Hoy voy a narrar la historia de
este piloto, que, según dicen, le provocó varias noches de insomnio al general
Franco.
Ananías San Juan Alonso nació en
1904 en un pequeño pueblo burgalés llamado Santa María del Invierno. La verdad
es que tiene un nombre que produce escalofríos. Si ya hace bastante frío en la
provincia de Burgos, el clima en ese pueblo debe de ser terrorífico.
Supongo que pertenecería a una
familia modesta, porque inició su carrera militar como un modesto soldado.
En 1922, ingresó en Aviación,
realizando un curso de mecánicos en la Escuela de Guadalajara.
En 1929, fue seleccionado para
realizar el curso de piloto y, para ello, fue trasladado a la Escuela de Vuelo,
situada en la base de Alcalá de Henares.
Durante la guerra civil, en esa
base estuvo la sede central de la Aviación republicana. Sin embargo, fue
cerrada, cuando se construyó la base aérea de Torrejón de Ardoz.
Posteriormente, fue realizando
varios cursos, como el de observador aéreo, y, tras ellos, fue destinado a los
aviones polimotores, encargados de las misiones de transporte y bombardeo.
Una vez terminada su formación, donde casi siempre obtuvo el número 1, fue destinado como piloto a una base situada en Cabo Juby, en el antiguo Sáhara español.
Allí solían realizar misiones de fotografía aérea y de correo con la Península.Para realizar esas misiones solían
utilizar el trimotor de fabricación holandesa Fokker FVII o el Junkers K30, de
fabricación alemana. Este último fue un modelo de aeronave, que también
utilizaron las aerolíneas comerciales.
El 18/07/1936 el jefe accidental
de aquella base sahariana, recibió la orden de que todos los aviones de las
bases del Sáhara español tendrían que ir a Sevilla. Así que la acataron,
realizando escalas en Larache y Tetuán.
Como se puede ver en muchos
documentales, ese era el modelo de avión, que solía utilizar Hitler para
desplazarse de un lugar a otro. Es muy característico por no tener la chapa
lisa, sino estriada.
El 09/10/1936 llevaron al general
Franco desde Salamanca hasta Escalona (Toledo), para discutir los planes de
guerra con el general Varela. El piloto era el capitán Mario Ureña, mientras
que Ananías era el copiloto.
Sin embargo, la entrevista se
alargó demasiado y se hizo de noche. El piloto empezó a dudar si estaba
siguiendo un rumbo correcto y Ananías se puso a dirigirle. Sin embargo, parece
que a Franco no le parecieron correctas esas indicaciones y fue él el que se
puso a dirigir al piloto. De esa manera, llegaron sin novedad a Salamanca.
Parece ser que Franco solía volar,
muy a menudo, para tener una visión clara de la situación de los frentes.
Hay quien afirma que se había
puesto de acuerdo con un mecánico para desertar, pero éste no se atrevió a hacerlo.
Así que, de pronto, el piloto metió gases, enfiló la pista y despegó, tomando
rumbo NE.
Sobrevoló a baja altura el
territorio republicano y, para sorpresa de todos, media hora después, estaba
aterrizando en la base republicana de Alcalá de Henares.
Curiosamente, aunque dieron aviso
para derribarlo a la base de cazas nacionales, que estaba en Torrijos, no
tuvieron tiempo de hacerlo. Tampoco lo derribaron los chatos republicanos de la
base de Alcalá.
No sería la única vez que un piloto se pasaba al bando republicano. El 15/12/1936, cuando el teniente de navío José Mª Moreno Mateo-Sagasta pilotaba un hidroavión Savoia-62 sobre el estrecho de Gibraltar, fue asesinado de un disparo en la cabeza por el copiloto, teniente Antonio Blanch. El cual puso rumbo a Málaga.
Otras versiones dicen que no era
un Savoia-62, sino un hidroavión Dornier Wal, como el que utilizaron Ramón
Franco y sus compañeros para realizar su vuelo transoceánico sin escalas.
Parece ser que, cuando, al día siguiente,
le llevaron las novedades a Franco y pudo leer la noticia de la deserción de
Ananías, se dio cuenta de que la intención de ese piloto había sido secuestrarlo
y llevarlo a territorio republicano, donde, con toda probabilidad, hubiera sido
fusilado. Dicen que eso fue algo que nunca olvidó y solía contarlo. Sin embargo,
Ananías siempre lo negó.
dijo que no le gustaba nada que hubieran venido tantos extranjeros, ya que pensaba que la guerra era un asunto, donde sólo deberían participar los españoles.
No hará falta decir que en el
bando republicano siempre hubo muchos más extranjeros que en el nacional.
Lo cierto es que su deserción fue
premiada con un ascenso a alférez en la Aviación republicana y destinado al
grupo 12 de bombardeo, donde utilizaban los aviones soviéticos Tupolev SB-2 Katiuska.
Ahí coincidió con el piloto Leocadio Mendiola, al que dediqué otro de mis
artículos.
Parece ser que, el 02/01/1937, al
realizar una misión de bombardeo sobre la estación ferroviaria de Córdoba, fue
derribado por un caza pilotado nada menos que por Joaquín García Morato. Considerado
el mejor piloto del bando nacional.
a capitán.
El otro Katiuska, que le había acompañado
en esa misión de bombardeo, dio media vuelta para ver qué había pasado con el
avión de Ananías y se encontró de frente con el caza de García Morato. Éste hizo
una maniobra arriesgada y consiguió derribarle, matando a sus 3 tripulantes.
Los cazas nacionales no solían
derribar a los Katiuskas, porque eran más rápidos que ellos y sólo tenían la
posibilidad de lograrlo, si el caza se hallaba a una altura superior a la del
bombardero.
En 1938 fue ascendido a comandante y jefe de todas las unidades, que utilizaban los bombarderos Katiuskas.
No he podido encontrar ninguna foto de Ananías San Juan. Por eso veréis que no he puesto ninguna en este artículo.
En marzo de 1939, tras una
reunión con el alto mando republicano, en la que les comentaron que se iban a
rendir, él y Mendiola tomaron la decisión de volar con sus aeronaves hacia Orán
(Argelia).
El coronel Manuel Cascón, jefe de
las FARE (Fuerzas Aéreas de la República Española), no quiso escuchar las
súplicas de sus compañeros para que escapara con ellos. Fue una mala decisión,
porque, unos meses después, fue fusilado por los nacionales. También le he
dedicado otro de mis artículos.
Sin embargo, pronto quedaron en
libertad. Así que se trasladó a Casablanca, donde compró un pasaje en un barco francés
con destino a México.
Como no tenía dinero, le ayudó la
JARE (Junta de ayuda a los refugiados españoles) para que pudiera pagar la
homologación de su título de piloto.
Posteriormente, se nacionalizó
mexicano y fue contratado por la compañía Aeronaves de México, actualmente,
Aeroméxico y allí realizó, como piloto, muchas miles de horas de vuelo.
Desgraciadamente, tuvo que dejar
de pilotar, antes de jubilarse, a causa de unos graves problemas oculares y se dedicó
a otros negocios.
Falleció en 1985, con 81 años en
Ciudad de México.
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