
Basil Zaharoff es como se le
conocía, aunque, según parece, su verdadero nombre era Basileios Zacharias.
Nació en 1849 en una pequeña
localidad de la península de Anatolia, en pleno Imperio Turco, aunque su
familia era de origen griego.
Dado que, más adelante, se
produjeron una serie de motines contra los griegos, su familia decidió
establecerse en Rusia. No obstante, años más tarde, volverían a Turquía. Concretamente,
a Estambul.

Su siguiente trabajo fue el de
bombero, también en Estambul, pero él y sus colegas, que pertenecían al
Ejército turco, lo convirtieron en algo diferente. Se trataba de prender fuego
a las casas de la gente rica, para así cobrarles por salvar sus objetos más
valiosos.
Posteriormente, lo vemos en
Londres, donde se unió a la ya abultada colonia griega residente en la capital
británica.

En 1877, llegó a Atenas y
consiguió que le recomendaran para entrar a trabajar como agente de ventas de
la empresa Nordenfelt, que se dedicaba a fabricar armas de fuego. Un puesto que
le venía que ni pintado para un pillo como él.

Luego fue a Turquía para
avisarles que Grecia se estaba armando y le había comprado dos submarinos. Así
que les encasquetó otros dos a los turcos.

No sé cómo salió indemne de este
asunto, porque, poco después, la Armada turca, hizo unas pruebas con una de
esas naves y, al disparar el primer torpedo, el submarino se desestabilizó, se
puso en posición vertical y se hundió por la popa.
A partir de 1883, se dedicó al
negocio de reclutar y trasladar emigrantes de Irlanda a las fábricas de
Inglaterra.
También trabajó en USA, donde se
dedicó al lucrativo negocio de vender vagones de tren para la línea ferroviaria
que estaban construyendo desde la costa atlántica hasta el Pacífico. Parece ser
que, para ello, se valió de su amistad con la famosa cantante de ópera, Adelina
Patti y de los muchos y buenos contactos de ésta.

Posteriormente, en 1886, se presentó
en una exhibición para demostrar la eficacia de una ametralladora fabricada por
la empresa que representaba. Sin embargo, allí se encontró con Hiram Maxim, que
había inventado otra ametralladora muy superior a la suya.

Posteriormente, la famosa familia
Rothschild y la empresa británica Vickers, máxima competidora de la alemana
Krupp, compraron las acciones de su empresa y expulsaron a Nordenfelt de la
misma.
Como nuestro personaje tenía un
fino olfato para los negocios y para los productos de buena calidad, esta vez
se encaminó, por vez primera, a España.
Aquí vivía un marino militar
llamado Isaac Peral. Había construido el mejor submarino hasta la fecha. Así
que le propusieron asociarse con ellos o venderle la patente. El marino se negó
y empezó a probar el método Zaharoff.
Aunque el submarino pasó una
serie de pruebas, Zaharoff, aparte de sabotear la nave, consiguió
desacreditarle. Parece ser que no dejó ningún cabo suelto y se dice que sobornó
a un montón de autoridades españolas.

Así que se quedó en España,
porque se dio cuenta enseguida que esto era un nido de corruptos. Se sentía
como un pez en el agua.

Según parece, aprovechó su
conocimiento directo del Ejército español para informar a USA sobre el estado
del mismo.
Luego, se hizo con la Constructora
Naval, de Sestao. No contento con ello, consiguió hacerse con el monopolio para
la construcción de barcos para la Armada española. No olvidemos que la Armada
se estaba recuperando, tras los desastres de Cuba y Filipinas.
Incluso, consiguió que fueran expedientados
o expulsados todos los oficiales de la Armada que se quejaron de la mala
calidad de los barcos y el armamento suministrado por nuestro personaje.

Hay quien dice que pudo acercarse
a la corte imperial después de haber trabado una buena amistad con la bailarina
Mathilde Kschessinska, entonces amante del futuro zar, Nicolás II, que después
casaría con uno de sus primos.

De momento, creo que os habréis
dado cuenta de que este hombre era un elemento de cuidado. Para colmo, se hizo
con un Banco francés a fin de tener asegurada su financiación en todo momento.
Consiguió la Legión de Honor
francesa, pero no se conformó con ser un simple miembro, sino que ascendió
hasta llegar a ser comandante de la misma.
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Por lo visto, no fue el único.
Algunos autores afirman que buena parte de los políticos de ese momento habían
invertido fuertes cantidades de dinero en industrias de armamento, en previsión
de la guerra que ya se veía venir.

Parece ser que, en el período de
entreguerras mundiales, los traficantes de armas, fueron muy odiados por la
opinión pública internacional, ya que se habían beneficiado de este conflicto a
costa de millones de muertos. No obstante, los distintos gobiernos, siguieron
encargándoles armamento, aunque, como es lógico, en menor cantidad que durante
el período bélico.

No sé si sería por eso o porque,
antes de la guerra, informó, puntualmente, al Gobierno británico, a través de
Vickers, sobre el armamento que poseían sus futuros enemigos.
Por lo visto, la propia Vickers,
tenía participación en diversas fábricas de armamento en Alemania y así pudo
informar, puntualmente, al Gobierno británico, sobre lo que estaban fabricando
los alemanes.

Curiosamente, unos años antes,
Lloyd George, se había opuesto a comprar armas a estos traficantes, cuando se
enteró que, en la Guerra de los Boers, éstos también luchaban con armas
británicas. Concretamente, uno de sus proveedores era Vickers.

Luego, se dedicó a azuzar el
eterno conflicto entre Grecia y Turquía. Por supuesto, aprovechando para suministrar
armas a los dos bandos. En Vickers llegó a tener el cargo de Representante general
en el extranjero, antes de que se convirtiera en uno de los miembros de su
Consejo de Administración.

Incluso, en los comics de Tintín aparece
un personaje muy similar, que se dedica a vender armas a esos países.
Concretamente, en el titulado “La oreja rota”.

En 1924, tras la muerte del
marido, los amantes aprovecharon para casarse, tras el plácet de Alfonso XIII.
Se habían conocido hacía ya más de 30 años y Zaharoff también había enviudado
desde hacía varios años. Ahora, vivían ambos en un castillo francés, propiedad
de Zaharoff, donde parece ser que comían en platos de oro.
Según algunos autores, la pareja
se conoció en el famoso Orient Express, cuando ella iba en viaje de bodas. Por
lo visto, ella se puso a correr por los pasillos, cuando se vio perseguida por
su marido, en uno de sus raptos de locura, y se topó de frente con Zaharoff.

Casualmente, dos de las tres
hijas, habidas entre la aristócrata y el primo del rey, casaron con socios de
las empresas de Zaharoff. La tercera no lo hizo, porque murió muy joven.
Parece ser que, nuestro personaje,
solía hacer regalos caros para sobornar a los altos funcionarios. Se cuenta que
una vez regaló a una hija de estos gobernantes, una muñeca ataviada con ropajes
y joyas muy caras. Cuando estalló la guerra civil en Rusia, quedó arruinado y
vendió esa muñeca para obtener ropa y comida para su familia.
Hacia 1927, ya en el final de su vida,
se dedicó a escribir sus memorias. Sin embargo, pronto cambió de opinión y las
quemó junto con sus diarios, donde, por lo que se ve, había reflejado todas sus
jugarretas y sus turbios negocios. De hecho, la prensa de la época lo denominó
como “El hombre más misterioso de Europa”, porque hizo desaparecer de los
registros todos los documentos relativos a él.
Dicen que un periódico francés
ofreció 5.000 dólares USA por una sola página de esos diarios. Así que debían
de haber sido muy jugosos.
Para algunos fue el conde
Zacharoff. Para otros, el príncipe Zacharias Basileus Zacharoff a los que contó
que era nada menos que sobrino del canciller ruso y había sido exiliado por
orden directa del zar. Sin embargo, para sus íntimos, era sólo Zedzed.
Algunos decían de él que podía competir
con aquel personaje llamado Aleister Crowley por ser llamado “el hombre más malvado
del mundo”.
En noviembre de 1936, murió en
soledad en un palacio que tenía en Montecarlo. Dicen que, en sus últimos meses
de vida, tampoco perdió la oportunidad para suministrar armamento a los dos
bandos en conflicto durante la Guerra Civil española.
Muy interesante. He encontrado esta publicación porque he empezado a leer la novela de Gervasio Posadas titulada “El mercader de la
ResponderEliminarMuerte” que tiene como protagonista a este personaje.