Esta vez voy a dedicar mi
artículo de hoy a un militar que gozó de un cargo muy importante durante la
época franquista, pero que tuvo un final muy extraño.

Desde muy pequeño tuvo vocación
militar, así que, al terminar sus
estudios en una Academia de Granada, ingresó,
en 1911, en la Academia de Infantería de Toledo.
Su primer destino fue el
regimiento Córdoba 10, de guarnición en Toledo y allí permaneció hasta su
ascenso a capitán, cuando fue destinado a Marruecos, en plena Guerra de África.
Participó en diversos hechos de
guerra. El más destacado de todos ellos fue el famoso Desembarco de Alhucemas,
que tuvo lugar en 1925, donde fue herido tres veces y citado por su valor en el
informe redactado por su inmediato superior.
Permaneció destinado en África y
allí le pilló la Guerra Civil. En 1936, tenía el grado de coronel y el cargo de
coronel interventor regional del Rif, destinado en Alhucemas.

Por lo que respecta al citado comandante, nos lo volveremos a
encontrar a lo largo de esta historia.

Parece ser que, tras la guerra,
un periodista les preguntó a varios generales si se hubieran unido al golpe,
sabiendo que iba a provocar una guerra civil. La mayoría de ellos contestó
negativamente.

Parece ser que su estreno en la
guerra civil fue avanzar, con la V Brigada de Navarra, sobre Bermeo (Vizcaya)
para dar apoyo urgentemente a las tropas italianas, que estaban siendo
rebasadas en ese sector.
Como general de brigada, también
participó en la campaña de Cataluña, siendo sus unidades las primeras que entraron
en Barcelona.


De hecho,
cuando el general Varela fue ministro del Ejército, quiso nombrarlo
subsecretario de ese Ministerio, pero él no aceptó ningún cargo de tipo
político hasta que no se restaurara la Monarquía.

Parece
ser que, nuestro personaje, mantuvo diversos contactos con emisarios de don
Juan, conde de Barcelona. Algo que no les pasó desapercibido a los servicios
secretos españoles. Según algunos autores, entre esos emisarios estaría el
conde de San Pedro de Ruiseñada, Juan Claudio Güell, también marqués de
Comillas.
Parece ser
que en alguna ocasión invitó a comer a su casa a don Juan Carlos, futuro rey de
España, que, por entonces, se hallaba estudiando en nuestro país.
Incluso,
apareció su nombre, como ministro del Ejército, en un posible gobierno monárquico, si
conseguían echar a Franco del poder.
En algunas
obras figura este movimiento como “Operación Ruiseñada”, en la que estaban
presentes monárquicos, enemigos de la Falange y hasta algunos miembros del Opus
Dei.

Parece ser
que entre esos generales estaban algunos nombres muy conocidos, como Aranda,
Tella, Kindelán, Ponte, Galarza, Orgaz, etc. Como era de esperar, casi todos
ellos fueron apartados de sus cargos hasta pasar a la reserva.

Parece
ser que el que, posteriormente, sería ministro del Ejército, capitán general
Muñoz Grandes, lo tuvo siempre muy vigilado. A lo mejor os suena el nombre de
este militar, porque fue el primer jefe de la División Azul, la unidad que
envió Franco para ayudar a los alemanes en su invasión a la antigua URSS. Se le
consideraba contrario a la monarquía. Incluso, en cierta ocasión, rechazó ser nombrado
ayudante del rey Alfonso XIII.
Por
otra parte, algunos autores comentan que Muñoz Grandes era un militar admirado
por Hitler y siempre pensó en él como relevo de Franco, con el que nunca se
entendió muy bien.
Volviendo
a nuestro personaje, parece ser que, durante su destino en Barcelona, tuvo
algunos enfrentamientos con Franco. Por una parte, se negó a ejecutar a algunos
condenados por haber participado en la guerra. También prohibió que los
falangistas asesinaran a la gente, con sus famosos “paseos”.

Por otra
parte, se negó a sacar a las tropas a la calle, cuando se produjeron las
huelgas de tranvías de Barcelona en 1951 y 1957. Eso no gustó nada al régimen.

También,
según dicen, manifestó su antipatía por la Dictadura, no asistiendo a casi
ninguna de las sesiones de las Cortes a pesar de que, en 1955, había sido
nombrado procurador en ellas.
Incluso,
cuando en febrero de 1956, le fue permitido a don Juan hacer una escala en
Barcelona, para visitar a una hermana suya, que se hallaba enferma en esa ciudad,
tuvo una entrevista con nuestro personaje.
Curiosamente,
al teniente general Sánchez, se le prohibió asistir a una cacería a la que había
sido invitado por el conde de Ruiseñada, por sospechar que a la misma acudirían
varias personalidades monárquicas, que podrían estar tramando un golpe contra
el régimen.


Sobre esta
extraña muerte se han escrito muchas hipótesis. Una de ellas dice que le dio
ese ataque, tras una discusión telefónica con Muñoz Grandes, ministro del
Ejército.

Incluso,
que el ministro había movilizado hacia esa zona a fuerzas de la Legión, porque sospechaba
que nuestro personaje podría negarse a ser cesado y utilizar las fuerzas a su
cargo para hacerse fuerte.
Es más,
también se rumoreaba que en esa discusión también había participado el general
Gallarza y había recibido un disparo de alguno de ellos.
Lo cierto
es que Franco, a pesar de que lo apreciaba como un gran militar, se sintió muy
aliviado con su muerte.

Según parece,
nuestro personaje siempre fue muy querido en Cataluña. Algo que se demostró por las
miles de personas que fueron a firmar en el libro de condolencias y la cantidad
de coronas de flores que se enviaron. Incluso, por la cantidad de gente que fue
a su entierro. Hasta se vio en el mismo a una representación de los oficiales
de la VI Flota de USA, que estaba atracada en el puerto de Barcelona.
Hasta
el mismo Muñoz Grandes encargó una en cuya cinta podía leerse: “Al honrado
soldado y modelo de caballeros”.
Luis
Martínez de Galinsoga, entonces director de La Vanguardia, que entonces se
llamaba “La Vanguardia española”, le dedicó un editorial en su periódico
elogiando las virtudes de este militar y el afecto que le tenían los
barceloneses.
Hasta
el mismo Ayuntamiento de Barcelona regaló la lápida y la tumba, donde
enterraron el cadáver del general, en prueba de la gratitud de esa ciudad.
Casualmente,
también el conde de San Pedro de la Ruiseñada falleció de igual forma, el
23/04/1958, cuando viajaba en tren por Francia.
Su sucesor,
el general Pablo Martín Alonso, tras su toma de posesión como capitán general
de la IV Región Militar, con sede en Barcelona, se trasladó hasta el cementerio
del Sudoeste de la misma ciudad, también llamado de Montjuic, para depositar
una corona de flores y rezar ante la
tumba de su amigo y predecesor en el cargo.
Soy familiar de la Mujer de Sanchez Gonzalez que era de Amorebieta, Bizkaia.
ResponderEliminarLa tumba familiar tenía unas escrituras en euskera y por ello estaba dada la vuelta.
Juan Bautista, al verlo, ordenó inmediatamente xolocar la piedra en su forma original con la inscripción a la vista.
Hoy dí comparten panteon mi abuel, el hijo de Juan Bautista, y mi madre algún día.
Gran persona.
Desde luego, siempre me ha parecido que fue un militar muy humano, pero que tuvo una muerte muy sospechosa. En aquella época se produjeron muchas muertes de ese tipo.
EliminarMuchas gracias por su comentario y saludos.
Desde luego, siempre me ha parecido que fue un militar muy humano, pero que tuvo una muerte muy sospechosa. En aquella época se produjeron muchas muertes de ese tipo.
ResponderEliminarMuchas gracias por su comentario y saludos.