La experiencia me ha enseñado
que, para realizar grandes cambios en el mundo, no hace falta invertir miles de
millones en algo, sino que sólo depende de la voluntad de ciertas personas, que
quieran beneficiar a sus semejantes. Por eso mismo, hoy traigo al blog la vida
de Elizabeth Fry.
Elizabeth nació en 1780, en la
localidad de Norwich, capital del condado de Norfolk, en el Reino Unido.
Parece ser que perteneció a una
familia cuáquera muy acomodada. Su padre fue uno de los propietarios del Banco
Gurney, que era una empresa familiar. Mientras que su madre pertenecía a la
familia propietaria de lo que hoy conocemos como el Barclays Bank. Ambas entidades
se fusionaron en 1896.
Desgraciadamente, su madre murió
cuando ella sólo tenía 12 años. Así que, como era la mayor de los 13 hermanos
tuvo que responsabilizarse del cuidado de los más pequeños.
En 1800, conoció a otro joven
cuáquero, llamado Joseph Fry, que también era banquero y se casaron. Curiosamente,
la familia Fry era más conocida por comerciar con productos de ultramar, como
el chocolate.
Se mudaron a un barrio de Londres
y tuvieron nada menos que 11 hijos: 5 niños y 6 niñas.
Un día, otro predicador cuáquero,
pero de origen USA, llamado Stephen Grellet, la invitó a visitar la prisión de mujeres
de Newgate.
Esa visita la realizó en 1813, quedando
horrorizada por lo que vio. Parece ser que la prisión estaba abarrotada de
mujeres con sus hijos, los cuales vivían en unas condiciones deprimentes. Incluso,
muchas de ellas habían sido encarceladas, sin haber sido juzgadas.
Las prisioneras tenían que cocinar
los pocos alimentos que les daban y dormían sobre paja. Como en los establos. Evidentemente,
había mucha gente padeciendo hambre y enfermedades.
Así que, al día siguiente, volvió
a la prisión para llevarles alimentos y ropa limpia. Lo cual agradecieron mucho
las presas.
Parece ser que, al principio, no
tuvo ninguna ayuda por parte de los políticos y el personal que custodiaba las
prisiones. Sin embargo, luego dejaron de verla como a una enemiga y colaboraron
con ella.
Sin embargo, en 1816, reunió
fondos para crear una escuela para los niños que estaban en la cárcel con sus
madres. A las cuales no les impuso unas normas rígidas, sino pactadas con
ellas.
También consiguió que, en las
cárceles, hubiera separación entre hombres y mujeres y que las presas fueran
custodiadas por guardianas y no guardianes, como había ocurrido hasta ese
momento.
Al año siguiente, fundó la
Asociación para la reforma de las prisiones en Newgate. Con esta asociación se pretendía
que las mujeres aprendieran un oficio, como costureras o bordadoras, con el que
pudieran vivir, cuando fueran puestas en libertad. Esta idea fue copiada en otros
lugares del país, fundando la Sociedad británica de damas para promover la
reforma de las prisiones.
No sé si, en esa invitación, tuvo
algo que ver que el marido de su hermana Hannah ya era miembro de esa cámara.
En 1823, consiguió que se
aprobara la Ley de cárceles. Sin embargo, ésta no fue muy efectiva, ya que
muchas prisiones no estaban controladas por el Estado, sino por algunos ayuntamientos.
En 1825, publicó su libro “Observaciones
sobre la ubicación, la supervisión y el gobierno de las presas”.
Como la pena de muerte solía
aplicarse como castigo por muchos delitos, luchó para que, en lugar de
ejecutarla, se enviara a esos reos a Australia.
También consiguió que se
modificara la forma de trasladar a las presas hasta los puertos de embarque
rumbo a Australia.
También solía visitar los barcos
a los que se les había encomendado esos traslados y se aseguraban de que los
capitanes aportarían suficientes raciones de comida y agua para las presas y
sus hijos.
No olvidemos que el Canal de Suez
se inauguró en 1869. Así que, antes de aquella época, la única forma de viajar
hacia Australia era rodeando África. Eso hacía que ese viaje durase varios
meses.
Por lo visto, también suministró
a las presas, que iban a ser deportadas, material de costura para confeccionar
colchas, las cuales podrían vender a su llegada a Australia o en las escalas
intermedias.
Evidentemente, también intentó que se prohibiera la deportación, pero eso no se consiguió hasta 1868, varios años después de su muerte.
En 1818, el mencionado Stephen
Grellet y un ayudante viajaron a Rusia, invitados por el zar Alejandro I para comprobar
el estado de sus cárceles.
En 1827, Elizabeth, visitó las
cárceles de mujeres en Irlanda y las animó para fundar una asociación a fin de
mejorar sus condiciones de encarcelamiento.
Al año siguiente, también fue
invitada a visitar las cárceles francesas. Esta vez fue acompañada de su
marido, ya que su Banco había quebrado ese año, a causa de la Crisis de 1825,
por la que quebraron cientos de pequeños Bancos.
Tampoco olvidó a las personas sin
hogar. Al ver un cadáver de un niño, que había muerto la noche anterior, fundó
un albergue nocturno en Londres. Posteriormente, se fundaron albergues de este
tipo en todo el país.
En 1833, William Wilberforce y
Thomas Fowell Buxton, respectivamente, colaborador y cuñado de Elizabeth,
consiguieron que se aboliera la esclavitud en el Imperio británico. Aunque no
se consiguió totalmente, hasta 5 años más tarde. No obstante, ella también hizo
campaña a favor de la abolición en las colonias danesas y holandesas.
Se hizo tan famosa que fue
recibida, en varias ocasiones, por la reina Victoria y también por el primer
ministro Robert Peel. Ambos le ayudaron para conseguir sus metas.
Desgraciadamente, Elizabeth Fry
murió en 1845 a causa de un derrame cerebral, en una localidad del sureste de
Inglaterra. A su entierro acudieron miles de personas.
En 1846, se debatió en el
Ayuntamiento de Londres si erigir una estatua en su honor. Sin embargo, uno de
sus colaboradores, sugirió fundar un asilo, que sería algo que a ella le
hubiera gustado mucho más y así se hizo.
No se trataba, solamente, de un
asilo de ancianos, sino también
También llevan su nombre diversas instituciones, tanto en el Reino Unido como en USA. Al mismo tiempo, le han dedicado calles en varios países.
Incluso, en 2001, el Banco de
Inglaterra, emitió un billete de 5 libras esterlinas, en cuyo reverso figuraba
la efigie de Elizabeth Fry.
Su imagen también apareció en una
emisión británica de sellos de Correos, en los años 70.
Conocemos gran parte de su vida,
gracias a las memorias recopiladas y publicadas por sus hijas.
Es de suponer que, Concepción
Arenal, la gran reformadora de las prisiones españolas, estudiaría lo que había
conseguido Elizabeth e intentaría ponerlo también en marcha en España.
Sus esfuerzos ante el Congreso de
USA dieron como resultado la creación de los primeros hospitales psiquiátricos
y otros centros sanitarios especializados en Psiquiatría.
Según parece, consiguió que se
abrieran nada menos que 32 hospitales psiquiátricos en el territorio de USA.
Posteriormente, cuando estalló la guerra civil, fue nombrada superintendente de enfermería del Ejército de la Unión. Así que ella fue la que reclutó a miles de voluntarias y las organizó para que atendieran a la gran cantidad de heridos, que provocó esa guerra.
Aunque parezca mentira, la guerra
civil USA, sigue siendo el conflicto bélico que produjo más muertos entre los
soldados de ese país. Unos 600.000, aproximadamente, la mitad en cada bando.
Lynde Dix y Elizabeth Fry fueron
pioneras a la hora de exigir un trato más humano y compasivo hacia los
pacientes. También se las consideran las primeras feministas.
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