Hoy voy a narrar la curiosa biografía de un periodista español, que, actualmente, es un personaje casi desconocido.
Su nombre era Ignacio Carral de
la Torre y nació en 1897 en la ciudad castellana de Segovia. Parece ser que
nació en el seno de una familia acomodada de ese capital. De hecho, uno de sus
abuelos llegó a ser alcalde de esa ciudad. Su padre era funcionario de la
Diputación Provincial.
En 1913, tras acabar el
Bachillerato en su localidad, se trasladó a Madrid para preparar en una
academia el ingreso en la Escuela de Ingenieros de Montes. En aquella época, se
decía que lo más difícil de las ingenierías era aprobar el examen de acceso
para alguna de esas escuelas.
Lo cierto es que lo intentó un
par de veces, pero no lo consiguió. Por ello, regresó a su ciudad con la
intención de matricularse libre en la carrera de Derecho.
Entre tanto, fue conociendo a la
intelectualidad segoviana del momento, la cual solía reunirse en el taller del
ceramista Fernando Arranz, situado en una zona aledaña al Parque Sarmiento.
En 1917, nuestro personaje, se
decidió por volver a Madrid para estudiar la carrera de Filosofía y Letras, la
cual consiguió acabar tres años después.
Desde entonces, se dedicó a la
enseñanza, siendo ayudante de Eloy Luis André, catedrático en el Instituto
Cisneros, de Madrid. Posteriormente, también fue ayudante del famoso Américo
Castro, en su cátedra de la Universidad Central, también en Madrid.
Desgraciadamente, no consiguió su
ansiado propósito, que era llegar a ser catedrático de Universidad.
Era un hombre de tendencias
progresistas, aunque también fue seguidor de las ideas regionalistas y
folkloristas castellanas de Luis Carretero Nieva.
En 1925, consiguió un trabajo
como lector de español en Sicilia y eso le sirvió para conocer a fondo ese país
y el fascismo que acababa de implantar Mussolini en Italia.
A su regreso, el 15/12/1926, se
casó con su novia, Adela Rodao. Curiosamente, el padrino no fue el padre de
novia, el famoso escritor segoviano José Rodao, sino un gran amigo de éste, el
archiconocido pintor Ignacio Zuloaga.
Desconozco si Rodao ya estaría
gravemente enfermo, porque lo cierto es que murió en enero del año siguiente.
Fundamentalmente, trabajó en el
semanario Estampa, pero también en los diarios El Sol y la Voz. Por otro lado,
tuvo un programa, llamado la Palabra, en Unión Radio Madrid. La emisora pionera
de la cadena SER.
A finales de 1929 decide, junto
con su amigo, el dibujante cántabro Francisco Rivero Gil, infiltrarse en los
bajos fondos madrileños para observar de cerca cómo vive la gente muy modesta y
cómo funciona el hampa.
Parece ser que ambos fueron al
Rastro y allí compraron ropa muy gastada, que utilizaron para disfrazarse de
mendigos y así poder acceder a esos bajos fondos sin levantar sospechas.
Por lo visto, fueron tan bien
acogidos por las bandas criminales, que hasta les invitaron a intervenir en un
atraco a un Banco. Cosa que rechazaron.
Literalmente, tuvieron que buscarse la vida, malviviendo de cualquier modo.
Buscando basura en los vertederos para poder venderla. Pasando hambre y frío. Durmiendo bajo los puentes, descargando cajas de verduras en los mercados, comiendo en comedores de caridad y hasta descansando con la espalda apoyada sobre el muro exterior de una tahona, para quitarse el frío con el calor que salía del horno.Conocen a todo tipo de gente. Ancianos
que han quedado en la miseria. Madres con hijos, que han sido abandonadas por
sus maridos.
Evidentemente, no pueden hacer fotos
y, sólo cuando están seguros de poder hacer una, llaman a la redacción para que
acuda un fotógrafo. Todavía no se habían inventado las llamadas cámaras
instantáneas. También Rivero ilustra esas aventuras con unos dibujos que
parecen corresponder a unas historietas.
Parece ser que llegaron miles de cartas a la redacción del semanario. La mayoría elogiando el trabajo realizado, mientras que otras ponían en entredicho que el redactor y el dibujante se hubieran pasado un mes viviendo en esas malas condiciones. Ya se sabe que los españoles somos especialistas en criticar una cosa y la contraria.
Todo ello, fue publicado, hasta
marzo de 1930, en 8 artículos en el semanario Estampa. En cuya portada se veía
una foto de Carral con su disfraz de mendigo. El dibujante Rivero aportó una
serie de dibujos para ilustrar lo ocurrido durante todo el mes que estuvieron
llevando a cabo esa aventura. Posteriormente, esos reportajes se publicaron en
un libro titulado “Los otros”.
En enero de 1931, se aventuró a
adentrarse en los peligrosos barrios “apaches” de Marsella y escribió sus
crónicas para el diario Ahora.
Con la proclamación de la II
República, Carral se afilió a Izquierda Republicana, el partido fundado por
Manuel Azaña.
Como periodista asistió a la
mayoría de las sesiones de las Cortes Constituyentes y escribió crónicas
parlamentarias para los medios en los que trabajaba.
Es preciso decir que, tanto el
semanario Estampa como el diario Ahora, habían sido fundados por Luis Montiel.
Ciertamente, este empresario consiguió fichar a importantes escritores de la
época, como Chaves Nogales, Unamuno, Baroja, Valle-Inclán, Madariaga, etc.
Posteriormente, en la posguerra,
adquirió la revista Semana y fundó el diario deportivo As.
Supongo que esos reportajes,
donde se exponía a toda la ciudadanía la miseria que sufrían muchas personas,
no debería de gustarle nada al gobierno de turno. Así que me llama la atención
que no fueran censurados. En España siempre hubo censura: con la monarquía, la
dictadura del general Primo de Rivera, la II República y el franquismo.
Todo eso se hizo mucho antes de
que los anglosajones pusieran de moda lo que se llamó el periodismo Gonzo, cuyas
figuras más conocidas fueron Bill Cardoso y Hunter S. Thompson. Mucho antes del
famoso inventor del nuevo periodismo, Tom Wolfe.
Desde luego, en esa época, cuando
había decenas de periódicos en Madrid, era un hecho muy notable que un periodista
destacase sobre otros, sin embargo, él lo consiguió.
Contra esa decisión, alegaban que
en la ciudad había necesidades mucho más urgentes, que había que paliar, antes
de emplear el presupuesto municipal en ornamentos para la ciudad. Por ejemplo,
llevar las tuberías de agua potable a toda la ciudad, modernizar el cableado
para que no se produjeran tantos cortes de luz o lograr que funcionase el
alumbrado público. Todo ello, en una ciudad que tenía alrededor de unos 16.000
habitantes.
Otra de sus obras fundamentales
fue “¿Por qué mataron a Luis de Sirval?”. En esa obra se narra el caso real de
la muerte de un periodista, que había ido a informar sobre la Revolución de
Asturias, a manos de tres oficiales del Ejército.
Su muerte dejó sin terminar
varias novelas y hasta un ensayo sobre varios políticos, como Azaña, al que
siempre admiró mucho.
Desgraciadamente, el 01/10/1935,
cuando Ignacio Carral se hallaba trabajando en la redacción de Unión Radio para su programa La
Palabra, sufrió una angina de pecho, que le provocó la muerte de manera
instantánea. Sólo tenía 37 años.
Podría haber tenido una gran
carrera dentro del periodismo. Sin embargo, tampoco sabemos si hubiera sido
rota por la guerra civil, como les ocurrió a tantos otros. Como a su amigo
Francisco Rivero, que tuvo que exiliarse y murió en el extranjero.
TODAS LAS IMÁGENES PROCEDEN
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Hola Juan! me ha gustado mucho esta entrada y como reivindicas la figura de Ignacio Carral. Imagino que debido a sus ideas, su final en España mas o menos se podía intuir ,pero me hubiese encantado saber qué habría hecho como periodista de investigación en el periodo de la guerra civil.
ResponderEliminarUn besito Juan, un blog muy agradable
Me alegro que te haya gustado este artículo. Sólo he pretendido reivindicar la labor de un gran periodista, que se dejó hasta su salud para mostrar la realidad a sus lectores. Algo que, desgraciadamente, no ocurre hoy en día. Salvo en el caso de los corresponsales de guerra.
EliminarEn cuanto a lo que le hubiera ocurrido, pues supongo que lo hubieran eliminado o se hubiera ido de España, porque no le hubiera gustado en lo que se había convertido este país.
De todas formas, te pongo un enlace para que veas lo que les ocurría a los periodistas, que querían contar lo que veían en la guerra:
https://amantesdelahistoria-aliado.blogspot.com/2018/07/louis-delapree-y-el-enigmatico-derribo.html
Estoy seguro que te gustará.
Muchas gracias por tu comentario y saludos.