UNA HISTORIA DE VIOLENCIA FAMILIAR
Hoy traigo al
blog una aterradora historia que, por lo que se ve, en su momento, e incluso no
hace muchos años, fue conocida, pues
sobre ella han realizado algunas de sus obras genios como Guido Renni,
Caravaggio o, más tarde, en películas italianas o en una ópera canadiense.
Como lo más
normal es que a los ciudadanos del siglo XXI nos suene poco, pues me voy a atrever
a contarla.
A mediados del
siglo XVI, Francesco Cenci y su familia vivían en su palacio de Roma, pues eran
de la clase noble, el cual estaba situado en las cercanías del ghetto judío.
La familia se
componía de varios miembros: la hija mayor, Beatrice, Giacomo, ambos del primer
matrimonio del padre, Lucrezia Petronia, segunda esposa, y Bernardo, hijo del
segundo matrimonio.
Según la
tradición era de todos conocidos que el marido acostumbraba a pegar al resto de
la familia y que cometió incesto con Beatrice, por lo que fue denunciado en
varias ocasiones. Lo que ocurre es que, en esa época, y quizás también en ésta,
a los nobles se les trataba de una forma más benigna que a los demás y solía
ser puesto en libertad en poco tiempo.
A pesar de
ello, Beatrice lo denunció repetidas veces, pero las autoridades no le hicieron
caso para no tener problemas con su padre.
Al enterarse
su padre de estas denuncias, obligó a toda la familia a trasladarse a un
castillo, también propiedad de la familia, situado en una localidad al norte de
Roma.
El padre no
vivía en el castillo y sólo aparecía por allí de vez en cuando. Así, en una de
sus visitas, en 1598, decidieron asesinarlo.
El primer
intento partió de dos vasallos, uno de ellos, por entonces, amante de Beatrice.
Fracasaron al querer envenenarlo.
Cuando el
resto de la familia se enteró no se les ocurrió otra cosa que golpearle con
martillos hasta matarlo. Luego lo lanzaron desde un balcón para que pareciera
un accidente, aunque esa explicación nadie se la creyó.
La policía
vaticana se puso a investigar y torturó al vasallo amante de Beatrice, el cual
murió sin decir nada. El otro vasallo fue asesinado por orden de un amigo de la
familia para prevenir que hablara.
Aún así, la
Justicia descubrió el complot y los miembros de la familia fueron enjuiciados y
sentenciados a muerte.
El pueblo de
Roma protestó por la condena, pues, en cierta manera consideraba justificado
este asesinato. Sólo lograron retrasar un poco de tiempo la ejecución.
Sin embargo,
el Papa Clemente VIII no tuvo ninguna clemencia y el 11/09/1599 toda la familia
fue llevada al puente del Castillo de Sant’ Ángelo, donde se procedió a realizar
las ejecuciones.
En primer
lugar, Giacomo fue descuartizado y luego sus extremidades fueron colgadas en
lugares públicos, como era habitual en esa época. Lucrezia y Beatrice fueron
decapitadas a espada. El hermano menor no fue ejecutado, pero le llevaron a ver
la muerte de su familia y fue condenado a remo perpetuo y le fueron confiscadas
todas sus propiedades.
Tras sus
muertes, este suceso fue considerado como una página de la lucha contra la
nobleza, y surgieron de ella varias leyendas.
Algunos autores,
como Stendhal, dicen que retrata a una sociedad injusta que persigue a los más
débiles y a una Iglesia que sólo vela por sus intereses y no se preocupa por
los demás
Mucho me temo que hay cosas que siguen igual... Sabía de los Cenci por las obras de arte, pero la historia que has contado me ha dejado horrorizada. No por lo que ocurrió entre ellos, sino por lo que hizo la "justicia".
ResponderEliminarBueno, lo que tenían muy claro en el Antiguo Régimen es que había que guardar mucho respeto a los estamentos sociales, sobre todo al de los nobles. Seguramente que, si no hubieran asesinado a un noble, la ejecución no hubiera sido tan atroz, pero necesitaban dar a entender al pueblo que los nobles eran intocables.
ResponderEliminarSeguramente, dentro de poco haré una entrada sobre el caso de los Távora, donde se verá que el plantemiento de la ejecución fue el mismo e, incluso, fue aún más atroz. Saludos.