ESCRIBANO MONACAL

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UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

viernes, 31 de octubre de 2025

LYSENKO O LA NEGACIÓN DE LA CIENCIA

 

Todos sabemos que siempre han existido estafadores que, con su verborrea, han sabido encandilar a las masas en su provecho. El problema es cuando uno de estos se escuda en un título universitario y eso hace que la gente se fíe más de él.

No hará falta que diga que se han cometido muchas barbaridades en nombre de unos supuestos experimentos científicos. Por ejemplo, tenemos el caso de los médicos nazis, que, al final de la guerra, la mayoría de ellos acabaron ahorcados.

También se me ocurre el infame experimento Tuskegee, al cual dediqué otro de mis artículos. En este caso, los médicos USA, en lugar de curar las enfermedades venéreas de los pacientes, les daban placebos y se limitaban a estudiar cómo se iban muriendo.

Sin embargo, nuestro personaje de hoy nació en el antiguo Imperio Ruso. Trofim Denisovich Lysenko nació en 1898 en una pequeña localidad de la actual Ucrania. Concretamente, en Karlivka, en la ahora famosa y disputada zona de Donetsk.

Era hijo de una familia campesina, aunque supongo que sería acomodada, ya que pudo realizar estudios superiores en el Instituto Agrícola de Kiev, logrando, en 1925, algo parecido a una licenciatura como ingeniero agrónomo.

En 1927, cuando trabajaba en una estación experimental agrícola en Azerbaiyán, llamada Instituto de Botánica aplicada y nuevos cultivos de la URSS, el famoso diario Pravda se hizo eco de unos supuestos logros de este investigador. 

Afirmaba que había encontrado una forma de abonar la tierra sin necesidad de fertilizantes y, que, incluso, podía cultivar guisantes en invierno para paliar la hambruna en la que vivían los habitantes de la antigua URSS.

Ya sabemos que a los periodistas les encanta la gente que les proporciona unos buenos titulares, aunque sean falsos. Así que eso era lo que hacía Lysenko, citar, de vez en cuando, a los periodistas para mostrarles sus supuestos avances, aunque luego se convirtieran en un fracaso.

Por eso mismo, le llamaron el Lenin del trigo. Un campesino que, según decían, había derrotado, a la vez, al invierno y a la ciencia capitalista. Así, algunos comunistas soñaron con crear, de esa forma, al hombre nuevo.

Precisamente, en aquel momento, Stalin estaba buscando algo que le diera una serie de hechos para reforzar el comunismo. Así que llegó a pronunciar esta frase lapidaria: “El camarada Lysenko está en el camino correcto”. Como es de suponer, a partir de entonces, nadie se atrevería a oponerse a las ideas de Lysenko.

Curiosamente,  en esos primeros experimentos, fue apoyado por un famoso botánico soviético llamado Vavilov, del cual volveremos a saber en este artículo.

En esta época, se casó con una de sus ayudantes, llamada Alexandra Baskova.

Por lo visto, uno de sus primeros experimentos consistió en estudiar el grado de calor que necesitaba cada planta para germinar. No obstante, cometió errores en su estudio y, como fue criticado por algunos estadísticos, se enemistó con ellos. Se ve que no le gustaban las críticas.

Después, se empeñó en convertir el trigo de invierno en trigo de primavera, al tratar las semillas con humedad y frío. Con eso pretendía que fueran más resistentes y eso lo heredaran sus descendientes. Ese año acertó. No obstante, al año siguiente fracasó. Colocaba las semillas en medio del campo para que les diera el frío, antes de sembrarlas, y así decía que producirían más.

Realmente, sus teorías más importantes fueron la herencia de caracteres adquiridos, inspirada en Lamarck, por la cual afirmaba que, si a unas plantas se les acostumbraba a vivir con frío, transmitirían esa forma de vivir a la siguiente cosecha. Pero se vio que se equivocaba.

Otra de sus teorías fue la llamada vernalización, la cual consistió en exponer semillas, como la del trigo de invierno, a unas condiciones de frío y humedad severas, con el objetivo de que florecieran antes y así aumentar la cosecha.

Por último, también fue partidario de la mezcla de especies. Lo que se le ocurrió fue plantar todas las plantas muy juntas, aunque fueran de diferentes especies, porque, según él, cooperarían, en lugar de competir entre ellas. Algo que sabemos que es incorrecto.

En 1929 fue invitado a trabajar en el Instituto de mejora genética de la URSS, que se hallaba en Odessa y 7 años más tarde fue nombrado su director.

Posteriormente, fue colmado de honores y fue ascendiendo en los rangos académicos con el apoyo de Stalin. Parece ser que éste odiaba a los académicos y, por ello, le divertía ir ascendiéndole y haciendo que ocupara sus puestos el hijo de unos campesinos. Incluso, le regaló una dacha y un coche de lujo.

Por ello, en 1934, fue elegido miembro de la Academia de Ciencias de Ucrania y, al año siguiente, también fue miembro de la Academia de Ciencias Agrícolas Lenin de la URSS.

En el verano de 1936 comenzaron las discusiones entre Lysenko y otros miembros de esa Academia, encabezados por Vavilov. Lysenko les acusó de ser demasiado teóricos.

Las discusiones llegaron a tal extremo que Lysenko criticó en una revista fundada por él mismo, las teorías de Vavilov y hasta llegó a acusarle de ser “enemigo del pueblo” y “saboteador reaccionario”. Esas acusaciones eran muy peligrosas en la época de Stalin.

En 1938, aumentaron el poder y la influencia de Lysenko, pues se convirtió en presidente de la Academia de Ciencias Agrícolas Lenin de la URSS.

No obstante, siguieron produciéndose acusaciones hacia los dos bandos en distintas revistas científicas de la URSS.

Ya en 1940, Lysenko nombró como subdirector del Instituto de investigación industrial de la URSS a un agente de la antigua NKVD, después, más conocida como KGB.

Supongo que eso dio lugar a que Vavilov y sus más cercanos colaboradores fueran arrestados y enviados a unos de esos campos de concentración en Siberia, donde murieron casi todos. Incluido, Vavilov.

En 1940, participó en el Gran Plan de Stalin para la transformación de la naturaleza. Esta vez, se le ocurrió decir que era mejor plantar los árboles muy juntos para luchar contra las malas hierbas. Lógicamente, eso dio lugar a que crecieran mucho menos.

Durante la II Guerra Mundial, Stalin dio la orden de que fuera evacuado hacia el interior de la URSS. Allí formó parte de la Comisión estatal extraordinaria para el establecimiento e investigación de las atrocidades de los invasores fascistas alemanes. Precisamente, sus antiguos aliados.

A mediados de 1943 recibió el Premio Stalin de primera clase por sus novedosos métodos de siembra. Todos ellos salidos de su pseudociencia.

Durante la posguerra fue condecorado con la Orden de Lenin y nombrado Héroe del trabajo socialista.

En 1947 ya empezaron a criticar sus métodos. Evidentemente, nadie se iba a atrever a meterse con uno de los favoritos de Stalin. Sin embargo, hubo uno que lo hizo: Yuri Andreyevich Zhdanov, catedrático de Química Orgánica en la Universidad de Rostov.

Seguro que muchos os preguntaréis cómo es que este hombre se atrevió a cometer esa imprudencia. Pues, por una razón muy sencilla, porque era el yerno de Stalin. También era hijo de uno de los líderes políticos más importantes de la URSS.

En buena parte, el éxito de Lysenko se debió a animar a los campesinos a que volvieran a cultivar la tierra. Con la Revolución Rusa las tierras fueron confiscadas y colectivizadas. Algo que dio lugar a que los campesinos se negaran a trabajar en el campo.

Lysenko también fue nombrado director de la rama de Genética en la Academia de Ciencias de la URSS. Lo que contribuyó a que obstaculizara el ingreso de los nuevos conocimientos adquiridos por la Ciencia de los países occidentales.

Muchos de esos científicos occidentales criticaron la labor de Lysenko, alegando que desconocía lo más básico de la Genética. Incluso despreciaba a Mendel. Llego a decir: “No existe la genética sin lucha de clases”.

Como esos científicos solían experimentar con las moscas de la fruta, Lysenko les apodó “los amantes de las moscas”.

Lo de Lysenko ya no era una ciencia, sino algo parecido a una religión, donde él era su profeta y Stalin su dios.

A partir de 1948, se ordenó en la Academia de Ciencias agrícolas Lenin, presidida por Lysenko, que la única teoría válida era el llamado Lysenkoismo. O sea, las ideas de Lysenko.

Por ello, varios partidarios de la Genética fueron detenidos, llevados a esos campos y hasta ejecutados, como le ocurrió al mencionado Vavilov.

Según algunos expertos, eso hizo que Lysenko hiciera retroceder los conocimientos de la Biología y la Agronomía rusas más de medio siglo.

Esas ideas tan peregrinas que tenía Lysenko, como la de sembrar las plantas muy juntas dieron lugar a grandes hambrunas, que ocasionaron la muerte de millones de soviéticos.

Incluso, como Stalin se las recomendó a Mao, las pusieron en práctica en China y ocasionaron la muerte de unos 50.000.000 de chinos.

Sus partidarios solían ocultar sus fracasos y echarle la culpa de ellos a unos saboteadores inexistentes.

En 1955, unos 300 científicos soviéticos se pusieron de acuerdo para enviar una carta a Kruschev a fin de reducir el poder y la influencia de Lysenko. Esto dio lugar a su dimisión. Sin embargo, Kruschev lo recuperó para que siguiera dirigiendo el Instituto de Genética, aunque su estrella se había ido apagando desde la muerte de Stalin, ocurrida en 1953.

En 1962, ya hubo 3 científicos que se atrevieron a criticarlo públicamente, calificando sus logros como pseudociencia y mencionando su obsesión por eliminar a los que criticaban sus métodos. Incluso, había despreciado los descubrimientos sobre el ADN.


En 1964, el famoso científico soviético Andrei Sakharov lo acusó públicamente de ser el responsable del atraso de la ciencia en su país y de la eliminación de todos los que se oponían a sus métodos.

En 1965, Lysenko fue destituido de los pocos cargos que todavía tenía y confinado en una granja agrícola en las afueras de Moscú.

Tras la destitución de Kruschov, el propio presidente de la Academia de Ciencias de la URSS tomó cartas en el asunto y envió una comisión de expertos para estudiar las investigaciones que había hecho. Eso hizo que cayera en desgracia.

Poco a poco, los investigadores soviéticos fueron actualizando los conocimientos en Biología y Agronomía, que habían sido censurados por nuestro personaje.

Falleció en 1976. Fue enterrado en un cementerio de Moscú, pero las autoridades soviéticas no quisieron publicar las noticias de su fallecimiento. Por lo visto, siguió pensando que sus teorías eran correctas hasta el final de sus días.

Las ideas de Lysenko estaban basadas en las de otro colega suyo, llamado Iván Michurin. Por eso, la llamó doctrina michurinista y se basó en que las plantas conservaban la herencia de caracteres adquiridos. No contaba con la mutación.

También afirmaba que no creía en la existencia de los genes y que no era el ADN, sino todo el cuerpo el que transmitía la herencia a las siguientes generaciones.

Incluso, afirmaba que las plantas se sacrifican para que las jóvenes pudieran crecer más y mejor que ellas.

Otra de sus teorías era que las vacas no daban más leche por ser de una raza más lechera, sino porque se le diera un buen trato. Por ello, su equipo trataba muy bien al ganado.

Lo único cierto es que logró que los científicos soviéticos fueran muy obedientes a los caprichos de sus gobernantes y a nadie se le permitió discutir lo que afirmaba Lysenko.

 

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