ESCRIBANO MONACAL

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UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

martes, 12 de octubre de 2021

EL COMBATE INSÓLITO

 

He de reconocer que no sabía cómo titular este artículo. Algunos la han llamado batalla, pero sería un título muy exagerado por la poca cantidad de fuerzas que participaron en este suceso.

Tampoco sería adecuado llamarlo escaramuza por la gran importancia y lo insólito del mismo. Así que me he decidido por titularlo de esta forma.

Parece ser que Hitler murió el 30/04/1945 en el búnker de la Cancillería del Reich. Sin embargo, la rendición de Alemania no se produjo en esa fecha, sino que se demoró hasta el 07/05/1945. Fecha en la que el gran almirante Doenitz puso su firma en el documento, que certificaba la rendición incondicional de Alemania.

La curiosa historia que voy a narrar tuvo lugar entre esas dos fechas. Concretamente, entre los días 4 y 5 de mayo de ese mismo año.

El castillo de Itter es una fortaleza que se encuentra en Tirol austriaco. Al noroeste de ese país y muy cerca de la frontera con Alemania.

Parece ser que tuvo su origen en el siglo XIII, aunque ha sido reconstruido y reformado en varias ocasiones, como se puede observar en su aspecto actual.

Como otros muchos castillos, fue construido sobre un promontorio de difícil acceso por lo que es fácilmente defendible.

En 1938, tras la anexión de Austria por parte de Alemania, el Gobierno se lo alquiló a su propietario, que lo explotaba como hotel.

Unos años más tarde, se lo confiscaron y empezaron a construir una especie de cárcel, cuyas obras terminaron en 1943.

A partir de ese momento, las SS, lo utilizaron como cárcel para albergar a ciertas personalidades importantes. Supongo que sería para canjearlas, cuando les hiciera falta.

No fue el único centro de este tipo. En mi artículo sobre la princesa Mafalda de Saboya, hija del rey Víctor Manuel III de Italia, ya menciono que a ella la encerraron, junto con otras personalidades, en una zona del campo de concentración de Büchenwald, separada del resto de los presos.

Volviendo a nuestro tema de hoy. Las SS encerraron en el castillo de Itter a una serie de personalidades, más o menos conocidas al día de hoy.

Entre los presos estaban los políticos franceses Paul Reynaud y Edouard Daladier, los generales Weygand y Gamelin, el tenista Jean Borotra y hasta una hermana del famoso general De Gaulle, Marie-Agnes Cailliau.

Esos políticos llegaron a ser presidentes del Gobierno. Los generales habían sido jefes del Ejército francés. El tenista fue muy famoso en su época, pues ganó varias veces en Wimbledon y en Roland Garros.

La hermana del general De Gaulle se había casado con el ingeniero belga Alfred Caillau y ambos combatieron en la Resistencia. Desgraciadamente, fueron detenidos en 1943 y pasaron por varias prisiones, antes de que recalaran en este castillo.

Algunos dicen que hubo un intento de canje, por parte de Himmler, que no fue aceptado por el general De Gaulle, para intercambiar su hermana y su cuñado por otros prisioneros, que se hallaban en manos de los Aliados. Cosa que el general francés no aceptó.

También es preciso mencionar que había un pequeño contingente de presos traídos desde la Europa oriental, a los que les tenían encomendadas las labores de mantenimiento de la fortaleza.

Así que ese castillo pasó a estar administrado por las autoridades del cercano campo de concentración de Dachau. Sin embargo, la vigilancia de estos ilustres presos se encomendó a una unidad de las SS, donde abundaba el personal ya un poco mayor para ir a combatir en el frente.

Parece ser que a estos presos se les permitían cierta libertad de poder circular dentro, pero no fuera del castillo.

Lo cierto es que, cuando los alemanes ya dieron la guerra por perdida, muchos de ellos optaron por el suicidio o la huida hacia otros países. Entre los primeros estuvo Eduard Weiter, el último jefe del campo de Dachau. Entre los segundos estuvo Sebastián Wimmer, el director de la prisión del castillo de Itter, que huyó y nunca más se supo que fue de él.

Evidentemente, cuando el resto de los soldados SS vieron que su jefe huía, ellos hicieron lo mismo.

No hay que olvidar que, a mediados de abril, los soviéticos habían invadido Hungría y no se molestaban en hacer prisioneros a los de las SS, sino que los asesinaban donde los hubieran capturado.

También es cierto que las tropas USA habían liberado el campo de exterminio de Dachau el 29/04 y, después de lo que vieron, tomaron represalias contra algunos miembros de las SS.

Así que los prisioneros del castillo de Itter, al ver que se habían quedado solos, izaron una bandera francesa en el torreón principal del castillo y se apoderaron de algunas armas, que habían dejado abandonadas sus guardianes de las SS.


Parece ser que los prisioneros tomaron la decisión de no salir del castillo, porque todavía había muchas tropas de las SS por los alrededores y optaron por esperar a que les liberasen las tropas USA, que no andaban muy lejos de allí.

Un preso checo, llamado Zvonimir Cuckovic, que hacía las labores de electricista en el castillo, se comprometió a llevar un mensaje a las tropas USA. Así que le escribieron una nota en inglés y se fue con ella montado en su bicicleta.

Tras pedalear durante unos pocos kilómetros, se topó con una unidad del Ejército alemán, no de la SS. Al mando de la misma estaba el mayor Josef Gangl, el cual no era nazi y odiaba a los SS.

Por ello, decidió ayudar a los presos del castillo. El problema es que el mayor tenía muy pocos hombres a su cargo, así que decidieron dividirse. Cuckovic iría hacia el oeste, en dirección a Inns
bruck, para encontrarse con las tropas USA. Mientras que Gangl iría hacia el este para ver si los encontraba por otra zona.

Parece ser que Gangl los encontró antes. Se rindió a ellos y pidió ayuda para liberar a los presos del castillo.

El mando USA decidió ayudar a los presos. Para ello, envió al teniente John C. Lee, al mando de dos carros de combate y unos cuantos soldados, más los de Gangl. En total, eran sólo unos 25. Incluso, el teniente Lee, dejó uno de sus carros en un puente para impedir el ascenso por el camino del castillo.

Evidentemente, los presos, esperaban que los liberaran un contingente mayor de tropas, pero se conformaron con los que llegaron. Incluso, algunos de ellos tomaron las armas para ayudar en la defensa. Poco después, también se les unió un soldado de las SS, que había desertado y se ve en las fotos.

Esa misma noche empezó el ataque de una unidad de las SS, donde también había algunos franceses, que pretendía recuperar el castillo y a sus ilustres rehenes. Yo creo que no pretendían asesinarlos. Está muy claro que los mandos de las SS calculaban que esos rehenes podrían ser su salvoconducto para poder huir del país.

El teniente Lee había apostado el único carro que le quedaba en la puerta del castillo y allí hizo una muy buena labor, mientras los SS no tuvieron artillería. El problema es que, al amanecer, trajeron un cañón antitanque con el que destrozaron ese carro.

Eso hizo que las tropas SS iniciaran el asalto a la fortaleza, apoyados por su cañón. Así que comenzó un gran tiroteo en el que participaron ambos bandos. Hubo varias bajas. Una de ellas fue la del mayor Gangl, que fue herido de muerte por un francotirador.

Cuando ya parecía todo perdido para los combatientes del castillo y habían tomado la decisión de refugiarse en la torre del homenaje, igual que se solía hacer en la Edad Media. Ocurrió algo que se suele ver en las películas de indios, ¡que apareció el 7º de Caballería! No era exactamente así, pero daba igual.

Parece ser que las tropas SS ya habían destrozado la puerta del castillo y estaban empezando a penetrar en el mismo. De pronto, oyeron algo a sus espaldas.

Por lo visto, el electricista, había conseguido contactar con más tropas USA. El problema es que su avance se vio obstaculizado por las tropas alemanas, que estaban por esa zona. Incluso, el jefe de esos blindados, pidió refuerzos a otras unidades cercanas.

Así que, las tropas SS, en cuanto escucharon el ruido de los blindados USA, salieron corriendo de allí y no volvieron más.

Por fin, ya pudieron salir todos los ilustres presos, los cuales fueron llevados en vehículos hasta el cuartel general de esas tropas USA.

Mientras que los alemanes que habían intervenido en la defensa del castillo se despidieron efusivamente de sus colegas USA y fueron llevados a un campo de prisioneros, del que fueron liberados unos días después. Tras la rendición de Alemania.

Fue la primera y la única vez en que, durante el transcurso de esa guerra, lucharon codo con codo tropas USA y alemanas y también la primera vez en que el Ejército USA había defendido un castillo medieval.

Tras estos sucesos, el teniente Lee fue condecorado y ascendido a capitán. Mientras que al pobre mayor Gangl, que murió en el combate, le nombraron héroe nacional de Austria, aunque era natural de Baviera.

Realmente, no me ha extrañado mucho que hubiera cierta camaradería entre los soldados alemanes y los USA. La verdad es que, aunque parezca mentira, siempre ha habido buenas relaciones entre ambos países. De hecho, hacia 1850, llegaron muchos miles de inmigrantes alemanes a USA. Tal y como ya mencioné en alguno de mis artículos sobre Lincoln. Hoy en día, se calcula que viven en USA unas 50.000.000 de personas, que tienen ancestros en Alemania.

Se podrían dar muchos nombres, pero yo sólo voy a dar los de
gente famosa. Entre los actores voy a mencionar a Sandra Bullock, Angelina Jolie, Leonardo di Caprio, Charlize Theron, Bruce Willis, Jonny Depp, Nicolás Cage, Doris Day, Clark Gable o hasta el mismísimo John Denver, un malogrado cantante del más puro country USA.

Por lo que respecta a los militares, tenemos al almirante Nimitz, jefe de la Armada USA; el general Pershing, comandante en jefe de las tropas USA enviadas a Europa, durante la I Guerra Mundial; el celebérrimo general Eisenhower del que no hará falta que dé más datos o hasta el más reciente general Norman Schwarzkopf, jefe de las tropas USA durante la guerra del Golfo.

Curiosamente, Alemania, se negó rotundamente a enviar sus tropas a la guerra del Golfo.

Así que, como he dicho, una cosa es que en USA odiaran a los nazis y otra que se llevaran mal con los alemanes. De hecho, no se les ocurrió encerrarlos, tal y como hicieron con los inmigrantes japoneses. ¡Igual hubieran tenido que encerrar a una quinta parte de su población!

 

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