ESCRIBANO MONACAL

ESCRIBANO MONACAL
UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

domingo, 24 de febrero de 2013

EL CASO DE LA FAMILIA TÁVORA


Tras el famoso terremoto de Lisboa de 1755, que se llevó por delante más de la mitad de la ciudad, a la familia real no le quedó más remedio que vivir en tiendas de campaña, pues su palacio también había sido devorado por el mar.

            A pesar de vivir en esas condiciones, la Corte siguió viviendo con el mismo estilo de vida que antes del terremoto.

            Alrededor del monarca estaba el Gabinete, encabezado por el marqués de Pombal. Este era un hombre salido de una familia hidalga de provincias, el cual no tenía buenas relaciones con la vieja nobleza. De hecho, sus discusiones fueron frecuentes, pero el rey solía dar la razón a su ministro al ver que sus opiniones parecían más acertadas.

            José I de Portugal estaba casado con la española María Victoria de Borbón y tenían 4 hijos, fruto de ese matrimonio. No obstante, muchos comentaban que el rey tenía algunos amoríos, como el que mantenía desde hacía tiempo con Teresa Leonor de Távora, la cual estaba casada con su sobrino Luis Bernardo.

            La marquesa Leonor de Távora y su marido, Francisco de Asís, antiguo Virrey de las Indias portuguesas, eran los cabezas de una de las familias más antiguas y poderosas de Portugal y, lógicamente, eran enemigos del marqués de Pombal. No les gustaba nada que los intereses de Portugal estuvieran en manos de un plebeyo, como le llamaban al ministro. A la vez, era una persona muy católica y muy influenciada por los jesuitas.

            La noche del 03/09/1758, José I viajaba de riguroso incógnito en una carroza, tras haber hecho una visita a su amante y, de pronto, fueron atacados por 3 hombres a caballo que dispararon con sus pistolas contra los ocupantes del vehículo. El rey fue herido en un brazo y su conductor también fue herido de mayor gravedad, pero consiguieron llegar al campamento de tiendas en Ajuda, a las afueras de Lisboa.

            Pombal enseguida tomó las medidas correspondientes y detuvieron a los pocos días a dos hombres, los cuales confesaron bajo tormento haber sido los autores del atentado y haber sido contratados por la familia Távora, para poner como monarca al duque de Aveiro.

            El marqués fue muy expeditivo, ahorcó, sin proceso, a los autores confesos al día siguiente. En las siguientes semanas, se dedicaron a detener a todos los miembros de la familia Távora, el duque de Aveiro, el conde Alvor y fueron encarcelados por orden del rey. También arrestaron al jesuita confesor de los Távora y a otros miembros de esta orden.

            Se acusó a todos de alta traición y de intento de regicidio. Se utilizaron como pruebas ante el Tribunal las confesiones de los autores bajo tortura y que, según parece, el arma utilizada para el crimen era del duque de Aveiro. Además, sólo los Távora podrían haber sabido dónde estaba el rey esa noche porque estaba con Teresa, que también fue encarcelada.

            Los Távora negaron todos los cargos, pero aun así fueron condenados a muerte, confiscados todos sus bienes, eliminados sus nombres de la lista de la nobleza y se prohibieron todos sus escudos e insignias.

            La sentencia ordenó la ejecución de todos los miembros de la familia, incluyendo mujeres y niños, incluso los 6 criados más íntimos de los marqueses. Menos mal que la intervención de la reina y su hija impidió que mataran a los niños y a algunas mujeres. Sin embargo, la marquesa no tuvo la misma suerte.

            Fueron primeramente torturados cruelmente y luego ejecutados públicamente en un descampado a las afueras de Lisboa, el 13/01/1759.

            Parece ser que fue tan violenta que le resultó espeluznante al público allí presente. A los condenados, previamente, les rompieron los brazos y las piernas con una maza y luego les decapitaron. El resto de sus cuerpos se quemó y las cenizas fueron arrojadas al Tajo.

            Por sugerencia del marqués de Pombal, toda la Corte estuvo allí presente, pues el ministro quería que todos los nobles tomaran nota de lo que les podría pasar a ellos.

            El palacio del duque de Aveiro, en Belém, fue destruido y en el solar se esparció sal, como si fuera un terreno maldito.

            El jesuita confesor de los Távora tampoco escapó y fue quemado vivo en 1761 en una plaza de Lisboa. Previamente, la Compañía de Jesús fue declarada ilegal en 1759. Se confiscaron todos sus bienes y se les expulsó de Portugal y de sus colonias.

            La familia Alorna y las hijas del duque de Aveiro fueron condenadas a cadena perpetua y recluidas en monasterios de clausura.

            Doña Ana y doña Inés de Távora, junto a los miembros más pequeños de la familia, pudieron escapar a España, por mediación de unos amigos.

            Sebastiao de Melo fue nombrado conde de Oeiras, pro su gestión de este asunto y, posteriormente, marqués de Pombal, en 1770.

            Todavía hoy en día se discute sobre la culpabilidad de los nobles. Es cierto que no se llevaban bien con el rey y, como éste no tenía descendencia masculina, habían propuesto al duque de Aveiro para sucederle en el trono.

            También el monarca aprovechó este suceso para deshacerse de una parte de la gran nobleza y de los jesuitas.

            Además, los abogados de los encausados, definieron el atentado no como un regicidio, pues nadie sabía que dentro del carruaje iba el rey, sino que sería un delito común.

            Otro detalle a tener en cuenta es que ningún miembro de la familia Távora intentó abandonar el país en los días que siguieron al atentado.

            La ejecución de la importante familia Távora fue un mazazo en toda Europa, pues la pena de muerte ya empezaba a aplicarse en raras ocasiones y nunca con gente tan importante.

            El marqués de Pombal, tras este suceso, se hizo acreedor de todo el odio posible por parte de la nobleza. Así, en cuanto fue coronada la sucesora, María de Portugal, lo primero que hizo fue destituirlo de todos los cargos y expulsarle de Lisboa. También abolió la pena de muerte, salvo en caso de guerra.

            Se hizo una nueva investigación sobre el caso y la familia Távora fue rehabilitada, al mismo tiempo que Pombal fue condenado, aunque no le hicieron ya nada a causa de su avanzada edad.

                

10 comentarios:

  1. Muchas gracias por el artículo. Algo sabía del marques de Pombal, pero no conocía esta parte de su personalidad. Saludos

    ResponderEliminar
  2. Yo no sé quién prepararía el atentado contra José I, pero no me extrañaría que hubiera contratado Pombal a esos esbirros, diciéndoles que los contrataba el duque de Aveiro. A lo mejor, por eso se los cargaron tan pronto.

    De todas formas, también se obró la justicia divina, pues Pombal murió solo y aquejado de la lepra.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Este marqués ¿es el mismo que tiene dedicada una plaza en Lisboa o es un sucesor?

    ResponderEliminar
  4. Es el mismo, porque, además, creo que la nueva reina le quitó todos sus honores. También tiene un monumento en esa plaza.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  5. La verdad es que esta historia me ha dejado mal cuerpo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno y eso que no he querido insistir en los detalles, porque hay narraciones sobre este suceso que me resultan realmente macabras. Saludos.

      Eliminar
  6. Por cierto, he estado mirando y no fue el único marqués de Pombal, sino que luego el título pasó a sus sucesores. No sé por qué el último murió en 1911 y ya no he visto que pasara el título a otro.
    Bueno, aparte de que en Portugal se le quiera como un héroe nacional, por lo bien que llevó a cabo la gestión de reconstrucción de Lisboa tras el terremoto, el marqués cometió otras atrocidades, como la ejecución de un súbdito extranjero que quiso atentar contra él, la represión de los disturbios de Oporto y la orden de incendiar el pueblo de Trafaria. Saludos.

    ResponderEliminar
  7. Parece ser que, como en POrtugal existe una República, pues ya no se dan títulos nobiliarios y no se respetan los que hay en vigor, por tanto, a los sucesores se les llama pretendientes a ese título, pero no son títulos oficiales.
    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Don José I ,después del gran terremoto de 1755 , tenía un pánico tremendo de volver a residir en algún palacio . Por tal motivo se instalaron en barracas ( en portugués )durante un largo tiempo . La princesa heredera Dña. María, y su madre ,veían como D. Sebastian lograba toda la confianza del rey D. José, ya que al rey jamás le había interesado la política, mas bien era un hombre dado a los festejos y tanto en palacio como en las ruas, se le conocía por sus aventuras amorosas con damas de la corte. Pombal, si que es verdad, era reconocido como el salvador de Lisboa después del terremoto, pero también se sabía que quería reinar él y que los nobles estarían en su contra. La familia Tavora y la de Aveiro, eran a los que mas temía el Marqués y por tal motivo , le vino muy bien saber que, una de las amantes del rey D. José, era precisamente la hermana de D. Francisco de Távora y a la vez su nuera por estar casada con su hijo mayor.De tal forma el Marques podía demostrar que los Távora podían atentar contra la vida del rey para, salvar la reputación de su buen nombre. Y con referente al hombre que quiso atentar contra Pombal, fue condenado a una muerte atroz; fue atado a cuatro caballos para ser descuartizado .

      Eliminar
  8. Aún en Portugal admiran a ese advenedizo envidioso q exterminó familias q no tenían culpa de su abolengo

    ResponderEliminar