A lo mejor, alguno habrá pensado
que me he tomado una copa de más, antes de escribir el título de este artículo,
pero no es así, porque no suelo beber
alcohol.
A estas alturas, todo el mundo tiene
muy asumido que Francia y el Reino Unido fueron aliadas durante ese conflicto y
se llevaron siempre muy bien. Bueno, eso, por una parte es cierto, pero no del
todo.
Tras la I GM, Francia, se fue
rearmando, de una forma más pausada, claro está, pero nunca dejó de tener unas
fuerzas armadas preparadas. De hecho, quitando el de la URSS, tenían
el ejército
más grande de Europa y también más tanques que Alemania.
En 1922, se firmó el Tratado
Naval de Washington, por el que las grandes potencias navales del momento se
comprometieron a no provocar una nueva carrera de armamentos.
Así que, a cada uno de los firmantes,
les permitieron construir un determinado cupo de nuevos barcos de guerra.
Algunos países no firmaron ese Tratado
por razones evidentes. Tras el Tratado de Versallles, firmado en 1919, se le
prohibió a Alemania que tuviese una Armada propia. El Imperio Austro-Húngaro ya
no existía y, además, Austria perdió toda su costa, con lo que ya no necesitaba
una Armada. Así que los barcos imperiales fueron regalados a Italia y al reino de
Yugoslavia.
Esta vez, en 1922, suscribieron
ese tratado el Imperio Británico, USA, Francia, el reino de Italia y el Imperio
del Japón. A la nueva URSS ni la invitaron a los debates.
Concretamente, a los británicos
les permitieron tener 22 acorazados
por un total de 580.000 Tm y a los
franceses, 10 por un total de 221.000 Tm.
Es curioso, porque, como se definieron
las magnitudes de los acorazados y algunos países tenían varios que superaban
ese largo, los convirtieron en portaviones antes que destruirlos.
Ya en 1930, se renovó ese tratado
y se concretó más el alcance y el calibre de la artillería naval.
En 1934, Japón, anunció que no
renovaría el tratado en la fecha prevista de 1936. Argumentó que, aun siendo la
3º flota del mundo, no le dejaban avanzar al mismo ritmo de construcción naval
que los USA o los británicos, aunque ellos se hallaban, por entonces, en guerra
contra China.
Francia, aunque poseía la 4ª
Armada del mundo, tenía cierto temor a su vecina Italia, que estaba situada en
el puesto siguiente. Así que construyó más naves de las permitidas en el
tratado y fue sancionada por ello.
El Gobierno francés optó por
construir pocos barcos, pero de un tonelaje superior a lo acostumbrado, como el
caso de sus súper destructores.
También desarrollaron una muy importante
flota de submarinos. Así que, es conveniente observar la cantidad de material
naval que poseía Francia en vísperas de la II GM.
Disponían de 3 acorazados
modernos, 5 antiguos, 1 portaviones, 1 porta hidroaviones, 10 cruceros pesados,
10 ligeros, 32 grandes destructores, 38 destructores, 80 submarinos y 65 barcos
de escolta.
Al inicio de la II GM, Francia
participó, dentro del bando aliado, con
su Armada luchando en varios frentes, como el noruego, la evacuación de
Dunkerque y un poco en el Mediterráneo
Tras la invasión del territorio francés
y la rendición por parte del Gobierno de Pétain, en junio de 1940, la Armada francesa
se retiró a sus bases.
Los británicos empezaron a
desconfiar de los franceses, aunque firmaran tratados con el Gobierno de la
llamada Francia libre en el exilio. No obstante, hay que recordar que Francia y
el Reino Unido habían firmado un compromiso, en marzo de 1940, para que ninguno
de los dos firmara unilateralmente la paz con Alemania.
Temían que los barcos de la
Armada francesa pasaran a manos de los alemanes, como había ocurrido ya, en
otros casos, en los países invadidos por éstos.
Las tripulaciones de los barcos
franceses que se encontraban amarrados en puertos controlados por los
británicos o sus aliados fueron convencidas para que se unieran a las fuerzas
armadas de la Francia Libre, lideradas por el general De Gaulle.
No obstante, la mayoría de la
flota francesa se hallaba atracada en los puertos de Mer-el-Kebir o Mazalquivir
(Argelia) y en Dakar (Senegal).
El mismo Churchill propuso a los
franceses aceptar que se rindieran unilateralmente a los alemanes, si antes entregaban
su flota a los británicos, pero se negaron a ello.
Lo único positivo fue que en las
cláusulas del armisticio figuraban que los barcos de la Armada francesa, con sus tripulaciones, se quedarían atracados
en puertos controlados por los alemanes o los italianos y no podrían ser
utilizados por el Eje.
Como fracasaron los intentos
británicos para convencer a las tripulaciones de esas flotas, sin lograr que se
pasaran a su bando, optaron por destruir esas naves.
Como ya he dicho anteriormente,
tras la rendición, el grueso de la flota francesa se hallaba en Mazalquivir, en
el Golfo de Orán, esperando instrucciones de su Gobierno.
Mientras tanto, los británicos, se
movieron muy rápidamente, pusieron en marcha una flota, llamada Fuerza H, que
se hallaba en Gibraltar y le dieron la orden de destruir la flota francesa.
No obstante, la Operación
Catapulta, que era su nombre clave era ciertamente compleja. Los marinos británicos,
aparte de tener que disparar contra sus
antiguos aliados, sabían que era complicada
por tener los franceses, en ese puerto, mejores unidades navales que las suyas.
El 3 de julio se presentó la
flota británica ante el puerto de Mazalquivir. El almirante Somerville, al mando
de esa flota, tuvo el detalle de enviar a uno de sus oficiales antes a
parlamentar con el almirante Gensoul, jefe de la flota francesa.
Aunque ambos ya se conocían, pues
el oficial británico, Cedric Holland, había sido un antiguo agregado naval en
la embajada británica en París, el almirante francés se negó a recibirlo,
alegando que tenía un grado militar excesivamente bajo para parlamentar con él.
En su lugar, mandó a un joven oficial francés amigo de Holland.
A su regreso, el oficial francés,
explicó a sus superiores que
Holland portaba un sobre que sólo podría entregar
directamente a Gensoul.
Volvieron a mandarlo al barco
británico y consiguió que le dieran la carta. En ella, los británicos, les
daban un ultimátum para rendirse, el cual acabaría dentro de 6 horas.
No obstante, también les daban varias
opciones: unirse a los británicos o a los franceses libres, zarpar hacia USA o
las Antillas francesas para ser desarmados, hundir ellos mismos sus naves, desarmar
los barcos y repatriar las tripulaciones a Francia o, por último, combatir las
dos flotas.
Gensoul comunicó estas
alternativas a sus superiores, aunque no informó sobre la de ir a las Antillas,
donde su Gobernador se mostraba favorable a Pétain.
Hacia las 10 de la mañana, el
almirante francés comunicó a los británicos que rechazaba el ultimátum y ordenó
a sus hombres zafarrancho de combate.
A mediodía, el almirante
británico informó a los franceses que otra escuadra francesa, que se hallaba
anclada en el puerto de Alejandría, había aceptado las condiciones británicas, para
desarmarlos y dejar sus barcos anclados en ese puerto.
Hacia las 17.00 horas, el
Almirantazgo francés contestó a Gensoul, informándole que había enviado para apoyarle
a los barcos atracados en los puertos de Toulon y Argel.
Gensoul, esta vez aceptó recibir a Holland y a
otro oficial, seguramente para ganar tiempo, y aceptó la propuesta de desarmar
sus barcos.
Holland comunicó esta noticia a
Somerville y éste le ordenó volver a su flota. La razón estaba en que los
británicos habían conseguido interceptar la comunicación francesa que hablaba
de enviarles refuerzos, así que recibieron directamente desde Londres la orden
de atacarles.
Unos minutos antes de las 18.00
horas comenzó el combate. Los barcos franceses estaban en desventaja, pues
tenían la mayoría de sus cañones emplazados en la proa y ésta la tenían mirando
hacia tierra.
En un intento desesperado,
Gensoul ordenó a sus naves que salieran del puerto, pero no pudieron hacerlo,
así que estuvieron a merced de la artillería británica.
A las 18.15 ya se ordenó el alto
el fuego. Sólo el crucero Strasbourg consiguió maniobrar y salir del puerto.
También el porta hidroaviones Teste
consiguió salir sin daños de ese combate.
Al día siguiente, los aviones
británicos remataron la faena, hundiendo a varios barcos franceses, que habían sufrido graves daños en el ataque.
Para ser un combate que duró tan
poco tiempo, los daños franceses fueron cuantiosos. Murieron 1.300 hombres, de
ellos, 250 eran oficiales.
No se conocen las cifras de las
bajas británicas, pero sí se sabe que perdieron 4 aviones y 2 torpederos.
Obviamente, el resultado de esta operación
no gustó nada en Francia. Por una parte, la gente preguntaba al Gobierno de
Vichy, qué había ocurrido. Por otra, increíblemente, el mismo De Gaulle,
justificó esta operación, alegando que así el enemigo no podría usar esas
naves.
En Vichy quedaron muy afectados
por esta derrota. Incluso, pensaron en declararle abiertamente la guerra al
Reino Unido, aparte de romper las relaciones diplomáticas entre ambos países.
Incluso, el Gobierno de Vichy, abolió
la III República con objeto de crear un nuevo Estado de corte totalitario. Esta
agresión hizo que muchos marinos apoyaran al Gobierno de Vichy.
Asimismo, como los alemanes y los
italianos observaron que los marinos franceses apoyaban al gobierno
colaboracionista, se lo pensaron mejor y no tocaron a la Armada francesa. Seguramente,
por si la tenían que usar más adelante, con todos sus efectivos.
Como los británicos habían
conseguido vencer a la flota francesa en Argelia, seguramente, ya se creían el
dios Neptuno, por lo menos y esta vez se fueron a buscar otra flota francesa a
Dakar, en Senegal.
De Gaulle sugirió ese ataque, no
sólo para intentar convencerlos de que se pasaran a sus filas, sino también
porque en ese puerto africano se hallaban almacenadas las reservas de oro del
Banco de Francia y del Gobierno polaco en el exilio. Aparte de que ese puerto
era mucho mejor para utilizarlo como base de los aliados en África occidental
que el puerto de Freetown en Sierra Leona, que era el que solían utilizar en ese
momento.
Bueno, pues para allá nos vamos.
En este caso, los británicos, aparte de enviar una flota, también enviaron varios
barcos donde transportaron 8.000 soldados. Las órdenes fueron parlamentar con
el gobernador de esa plaza nombrado por Vichy y, si no aceptaba rendirse, atacar
inmediatamente y tomar esa ciudad.
Hay que decir que la flota aliada estaba compuesta por barcos
de distintos lugares, como varios de la Francia libre, de Australia y hasta de
Holanda y Polonia. Aparte de los británicos, claro.
El 23/09, la aviación naval lazó
miles de panfletos sobre esa colonia. También algunos aviones de la Francia
libre hicieron lo mismo y luego aterrizaron en el aeropuerto, siendo sus tripulaciones
apresadas inmediatamente. También algunas naves de la Francia libre intentaron
entrar en el puerto, pero fueron recibidas con disparos y tuvieron que
retroceder.
El Australia se colocó frente a
la bocana del puerto e impidió la salida de algunos barcos franceses fieles a
Vichy. Luego, las baterías costeras dispararon contra el Australia.
Por la tarde se intentó un desembarco francés en la playa, pero fueron recibidos
con fuego de artillería y De Gaulle les ordenó la retirada.
Durante los días siguientes, la
flota aliada siguió castigando las defensas costeras y consiguieron hundir
algunos barcos y submarinos de Vichy. Dándose la circunstancia de combatir unos
navíos franceses contra otros, representando bandos diferentes.
El combate de Dakar no tuvo el resultado
esperado por los aliados. Además, las fuerzas aéreas de Vichy aprovecharon la ausencia
de la flota británica en Gibraltar para bombardearla a placer, produciendo graves
daños.
El decidido ataque francés a
Gibraltar hizo que Hitler se reuniera por separado con Pétain y con Franco, con
el objetivo de preparar una alianza, que diera lugar a un segundo frente contra
los británicos en el Mediterráneo.
A mediados de octubre del mismo
año, De Gaulle y sus aliados lo intentaron de nuevo. Esta vez fueron hasta la
colonia francesa de Gabón. Intentaban hacerse con ella para lanzar desde ahí
una serie de ataques contra la colonia italiana de Libia.
A primeros de noviembre, consiguieron
la capitulación de las fuerzas francesas de Vichy, en un ataque combinado entre
fuerzas navales y terrestres, al mando de los famosos generales Koening y
Leclerc.
No obstante, aquí también
tuvieron que enfrentarse navíos franceses pertenecientes a los dos bandos.
Incluso, movilizaron a muchos colonos franceses de Gabón para combatir contra
la fuerzas de De Gaulle.
Al final, el gobernador Massón se
suicidó, a causa de la victoria de las fuerzas alaidas. De Gaulle tampoco pudo
convencer a esas fuerzas de Vichy, para que se sumaran a su bando, y tuvo que
encerrarlos a todos en un campo de concentración, incluido el jefe de la
guarnición, el general Tetu.
En mayo de 1942, tanto los aliados
como el Eje, pensaron que sería una buena idea tener unas bases en Madagascar.
Los japoneses habían puesto su mirada en esta isla, porque le vendría muy bien
tener un apoyo logístico cercano, ya que, debido a sus continuas conquistas,
cada vez se hallaban más lejos de sus bases.
Así, cuando llegaron las fuerzas
aliadas para invadir la isla, se encontraron con que a los defensores franceses
de Vichy, se les habían unido varios submarinos japoneses.
Las tropas aliadas pudieron desembarcar,
pero luego encontraron una férrea resistencia, la cual dio lugar a varios meses
de lucha. Hasta el mes de octubre no consiguieron que se rindiera el gobernador
francés con sus tropas.
En noviembre de 1942, con el
inicio de la invasión aliada en el norte de África, tuvo lugar la Operación Lila, por la que
Hitler ordenó a sus tropas hacerse con las naves militares francesas que quedaban
en el puerto de Toulon.
Anteriormente, el almirante
alemán Raeder, intentó convencer, sin éxito,
a Hitler para que no diera esa orden, pues los marinos franceses eran
muy leales a Vichy y podrían ser aprovechados para combatir a los aliados, dada
su enemistad con el Reino Unido.
Los altos cargos de la Armada
francesa discutieron mucho tiempo sobre si sería mejor que sus naves pasaran a
un bando
o al otro. El almirante De Laborde era rotundamente antibritánico y se
la tenía jurada a éstos desde la derrota en Mers-el-Kebir. Pidió permiso al ministro
de Marina, para atacar a los aliados, pero no se lo dio, porque era partidario
de De Gaulle.No pudieron hablar con el almirante Darlan, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas francesas, porque se hallaba en África, justo cuando empezó la invasión y fue raptado y detenido por partidarios de los aliados, entre los que se encontraba el general Juin (muy amigo de De Gaulle) y personal diplomático USA. De todas formas, las relaciones entre De Laborde y Darlan no eran muy buenas a causa de envidias profesionales entre ellos.
Al final, optaron por no dejar
que ninguno de los dos bandos controlase su flota y hundieron casi todos sus
barcos, unos 80, quedando únicamente a flote 3 destructores y 2 submarinos, más
los que se encontraban en dique seco, para su mantenimiento.
Todas estas naves fueron transferidas
a la Armada italiana, la cual consiguió reflotar unos cuantos de esos buques, que se hallaban hundidos en el
puerto.
También es preciso decir que la
orden del almirante de Laborde no gustó ni a los alemanes, ni a los aliados.
Éstos últimos,
en la posguerra, juzgaron al almirante y, en un principio, lo
condenaron a muerte, siéndole conmutada esta pena por al de cadena perpetua.
Fue indultado y puesto en libertad cuando ya llevaba 6 años encarcelado.
Para no explayarme más en el
tema, voy a terminar por relatar la célebre Operación Torch, consistente en un
desembarco aliado en varias zonas del norte de África, que se desarrolló a
principios de noviembre de 1942.
No hará falta mencionar que casi
toda esa zona era colonia francesa y allí tenía Francia unos 100.000 soldados,
aparte de tanques, aviones, barcos, submarinos, etc. Sólo en Marruecos ya había
unos 60.000 soldados.
Para los franceses de África, la situación
era complicada, porque no le tenían simpatía al Eje, sin embargo, las órdenes
llegadas desde Vichy eran muy tajantes y les exigían resistir a las fuerzas aliadas.
Así, cuando un grupo de tropas
aliadas pretendieron tomar el puerto de Orán, antes de que su guarnición lo
destruyera, sufrieron una derrota sin paliativos, aparte de que esa guarnición
destruyó, más tarde, el puerto antes de
rendirse a los aliados.
Además, como ya he dicho antes,
en Argelia se hallaba de visita el almirante Darlan, comandante en jefe de las
Fuerzas Armadas de Vichy. Este se puso al mando de estas tropas, pero luego se
cambió de bando, cuando los aliados le prometieron un buen cargo si se pasaba a
sus filas. A lo mejor, por eso se había desplazado a Argelia, pretextando que
había ido a visitar a un hijo suyo que estaba allí enfermo.
A pesar de haber empezado ya los combates,
no le costó mucho trabajo convencer al resto de los mandos, pues Hitler acababa
de ordenar la ocupación total de Francia, contraviniendo el armisticio firmado
en 1940.
Así, a pesar de las protestas de
De Gaulle, por haber dejado a Darlan en su puesto, las tropas aliadas pudieron
avanzar fácilmente hacia Túnez, para expulsar a las tropas del Eje del norte de
África.
Creo que está bien que se
conozcan estas cosas, en este año en el que se cumple el 70 aniversario del
final de la II GM.
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