Seguramente, casi todo el mundo ha visto alguna vez la obra “El nacimiento de Venus”, pintada por Botticelli. A lo mejor alguien se ha preguntado en más de una ocasión quién fue la chica que posó como modelo. Su nombre era Simonetta Vespucci.
Su nombre de soltera era Simonetta Cattaneo de Candia y se cree que vino al mundo en 1453. Hay discusión sobre su lugar de nacimiento, pues unos dicen que fue Génova y otros, Portovenere. Quizás algunos poetas, como Poliziano, afirmaron que había nacido allí, porque la belleza de esta mujer siempre fue alabada por todos y en ese lugar, en tiempos de los romanos, se consideraba que había nacido la propia Venus.
Parece ser que fue hija de un noble genovés y conoció a su futuro e
sposo, Marco Vespucci, cuando éste fue a aprender el oficio de banquero en el Banco de San Giorgio, de Génova, una de las instituciones pioneras de este tipo de negocio.
sposo, Marco Vespucci, cuando éste fue a aprender el oficio de banquero en el Banco de San Giorgio, de Génova, una de las instituciones pioneras de este tipo de negocio.
Con 15 ó 16 años se casaron y se fueron a vivir a la ciudad del marido, Florencia, donde llamó la atención de todos por su belleza. Allí la conoció Sandro Botticelli, entre otros artistas, y la retrató en varias de sus obras. De hecho, lo siguió haciendo varios años después de su muerte. También lo hizo el pintor Pietro di Cossimo.
Se cuenta que tuvo amoríos hasta con Giuliano de Médicis y que durante un torneo, en 1475, él combatió con un estandarte pintado por Botticelli, donde se la podía ver como una imagen de la diosa Palas Atenea y una leyenda en francés, “la sin rival”. Giuliano venció en el mismo y a partir de entonces a ella se la consideró la reina de la belleza de Florencia.
Todo el mundo en Florencia se llevó un gran disgusto cuando conoció la noticia de su muerte, debida a la tuberculosis, cuando la difunta sólo tenía 22 años. Se contaron por miles los florentinos que la acompañaron hasta la iglesia del Ognissanti, donde estaba la capilla de los Vespucci, en esa ciudad.
Su marido fue primo del muy conocido Américo Vespucci, el primer cartógrafo del Nuevo Mundo, el cual lleva su nombre. Algunos insinuaron en su momento que éste, cautivado por su belleza, quiso alejarse lo máximo posible de ella y por eso se fue de viaje hacia las Indias. Lo que hoy conocemos como América.
Se cree que Botticelli también estuvo siempre enamorado de ella, pues la pintó en numerosas ocasiones. Incluso, el cuadro mencionado lo realizó 8 años después de su muerte. De hecho, no se casó nunca.
En sus últimos años, pidió ser enterrado a los pies de la tumba de ella, deseo que le fue concedido y donde figura con su verdadero nombre, Alessandro di Mariano di Vanni Filipepi.
Ya sé que es una historia un poco triste, pero espero que os haya gustado.
Toda una femme fatale... ese tipo de cosas solo pasan en Italia... pues el cabello en las pinturas se le ve superbonito... muy buena historia...
ResponderEliminarLa verdad es que parece más una historia propia del Romanticismo del XIX, pero no, es del Renacimiento.
ResponderEliminarSaludos.