Por fin, me he decidido a
escribir mi primer artículo de 2016. Confieso que me ha costado mucho hacerlo,
porque veo que cada vez se leen menos mis
artículos y no los comenta prácticamente nadie. Algo, realmente, muy
deprimente. En fin, esperemos que este año cambie un poco la cosa.
Para entrar un poco en este tema,
me gustaría que hicierais un pequeño esfuerzo mental.

No sé si os habréis dado cuenta
de que en muchos pueblos todavía se pueden ver, en zonas muy próximas a la
costa, unas pequeñas torres de vigilancia, muchas de ellas ya en ruinas.
Incluso, a pesar de la “explosión
inmobiliaria” de los últimos años, todavía se puede apreciar en muchas de estas
localidades, que la parte antigua del pueblo no está al borde del mar. Lo cual
parece chocante, sabiendo que la mayoría de sus habitantes vivía de los
recursos pesqueros y del comercio marítimo.
Realmente, esto se hacía para
que, en caso de invasión, por parte de los piratas berberiscos, que solían ser
en horario nocturno, los habitantes del pueblo, al vivir en la zona alta,
tuvieran tiempo de defenderse o de escapar, antes de ser capturados y
esclavizados.


Gracias a su valor luchando en
esa batalla, como infante de Marina, Cervantes, había conseguido dos cartas de
recomendación, que podrían servirle para encontrar un buen trabajo a su vuelta a
España. Una de ellas era del mismísimo Juan de Austria, hermanastro de Felipe
II, y otra del duque de Sessa.
Esta fue la causa de que
Cervantes pasara nada menos que 5 años y medio, como cautivo en Argel, pues sus
captores, al ver esos escritos, pensaron que se trataba de una persona importante
y lo mantuvieron todo ese tiempo como rehén, para intentar cobrar un buen
rescate por él.

Oportunamente, antes de que
zarpara su barco, llegaron desde España los frailes trinitarios

Volviendo al tema central de este artículo, es posible afirmar que, aunque ya existían algunos precedentes anteriores, la esclavitud blanca en el Mediterráneo se da, principalmente, a partir de la llegada de los turcos a suelo europeo. O sea, en el siglo XV, con la conquista de Constantinopla, en 1453, por el sultán Mehmet II.

También hay quien dice que lo que
motivaba a estos piratas a castigar de esta manera a los cristianos era el
recuerdo de las Cruzadas y la expulsión de los moros de España.

Según la obra citada, se sabe
que, durante los siglos XVI y XVII, fueron más esclavos blancos hacia el norte
de África, que negros africanos hacia América.

La isla de Sicilia fue una de las
zonas más castigadas por estos delincuentes, al estar a sólo 200 km de las
costas de Túnez. Toda una tentación para ellos.
Se puede pensar que estas
incursiones por las zonas costeras serían episodios sin importancia. Sin embargo,
en muchos casos, se ha contabilizado el apresamiento de miles de personas. En las
zonas de Calabria y otras cercanas a Nápoles, que era una de las ciudades más
pobladas de la época, se tiene constancia de que, en cada incursión, se
llevaron unas 5.000 personas.


El profesor Davis dice que
tampoco fue una buena idea que los cristianos abandonaran sus pequeños pueblos
costeros, para colapsar otras ciudades más grandes. Esto sólo hizo
que los
turcos se atrevieran a atacarlas, para así reducir los costes de sus
incursiones. Era más barato obtener muchos miles de cautivos en una sola zona ciudad
grande, que tener que ir atacando varias, en mayor cantidad de tiempo, para
obtener el mismo número o, incluso, una menor cantidad de esclavos.
En algunos casos, para rematar la
“faena”, solían penetrar en las iglesias
de los pueblos atacados, porque sabían que allí podrían encontrar bienes de
gran valor y, en algunos casos, se llevaron hasta las campanas de las mismas.

Creo que se ve muy clara la
relación entre la piratería y las guerras que estaba realizando España en esos
siglos.
Curiosamente, se dice que las
primeras bases de los piratas en el norte de África, fueron fundadas por
individuos procedentes de Siria. A la cabeza de ellos se situó un renegado de
origen cristiano, Kairedín, más conocido por todos como Barbarroja, el cual se
declaró súbdito del sultán turco y fue premiado por éste con el título de “capitán
del mar”.
Precisamente, Francisco I de
Francia, el mayor enemigo del emperador Carlos V, como se encontraba presionado
por todas partes, no se le ocurrió otra cosa, ya en 1523, que entrar en
negociaciones con el sultán de Turquía.
Más tarde, cuando fue hecho
prisionero por las fuerzas imperiales y trasladado como cautivo a Madrid, su
propia madre hizo gestiones con los turcos y consiguió el apoyo del sultán.

Sin embargo, en 1535, al terminar
una de sus guerras contra Carlos V, el
propio rey, sin escrúpulos de ningún tipo, se trasladó a la corte del sultán a
fin de concretar su apoyo para que el rey francés pudiera recuperar los
territorios perdidos en Italia. Incluso, le agradeció al corsario Barbarroja el
apoyo de su flota, para presionar al emperador, mientras permaneció cautivo en
Madrid.
Es más, en 1536, las naves francesas
obtuvieron el permiso de poder comerciar en los puertos dominados por los
turcos. Eso motivó una protesta del Papa, aunque era también aliado suyo.

No contento con ello, en su
desesperación por vencer al emperador, mandó a sus súbditos de la ciudad francesa
de Tolón, que abandonaran

A pesar de que todo el mundo
piensa que esos piratas se dedicaron en exclusiva a asaltar naves y zonas
costeras del Mediterráneo, eso no es del todo cierto.
También se sabe que atacaron
zonas muy próximas a Londres y, en el colmo de su osadía, llegaron a realizar
varias incursiones en la remota Islandia, donde consiguieron unos cientos de
prisioneros.
De todas formas, sus presas
favoritas siempre fueron los judíos, los ricos comerciantes y los miembros del
clero.
A los primeros solían liberarlos
tras un buen rescate, recaudado entre las familias judías. Los segundos solían
poseer un rico patrimonio, con el cual era fácil pagar el rescate deseado. Por último,
en el tercer caso, la Iglesia, no escatimaba fondos con tal de rescatar pronto a
los miembros de su clero.
Se dice que, cuando los barcos
eran asaltados por estos piratas,

No obstante, tanto a los judíos
como a los miembros del clero era muy fácil identificarlos. A los primeros, por
estar todos circuncidados y a los segundos por llevar la tonsura.
Parece ser que, cuando los
piratas llegaban a sus bases o a otras bajo el dominio de algunos de sus
colegas, era tradicional realizar un desfile, parecido al del triunfo que solían
realizar los militares romanos victoriosos. En ellos, se hacían desfilar los
cautivos y la gente aprovechaba para insultarles y tirarles todo tipo de cosas.

El pachá o gobernador de la zona,
recibía un lote de esclavos, casi siempre formado por hombres, como pago en
especie de un impuesto. Entre ellos estaban los más valiosos, que eran
recluidos en los llamados “Baños”, que es donde encerraron a nuestro Cervantes.

Lamentablemente, a fin de
sacarles el máximo provecho, cuando las naves permanecían atracadas en sus
bases, se utilizaban a esos esclavos en otros trabajos muy penosos, como el
arrastre de grandes piedras para la construcción o el dragado de los puertos.

La legislación musulmana nunca
fue compasiva con los esclavos. Así, sus dueños, podrían hacer con ellos lo que
quisieran, porque, además de ser esclavos, se trataba de infieles y no podía
haber piedad ninguna con ellos.


La única remota esperanza para alguno
de estos esclavos podría ser un rescate. Sin embargo, el precio solía ser alto
y no estaba al alcance de todas las familias.
Para mayor desfachatez, en algunas
ocasiones, se dio el caso de que, una vez atrapados por los piratas, se dieron
cuenta de que llevaban demasiados cautivos a bordo.
Así que, ni cortos ni perezosos,
se daban la vuelta y regresaban a los puertos que acababan de asaltar, al
objeto de vender los esclavos sobrantes a sus propias familias. El problema es
que muchas de ellas no podían pagar el rescate exigido por los piratas.
En España, la labor de rescate la
solían realizar, con mucha eficacia, los frailes mercedarios y trinitarios.

El problema es que nunca
consiguieron unas cifras importantes y solían rescatar, anualmente, menos del
10% de la población esclavizada.
Aun así, se sabe que, durante el
siglo XVII, los trinitarios españoles, llegaron a organizar 72 expediciones en las
consiguieron rescatar una media de 220 esclavos. Lo cual es un logro
sorprendente.

En otro apartado de su obra, el
profesor Davis, estima que la tasa de mortandad de los esclavos en el norte de
África, era muy elevada. Llegando a pasar del 20%, debido al maltrato de sus
dueños, la pobre alimentación y a las enfermedades mortales.

Precisamente, este último país
también tuvo que combatir contra los piratas berberiscos. En ello, se basa el
actual himno de los Marines USA. Hasta el sable de los oficiales de ese Cuerpo
no es recto, como los de las demás unidades
de USA. Precisamente, tiene la forma de una media luna, como los de los árabes,
recordando este episodio de su Historia.
Parece ser que, cuando los franceses,
en 1830, conquistaron Argel, para iniciar su colonización del norte de África,
todavía encontraron 120 esclavos blancos y europeos, cautivos en los famosos Baños.
En fin, esperemos que estos
lamentables comportamientos no vuelvan a producirse. En la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, que tiene su origen en la ONU, ya se dice en
su artículo 4: “Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre, la
esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas”.
Aunque confieso haberme alargado
un poco en mi artículo, espero que os haya gustado y que me sigáis animando
para que vuelva a escribirlos. Saludos a todos.
Pues yo recién "descubrí" tu blog y llevo días leyendo varios de tus artículos. Todos muy interesantes y bien escritos. Voy a seguir navegando por aquí, de verdad te felicito porque compartes lo que sabes de una forma amena y detallada. Una pregunta, ¿no tienes página de Facebook? así me sería más fácil enterarme de tus nuevas entradas en el blog. Te saludo desde Jalisco, México.
ResponderEliminarTe agradezco mucho tu comentario, ya que ahora estoy meditando si dejar de publicar el blog o no.
EliminarLa razón es obvia, tengo pocos lectores y casi ningún comentario, como habrás podido observar.Así no puedo saber si a la gente le gustan mis artículos o no.
No obstante, tengo a medias unos cuantos artículos, los cuales pretendo ir publicando próximamente.
Luego, ya veré si lo dejo o no.
Muchas gracias y saludos.
También tengo una página en Facebook, pero no la utilizo casi nunca.
EliminarSaludos.
fantástica su página!
ResponderEliminarEstoy escribiendo #Ruta de la Porcelana, desde Montevideo-Uruguay (SudAmérica).
Celebro que le haya gustado este artículo. Espero que los próximos que escriba le interesen de igual forma.
EliminarMuchas gracias y saludos.
Muchas gracias por sus elogios.
ResponderEliminarSaludos.
No se desanime por favor. Un buen trabajo! Incluso una mujer de Polonia esta interesada en ese tema de historia. Perdón por mis errores.
ResponderEliminar¡Le felicito, porque escribe muy bien en español!
EliminarCelebro que le haya gustado. No se preocupe, porque todavía tengo varios artículos pendientes de publicar.
Muchas gracias y saludos.
Por favor, ten la bondad de seguir escribiendo!!!
ResponderEliminarYo misma acabo de descubrir la página hoy mismo
Ánimo y continúa
Me alegro que te haya gustado mi blog.
EliminarNo te preocupes, porque seguiré escribiendo.
Muchas gracias y saludos.
Es un estupendo artículo de la Revisión Historica , incluso muchos consideran que es ficción aunque es una realidad ocultada tal vez produce la verguenza habitual de la condición de raza y condición de evolución Europea como emblema de desarrollo .
ResponderEliminarPues es la pura verdad de lo que ocurrió. Por eso mismo, la costa del Levante español está plagada de torres de vigilancia y todavía se dice esa frase de "no hay moros en la costa".
EliminarDe casualidad tiene una cuenta en Twitter o en Tumblr recien estoy en estás Redes Sociales ...no me digas del Facebook por que ya no estoy allí.
ResponderEliminarBuenisimo el articulo
ResponderEliminarLe invito a leer los demás.
EliminarMuchas gracias por su comentario y saludos.