A
pesar de que haya mucha gente que piense lo contrario, las guerras se rigen
también por unas normas. Por eso, los que combaten se llaman ejércitos regulares.
Cuando éstas se transgreden, los militares se convierten en unos simples
asesinos a sueldo y no son dignos de llevar este nombre y ni siquiera son apreciados
por sus mandos. A lo mejor, por eso, la reina Isabel I de Inglaterra dijo
alguna vez de sus tropas: “son ladrones a los que habría que ahorcar”. Es curioso
que dijera esto una persona que tendría que estar muy agradecida a que en
ciert
o momento defendieran su reino, y su corona, de las tropas de la llamada
posteriormente “Armada Invencible”, de Felipe II de España. Por cierto, no
olvidemos que nuestro rey estuvo casado anteriormente con su antecesora y
podría tener cierto derecho a la corona inglesa.
Es
curioso que también se haya oído a algunos generales británicos hablar mal de
sus soldados, como Wellington. No me extraña, porque, tras el sangriento ataque
a Badajoz del 06/04/1812, no tuvo más remedio que ahorcar a unos cuantos de
éstos para intentar que dejaran de saquear, violar y matar a la población. Dicho
de otra manera, hicieron bastante más daño a la población civil estos “salvadores”
que los ocupantes franceses.
Bueno,
todo este rollo viene a cuento, porque hoy voy a hablar de otro militar
británico al que sus compañeros le pusieron como apodo el título que le he
puesto a esta entrada. Se trata del mariscal del Aire Arthur Travers Harris.
Nació
en una familia noble y re
cibió una buena educación, pero, dado que no era nada
estudioso, pues en su familia le dieron a elegir entre ir a trabajar como
funcionario en las colonias o servir en el Ejército, que era más o menos lo
mismo.
Durante
la I GM estuvo en el primer regimiento de Rhodesia, hoy Zimbabue, combatiendo
en la cercana Namibia a los alemanes. No olvidemos que antes de la guerra
Namibia era una colonia alemana.
Como
no tuvo bastante, se trasladó en 1915 al frente europeo, hizo un curso de
piloto y estuvo luchando como tal en Francia hasta 1917.
Al
terminar la guerra logró el grado de comandante de la RAF y fue destinado
posteriormente a zonas de Mesopotamia.
En
los años 20 estuvo haciendo diversos cursos en academias militares, ocupando en
los años 30 el cargo de Director adjunto de Planificación de la RAF y
ascendiendo a comodoro. En esa época se especializó en tareas de bombardeo.
Justo
antes de la II GM hizo varios cursos en USA y fue ascendido a vice mariscal del
Aire, a cargo de un grupo de bombardeo.
En
1941 asciende ya a la máxima categoría de la RAF, mariscal del Aire, y en 1942
es nombrado comandante supremo del Mando de Bombardeo.
Aquí
logró un papel protagonista en la II GM, pues llegó a revolucionar la forma de
bombardeo que habían estado realizando los británicos hasta esa fecha. Llegó a
un acuerdo con los USA para utilizar sus aparatos exclusivamente de noche y así
poder afrontar las grandes pérdidas de aparatos y, sobre todo, de tripulaciones
que les estaba ocasion
ando la eficaz defensa anti-aérea alemana.
También
utilizó bombas de fósforo para aumentar la efectividad de sus bombardeos
indiscriminados. Esto fue lo que llevó a multiplicar la mortandad entre la
población civil alemana.
Se
dice que este ensañamiento con la población civil venía dado de la aplicación de
la Doctrina Douhet, por la que un bando, utilizando masivamente los bombardeos
aéreos, podía mermar la capacidad de
combate del enemigo y, sobre todo, hacer que la población civil presionara a su
Gobierno para acabar la guerra. Como se sabe, en Alemania ocurrió el efecto
contrario.
Se
dio prioridad a los bombardeos sobre objetivos militares, pero no les importó
que estuvieran rodeados de viviendas.
En
la posguerra se pudo comprobar que este tipo de ataques lo único que produjo
fue una gran cantidad de víctimas entre la población civil, pero muy escasos
resultados entre los objetivos militares o industriales, que estaban muy bien
protegidos.
Hoy
día todavía se discute si estos bombardeos masivos de los aliados sirvieron
para algo. En esa época, previa al Desembarco
de Normandía, el único frente que
estaba activo era el de la antigua URSS. Por ello, Stalin, no hacía más que
presionar a sus aliados para que atacaran cuanto antes y abrieran otro frente
en Occidente a fin de aligerar el suyo.
Sus socios
occidentales argumentaron que estos ataques a la retaguardia alemana provocaron
que el enemigo tuviera que utilizar más fuerzas en labores defensivas y no
pudiera enviar más unidades a combatir en territorio soviético. También, según
decían, al destruir las fábricas de armamento, los suministros no pudieron ser
entregados a tiempo en el frente y muchas unidades alemanas se encontraron con
que no tenían ni siquiera ropa para combatir el invierno ruso. Además, buscaban
que las columnas de los alemanes refugiados entorpecieran el paso de los
r
efuerzos a los frentes.
Aparte
de que, tras varios fracasos, los aliados necesitaban dominar el espacio aéreo
como fuera, antes de mandar sus efectivos a otra derrota como las anteriores.
Entre
1942 y 1945 tuvieron lugar las llamadas “misiones de los mil bombarderos”, las
cuales tuvieron lugar sobre los territorios de Alemania, Francia y Noruega. Los
bombarderos americanos atacaban de día y los británicos lo hacían de noche.
Así
se calcula que murie
ron innecesariamente unas 800.000 personas civiles,
absolutamente inocentes y en zonas muy alejadas de los frentes de combate.
También
es preciso recordar que se destruyeron ciudades monumentales, como Dresde, Hamburgo,
Colonia, etc. Cuando se le preguntó sobre esto, simplemente dijo: “ninguna
ciudad alemana vale los huesos de un soldado británico”.
No
obstante, parece que los alemanes se defendieron bastante bien, pues abatieron
a un 60% de las tripulaciones y a unos 12.000 bombarderos de la RAF. Algunos dicen
que le apodaban “El carnicero” por enviar a las tripulaciones a la muerte, más
que por matar civiles enemigos.
Esto fue muy
duro para los británicos, pues siempre tuvieron problemas para encontrar
tripulaciones para sus aviones. Además, se tardaba más en formar a un piloto
que en c
onstruir un avión. Seguramente, por ello, se admitió en la RAF a muchos
pilotos no británicos para realizar estas misiones.
Se
dice que el mismo Churchill
le llamó en alguna ocasión la atención sobre las
consecuencias que estaban teniendo estos bombardeos sobre la población civil de
ambos bandos, pero él nunca tuvo el más mínimo remordimiento sobre los efectos
de su labor. Posiblemente, porque, como se ha visto en varios documentales, al
ser el Reino Unido una democracia, la gente ponía a parir a Churchill, cuando
visitaba las zonas bombardeadas y a Hitler nadie le decía nada.
Algunos
de sus contemporáneos llegaron a afirmar que podrían tratarse de crímenes de
guerra, por no estar justificados. No obstante, él afirmó, que había recibido
órdenes de realizarlos. No es posible saber si es cierto o no.
Para
él, era la única forma de terminar la guerra pronto y, como no acababa de
conseguirlo, pues cada vez multiplicaba más sus ataques, buscando nuevos
objetivos, sin importarle que viviera gente al lado de ellos.
Algunos
dicen que la teoría de la guerra total, dentro del Reino Unido, la había
elaborado Lord Cherwell, un físico asesor del departamento de Guerra. Por cierto,
la familia de este personaje, Frederick Lindemann, eran judíos de origen alemán
Parece
ser que dentro del bando aliado, los USA tenían como prioridad acabar con la
fuerza aérea alemana, para poder realizar un desembarco posterior sin
contratiempos. Así utilizaron una forma de bombardeo con mayor precisión.
Sin embargo,
Harris no pensaba igual y, según decía, si no había conseguido aún sus
objetivos era porque no se había bombardeado lo suficiente.
En
un escrito enviado en 1943 a sir Charles Portal, jefe del Estado Mayor de la
RAF confesaba que su “objetivo es la destrucción de las ciudades alemanas, la
muerte de los trabajadores alemanes y la desarticulación de la vida social
civilizada en toda Alemania”. Además, indica claramente que”en ningún caso son
efectos colaterales de los intentos de destruir fábricas”. O sea, que él
claramente se estaba afanando en matar gente por el mero capricho de hacerlo.
Además,
de manera inexplicable, en los últimos meses de la guerra, con Alemania prácticamente
vencida, se bombardeó su territorio con más saña que los años anteriores.
También
se le acusó de presionar para seguir con sus planes, cuando en un determinado
momento, el Reino Unido, necesitaba esos aviones para luchar contra los
submarinos que estaban diezmando su flota y condenando al hambre a la población
de las islas.
Algunos
autores afirman que, como la Luftwaffe dejó de bombardear las bases militares
para hacerlo sobre Londres, ese respir
o le sirvió a la RAF para reorganizarse y
poder volver a presentar cara a los alemanes.
La
publicación del Plan Morgenthau, donde los aliados parece ser que pretendían
dejar Alemania, en la posguerra, convertido en un país donde sólo se practicara
la Agricultura y se prohibiera realizar cualquier actividad industrial, para evitar
un nuevo rearme, hizo que el propio Goebbels llamara a una mayor resistencia de
la población, afirmando que los alemanes no podían esperar nada bueno de los
aliados. Afortunadamente, este plan nunca se puso en marcha.
También
es cierto que los miembros de muchas tripulaciones británicas opinaban que no
era malo asesinar impunemente a los civiles alemanes, porque así se opondrían
menos alemanes al avance de las tropas terrestres.
Tras
la guerra, nuestro personaje se retiró a una de sus propiedades en Sudáfrica,
se dice que fue por indicación del Gobierno británico, y en 1953, tras muchas
discusiones, fue nombrado sir y aceptado como miembro de la Orden del Baño, una
de las más importantes del Reino Unido. Dicen que no llegó a lord, porque él
mismo renunció a ello, debido a que el Gobierno se negó a condecorar a muchos
de sus hombres por los bombardeos sobre Alemania.
No
olvidemos que estas fechas no son casuales. Tras la guerra, Churchill perdió
las elecciones y el nuevo Gobierno laborista no veía que tuviera ninguna deuda
con él. Sin embargo, en 1953, Churchill llegó de nuevo al Gobierno y, quizás,
por eso, fue condecorado en ese momento, pues siempre había sido el valedor del
mariscal.
Hay
una anécdota, que no sé si será cierta. Parece ser que este individuo, en los
años 70, fue parado por la policía de Tráfico, por conducir a gran velocidad. El
agente le dijo: “¿quiere Vd. matar a alguien?” y él le contestó: “es lo que
mejor hago y por lo que me pagan”.
En
fin, a mí siempre me ha parecido atrayente la idea de que, una vez acabada una
guerra, los culpables de la misma o lo que han incumplido sus normas, pasen por
los tribunales. Lo que me ha parecido siempre mal es que, tras la II GM, sólo
ocuparan esos banquillos los representantes de un bando. Ciertamente, este
personaje debería de haber estado sentado en uno de esos banquillos y haber
sido juzgado por sus hechos.
No he terminado de leer el post y ya estaba pensando que debieron juzgarlo, pero es lo que tiene acabar la guerra en el bando vencedor, normalmente te sales de rositas.
ResponderEliminarRealmente, existe mucha discusión todavía hoy en día sobre si lo que hizo fue correcto o podría haber hecho otra cosa. Es la eterna discusión entre los defensores del todo vale y los que creemos en las reglas del juego.
ResponderEliminarHubo otros como él. Podemos citar de pasada a Goering y a Curtis le May. Este último a un nivel superior, pues le dejaron manejar bombas atómicas y las usó.
Saludos.