ESCRIBANO MONACAL

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UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

lunes, 20 de octubre de 2025

LA GRAN HAZAÑA DE ELIZABETH FRY

 

La experiencia me ha enseñado que, para realizar grandes cambios en el mundo, no hace falta invertir miles de millones en algo, sino que sólo depende de la voluntad de ciertas personas, que quieran beneficiar a sus semejantes. Por eso mismo, hoy traigo al blog la vida de Elizabeth Fry.

Nuestro personaje de hoy nació llamándose Elizabeth Gurney. Más tarde, se apellidó Fry, porque ya sabemos que las mujeres de los países anglosajones cambian su apellido después de casarse.


Elizabeth nació en 1780, en la localidad de Norwich, capital del condado de Norfolk, en el Reino Unido.

Parece ser que perteneció a una familia cuáquera muy acomodada. Su padre fue uno de los propietarios del Banco Gurney, que era una empresa familiar. Mientras que su madre pertenecía a la familia propietaria de lo que hoy conocemos como el Barclays Bank. Ambas entidades se fusionaron en 1896.

Desgraciadamente, su madre murió cuando ella sólo tenía 12 años. Así que, como era la mayor de los 13 hermanos tuvo que responsabilizarse del cuidado de los más pequeños.

En 1800, conoció a otro joven cuáquero, llamado Joseph Fry, que también era banquero y se casaron. Curiosamente, la familia Fry era más conocida por comerciar con productos de ultramar, como el chocolate.

Se mudaron a un barrio de Londres y tuvieron nada menos que 11 hijos: 5 niños y 6 niñas.

Elizabeth había tenido contacto con una prima suya, llamada Priscilla Hannah Gurney, que era una predicadora cuáquera e influyó mucho en su decisión de ayudar a los demás y convertirse también en predicadora cuáquera. De hecho, su ideología siempre fue la de la llamada Sociedad de amigos, una institución formada por cuáqueros.

Un día, otro predicador cuáquero, pero de origen USA, llamado Stephen Grellet, la invitó a visitar la prisión de mujeres de Newgate.

Esa visita la realizó en 1813, quedando horrorizada por lo que vio. Parece ser que la prisión estaba abarrotada de mujeres con sus hijos, los cuales vivían en unas condiciones deprimentes. Incluso, muchas de ellas habían sido encarceladas, sin haber sido juzgadas.

Las prisioneras tenían que cocinar los pocos alimentos que les daban y dormían sobre paja. Como en los establos. Evidentemente, había mucha gente padeciendo hambre y enfermedades.

Esa cárcel también era el lugar habitual a donde llevaban a los que iban a deportar a Australia.

Así que, al día siguiente, volvió a la prisión para llevarles alimentos y ropa limpia. Lo cual agradecieron mucho las presas.

Parece ser que, al principio, no tuvo ninguna ayuda por parte de los políticos y el personal que custodiaba las prisiones. Sin embargo, luego dejaron de verla como a una enemiga y colaboraron con ella.

Posteriormente, no pudo ayudarles tanto, ya que el Banco de su marido estuvo a punto de quebrar, pero le ayudaron sus familiares y no quebró.

Sin embargo, en 1816, reunió fondos para crear una escuela para los niños que estaban en la cárcel con sus madres. A las cuales no les impuso unas normas rígidas, sino pactadas con ellas.

También consiguió que, en las cárceles, hubiera separación entre hombres y mujeres y que las presas fueran custodiadas por guardianas y no guardianes, como había ocurrido hasta ese momento.

Al año siguiente, fundó la Asociación para la reforma de las prisiones en Newgate. Con esta asociación se pretendía que las mujeres aprendieran un oficio, como costureras o bordadoras, con el que pudieran vivir, cuando fueran puestas en libertad. Esta idea fue copiada en otros lugares del país, fundando la Sociedad británica de damas para promover la reforma de las prisiones.

En 1818, fue la primera mujer invitada a declarar ante la Cámara de los comunes. En esa ocasión, trató de convencer a los parlamentarios para realizar diversas reformas en las prisiones británicas.

No sé si, en esa invitación, tuvo algo que ver que el marido de su hermana Hannah ya era miembro de esa cámara.

En 1823, consiguió que se aprobara la Ley de cárceles. Sin embargo, ésta no fue muy efectiva, ya que muchas prisiones no estaban controladas por el Estado, sino por algunos ayuntamientos.

En 1825, publicó su libro “Observaciones sobre la ubicación, la supervisión y el gobierno de las presas”.

Así que, en 1835, tras ser citada ante la Cámara de los lores, se aprobó la Ley de prisiones. Esta vez todas las prisiones pasaban a ser controladas por el Estado, el cual nombró inspectores para revisar si sus normas se estaban cumpliendo en su integridad.

Como la pena de muerte solía aplicarse como castigo por muchos delitos, luchó para que, en lugar de ejecutarla, se enviara a esos reos a Australia.

También consiguió que se modificara la forma de trasladar a las presas hasta los puertos de embarque rumbo a Australia.

Hasta entonces, iban encadenadas en carruajes descubiertos, los cuales transcurrían por el centro de las ciudades. Eso daba lugar a que los transeúntes las insultaran, les tiraran de todo y hasta les atacaran. En cambio, ella consiguió que fueran en carruajes cerrados, para no llamar la atención.

También solía visitar los barcos a los que se les había encomendado esos traslados y se aseguraban de que los capitanes aportarían suficientes raciones de comida y agua para las presas y sus hijos.

No olvidemos que el Canal de Suez se inauguró en 1869. Así que, antes de aquella época, la única forma de viajar hacia Australia era rodeando África. Eso hacía que ese viaje durase varios meses.

Por lo visto, también suministró a las presas, que iban a ser deportadas, material de costura para confeccionar colchas, las cuales podrían vender a su llegada a Australia o en las escalas intermedias.

Evidentemente, también intentó que se prohibiera la deportación, pero eso no se consiguió hasta 1868, varios años después de su muerte.

En 1818, el mencionado Stephen Grellet y un ayudante viajaron a Rusia, invitados por el zar Alejandro I para comprobar el estado de sus cárceles.

En 1827, Elizabeth, visitó las cárceles de mujeres en Irlanda y las animó para fundar una asociación a fin de mejorar sus condiciones de encarcelamiento.

Al año siguiente, también fue invitada a visitar las cárceles francesas. Esta vez fue acompañada de su marido, ya que su Banco había quebrado ese año, a causa de la Crisis de 1825, por la que quebraron cientos de pequeños Bancos.

Tampoco olvidó a las personas sin hogar. Al ver un cadáver de un niño, que había muerto la noche anterior, fundó un albergue nocturno en Londres. Posteriormente, se fundaron albergues de este tipo en todo el país.

En 1833, William Wilberforce y Thomas Fowell Buxton, respectivamente, colaborador y cuñado de Elizabeth, consiguieron que se aboliera la esclavitud en el Imperio británico. Aunque no se consiguió totalmente, hasta 5 años más tarde. No obstante, ella también hizo campaña a favor de la abolición en las colonias danesas y holandesas.

En 1840, fundó la llamada “Institución de las hermanas enfermeras”. De allí salieron muchas de las enfermeras, que acompañaron a Florence Nightingale en la guerra de Crimea. Parece ser que esta institución fue elogiada y copiada por los alemanes.

Se hizo tan famosa que fue recibida, en varias ocasiones, por la reina Victoria y también por el primer ministro Robert Peel. Ambos le ayudaron para conseguir sus metas.

Desgraciadamente, Elizabeth Fry murió en 1845 a causa de un derrame cerebral, en una localidad del sureste de Inglaterra. A su entierro acudieron miles de personas.

En 1846, se debatió en el Ayuntamiento de Londres si erigir una estatua en su honor. Sin embargo, uno de sus colaboradores, sugirió fundar un asilo, que sería algo que a ella le hubiera gustado mucho más y así se hizo.

No se trataba, solamente, de un asilo de ancianos, sino también de un lugar de albergue temporal para que fueran las mujeres que acababan de ser excarceladas y no tenían a dónde ir.

Posteriormente, se erigieron varios monumentos en su honor. Uno de ellos está dentro de los famosos juzgados londinenses de Old Bailey.

También llevan su nombre diversas instituciones, tanto en el Reino Unido como en USA. Al mismo tiempo, le han dedicado calles en varios países.

Incluso, en 2001, el Banco de Inglaterra, emitió un billete de 5 libras esterlinas, en cuyo reverso figuraba la efigie de Elizabeth Fry.

Su imagen también apareció en una emisión británica de sellos de Correos, en los años 70.

Conocemos gran parte de su vida, gracias a las memorias recopiladas y publicadas por sus hijas.

Es de suponer que, Concepción Arenal, la gran reformadora de las prisiones españolas, estudiaría lo que había conseguido Elizabeth e intentaría ponerlo también en marcha en España.

La labor de Elizabeth también fue muy conocida en USA. De hecho, Dorothea Lynde Dix, fue otra reformadora social, pero se dedicó a mejorar la vida de los enfermos mentales, ingresados en asilos y prisiones, donde tenían a muchos de ellos encadenados en jaulas y sin higiene de ningún tipo.

Sus esfuerzos ante el Congreso de USA dieron como resultado la creación de los primeros hospitales psiquiátricos y otros centros sanitarios especializados en Psiquiatría.

Según parece, consiguió que se abrieran nada menos que 32 hospitales psiquiátricos en el territorio de USA.

Posteriormente, cuando estalló la guerra civil, fue nombrada superintendente de enfermería del Ejército de la Unión. Así que ella fue la que reclutó a miles de voluntarias y las organizó para que atendieran a la gran cantidad de heridos, que provocó esa guerra.

Aunque parezca mentira, la guerra civil USA, sigue siendo el conflicto bélico que produjo más muertos entre los soldados de ese país. Unos 600.000, aproximadamente, la mitad en cada bando.

Lynde Dix y Elizabeth Fry fueron pioneras a la hora de exigir un trato más humano y compasivo hacia los pacientes. También se las consideran las primeras feministas.

 

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