cerda, porque nació
con un mechón de pelo en el pecho. Éste casaría con una hija de San Luis, rey
de Francia.
Para no perjudicar las relaciones
diplomáticas entre ambos países, Alfonso X, consiguió que Cristina se casara
con un hermano del rey, llamado Enrique.
Parece ser que el monarca no
tenía muy buenos conocimientos de Economía o no disponía de buenos consejeros
en esa materia. También se decía que vacilaba mucho al tomar sus decisiones.
Nada más llegar al trono, se
encontró con una crisis económica y lo primero que hizo fue devaluar la moneda.
Como era de esperar, la inflación
se disparó y, para rematar el rizo, no se le ocurrió otra cosa peor que fijar
los precios de los productos.
Como suele ocurrir en estos
casos, se creó un mercado negro, que vació las estanterías de las tiendas y
subió mucho más los precios. Así que tuvo que dar marcha atrás, ya que
comenzaron los disturbios, a causa de que la gente estaba pasando hambre.
Parece ser que el problema más
grave que tuvo este monarca es que los nobles querían participar en la administración
del reino, mientras que él pretendía reforzar el poder de la corona. De ese
modo, tuvo que sufrir frecuentes rebeliones por parte de la nobleza. Los cuales,
una vez derrotados, fueron acogidos muy bien en el vecino reino de Aragón.
Hasta su propio hermano, Felipe, se rebeló contra él.
También se dice que muchos nobles
se enfrentaron a él, porque, durante su
reinado, no avanzó la Reconquista, que era una de las mayores fuentes de
ingresos de los nobles. Aparte de que el Derecho Romano, que quería insertar el
monarca en la legislación castellano-leonesa, era menos favorable a los nobles
que el tradicional.
Realmente, no sé quién le metería
en la cabeza que podría llegar a ser el nuevo emperador del Sacro Imperio. Parece
ser que era muy aficionado a la lectura de las conquistas de Alejandro Magno.
Lo cierto es que, desde 1256, no se
interesó más que por este tema, dejando aparcadas muchas de sus obligaciones
para con el gobierno de Castilla.
Ciertamente, había quedado como
nuevo jefe de la Casa de Suabia, tras la muerte del emperador Federico II en
1250. Por ello, la república de Pisa, que, previamente, le había enviado unos
embajadores a su corte, presentó su candidatura. Parece ser que lo hicieron a
cambio de otorgarles unas buenas ventajas en la actividad comercial de esa
república.
No hay que olvidar que su abuelo
era uno de los príncipes electores y parece ser que eso le hizo pensar que tenía
esa “partida” ya ganada, pues, en principio, le habían prometido los votos de 4
de los 7 electores imperiales. Esto fue
lo que se llamó el “Fecho del Imperio”.
Los siete únicos electores del
Imperio sólo habían proclamado como candidatos a Ricardo de Cornualles, hermano
del rey Enrique II de Inglaterra, y a nuestro personaje.
Entre 1257 y 1275 hubo multitud
de contactos para determinar la voluntad de los electores. Aparte de los
cuantiosos gastos en viajes y sobornos de todo tipo, que fueron pagados a base
de subir, incesantemente, los impuestos
en Castilla. Todo fue en vano y además también subió su impopularidad entre sus
súbditos.
En 1273, murió Ricardo de
Cornualles y, en su lugar, fue elegido Rodolfo de Habsburgo. Dado que esta
elección ya se estaba demorando demasiado tiempo, el Papa Gregorio X, intervino
para reconocer como nuevo emperador a Rodolfo y, de paso, invitó al monarca
castellano a abandonar esa lucha.
Como no consiguió convencerlo,
Alfonso X, fue a visitarlo a la sede papal de Aviñón, donde se entrevistaron en
varias ocasiones, durante dos meses. El rey no sacó nada en claro y regresó muy
desmoralizado.
A causa de la dejadez en sus
labores de gobierno, se rebelaron varias de las plazas que había conquistado su
padre en Andalucía.
En 1262, consiguió reconquistar
una de esas plazas, Niebla, donde los moros utilizaron, para defenderse, la nueva
arma de la artillería. No obstante, las tropas cristianas, a pesar de que aún
no poseían cañones, consiguieron vencerles.
En 1266, tuvo un gran problema, porque
se le multiplicaron los focos rebeldes. El más importante fue el de Murcia. Promovido
por el rey de Granada.
Para conseguir pacificarlo, tuvo
que recurrir a la ayuda de su suegro, Jaime I, el cual llevó a cabo esa misión
y luego se la devolvió al rey castellano. Con esta actuación, el monarca aragonés, tuvo que aguantar numerosas
críticas en su reino.
Tras estas revueltas, Alfonso
X, ordenó la expulsión de estos moriscos
de sus tierras andaluzas. Así que unos fueron hacia el norte de África y otros
se exiliaron en Granada.
Otro de sus problemas fue el
intento de homogeneizar los fueros de los pueblos, para que todos contribuyeran,
fiscalmente, de la misma forma. Sin embargo, como la gente estaba harta de las
continuas subidas de precios y de impuestos, le echaron abajo ese intento
de reforma.
Lo cierto es que la nobleza se aprovechó
del descontento popular para sacarle unas cuantas ventajas a su favor. Eso
fue en 1273, mediante los llamados “Acuerdos de Almagro”.
En 1275, cuando el monarca partió
hacia Aviñón, dejó a su primogénito, Fernando, como regente del reino. Éste
supo que los benimerines, atraídos por algunos nobles castellanos y por el rey
de Granada, estaban desembarcando en Algeciras. Así que fue a su encuentro.
Fernando se detuvo en Ciudad
Real, donde deberían de acudir el resto de sus huestes. De improviso, cayó
enfermo, muriendo repentinamente.
Enseguida, su hermano Sancho,
tomó el mando de las tropas, dirigiéndose al encuentro de los moros. También
envió a la flota castellana al Estrecho, a fin de obstaculizar el envío de
refuerzos desde el norte de África.
Por un lado, fue todo un éxito,
pues Sancho consiguió una retirada general de los musulmanes.
Por otro lado, le trajo un nuevo
problema. Según la tradición, en Castilla, basada en el Derecho Visigodo, Sancho
debería ser el nuevo heredero al trono.
Sin embargo, según las Siete
Partidas, basadas en el antiguo Derecho Romano, que había promulgado,
precisamente, Alfonso X, el nuevo heredero habría de ser Alfonso de la Cerda,
primogénito del fallecido Fernando.
Para prevenir que hubiera
represalias contra los hijos de Fernando, la reina Violante huyó con ellos al
reino de Aragón y se puso bajo la protección de Pedro III.
Al enterarse de este hecho, Alfonso
X, culpó de la organización de esta huida a Simón Ruiz de los Cameros y a su
suegro, Fadrique, que era, a la vez, uno de los hermanos
del monarca.
Así que encargó a su hijo Sancho
que los apresara en Logroño. Luego mandó que llevaran a Simón a Treviño, donde
fue quemado vivo. Mientras que a Fadrique lo llevaron a Burgos, donde fue
ahogado.
A muchos autores les ha extrañado
siempre este comportamiento, pues este rey nunca fue partidario de la violencia
extrema. Es posible que así quisiera tomar venganza contra las continuas
rebeliones de los nobles.
No obstante, en aquel momento, solía
padecer frecuentes ataques de cólera a causa del dolor producido por la grave
enfermedad que padecía. Parece ser que tenía un cáncer maxilo-facial y esto era
visto por muchos nobles como una incapacidad absoluta para poder gobernar.
Dado que las relaciones entre el
padre y el hijo iban de mal en peor, en abril de 1282, Sancho, convocó unas
Cortes en Valladolid para deponer a su padre y ser proclamado como nuevo rey.
Esto provocó una auténtica guerra civil entre los partidarios de ambos.
Por eso, todavía se puede ver en
el escudo de Sevilla una leyenda consistente en No una madeja y un no. O sea, “no
me ha dejado”, porque Sevilla, junto con Murcia y Badajoz fueron las únicas
ciudades que no le dejaron.
En una de sus muchas
vacilaciones, el monarca, ofertó una división del reino entre Sancho y los
infantes de la Cerda, cosa que no fue aceptada por ninguna de las partes en
conflicto.
Otro de sus desaciertos fue
realizar un testamento, donde dejaba sus reinos a sus nietos, los hijos de
Fernando de la Cerda. Esto no gustó nada a su pueblo y provocó que el rey huyera
y se refugiara en Sevilla.
Parece ser que estaba tan mal de
fondos, que tuvo que pedir un préstamo, nada menos que al emir de Marruecos, al
cual le tuvo que enviar su propia corona, como garantía del pago
de la deuda.
En 1284, Alfonso X, murió en
Sevilla. Así se acabó la guerra civil y su hijo Sancho IV fue coronado como
nuevo e indiscutible rey.
Para terminar, no quiero olvidar
la gran labor cultural de este monarca, que es por lo que más se le recuerda y,
por ello, se le conoce como el Rey Sabio.
Sus obras más famosas fueron las Cantigas
y Lores a la Virgen, escritas en gallego. Todavía se discute si estas obras
fueron escritas por el propio monarca o encargadas a otros poetas.
También es de resaltar la
fundación de la Escuela de Traductores de Toledo. Aparte de las ya mencionadas
Siete Partidas, que dieron lugar a un nuevo Derecho en sus reinos.
Napoleón uniformizo el derecho en Francia tomando como base el derecho romano, resultando el famoso código Napoleónico y este fue uno de los pasos que ayudo para la consolidación de Francia bajo el concepto de nación. Alfonso X, se le adelanto y en mi opinión, inicio el mismo efecto necesario para la consolidación de la nación española, condición necesaria para concluir la reconquista, que concluyo en 1,492.
ResponderEliminarPuede ser, pero yo creo que lo hizo, más bien, para restarle poder a la nobleza.
EliminarEfectivamente, la Reconquista acabó en 1.492. Sin embargo, la reunificación de España se produjo en 1515, tras la anexión de Navarra por Castilla.
Muchas gracias por tus comentarios y saludos.
Puede ser, pero yo creo que lo hizo, más bien, para restarle poder a la nobleza.
ResponderEliminarEfectivamente, la Reconquista acabó en 1.492. Sin embargo, la reunificación de España se produjo en 1515, tras la anexión de Navarra por Castilla.
Muchas gracias por tus comentarios y saludos.
No me refería a la intención, sino mas bien al efecto que tuvo.
ResponderEliminarBueno, algunos dicen que se aceleró la Reconquista, tras la batalla de las Navas de Tolosa, en 1212.
EliminarYo no diría tanto, porque, concretamente, Algeciras, costó mucho y hubo que reconquistarla varias veces.
Lo cierto es que a los nobles de su época no les caía bien este rey, porque frenó la marcha de la Reconquista.
Muchas gracias y saludos.
Y para terminar...este año. Que tengas una Feliz Navidad y un Prospero Año Nuevo ALIADO y que sigan los buenos artículos, entradas, post. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, igualmente.
EliminarSaludos.