ESCRIBANO MONACAL

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UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

viernes, 21 de abril de 2017

FLAVIO JOSEFO, UN REBELDE METIDO A HISTORIADOR



Esta vez traigo al blog a un historiador muy apreciado por los expertos y, sin embargo, poco conocido a nivel popular.
Por cierto, quien haya pensado, al ver su nombre,  que se trataba de un historiador romano, no ha dado una.
Vamos a empezar por decir que nuestro personaje nació en Judea, más o menos, por el año 37 d. de C., en el seno de una familia dedicada al sacerdocio y su nombre original fue Yosef ben Mattityahu. Algo así como hijo de Matías.
Según nos cuenta en sus escritos, estudió  las 3 escuelas filosóficas de los judíos. Es decir, la saducea, la esenia y la farisea, decidiéndose por esta última.
Antes de comenzar su educación, pasó 3 años en el desierto con un eremita esenio llamado Banos. A partir del 56 inició ya su formación como fariseo.
Debía de tener dotes para la abogacía y la diplomacia, pues en el año 64 encabezó una comisión, para entrevistarse en Roma con el emperador Nerón, a fin de conseguir la liberación de unos sacerdotes judíos encerrados a causa de las últimas revueltas contra los romanos.
En principio, no tuvo mucho éxito, incluso, fue encarcelado, aunque salió pronto en libertad, gracias a las gestiones de la emperatriz, Popea. No obstante, posteriormente, también consiguió la libertad para esos presos judíos.
En el año 66 fue designado por los judíos como jefe militar de Galilea, durante la Gran Revuelta, a pesar de no ser muy partidario de la misma, pues ya había conocido el poder de Roma. Aguantaron durante un año los ataques romanos, pero luego fueron vencidos.
Debía de ser un tipo muy hábil, porque, según parece, sus colegas que tenían mando sobre rebeldes,  decidieron darse muerte unos a otros, antes que rendirse al enemigo. Lo fueron haciendo a base de combatir por parejas y, cuando le tocó a él, convenció al otro para seguir los dos con vida.
Poco después, fue llevado a presencia del entonces general Vespasiano, al cual le auguró que pronto sería emperador y eso parece que le hizo gracia y le salvó la vida. Cuando se cumplió su augurio, el emperador lo puso en libertad.
Acompañó a Tito, hijo de Vespasiano, durante el resto de la guerra contra los judíos y utilizó sus dotes diplomáticas para intentar convencer a sus antiguos amigos para que se rindieran a los romanos. Esta vez fracasó ante la testarudez de los judíos. No obstante, logró salvar la vida de algunos de sus amigos.
En el 71, el emperador se lo llevó con él a Roma y le cambiaron el nombre por el que se le conoce ahora. Incluso, le dieron la ciudadanía romana,  una pensión vitalicia y una casa, donde se dedicó a escribir las obras por las que nos es conocido ahora.

Es posible que, al unirse a los romanos,  uno de sus objetivos fuera reivindicar la cultura de los pueblos sometidos por éstos y hacer que se llegara a conocer en todo el Imperio. Aparte de salvar su vida, claro está.
Incluso, escribió 2 libros llamados “Contra Apión”, donde se atrevió a defender que la cultura judía tenía la misma antigüedad y la misma validez que la griega.
Primeramente, escribió antes del 75 d. de C. su obra “La guerra de los judíos”, sólo en arameo, dedicado a sus compatriotas.
Luego, entre los años 75 y 79 d. de C., escribió una versión griega de la misma obra, pero  ampliándola. Esta vez iba desde el año 170 a. de C. hasta el 70 d. de C., y la componían 7 libros.
Dicen que tuvo acceso a muchos archivos, incluidos los diarios de campaña de Vespasiano y Tito, lo cual es todo un lujo para cualquier historiador.
Es curioso, porque siempre se ha dicho que la Historia la escriben los vencedores. Sin embargo, Josefo estaba, al menos, teóricamente, en el bando de los vencidos.
Parece ser que se ayudó de especialistas en griego, porque no poseía los conocimientos suficientes para escribir en ese idioma. Posteriormente, esta obra fue traducida al latín y al eslavo.
A lo mejor, si afirmo que este autor es uno de los preferidos del Cristianismo, a muchos les va a resultar increíble. Sin embargo, si digo que, cuando, en el año 93 d. de C.,escribe “Antigüedades judías” y ahí aparece, por primera vez,  la figura de Jesús de Nazaret, seguro que la cosa ha quedado más clara.

Efectivamente, “Antigüedades judías” es una obra donde pretende narrar la Historia de su pueblo desde la Creación hasta el año 66 d. de C. Probablemente, se basó en el modelo de las “Antigüedades romanas” de Dionisio de Halicarnaso.
Es verdad que Jesús también fue mencionado en otra obra del gran historiador romano Tácito, pero eso ya fue en una época posterior a esta obra.
Sin embargo, hoy en día, hay muchas dudas de que el llamado “Testimonio Flaviano”, donde ya aparece en un texto la figura de Jesús, fuera escrito por este autor o se tratara de una falsificación posterior.
En la misma obra también alude a la figura de Juan el Bautista, asesinado por los secuaces de Herodes Antipas.
Escribió otros libros, como “La guerra de los judíos”, donde, entre otras cosas, indica cómo era el famoso templo de Salomón. Se dice que El Escorial se construyó siguiendo las medidas indicadas en esa obra.
Gracias a sus obras podemos conocer hoy en día de primera mano cómo fueron algunos asedios importantes, como el de la heroica ciudad de Masada, en el año 74 d. de C..
También nos suministra información muy importante acerca de las diferentes sectas judías, como los fariseos, saduceos, zelotes, esenios, etc.
Incluso, nos da noticias de cómo fueron los martirios a que fueron sometidos algunos líderes cristianos, como Santiago, del que se dice que fue hermano de Jesús.
Es más, habla de la Pasión de Jesús y su crucifixión en tiempos del gobernador Poncio Pilatos, aunque, como ya he dicho antes, hoy en día se duda de que todo eso lo escribiera él o fuera fruto de la inventiva de los diferentes copistas de la Iglesia.
En concreto, se refiere a Poncio Pilatos no como una persona neutral, que no quiere saber nada de los conflictos en que se hallaban los judíos, como aparece en la Biblia, sino como de un gobernante bastante siniestro, que abusaba constantemente de su posición, dentro del bando vencedor, para intentar sojuzgar e incitar a la rebelión a los judíos.
La misma opinión tenía de Poncio Pilatos otro historiador, contemporáneo de Jesús, llamado Filón de Alejandría.
Precisamente, a finales de 2014, se ha publicado en la prensa que unos arqueólogos israelíes han conseguido encontrar el palacio de Herodes, en el yacimiento de Herodión, a unos 16 km al sur de Jerusalén, siguiendo las descripciones que había indicado nuestro personaje en una de sus obras.
En cambio, hoy en día se piensa que las críticas vertidas por Josefo sobre Herodes no son muy realistas. Incluso, en uno de sus relatos, se detiene  en el sufrimiento de este gobernante, antes de su fallecimiento. Acabando con la frase: “castigándole Dios por los crímenes que había cometido”.
En 2007, los arqueólogos encontraron las ruinas del Templo Herodiano, lugar donde fue sepultado Herodes.
Es curioso, porque el caso de Herodes fue parecido al de Flavio.
Pasó de estar combatiendo en el bando de Marco Antonio y Cleopatra a tener una gran amistad con Augusto, tras ser capturado por éste. Parece ser que se ofreció al emperador para romanizar su patria y allí lo enviaron para que cumpliera esa labor.
No se conoce la fecha de la muerte de Flavio Josefo, por lo cual, se supone que fue posterior al 93 d. de C., año en el que fue publicada su última obra.
Lo cierto es que algunos padres fundadores de la Iglesia, como San Jerónimo o San Ambrosio, confiesan haberlo leído y lo citan muy a menudo en sus obras.
En los casos de  San Eusebio y San Juan Crisóstomo, califican sus obras como imprescindibles para poder datar muchos episodios que aparecen en el Antiguo Testamento.

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