Esta vez voy a relatar la vida de
un personaje, que ya se mencionaba en otro de mis anteriores artículos.

La verdad es que, si lo pensamos,
tampoco es de extrañar que un artista se dedicara también a la esgrima. Dicen
que Quevedo, a pesar de ser un tullido, le dio una lección con su sable a más
de uno.
En otro de mis anteriores
artículos, ya comenté que Vicente Blasco Ibáñez era muy dado a batirse en duelo
con quien se le pusiera a tiro.

Parece ser que su padre era de origen
holandés y, en su juventud, había sido mosquetero del rey de Francia.
En 1755 su padre se lo llevó a
Francia para darle una educación más propia de un caballero de esa época.
Primero vivieron en Burdeos y luego en París. Hay que decir que su padre
también estaba casado y tenía una hija, fruto de ese matrimonio. Así que se fue
a París, acompañado por su esposa, su amante, su hija y nuestro personaje.
Desgraciadamente, nuestro personaje, nunca fue
admitido dentro de la nobleza francesa a causa de ser hijo ilegítimo y por el
color de su piel. Sin embargo, su padre le dio una formación propia de un noble
de su época. Incluso, llegó a comprar para él nada menos que el título de
gentilhombre de cámara del rey.

Con 17 años llegó a derrotar
en la ciudad de Rouen a Picard, un reconocido maestro, que se había burlado de
él a causa del color de su piel. Parece
ser que su padre le regaló un carruaje, por haber obtenido la victoria en este
combate.
Sin embargo, poco tiempo después,
fue derrotado por el conocido maestro, Giuseppe Gianfaldoni, que elogió mucho
su estilo y auguró que pronto sería uno de los mejores espadachines de Francia.
Como así fue.


Previamente, había sido alumno
aventajado del violinista Jean-Marie Leclair, que lo convirtió en un virtuoso
de este instrumento y del clavicordio.
François-Joseph Gossec le enseñó
composición y le hizo debutar, en 1772, como violinista en el Concert des
amateurs. Obteniendo ya un gran éxito.
Así que se aficionó a componer
obras musicales. Entre ellas, varias óperas inspiradas en el mundo de los
niños.
Posteriormente, compuso obras para
6 cuartetos de cuerda, una auténtica novedad en su época, inspirados en las
obras de Haydn. Se le considera un gran especialista en las obras de este
compositor.
En 1775, era casi seguro que
podría haber sido nombrado director de la prestigiosa orquesta de la Ópera de París,
pero hubo muchas presiones en su contra. Concretamente, dos sopranos
escribieron a María Antonieta declarando que: “Su honor y la delicadeza de su
conciencia hicieron imposible que fueran sometidos a las órdenes de un mulato”.

De hecho, en 1787, a nuestro personaje apodado ya “el Mozart
negro”, le concedieron el honor de dirigir, en su estreno, las “Sinfonías de
París”, de Haydn, con su orquesta “Le concert de la loge Olimpique”, precisamente,
fundada por él.
Aparte de su vertiente musical, también
se dedicó a luchar contra la esclavitud. Por ello, fue miembro de la Sociedad
de los amigos de los negros (Société des amis des noirs), que buscaba la igualdad
entre todos los hombres. Como propugnaban los ideales que defendían los revolucionarios
franceses. Se le considera uno de los fundadores de esta sociedad francesa, que
fue creada a imitación de otra, con el mismo nombre, que ya existía en el Reino
Unido.

Por otra parte, muy pronto se dio
cuenta del intento de traición del general Dumouriez. Desbarató sus planes, por
lo que el traidor tuvo que huir a Austria y él fue considerado como un héroe, por
el gobierno revolucionario.
También, en su época, destacó
como un gran atleta. Se decía de él que podía atravesar el Sena, nadando con un
solo brazo. Incluso, que podía disparar y acertar a una moneda lanzada al aire.
Algo bastante difícil con las armas que había en ese momento.

Precisamente, por ello, tuvo que sufrir varios atentados. En 1779,
cuando paseaba por las calles de París, acompañado por un amigo, fue asaltado
por varios hombres, pero se defendió adecuadamente, gracias a su maestría en el manejo de la
espada.

Según parece, también sufrió otro
atentado durante su estancia en Londres. Varios hombres le dispararon con sus
pistolas, pero él consiguió defenderse golpeándoles con su bastón. A pesar de
que llevaba varios años con una lesión en el tendón de Aquiles.

Precisamente, en la capital británica, se hizo famoso por un combate de esgrima que realizó contra el llamado Caballero d'Eon, un espía francés disfrazado de mujer.
Curiosamente, se dice que fue
detenido y encarcelado a causa de una denuncia de otro miembro de su célebre
regimiento, Alejandro Dumas. Padre y abuelo de los célebres autores. Parece ser
que fue procesado a causa de corrupción y mala administración de las finanzas
de su unidad.


A su regreso a Francia, fue
nombrado director de una orquesta llamada “Le Cercle de l’Harmonie”, que
actuaba en el Palais Royale, antigua
residencia del duque de Orleans, para el que nuestro personaje había trabajado
durante unos años como secretario.
Desafortunadamente, murió en
1799, con sólo 53 años, a causa de los problemas de salud, que había contraído
durante su estancia en la cárcel, de donde había salido en libertad 5 años
antes.
En cuanto a su apellido, unos lo
escriben Saint-George y otros con la s al final. Parece ser que existe una
calle en París, dedicada a este personaje, donde, en su letrero, no figura la s
al final.
Desgraciadamente, no tuvo mucho
éxito en su lucha contra de la esclavitud. Esta práctica fue abolida en 1794, por
el gobierno revolucionario. Sin embargo, volvió a estar vigente, tras la
llegada al poder de Napoleón Bonaparte y eso produjo varias rebeliones de
esclavos en las colonias francesas de ultramar.
Por lo que respecta a su música, siguiendo
esta política racista, fue eliminada de todos los conciertos y hasta de los
libros de texto. No fue redescubierta hasta pasados 200 años de su muerte.
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