Posiblemente, a todos os sonará
su nombre, pero es muy seguro que muchos no conozcáis casi nada acerca de su
vida. Así que os invito a leer este artículo.
El nombre real de nuestro personaje
de hoy era Marie Josephine Rose Tascher de la Pagerie y nació en la isla
francesa de la Martinica el 12/06/1763.

Su padre tenía una plantación de
caña de azúcar de unas 500 Ha en la isla, con muchos esclavos a su servicio, y allí fue donde ella se crio.
Su familia siempre había sido una
de las más ricas de la isla. Desgraciadamente, en 1766, llegó a Martinica uno
de esos tradicionales huracanes, que suelen formarse en el Atlántico. Por ese motivo,
muchas plantaciones quedaron arrasadas y, entre ellas, la de su familia.
Así que, a causa de este desastre
natural, y de que a su padre le gustaba demasiado el juego, poco a poco se
fueron arruinando.
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Creo que no he dicho que Josefina
era la mayor de cuatro hermanas, aunque
sólo llegaron tres de ellas a la edad adulta.
Parece ser que su tía había
acordado que Alexandre se casara con una de sus hermanas, pero no sabía que aquella había
muerto hacía poco a causa de la tuberculosis. Por eso, decidieron que se casara
con Josefina. Así que se fue con su padre a París, para conocer al novio.
Dicen que Josefina había tenido
una buena formación. Sin embargo, como en su isla no se estilaba la educación
cortesana, pues ella la desconocía.
No obstante, aunque no fuera
especialmente bella, todo el mundo decía que era una persona con buena figura y
con una voz muy agradable.

Se dice que eso fue debido a que desde
niña tenía la costumbre de mascar caña
de azúcar, que era lo que tenían en su plantación caribeña.
Cuando se reía abiertamente,
siempre se ponía un abanico delante de la cara, para disimular la negrura de
los pocos dientes que conservaba.
El desconocimiento de la
formación cortesana, le trajo muchos problemas con su marido. Parece ser que
ella estuvo siempre muy enamorada, mientras que él la despreciaba, porque nunca
la consideró como una mujer que estuviera a su altura, ya que pretendía
codearse con la alta nobleza.
A pesar de todo, el matrimonio
tuvo dos hijos. Un varón llamado Eugene y una hija, llamada Hortense.

Parece ser que esto fue urdido
por la amante que tenía en ese momento su marido, que, además, era prima de Josephine y con la que había
tenido un hijo.
Ella siempre fue muy luchadora y
no se dejó amilanar. Así que, le demandó
judicialmente y consiguió el reconocimiento de la legitimidad para su hija y
una generosa pensión para poder vivir con dignidad.
Posteriormente, vivió, durante
una temporada, en un convento, con sus hijos, donde aprendió a refinar sus
modales y de allí salió como una mujer nueva. Parece ser que en ese convento
vivían también otras mujeres que estaban en su misma situación y fueron ellas
las que le enseñaron esos modales cortesanos.

Al volver a París, se dedicó a
frecuentar los salones y tuvo multitud de admiradores, donde pudo gozar
ampliamente de la vida.
En 1791, tras la reunión de la Asamblea
Nacional, se decide crear una Asamble
a Constituyente. Precisamente, durante un
corto espacio de tiempo, la preside su antiguo marido. Dado que ahora gozaba de
un mayor poder, la denunció para que le devolviera una serie de joyas y
muebles, que ella nunca había tenido.
Sin embargo, como ella había llegado
a hacer muchas amistades, consiguió salvar a bastantes presos de la guillotina.

Además, según se comprobó, un
hermano suyo estuvo involucrado en un intento de sacar al rey de la prisión del
Temple.
Parece ser que Josephine intentó
ayudar a Alexandre, pero sólo logró que, poco después, concretamente, en 1793,
la encarcelaran también a ella. Precisamente, por intentar ayudar a una prima
suya.
Él tuvo peor suerte y fue
guillotinado. En cambio, ella se libró de milagro, porque Robespierre cayó unos
días antes de que la llevaran al cadalso.
Estuvieron encerrados en la misma
prisión, que había sido un antiguo convento de carmelitas. Uno de los lugares
más sangrientos de París.


Más adelante, conoció al revolucionario
Paul Barras, presidente de la Convención, y se hicieron amantes. Es posible que
su antigua compañera en la cárcel, Teresa Cabarrús, fuera quien le presentara a
Barras, que, por entonces, era un político en alza.
Dicen que Barras fue quien firmó
la orden para que ella saliera de la cárcel. Así que ella le

Precisamente, en esa época, hubo
un trio de mujeres al que llamaban “las maravillosas”, por ser las más
admiradas y elegantes. Lo formaban Madame Recamier, Teresa Cabarrús y ella.
En 1795, Napoleón, empezó a frecuentar el círculo de Barras y
allí conoció a Josephine. Por entonces, ella ya había cumplido los 32, mientras
que él sólo tenía 26 años.
Parece ser que la seducción fue
mutua. Además, ella fue la que le infundió la confianza necesaria para que el militar
llegase muy arriba. Así que enseguida le propuso matrimonio.

Como Napoleón siempre impuso sus
deberes militares sobre todo lo demás, su viaje de bodas sólo duró dos días, ya
que le llamaron para que acudiera rápidamente al frente. No hay que olvidar
que, por entonces, Francia, estaba siendo atacada en todos los frentes.
Él partió a combatir en el frente
de Italia, donde, gracias a sus victorias, ganó una gran popularidad entre el pueblo
francés. No obstante, a él se le veía muy enamorado y le escribía todos los
días desde su cuartel general en Niza.

Cuando ella regresó a Francia, él
se enteró de lo que estaba ocurriendo. También de que ella era muy derrochadora
y estaba gastando mucho dinero en decorar su casa de la Malmaison.

En 1799, Napoleón, dio el famoso
golpe del 18 de Brumario, por el que se quedó como único cónsul de la
República. Parece ser que ella calificó esa etapa, que duró 5 años, como la más
dichosa de su vida.
No obstante, la familia
Bonaparte, estuvo continuamente intrigando a fin de convencer a Napoleón para
que se divorciara de ella.

Los miembros de la familia del
emperador seguían teniéndole la misma manía. Precisamente, la madre de Napoleón
se negó a ir a su coronación, aunque aparezca pintada en el cuadro encargado a
David.
Incluso, dos de las hermanas
Bonaparte, que fueron encargadas de llevar la larga cola del vestido de
Josephine, lo soltaron de repente y estuvieron a punto de hacerla caer en el
suelo de la catedral.

En 1809, por fin venció la
familia Bonaparte. Consiguieron que Napoleón y Josefina se divorciaran. Como he
dicho, el motivo alegado fue la imposibilidad de poder darle un heredero. Todo
ello, a pesar de que eran una pareja muy compenetrada y parece ser que se
querían mucho. Lo aceptaron como un servicio para el Estado y ella se retiró a
vivir a su palacio de la Malmaison.

Al año siguiente, la derrota del emperador,
provocó su primer exilio en la isla de Elba. Allí recibió la triste noticia de
que Josefina había muerto el 29 de mayo a causa de una neumonía.
Sin embargo, se dice que ella
murió de pena, en su palacio de la Malmaison, al ver dónde habían acabado Napoleón y su imperio.
Así, entre los descendientes de
su hija Hortense están Napoleón III. Entre los descendientes de su hijo,
Eugene, están las dinastías reales de Suecia y Dinamarca. También se pueden
considerar descendientes de esta emperatriz a las dinastías reinantes en
Bélgica, Noruega, Grecia, Mónaco y Luxemburgo.

Para terminar este artículo, os
contaré una cosa curiosa. Todos sabemos que Napoleón volvió de su exilio en la
isla de Elba e intentó recobrar su imperio. Esta etapa acabó trágicamente, tras
la batalla de Waterloo y su nuevo exilio en Santa Elena.

Desgraciadamente, como la mayoría
de las víctimas de esta batalla eran chicos jóvenes, se supone que sus piezas dentales
estaban todavía en perfecto estado y fueron convenientemente aprovechadas por
muchos ciudadanos británicos que demandaban estos productos.
Evidentemente, esto dio lugar a que
mucha gente se contagiara de las enfermedades que padecían algunos de los
fallecidos, como la temida sífilis.
Me ha gustado mucho tu artículo dedicado a la emperatriz Josephine. Desconocía por completo numerosos detalles, salvo los que cuentan en edulcoradas películas basadas en hechos históricos (léase "Désirée").
ResponderEliminarLa mención al uso post-mortem de las piezas dentales, no me ha podido dar más grima. Supongo que solo robarían las de oro. Y digo yo... ¿Se puede ser más cutre? ¡Las clases pudientes! Y otra cosa. Con todo el dinero que gastó la emperatriz ¿Llegó a arreglarse los dientes? ¿Podía hacerlo?
En cuanto a la moda que difundió Josephine, el estilo Imperio, te diré que, aparte de ser muy cómoda, es fantástica para disimular los kilos de más.
Una vida perfecta para hacer una película, buena si puede ser. La familia política, encantadora.
Pues siento decirte que los dientes eran los naturales de los soldados fallecidos en esa batalla. Buscaban gente con unos dientes sanos y aquí encontraron los cadáveres de muchos jóvenes a quienes, desgraciadamente, no les había dado tiempo para que se les estropearan.
EliminarComo siempre, muchas gracias por tu comentario y saludos.
¡Qué asco! No me digas quién era el dentista. Por cierto, enhorabuena, que ya tienes 47 seguidores.
ResponderEliminarAhí me has pillado. Desconozco el nombre del dentista de Josefina. De todas formas, supongo que, dada la cantidad de muertos, que hubo en la batalla de Waterloo, habría muchos dentistas o lo que fueran, extirpando los dientes a los cadáveres.
EliminarMuchas gracias por tus comentarios y saludos.
En España había una costumbre similar...inmortalizado por Goya: A CAZA DE DIENTES
ResponderEliminarhttps://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/6/61/A_caza_de_dientes.jpg/300px-A_caza_de_dientes.jpg
Pues la verdad es que no tenía ni idea.
EliminarPor otra parte, tengo entendido que los cuerpos de los ejecutados eran donados por las autoridades a las facultades de Medicina, a fin de que practicaran con ellos.
Muchas gracias por su comentario y saludos.