ESCRIBANO MONACAL

ESCRIBANO MONACAL
UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

sábado, 1 de junio de 2024

EL PILOTO ANANÍAS SAN JUAN

 

Hoy voy a narrar la historia de este piloto, que, según dicen, le provocó varias noches de insomnio al general Franco.

La verdad es que no se conocen muchos detalles de su vida, así que tampoco puedo dar muchos datos.

Ananías San Juan Alonso nació en 1904 en un pequeño pueblo burgalés llamado Santa María del Invierno. La verdad es que tiene un nombre que produce escalofríos. Si ya hace bastante frío en la provincia de Burgos, el clima en ese pueblo debe de ser terrorífico.

Supongo que pertenecería a una familia modesta, porque inició su carrera militar como un modesto soldado.

En 1922, ingresó en Aviación, realizando un curso de mecánicos en la Escuela de Guadalajara.

En aquella época no existía aún el Ejército del Aire, que se fundó después de la guerra civil. Sólo existía el Arma de Aviación, que era como una rama del Arma de ingenieros del Ejército de Tierra y también existía la Aviación naval.

En 1929, fue seleccionado para realizar el curso de piloto y, para ello, fue trasladado a la Escuela de Vuelo, situada en la base de Alcalá de Henares.

Durante la guerra civil, en esa base estuvo la sede central de la Aviación republicana. Sin embargo, fue cerrada, cuando se construyó la base aérea de Torrejón de Ardoz.

Actualmente, el terreno de esa antigua base alcalaína lo ocupa el campus de la Universidad de Alcalá de Henares. Todavía se pueden observar algunas instalaciones de esa antigua base aérea, llamada Barberán y Collar.

Posteriormente, fue realizando varios cursos, como el de observador aéreo, y, tras ellos, fue destinado a los aviones polimotores, encargados de las misiones de transporte y bombardeo.

Una vez terminada su formación, donde casi siempre obtuvo el número 1, fue destinado como piloto a una base situada en Cabo Juby, en el antiguo Sáhara español. 

Allí solían realizar misiones de fotografía aérea y de correo con la Península.

Para realizar esas misiones solían utilizar el trimotor de fabricación holandesa Fokker FVII o el Junkers K30, de fabricación alemana. Este último fue un modelo de aeronave, que también utilizaron las aerolíneas comerciales.

El 18/07/1936 el jefe accidental de aquella base sahariana, recibió la orden de que todos los aviones de las bases del Sáhara español tendrían que ir a Sevilla. Así que la acataron, realizando escalas en Larache y Tetuán.

Una vez comenzada la guerra civil, Ananías fue destinado como piloto al grupo 22 de bombardeo, que utilizaba los Junkers 52, convertidos en bombarderos.

Como se puede ver en muchos documentales, ese era el modelo de avión, que solía utilizar Hitler para desplazarse de un lugar a otro. Es muy característico por no tener la chapa lisa, sino estriada.

El 09/10/1936 llevaron al general Franco desde Salamanca hasta Escalona (Toledo), para discutir los planes de guerra con el general Varela. El piloto era el capitán Mario Ureña, mientras que Ananías era el copiloto.

Parece ser que el capitán le pidió a Franco que terminasen antes de que se hiciera de noche, porque no tenía mucha experiencia en vuelo nocturno.

Sin embargo, la entrevista se alargó demasiado y se hizo de noche. El piloto empezó a dudar si estaba siguiendo un rumbo correcto y Ananías se puso a dirigirle. Sin embargo, parece que a Franco no le parecieron correctas esas indicaciones y fue él el que se puso a dirigir al piloto. De esa manera, llegaron sin novedad a Salamanca.

Parece ser que Franco solía volar, muy a menudo, para tener una visión clara de la situación de los frentes.

El 10/11/1936, alrededor de las 16.00, el sargento Ananías San Juan, que seguía destinado en la base de Escalona, colocó su Junker 52 encima de un foso para cargarle las bombas. Esta base estaba situada al norte de Escalona y junto a la actual carretera, que comunica Toledo con Ávila.

Hay quien afirma que se había puesto de acuerdo con un mecánico para desertar, pero éste no se atrevió a hacerlo. Así que, de pronto, el piloto metió gases, enfiló la pista y despegó, tomando rumbo NE.

Sobrevoló a baja altura el territorio republicano y, para sorpresa de todos, media hora después, estaba aterrizando en la base republicana de Alcalá de Henares.

Parece ser que, cuando le dieron la noticia de la deserción al capitán Ureña, que era muy amigo de Ananías, en principio, no se la creyó y dijo que igual se había ido a dar una vuelta, porque en el alto mando no se fiaban de él y no le dejaban volar solo.

Curiosamente, aunque dieron aviso para derribarlo a la base de cazas nacionales, que estaba en Torrijos, no tuvieron tiempo de hacerlo. Tampoco lo derribaron los chatos republicanos de la base de Alcalá.

 No sería la única vez que un piloto se pasaba al bando republicano. El 15/12/1936, cuando el teniente de navío José Mª Moreno Mateo-Sagasta pilotaba un hidroavión Savoia-62 sobre el estrecho de Gibraltar, fue asesinado de un disparo en la cabeza por el copiloto, teniente Antonio Blanch. El cual puso rumbo a Málaga.

Otras versiones dicen que no era un Savoia-62, sino un hidroavión Dornier Wal, como el que utilizaron Ramón Franco y sus compañeros para realizar su vuelo transoceánico sin escalas.

Parece ser que, cuando, al día siguiente, le llevaron las novedades a Franco y pudo leer la noticia de la deserción de Ananías, se dio cuenta de que la intención de ese piloto había sido secuestrarlo y llevarlo a territorio republicano, donde, con toda probabilidad, hubiera sido fusilado. Dicen que eso fue algo que nunca olvidó y solía contarlo. Sin embargo, Ananías siempre lo negó.

Curiosamente, cuando le preguntaron los motivos de su deserción,
dijo que no le gustaba nada que hubieran venido tantos extranjeros, ya que pensaba que la guerra era un asunto, donde sólo deberían participar los españoles.

No hará falta decir que en el bando republicano siempre hubo muchos más extranjeros que en el nacional.

Lo cierto es que su deserción fue premiada con un ascenso a alférez en la Aviación republicana y destinado al grupo 12 de bombardeo, donde utilizaban los aviones soviéticos Tupolev SB-2 Katiuska. Ahí coincidió con el piloto Leocadio Mendiola, al que dediqué otro de mis artículos.

Parece ser que, el 02/01/1937, al realizar una misión de bombardeo sobre la estación ferroviaria de Córdoba, fue derribado por un caza pilotado nada menos que por Joaquín García Morato. Considerado el mejor piloto del bando nacional.

Ananías se salvó, gracias a que pudo realizar un aterrizaje forzoso en las cercanías de Andújar, ya en la zona republicana. No así el observador y el tirador, que componían el resto de su tripulación, los cuales murieron en el ametrallamiento realizado por el caza. Parece ser que su avión había recibido 125 impactos de bala. Eso le valió un ascenso
a capitán.

El otro Katiuska, que le había acompañado en esa misión de bombardeo, dio media vuelta para ver qué había pasado con el avión de Ananías y se encontró de frente con el caza de García Morato. Éste hizo una maniobra arriesgada y consiguió derribarle, matando a sus 3 tripulantes.

Los cazas nacionales no solían derribar a los Katiuskas, porque eran más rápidos que ellos y sólo tenían la posibilidad de lograrlo, si el caza se hallaba a una altura superior a la del bombardero.

En 1938 fue ascendido a comandante y jefe de todas las unidades, que utilizaban los bombarderos Katiuskas.

No he podido encontrar ninguna foto de Ananías San Juan. Por eso veréis que no he puesto ninguna en este artículo.

En marzo de 1939, tras una reunión con el alto mando republicano, en la que les comentaron que se iban a rendir, él y Mendiola tomaron la decisión de volar con sus aeronaves hacia Orán (Argelia).

El coronel Manuel Cascón, jefe de las FARE (Fuerzas Aéreas de la República Española), no quiso escuchar las súplicas de sus compañeros para que escapara con ellos. Fue una mala decisión, porque, unos meses después, fue fusilado por los nacionales. También le he dedicado otro de mis artículos.

En Orán los franceses no les dieron un buen recibimiento. Como tantos otros, fueron encerrados en un campo de concentración, situado a las afueras de esa ciudad.

Sin embargo, pronto quedaron en libertad. Así que se trasladó a Casablanca, donde compró un pasaje en un barco francés con destino a México.

Como no tenía dinero, le ayudó la JARE (Junta de ayuda a los refugiados españoles) para que pudiera pagar la homologación de su título de piloto.

Posteriormente, se nacionalizó mexicano y fue contratado por la compañía Aeronaves de México, actualmente, Aeroméxico y allí realizó, como piloto, muchas miles de horas de vuelo.

Desgraciadamente, tuvo que dejar de pilotar, antes de jubilarse, a causa de unos graves problemas oculares y se dedicó a otros negocios.

Falleció en 1985, con 81 años en Ciudad de México.

 

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