ESCRIBANO MONACAL

ESCRIBANO MONACAL
UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

viernes, 28 de noviembre de 2025

UNA FOTÓGRAFA LLAMADA TINA MODOTTI

 

Hoy voy a dedicar este artículo a la vida de una mujer llamada Tina Modotti, que tuvo muchas facetas, pero seguro que ella quería que la recordaran como la gran fotógrafa que fue a lo largo de toda su vida. De hecho, ella dijo de sí misma: “Me considero una fotógrafa y nada más y si mis fotografías se diferencian de lo generalmente producido en este campo, es que yo precisamente trato de producir no arte, sino fotografías honradas...".

En otra ocasión dijo: "No puedo resolver el problema de la vida perdiéndome en el problema del arte."

Tina Modotti nació en 1896 en la ciudad italiana de Udine, situada muy cerca de la frontera con Eslovenia.

Su familia era muy modesta. Su padre era albañil y su madre, costurera. Así que, antes de la I Guerra Mundial, la familia emigró a Austria, pero no sé si regresaron a Udine porque les fue mal o porque ya se olía en el ambiente la llegada de la guerra.

Posteriormente, parece ser que su padre y una de sus hermanas habían emigrado y se habían establecido en San Francisco (USA). Así que le enviaron algo de dinero y Tina, con sólo 16 años, viajó sola en un barco desde Génova hasta Nueva York. Después siguió su viaje hasta San Francisco, donde le estaban esperando sus familiares.

Por lo visto, en un principio, le atrajo mucho el mundo de la interpretación. Por ello, actuó en algunas de aquellas películas de cine mudo, también en obras de teatro y hasta fue modelo de algunos artistas.

Todo ello le sirvió para conocer a muchos artistas e intelectuales del momento. De hecho, en Los Ángeles conoció a Edward Weston, que ya era un famoso fotógrafo, y a su socia, Margrethe Mather.

Tina empezó siendo modelo en algunas fotografías de Weston y después pasó a ser su ayudante.

A Tina no le era extraño el mundo de la fotografía, porque un tío suyo ya tuvo un estudio fotográfico en Italia y ella solía ir mucho por allí para aprender esas técnicas.

Así que Tina le propuso administrar su estudio fotográfico a cambio de que él le enseñara esa profesión.

En 1921 se hicieron amantes a pesar de que Weston ya estaba casado y tenía varios hijos.

Posteriormente, se fueron a México, donde abrieron un estudio en la capital y donde conocieron a muchos de los artistas e intelectuales mexicanos de aquella época. Entre ellos, la archifamosa Frida Kahlo y su marido, el pintor Diego Rivera o su colega David Alfaro Siqueiros.

En México, Weston decidió realizar obras de tipo abstracto, inspiradas en el folklore de ese país, mientras que Tina optó por captar con su cámara la realidad social y la miseria en la que vivían los mexicanos.

En 1926, les encargaron hacer un viaje por todo México, donde hicieron miles de fotos y muchas de ellas aparecieron en su libro “Ídolos tras los altares”.

Aunque tuvieron mucho éxito con la publicación de ese libro, parece que no se llevaban muy bien. No sé si sería, porque Modotti había conocido a varios comunistas y se había afiliado al Socorro Rojo Internacional. Lo cierto fue que Weston regresó a USA, mientras que ella permaneció en México.

Fue entonces cuando conoció a dos personajes, que influyeron mucho en su vida. Uno de ellos fue el cubano Julio Antonio Mella, fundador del Partido comunista de Cuba, y el otro fue un comunista italiano, llamado Vittorio Vidali.

Eso dio lugar a que ella se afiliara al Partido Comunista de México y a que sus fotografías tuvieran un tono más reivindicativo y fueran publicadas en periódicos de varios países. Unos medios, que estaban controlados por los comunistas, como el periódico El Machete, considerado el órgano oficial del PC de México.

Incluso, participó en varias manifestaciones, como una para exigir que USA se fuera de Nicaragua y otra para pedir la libertad de los anarquistas Saco y Vanzetti.

De hecho, en 1929, realizó una exposición en México DF a la que tituló “La primera exposición fotográfica revolucionaria en México”.

Ese mismo año, una noche del mes de enero, mientras Mella, que ahora era amante de Tina, paseaba junto a ella por las calles de la capital, fue asesinado por dos disparos de un revólver.

Tina fue arrestada como cómplice de ese asesinato. Parece ser que dos testigos vieron de lejos a 3 personas, que discutían acaloradamente y, de pronto, una de ellas, sacó un revólver y disparó sobre Mella. Se cree que el asesino era Vidali. Sin embargo, Tina nunca quiso reconocerlo. Por ello, fue puesta en libertad por falta de pruebas.

Sin embargo, algunos dijeron que esa arma era la preferida por Vidali, al que muchos calificaban, simplemente, como un matón a las órdenes de los dirigentes de su partido.

No obstante, supongo que ya seguiría vigilada por la Policía. Unos meses más tarde, un tipo disparó contra Pascual Ortiz Rubio, presidente de México. Éste resultó herido, pero el agresor fue detenido.

Así que eso dio lugar a una campaña anticomunista, que consiguió expulsar a todos los afiliados a ese partido que no fueran mexicanos. Uno de los expulsados fue Tina Modotti.

En un principio, Vidali y ella llegaron a Rotterdam, para luego viajar hasta Berlín, ciudad en la que residieron durante algunos meses. Posteriormente, continuaron su viaje hasta Moscú. Evidentemente, para ello, obtuvieron la ayuda del Socorro Rojo Internacional.

Estuvo tentada para regresar a Italia, pero le dijeron que era muy peligroso, porque allí ya estaba gobernando Mussolini y se dedicaba a perseguir a los comunistas.

Al comienzo de la guerra civil española, Tina y Vittorio Vidali viajaron a España. Ambos se alistaron en el famoso Quinto Regimiento de milicias.

Sin embargo, ella fue destinada en una unidad sanitara canadiense, como enfermera y cuidadora de los niños, que habían quedado huérfanos. Mientras que él participó en algunos combates. Al igual que su colega, David Alfaro Siqueiros, que alcanzó el grado de coronel.

Aparte de esto, ella tuvo otras actividades como ayudar en la organización del Congreso Internacional de Intelectuales contra el fascismo, que se celebró en Valencia.

También colaboró con el poeta Miguel Hernández en la publicación de su libro “Viento de pueblo”.

Al mismo tiempo, aprovechó para hacer muchas amistades como Robert Capa, Gerda Taro, Hemingway, Antonio Machado, la Pasionaria, Alberti, Malraux, etc.

Afortunadamente, al final de la guerra, tuvo más suerte que otros, porque consiguió llegar hasta Francia.

Pudo regresar a México, gracias a que le dieron un pasaporte español con el nombre falso de María del Carmen Ruiz Sánchez. Allí se ganó la vida realizando traducciones.

También conoció a otras exiliadas como la escritora alemana Anna Seghers o la española Constancia de la Mora, esposa del jefe de la Aviación republicana española, el general Ignacio Hidalgo Cisneros.

Desgraciadamente, Tina Modotti murió en 1942, cuando regresaba a su casa en un taxi, después de haber cenado en la casa de unos amigos. La versión oficial fue que la causa de su muerte fue debida a un ataque al corazón.


Lo cierto es que los resultados de la autopsia no fueron concluyentes. Así que muy pronto surgieron opiniones de todo tipo. La mayoría de ellas afirmaban que había sido envenenada.

Incluso, su amigo, el pintor Diego Rivera, llegó a decir que podría haber sido envenenada, porque “sabía demasiado de la vida de Vidali”.

De hecho, en cierta ocasión, Tina llegó a decir sobre Vidali: “Lo odio con toda mi alma, pero tengo que seguirlo hasta la muerte… No es más que un asesino y me ha arrastrado a un crimen monstruoso”.

Es posible que Tina se hubiera dado cuenta de que el partido en el que ella militaba, en lugar de liberar a las masas, utilizaba unos métodos violentos semejantes a los de los gobiernos contra los que siempre habían luchado.

Sin embargo, el famoso Pablo Neruda, que también era comunista, defendió la inocencia de su amigo Vidali.

Realmente, Vidali siempre fue un agente del Komintern. Parece ser que, cuando estuvo en la guerra civil española, donde utilizó los seudónimos de comandante Carlos o también Carlos Contreras, se encargó de varias checas y se cree que mató a unas 400 personas. Incluso, hay quien dice que estuvo involucrado en el asesinato de Andreu Nin.

No obstante, tras la II Guerra Mundial, Vidali regresó a Italia, donde llegó a ser senador por el PCI y murió en 1983.

 

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domingo, 16 de noviembre de 2025

EL INCREÍBLE CASO DE HEDWIG POTTHAST

 

 

Hoy traigo al blog a uno de esos personajes de los que apenas han sido mencionados, pero que han tenido mucha importancia. Parece ser que ha habido mucha gente interesada en que esta persona pasara totalmente desapercibida.

Hedwig Potthast nació en 1912 en la ciudad de Colonia. Su padre fue un exitoso hombre de negocios, por lo que supongo que la familia sería acomodada.

Al término del bachillerato, Hedwig estudió para secretaria y allí aprendió varios idiomas. Algo que le sería de mucha utilidad.

Empezó trabajando en Coblenza, pero, ya a mediados de los años 30, fue fichada para trabajar en la central de la Gestapo en Berlín.

Al poco de llegar, en enero de 1936, fue destinada como secretaria particular de Heinrich Himmler el gran jefe de las SS.

En aquella época, Himmler estaba casado desde 1928 con Margarete Boden. Una enfermera 7 años mayor que él. Tenían una única hija, llamada Gudrun, nacida en 1929 y también adoptaron a un huérfano, llamado Gerhard, hijo de un oficial de las SS, que había muerto antes de la guerra.

Curiosamente, Himmler, que era ingeniero agrónomo, siempre había sido uno de esos católicos de misa diaria, hasta que entró en el Partido Nazi.

Volviendo a nuestro personaje de hoy, Hedwig era una joven rubia con los ojos azules, que coincidía con el modelo racial que admiraban los nazis.

Lo cierto es que la secretaria y su jefe empezaron a intimar y se enamoraron. Así que, en 1941, dejó de trabajar para Himmler, pero no terminó ahí su relación con él, ya que éste le compró una vivienda.

Parece ser que también fue en ese mismo año en el que Margarete se enteró del romance de su marido con su secretaria. Por lo visto, las relaciones entre Himmler y su esposa ya eran muy frías, porque éste estaba muy absorbido por su trabajo y apenas pasaba por su casa. Por el contrario, siempre se preocupó mucho por Gudrun, la hija de ambos, a la que solía llamar casi todos los días.

Margarete, que era una de las dueñas de una clínica, vendió sus acciones y se aprovechó de su matrimonio para que la nombraran alto cargo de la Cruz Roja de Alemania.

En 1942 nació el primer hijo de Hedwig y Himmler, llamado Helge. El problema es que el chico parecía tener cierta discapacidad. No obstante, lo criaron, aunque eso estuviera en contra de la doctrina oficial nazi, que solía deshacerse de esos niños.

A partir de entonces, Margarete se quedó viviendo en su casa con Gudrun. Himmler dejó de vivir allí, aunque solía ir a ver a su hija Gudrun.

En 1944, Himmler compró otra casa para Hedwig. Se trataba de una vivienda enorme, que había sido la casa de vacaciones de Sigmund Freud. Realmente, la casa era propiedad de la hermana de Freud y le fue expropiada por las autoridades nazis.

Ciertamente, para las obras de reforma no contrató a trabajadores normales, sino que dio la orden de que las hicieran un grupo de prisioneros de los campos de concentración.

En julio de ese año, Hedwig, tuvo a su segundo hijo con Himmler.
Esta vez fue una niña a la que llamaron Nanette Dorothea. Por supuesto, ambos niños nacieron en hospitales de las SS.

Curiosamente, la niña nació el mismo día en el que se produjo el atentado de la famosa Operación Valkiria contra Hitler.

Parece ser que, ya en los años 80, en la única entrevista concedida por ella, dijo que había influido sobre Himmler para que aceptara reunirse con los Aliados a fin de dar término, cuanto antes, a la guerra, de una forma que no supusiera la rendición incondicional de Alemania. Esas reuniones tuvieron lugar en Suiza y empezaron en 1943.

Casualmente, no dijo nada de que conociera el tema de los campos de concentración y las masacres realizadas por los nazis. Sin embargo, parece muy extraño que una persona, que estaba al tanto de muchos secretos, no conociera esas actividades.

Al final de la guerra, Hedwig se mudó con sus hijos a Berchtesgaden, en la misma zona donde vivían otros dirigentes nazis.

Por lo visto, Himmler, a pesar de estar muy ocupado con la guerra, solía llamar diariamente a Hedwig. La última vez fue el 19/04/1945.

No obstante, ese mismo día, llamó a su puerta un oficial de las SS para entregarle una carta del mismo Himmler. Supongo que no sería una carta de amor, porque eso se lo podría haber dicho por teléfono.

Al día siguiente, Himmler estuvo presente en la última fiesta de cumpleaños de Hitler. Posteriormente, se trasladó al norte, cerca de la frontera con Dinamarca, donde estableció su cuartel general, que estaba cerca del puesto de mando del gran almirante Doenitz.

Parece ser que, como Hitler había nombrado su sucesor a Doenitz, Himmler intentó formar parte de su nuevo gobierno, pero no tuvo éxito.

Posteriormente, Himmler tenía la intención de trasladarse al sur. Pretendía llegar a un pueblo, en una zona montañosa, donde había almacenado dinero y supongo que también metales nobles producto de su rapiña, a fin de pasar unos días hasta que pudiera huir a Italia y de allí, posiblemente, como tantos otros nazis, a Argentina.

Sin embargo, las tropas USA, llegaron a Berchtesgaden el 04/05/1945. No detuvieron a Hedwig y a sus hijos, porque ya habían huido, pero sí que los capturaron una semana más tarde.

Por otro lado, Himmler fue detenido en un puesto de control del Ejército británico, situado al norte de Alemania, el 22/05/1945. No le pudieron interrogar durante mucho tiempo, porque, al día siguiente, vieron que, aparentemente, se había suicidado con una cápsula de cianuro. Parece un poco raro que no lo hubieran registrado a fondo, cuando fue detenido. Precisamente, el informe de su muerte sigue siendo material clasificado y además se dieron mucha prisa en incinerarlo.

Por tanto, parece muy posible que Hedwig les hubiera dicho a sus interrogadores USA dónde se hallaba Himmler. Estos se hubieran puesto en contacto con los británicos, que estaban al cargo de esa zona, y lo capturaran.

Aunque también es cierto que los británicos no tenían ningún interés en que Himmler confesara que había estado en contacto con ellos, a espaldas de los soviéticos, para acabar cuanto antes con la guerra en el frente occidental, a fin de continuar en el frente oriental.

Curiosamente, cuando fue detenido, una de las cosas que se le intervinieron fue una carta, firmada por él, dirigida nada menos que al general Eisenhower. Nunca más se ha sabido nada de esa carta. Incluso, los servicios de Inteligencia USA se pusieron muy furiosos, cuando se enteraron del suicidio de Himmler.

Parece ser que a Hedwig la trasladaron a un centro de interrogatorios USA, situado en Munich. Allí hicieron un trato con ella para sacarle toda la información que pudieran. Por lo visto, les daría esa información a ellos y a nadie más y, a cambio, la protegerían a ella y a sus hijos.

Por eso mismo, gozó siempre de la protección de la CIA. Así que, cada vez que un investigador o un periodista la había localizado, la CIA le buscaba otra vivienda en otro lugar. También, estos agentes, solían presentarse, muy a menudo, en su casa, para ver si le hacía falta algo.


Para que no la pudieran localizar por su apellido, la CIA organizó su matrimonio con un hombre, que era un enfermo terminal. Ya sabemos que, en algunos países, las mujeres pierden su apellido tras su matrimonio y toman el de su marido.

Precisamente, todavía hay muchas riquezas y obras de arte, robadas por los nazis, que nunca se han encontrado. Así que no me extrañaría que Himmler le contara en aquella carta a Hedwig dónde podría encontrar esas riquezas, para que pudiera criar, durante a la posguerra, a sus dos hijos. Supongo que negociaría con sus interrogadores USA y hasta es posible que se lo repartieran. Por no hablar de los muchos secretos, que ella conocía y que a los USA y a los británicos no les interesaba que conocieran los soviéticos.

Precisamente, el primer director de la CIA, sucesora de la OSS, fue Allen Dulles. Éste, durante su etapa como agente de la OSS, había participado en esas reuniones, celebradas en Suiza, con dirigentes nazis.

Al final de la guerra, también Himmler quiso mantener conversaciones con Eisenhower para una rendición honrosa de Alemania. Lo hizo a través del conde Folke Bernadotte, al que ya dediqué otro de mis artículos, que entonces era el presidente de la Cruz Roja de Suecia. Sin embargo, los Aliados no lo aceptaron. Incluso, como la BBC aireó estos intentos de negociación, Hitler se enteró de ello y le cesó de todos sus cargos.

También es posible que ella les hablara de las operaciones y de las redes secretas de información creadas por los nazis.

Curiosamente, a Hedwig y a sus hijos los pusieron muy pronto en libertad, mientras que Margarete y Gudrun estuvieron casi dos años encarceladas.

Parece ser que, durante la posguerra, ella también mantuvo contactos con organizaciones de veteranos nazis y sus familias, como Stille Hilfe (ayuda silenciosa), la cual estaba encabezada por una aristócrata y dos altos miembros del clero alemán.

También mantuvo contacto con la familia de Himmler. Concretamente, con Gebhard, hermano mayor de Heinrich, que también había sido miembro del Partido Nazi.

Volviendo a la famosa carta, que le llevó un oficial de las SS, es posible que allí le dijera dónde podría sacar dinero para vivir. Alguna contraseña o quizás algún sitio donde hubieran escondido aquel famoso oro, que atesoraban los nazis y que todavía no ha sido hallado.

Parece ser que Himmler, como muchos otros dirigentes nazis, tenía mucho dinero depositado en el Dresdner Bank. No sólo en Alemania, sino también en otros países, como Suecia.

Evidentemente, son sólo suposiciones. Sin embargo, no he visto que Hedwig quisiera buscar otro trabajo en la posguerra. Lo cual quiere decir que tenía fondos para vivir. Podrían venir de Himmler o de la CIA.

Para terminar, como ya dije, Himmler, en su juventud, había sido un católico de misa diaria. Luego se enemistó con la Iglesia católica como institución.

Aunque los nazis fomentaban una especie de religión pagana, permitieron que los soldados del Ejército alemán siguieran llevando en sus hebillas una leyenda que decía: “Dios está con nosotros”. Era una tradición, que se remontaba al siglo XVIII.

Sin embargo, los miembros de la SS, no llevaban ese lema, sino este otro: “Mi honor es la lealtad”.

Por último, Hedwig murió en 1994 en la localidad de Baden-Baden a causa del Alzheimer.

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miércoles, 12 de noviembre de 2025

EL ASESINATO DEL CONDE DE VILLAMEDIANA

 

He de reconocer que, desde hace mucho tiempo, he tenido en mente la idea de escribir un artículo sobre este asunto. No lo he hecho, porque este tema hay que afrontarlo desde varios puntos de vista y no he tenido tiempo para ello. Sin embargo, hoy me voy a atrever a hacerlo.

Nuestro personaje de hoy se llamaba Juan de Tassis y Peralta. Nació en 1582 en Lisboa. No olvidemos que, tras la desaparición del rey Sebastián de Portugal, en la batalla de Alcazarquivir, ese reino quedó sin un soberano. Eso dio lugar a que Felipe II impusiera sus derechos sucesorios, por ser hijo de la emperatriz Isabel, hija del rey de Portugal.

Así que, en septiembre de 1580, Felipe fue nombrado rey de Portugal y a esa ceremonia llevó a muchos de sus cortesanos. Entre ellos, a los padres de nuestro protagonista, los cuales vivieron allí hasta 1583.

Su padre, Juan de Tassis Acuña había sido ennoblecido por el rey, con el título de conde de Villamediana, por su buena gestión como correo mayor del reino. Mientras que su madre también descendía de la nobleza.

Como vemos, nuestro protagonista se crió en el seno de una familia muy acomodada y no le faltaron lujos.

Logró tener una muy buena formación. Incluso, estudió varios años en la Universidad, pero no quiso acabar sus estudios.

En 1602 se casó con Ana de Mendoza de la Cerda, hija del marqués de Cañete. No confundirla con su homónima, la princesa de Éboli. Tuvieron varios hijos, pero ninguno llegó a la adolescencia.

En 1607, falleció su padre y él heredó el título y el cargo de correo mayor del reino. Un puesto muy bien pagado.

Desde entonces, se dedicó a escribir obras de teatro y sonetos, donde se metía con todo el mundo. Además, se le daba muy bien. De esa forma, se granjeó muchas enemistades, como las del conde-duque de Olivares, Lope de Vega o Quevedo.

También le gustaba meterse con la Iglesia. Parece ser que, en cierta ocasión, entró en un templo, acompañado por varios amigos, y le preguntó al sacristán para qué era una bandeja, que estaba situada junto al altar. Éste le dijo que era para depositar monedas a fin de que las almas salieran del Purgatorio y se fueran al Cielo.

El conde sacó nada menos que dos ducados y los depositó en la bandeja. Después, le preguntó al sacristán si esas almas ya habían salido del purgatorio y el otro le respondió afirmativamente. Así que el conde recogió sus dos ducados, diciendo que ahora estarían mejor en su bolsa.

Era un tipo muy mujeriego, además de muy aficionado al juego. Lo que le llevó a tener muchas deudas. Incluso, se le acusó de ser homosexual. En una palabra, lo que se suele llamar un golfo y eso le valió que Felipe III le desterrara un par de veces.

En 1621, coincidiendo con la muerte del rey, Felipe IV le permitió regresar de su destierro y eso dio lugar a que todos sus acreedores se le echaran encima y, por ello, tuvo que deshacerse de varios de sus monopolios locales en correos.

En 1622, el conde representó en los jardines del Palacio de Aranjuez una obra que había escrito en honor a los reyes. Se titulaba La gloria de Niquea.

Como era el cumpleaños del rey, animaron a  la reina a participar en la representación, subida en un carro, como si fuera Venus, y rodeada de nubes.

Lo único cierto es que se produjo un incendio del que muchos culparon al propio Villamediana. Así que él mismo se apresuró a salvar a la reina, bajándola en brazos por una escalera, situada detrás del escenario.

Hay quien dice que Villamediana estaba enamorado de la reina y ahí fue cuando le confesó su amor. Parece ser que los vio un paje y se lo fue a decir al conde-duque.

Anteriormente, durante otra obra teatral, el conde apareció en escena con un traje adornado por muchas monedas de real, las cuales tenían un agujero por donde iban cosidas, y diciendo “mis amores son reales”. Parece ser que eso no le gustó nada al rey.

Así que, el domingo 21/08/1622, sobre las 21.30 horas, Villamediana y el conde de Haro se dirigían a bordo de una carroza, por la calle Mayor. Acababan de salir del Real Alcázar y se dirigían a la Puerta del Sol. Villamediana iba sentado en el lado izquierdo.

Era uno de esos días en que suele hacer un calor sofocante y, por eso, llevaban las puertas del carruaje entreabiertas, para que entrara un poco de aire fresco.

Cuando circulaban a la altura de la Iglesia de San Ginés, alguien salió de entre las sombras, saltó al carruaje y le clavó una espada en el torso de Villamediana.

Éste fue llevado, inmediatamente, a casa de unos amigos, donde le atendió un médico, pero nada pudo hacer por salvarle. Murió allí mismo.

Hay quien dice que el asesino se llamaba Ignacio Mendes, pero nunca fue detenido y nunca se supo quién fue el culpable. Además, los testigos dijeron que 3 cómplices del asesino le ayudaron en su huida, enfrentándose a los sirvientes del conde de Haro.

El más ágil fue el famoso Góngora, fiel amigo suyo, ya que ambos eran poetas culteranos, y le dedicó este poema:


Mentideros de Madrid

decidnos, ¿quién mató al conde?

Ni se sabe, ni se esconde,

sin discurso, discurrid:

Dicen que lo mató el Cid,

por ser el conde lozano;

¡Disparate chabacano!

La verdad del caso ha sido

que el matador fue Bellido

y el impulso soberano.

Aquí ya vemos que Góngora se atreve a acusar de este asesinato al propio rey, aunque luego, dicen algunos que cambió la última estrofa por impulso cortesano.

Parece ser que todos tenían mucha prisa en quitárselo del medio. El duque del Infantado exigió que trajeran un ataúd barato, de los que se utilizaban para los ahorcados y lo enterraran esa misma noche.

Sin embargo, en 1964, el poeta Luis Rosales, con ocasión de su discurso de ingreso en la Real Academia Española, leyó un ensayo titulado “Pasión y muerte del conde de Villamediana”.

En él ya aporta otra serie de datos. Por ejemplo, afirma que el amor de Villamediana no era por la reina, Isabel de Borbón, sino por una de sus damas. Una portuguesa llamada Francisca de Távora. Parece ser que se trataba de una joven muy hermosa, la cual ya estaba casada con Alonso de Távora.

La poderosa familia Távora fue masacrada, en el siglo XVIII, por el rey de Portugal. A ese tema dediqué, hace unos años, otro de mis artículos.

Por otro lado, parece ser que a Felipe IV, que también era muy mujeriego, le había llamado la atención esta mujer y no sé si ya lo era, pero quería ser su amante.

Así que ahí tenemos un doble motivo para la muerte de Villamediana. Uno, el querer ser amante de la reina. Dos, el querer ser amante de una querida del rey, que, además estaba casada.

No obstante, Rosales, también mencionó que es posible que el conde no estuviera enamorado de Francisca, sino que pensaba utilizarla para acercarse al rey y así ganar la confianza de éste para que lo nombrase su valido.

En 1987, Néstor Luján escribió un libro muy recomendable. Se titula “Decidnos, ¿quién mató al conde?” En él mencionó varias hipótesis sobre la causa de su asesinato.

Evidentemente, la primera es la que acabo de mencionar. La de querer ser amante de la reina o de Francisca Távora. Con lo cual, los maridos de ambas podrían haber intentado matarlo.

La segunda hipótesis es que fuera un encargo del conde-duque de Olivares, un hombre con un poder enorme en la corte y que, como Villamediana solía burlarse de él, es posible que hubiera convencido al rey para eliminarlo. También se dice que Villamediana aspiraba a convertirse en valido del rey.

La tercera es que podría haber sido causada por su costumbre de meterse con la alta nobleza. Eso podría haber puesto de acuerdo a unos cuantos para cargárselo.

La cuarta podría ser por un asunto de amoríos con uno u otro sexo. El conde tuvo amoríos con muchas mujeres y hombres y es posible que los maridos de éstas no se lo hubieran perdonado.

La quinta posibilidad es que hubiera sido realizado por algunos acreedores a los que se hubiera negado a pagarles.

La sexta podría venir de una especie de llamada de aviso del rey y de su valido a toda la nobleza, a fin de demostrarles que no iban a consentir nobles díscolos o que se dedicaran a criticar al régimen o a las autoridades.

La séptima y última menciona una confusión de identidad por parte del asesino, aunque es muy poco probable, porque el conde era un personaje muy conocido en el Madrid de su época.

En 1928, el escritor vallisoletano, Narciso Alonso Cortés, escribió un libro titulado “La muerte del conde de Villamediana”.

Uno de los datos que aportó, tras haber consultado unos archivos de aquella época, fue que varios de los criados del conde habían sido llevados a la hoguera, acusados de haber mantenido relaciones homosexuales con este noble.

Sin embargo, el rey prohibió que se acusara de ello al conde, por estar ya muerto. Incluso, se ordenó al juez que archivara el proceso sobre este asesinato y, por ello, nunca se ha conocido la autoría de este crimen.

Lo único cierto es que el conde de Villamediana fue asesinado. Se desconoce dónde lo enterraron y nunca se supo quién fue su asesino y mucho menos quién ordenó su asesinato.

 

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